(Alarma)

(Música)

Hola, "clanners", ¿listos para aprender?

-¡Como siempre!

-Chicos, he mejorado mi aplicación de viajes en el tiempo

y quería probarla con vosotros otra vez.

-Mapachachi, Conexa.

Yo quiero probar la primera sandía que existió.

Podemos viajar en el tiempo.

-Pues eso debería ser por la Prehistoria.

-Si hay sandías, a mí me vale.

-Es cuando se inventó la agricultura.

-¿Eh? Agricultura?

-James, creo que Nacho no sabe lo que es.

-¡Pues claro que sí!

Una cultura muy agria. -No, Nacho.

La agricultura es una habilidad humana

para conseguir de las plantas frutas y verduras.

-Yo a eso le llamo frutería.

-No, Nacho.

La agricultura es el paso anterior a las fruterías.

-Te crees muy lista porque tienes Internet, ¿no?

-Afirmativo, Nacho.

-Bueno, pues si eres tan lista,

llévanos a la Prehistoria a comer sandía.

-,Y mientras viajamos en el tiempo, vamos a ver una clase de Mamen,

donde nos explica más cosas de esa época.

-Vale, pues eso está hecho.

Abróchense los cinturones.

Tres, dos, uno.

-Hola, niños y niñas. ¿Qué tal estáis?

¿Queréis saber un secreto?

En vuestras casas se esconde un tesoro de un valor incalculable.

Una colección que, en épocas pasadas,

habría sido digna del palacio de un emperador.

¿Sabéis dónde está esa colección?

Pues sí, se encuentra en la cocina.

La verdad es que la calidad y variedad de alimentos

que encontramos hoy en cualquier despensa

de nuestras casas habría sido difícil de reunir

hace no tanto tiempo.

Desde las latas de atún o sardinas,

las aceitunas embotadas o las galletas,

el pan de molde, o las palomitas de microondas,

son el resultado de elaborados procesos

que aparecieron en el comienzo de la civilización

hace miles de años.

El ser humano primitivo ocupaba todo su tiempo en una sola cosa:

en sobrevivir.

Cazaban animales en largas expediciones

que podían durar varios días

y recolectaban los frutos que aparecían al lado del camino,

acampando cerca y comiéndoselos todos.

El ser humano primitivo era cazador y recolector.

¿Sabéis cómo se llamaba a estas tribus

que iban de un lado a otro buscando comida?

Eso es, eran tribus nómadas.

Toda esta vida de tanto caminar,

fatigosa, terminó cuando apareció un descubrimiento trascendental,

¿queréis saber cuál?

Eso es, la agricultura.

Con la agricultura, el ser humano aprendió a plantar una semilla,

a cuidarla, a regarla,

a esperar que diera fruto y a recolectarlo.

El caso es que estos conocimientos tardaron en asentarse.

Pasaban de padres a hijos de generación en generación.

Esto hizo que las tribus

tuvieran que permanecer más tiempo

en un sitio fijo, cuidando de sus cultivos.

¿Sabéis cómo se les llamaba a estas tribus?

Eso es, eran sedentarias.

Desde el principio de la historia,

el ser humano aprendió

que introduciendo los alimentos en salmuera,

en aceite, en sal, o simplemente dejándolos secar,

estos se conservaban más tiempo.

Aprendimos también a tratar la leche para hacer quesos.

Y a ahumar el pescado para así no tener que consumirlo

nada más haberlo capturado.

Cuando a los alimentos naturales les aplicamos estos procedimientos

para que se conserven mejor, obtenemos alimentos procesados.

Vamos a ver si lo habéis entendido.

Os voy a hacer una pregunta.

¿Cuál de estos tres alimentos es procesado?

Eso es, el helado.

La naranja es un alimento natural.

El alimento procesado sería una mermelada de naranja.

El trigo también es natural. El alimento procesado sería el pan.

Y un lado es un alimento procesado,

porque implica la mezcla de varios ingredientes

que se han sometido a un proceso para enfriarlo.

Antes de que aparecieran las neveras,

el ser humano comía alimentos naturales

cazados o recolectados.

Entre los alimentos procesados estaban los que tenían, además,

incorporadas grasas, aceites, sales,

cualquier otro ingrediente que no formaba parte

del alimento natural original.

Las patatas fritas, las galletas, el queso o los embutidos

son alimentos procesados.

Pensad que, gracias a todas estas técnicas

que se fueron inventando para conservar los alimentos,

tenemos ahora una despensa variada y rica en cualquier época del año.

Cuando los seres humanos descubren la agricultura,

dejan de ser cazadores y recolectores.

Pero entonces, empiezan a desarrollar técnicas

para conservar mejor los alimentos,

y esto da lugar a los alimentos procesados.

De todas maneras, dejar siempre en nuestra dieta

un hueco para los alimentos naturales y frescos.

Si son de temporada y de proximidad, mucho mejor.

Yo voy a comer una naranja. Nos vemos pronto.

-Pero ¿teníamos que ir así vestidos?

-Claro que sí, James. Para que no sospechen.

-Afirmativo.

Yo también me he puesto estas pieles.

-Sí, venga, dejaos de "mapachácharas"

y vamos a por la sandía prehistórica.

-Mira, ahí hay un puesto de fruta. -¡Allá voy!

-Vaya, James.

Puede que esa "mapacha" sea alguna antepasada suya.

-No sé, vamos a ver.

-¡Sandías!

¡Sandías!

¡Sandías!

El último invento de la agricultura.

Me las quitan de las patas, oiga.

-Hola, prima, quiero una sandía. -Pero espera, Nacho.

¿Has traído dinero? -No.

Pensaba que invitabas tú.

-Pero aquí no creo que acepten tarjetas de crédito.

Quizá podríamos hacer un trueque. -Lo que sea.

Pero dame ya la sandía.

-No trueque, no sandía.

-Yo le haría un trueque, James, pero es que...

-Pero es que no sabes lo que es. -Sí que lo sé.

Pero dejemos ese tema. -No te preocupes.

Que tenemos a Mamen, que nos explica qué es un trueque.

-Hola, niños y niñas.

¿Qué tal estáis?

Hoy he montado un mercadillo para vender mis postres caseros.

Si queréis probar algo, acepto cualquier forma de pago.

Monedas, billetes o a lo mejor tenéis tarjeta de crédito y móvil.

Igual es pronto para eso.

¿No tenéis nada?

Qué difícil.

Estoy pensando cómo pagaría la gente las cosas

cuando no existían las maneras de pagar que hay ahora:

dinero, tarjetas y demás.

Pues ¿sabéis qué?

Autorizaban trigo, miel, harina,

sal, estaño, metales, artesanía,

seda, vestidos...

La verdad es que cualquier cosa te servirá para intercambiar

por lo que necesitabas.

¿Sabéis cómo se llama esto?

Eso es, es el trueque.

Y, gracias a él, el ser humano aprendió a negociar y a regatear.

El trueque consiste en adquirir

lo que necesitas a cambio de cosas que te sobran

o que te cuesta poco producir.

Y que, además, tienen un valor para la otra persona.

Como, por ejemplo, mis postres caseros.

Lo más importante en el trueque

es establecer la equivalencia entre las cosas distintas

que se van a intercambiar.

Vamos a explicarlo con un ejemplo.

¿Cuánto me daríais a cambio, por ejemplo, de tres magdalenas?

Pues las dos partes nos tenemos que poner de acuerdo

sobre el valor de las cosas.

Si para mí tres magdalenas equivalen a cinco canicas

y vosotros estáis de acuerdo, entonces, haremos trueque.

Esto me recuerda a cuando coleccionamos cromos.

Buscamos a alguien que tenga los que a nosotros nos faltan y que,

a su vez, necesite aquellos cromos que tenemos repes.

Hace 12.000 años,

la humanidad comenzó a intercambiar los productos

que a unos les sobraban por otros que necesitaba

y le sobraban a otra persona gracias a la agricultura

y los excedentes de producción.

Vamos a explicar esto con un ejemplo.

Imaginemos que tenéis un corral con gallinas

y cada gallina pone un huevo al día.

Al final de la semana,

vais a tener más huevos de los que os podríais comer.

Y a lo mejor vuestro vecino tiene un huerto con naranjas.

Cuando llega la cosecha, va tener muchísimas naranjas,

más de las que se podría comer.

Ese producto que sobra es el excedente.

Y constituye la base del trueque.

Las tribus de Oriente Próximo eran expertas en esto del trueque.

Los babilonios, además de alimentos,

comenzaron a intercambiar vestidos, herramientas...

Así te ahorrabas el tiempo de coserlos o de fabricarlas.

¿Sabéis cuál era el producto de intercambio más utilizado?

Eso es, era la sal.

La sal era muy importante,

porque servía para conservar los alimentos.

Y, con ella, también se pagaba a las personas por su trabajo.

De ahí viene la palabra "salario",

lo que le pagas a alguien por el trabajo que realiza.

En la Edad Media,

los europeos empezaron a viajar

para comercializar el excedente de sus productos,

como pieles o artesanía,

y cambiarlo por objetos de lujo de Oriente, como perfumes o seda.

¿Habéis oído hablar de la Ruta de la Seda?

Esta ruta comercial, fruto del trueque,

ponía en contacto Europa con Asia

y permitía que se intercambiaran los productos más exclusivos

y deseados de uno y otro continente.

Hay un viajero que recorrió esta ruta varias veces

y acercó la cultura y los productos de Oriente a Europa.

¿Sabéis quién fue?

Os voy a dar opciones.

Eso es, fue Marco Polo.

Este es el mapa de los viajes a las Indias

de Marco Polo a finales del siglo XIII.

La importancia de esta ruta y la necesidad de encontrar

una manera más rápida de llegar,

también menos peligrosa,

fue lo que le dio a Cristóbal Colón la idea

que le permitió descubrir América.

Y es que, en la época de Colón,

a América se le llamaban "las Indias occidentales",

porque estaban situadas al oeste de Europa.

Bueno, ¿habéis visto qué importante es el trueque?

Fue muy importante en la antigüedad,

pero hoy también lo vamos a utilizar.

Pensad, por ejemplo, qué me daríais a cambio de cinco piruletas.

Nos vemos pronto, adiós.

-Vale, ahora entiendo el trueque.

Conexa, dale algo a mi prima prehistórica.

-Imposible, yo no tengo nada.

Solo información.

-Yo no puedo darle mi pajarita, si no, me quedo desnudo.

-Nacho, pero si eres un animal. Vives desnudo.

-Oye, ¿por qué no le das uno de tus tirantes?

-¿Por qué yo? -Porque son todos muy feos, James.

-Alguien tenía que decírtelo, James.

-Oye, pues a mí me gustan.

-Pues eso o los pantalones.

-Vale, voy a ir a buscar unos de mis tirantes.

Pero mientras, vamos a escuchar a Orilo y Arlequina

que nos cuentan más cosas sobre el trueque.

-Pero ¿qué es este que tienes aquí, Orilo?

-Arlequina, he montado un rastrillo para vender mis juguetes viejos.

-Jo, qué buena idea.

-¿Has visto?

Si quieres, puedo venderte este precioso peluche

por tan solo tres euros.

O este coche de carreras por solo un euro.

-Pues la verdad es que me gustan mucho,

pero es que no llevo dinero encima.

-Hala, qué faena. ¿Qué podemos hacer?

-Oye, podemos hacer un trueque.

-Yo, Arlequina, nunca he jugado a ese juego.

Me vas a tener que enseñar. -No, el trueque no es un juego.

El trueque es un intercambio de cosas.

-¡Ah! Pero yo eso sí que lo he hecho con mis amigos.

Yo a veces he intercambiado un peluche

o un juguete por una tableta de chocolate.

-No me extraña que hayas hecho eso, te encanta el chocolate.

Pues sí, podemos intercambiar objetos por comida

u objetos por otros objetos.

Juguetes por juguetes.

El trueque es lo que hacíamos los seres humanos mucho antes

de que se hubiese inventado el dinero.

-¡Como los cavernícolas!

Que había cavernícolas que intercambiaban las herramientas

que construían por collares hechos con dientes de animales.

Así, aquellos que sabían fabricar herramientas,

podían intercambiarlas para tener joyas,

y aquellos que sabían fabricar joyas,

podían intercambiarlas para tener herramientas.

-Qué buena idea.

Oye, ¿te parece si hacemos un mercadillo

para intercambiar juguetes?

-Arlequina, creo que ya tenemos reto.

(Música)

Lo primero que debemos definir

es cuánta gente va a participar en el trueque.

Porque, si es mucha gente, esto puede ser un lío.

Así que lo mejor es que participen unas cuatro personas.

Después, tenemos que decidir si vamos a hacer

el trueque por la mañana o por la tarde.

Y, finalmente, dónde lo vamos a hacer.

Si vamos a ir al parque o a casa de alguien

para saber dónde tenemos que llevar las cosas.

-Y esas cosas que vamos a llevar son juguetes que ya no utilizamos

para dar la oportunidad a otros niños y a otras niñas

para que los usen.

Mira todo lo que he traído por aquí.

Tenemos que exponerlo bien para que todo el mundo vea

lo que tenemos para ofrecer.

-De esa manera, aplicaremos las tres "R":

reducir, reutilizar y reciclar.

Y utilizaremos la economía circular.

¿Sabes lo que es eso, Arlequina?

-Pues sí que me suena, pero recuérdame qué es lo que era.

-La economía circular significa que todo se reaprovecha,

como en la naturaleza.

Por ejemplo, Arlequina:

las hojas de los árboles que caen al suelo se convierten en abono

y sirven de alimento para otros árboles

que vuelven a hacer otras hojas.

Así que en un ciclo sin fin.

-Y lo mismo podemos hacer con nuestros juguetes,

que los usamos, los compartimos y los reutilizamos.

Pero antes de montar nuestro mercadillo,

hay que tener claras unas cuantas normas.

Primero: todo lo que traigamos tiene que estar limpio,

que lo van a utilizar otros niños y niñas,

que no les falte ni una sola pieza

y que no sean juguetes rotos.

-También podemos hacer unos cartelitos

para explicar por qué ese juguete era nuestro juguete favorito

o cómo jugábamos nosotros a ese juego,

para que así, otros niños y niñas sepan cómo jugar.

A mí me encantaba cuando heredaba los juguetes de mi primo Manolito.

Era maravilloso.

Eso sí,

en el trueque hay que darle un valor a cada una de las cosas

y hay que saber negociar para poder hacer así los cambios.

-Ahora es tu turno.

Haz tu propio mercadillo para hacer trueque con tus juguetes.

Pero recuerda

que debes intercambiar cosas que estén en muy buen estado.

Nosotros nos vemos en nuestra próxima aventura.

(AMBOS) ¡Adiós!

-¿Lo ves, James?

Gracias a tus tirantes, hemos comido sandía. Todos felices.

-Ya, pero a mí me gustaban mis tirantes.

-Era por tu bien, James.

-Supongo que me toca por ser el único homo sapiens del grupo.

-¿Eh? ¿Homo sapiens?

Yo me pido ser un mapache sapiens.

-Nacho, ¿sabes lo que es? -Claro que sí.

Mapache significa mapache, y sapiens, sandía.

O sea, mapache al que le gusta la sandía.

-No, Nacho, no exactamente.

Pero vamos a escuchar a Orilo y Arlequina

para que nos lo expliquen mejor.

-"To be or not to be", ser o no ser.

-¿Y esa calavera, Orilo? -Es un cráneo de homo sapiens.

-¡Qué guay! O sea, que yo tengo uno igual.

-Eso es, Arlequina.

Los primeros homo sapiens

aparecieron en la tierra hace 300.000 años,

y nos cuentan un montón de cosas

de lo que ocurría entonces con sus huesos.

Sí, en aquel entonces, no sabíamos leer ni escribir,

así que tenemos que contar lo que ocurría con nuestros huesos.

Por cierto, me llamo Luismi, encantado.

-Encantada, Luismi.

La verdad es sí, podemos saber un montón de cosas

a través de los huesos.

Mira, Orilo, antes de ser homo sapiens,

caminábamos a cuatro patas con las manos puestas en el suelo,

pero poco a poco,

nos fuimos incorporando

y pasamos a caminar únicamente a dos patas.

Nos hicimos bípedos.

Y eso tuvo muchísimas ventajas.

Una de ellas, que se liberaron nuestras manos.

-Con nuestras manos libres,

pudimos empezar a fabricar herramientas y armas

y, al utilizarlas,

pusimos nuestro cerebro a funcionar a toda máquina.

-También mejoró muchísimo la alimentación.

Comenzamos a cultivar,

comenzó la agricultura y también la ganadería,

y eso hizo que nuestro cerebro funcionase todavía mejor.

-Como mejoró nuestra alimentación,

el cerebro empezó a funcionarnos fenomenal.

-La agricultura y la ganadería comenzaron en el Neolítico.

Recuerda que la Prehistoria se divide en tres épocas:

el Paleolítico, el Neolítico y la Edad de los Metales.

En el Paleolítico, vivíamos en cuevas.

Éramos nómadas, cazadores y recolectores.

-Y en aquella época nos flipaba pintar las paredes de las cuevas.

-En el Neolítico, comenzamos a cultivar alimentos

y también comenzó la ganadería.

Vivíamos en poblados

y nuestra alimentación mejoró muchísimo.

-Inventamos la rueda.

A los barcos les pusimos velas para navegar a toda velocidad,

y desarrollamos herramientas para el campo

que nos permitieron obtener

unos grandes y deliciosos alimentos.

-Y, por último, la Edad de los Metales.

Ahí ya pudimos hacer herramientas muy, muy sofisticadas

utilizando metales como el cobre, el bronce y hierro.

-Y después, aprendimos a escribir, qué gran avance,

porque ahora pudimos contar la historia

con todo lujo de detalles.

-Y desde entonces, no hemos dejado de descubrir y de inventar.

Hemos podido viajar hasta la Luna.

Tenemos robots, Internet, videojuegos...

-Recuerda, la Prehistoria se divide en tres épocas:

el Paleolítico, el Neolítico y la Edad de los Metales.

El homo sapiens apareció en la tierra hace unos 300.000 años

y podemos saber cosas

sobre cómo vivían esos primeros homo sapiens

gracias a sus restos fósiles.

Súbete a mi espalda y tocaremos la Luna.

-Luismi, ¿qué haces? -Estoy estudiando un poco

para sacarle el máximo partido a mi cerebro.

-No te ofendas, Luismi, pero eres un cráneo.

No tienes cerebro. No puedes estudiar.

-Eso es lo que tú te crees.

Cuando acabe de leerme este libro,

te voy a hablar sobre física nuclear,

que me lo acabo de estudiar.

Y te voy a dejar patidifusa.

-Yo creo que Luismi fue uno de los homo sapiens más sapiens

de toda la Prehistoria.

Nos vemos en nuestra próxima aventura, adiós.

-James, quiero más sandía.

-Pero si ya no nos quedan más cosas para hacer un trueque.

-Puedes valorar lo de tus pantalones, James.

-No, gracias, Conexa. -Vaya.

Oye, James, le podemos dar a Conexa.

-Te estoy oyendo

y sin mí no podrías volver al siglo XXI.

-Yo es que tengo hambre.

-Mira, tengo una idea.

-No me gusta. -Pero si aún no la ha dicho.

-Ay, perdón, es la costumbre.

Cuéntalo, James.

-Mira, podrías hacer una carrera con la mapache prehistórica

y el que gane, se lleva una sandía.

-Ay, no sé si lo veo...

-No seas flojo, Nacho. Te vendrá bien.

-Si te parece, vamos calentando

con unos ejercicios que nos propone Alex.

-Hola, superatletas.

Madre mía, ¿cómo harían fuego los trogloditas?

Es muy difícil.

La vida de nuestros ancestros cavernícolas era muy difícil.

No solo les costaba un montón hacer fuego,

sino que estaban todo el día haciendo ejercicio

porque tenían que ir a buscar comida y agua,

defenderse de los depredadores,

trasladarse a otras tierras, cazar animales...

Pues hoy vamos a practicar la supervivencia cavernícola.

A ver si te crees

que los trogloditas abrían el grifo y salía agua.

Vamos, que no se duchaban todos los días precisamente.

Incluso si vivían cerca de un río,

tenían que bajar con un recipiente grande como este,

llenarlo de agua y traerlo de vuelta.

Vamos a probarlo.

Para ello, hay que levantar el peso con cuidado,

porque si no, acabas con la espalda hecha un ocho.

Mira, sígueme.

Si la garrafa pesa mucho, hay que ponerse cerca de ella.

Nos agachamos doblando las rodillas y con la espalda recta.

Agarramos el peso y nos impulsamos fuerte con las piernas.

Aunque en algunos pueblos siguen llevando

el recipiente encima de la cabeza,

no es lo mejor para la espalda.

Así que no es muy buena idea.

Ya me has visto antes tratando de hacer fuego, ¿verdad?

Los trogloditas se pasaban el día en una sentadilla profunda.

Vamos, en cuclillas.

Esto les daba agilidad y flexibilidad.

Hoy día, hay pueblos

en los que se siguen sentando de esta manera.

Esta es la postura de cocinar, hacer fuego

y también la de hacer pis y caca.

Lo difícil aquí es bajar del todo y, luego, levantarse con agilidad.

Vamos a probarlo.

Uno.

Dos.

Tres...

Ostras, que viene un oso.

Los cavernícolas no solo recogían los frutos que encontraban,

sino que, además, se organizaban para cazar con sus lanzas.

¿Te imaginas a un grupo de cavernícolas cazando un mamut?

Pues vamos a convertirlo en fuego.

Lo primero es la estrategia.

Los trogloditas se organizaban para ver cómo cazaban al mamut.

Además, tenían que afilar sus lanzas.

En el juego, uno se la liga, es el mamut.

Los demás se colocan por parejas y son los cazadores.

Cuando el mamut se para, los demás se tienen que parar,

y cuando una pareja de cazadores atrapa al mamut,

estos se convierten en mamuts.

El juego acaba cuando todos los cazadores

se han convertido en mamuts.

Ya has visto que la vida cavernícola

era pura supervivencia.

Cargar con agua, levantarte y sentarte muchas veces

y cazar animales tan grandes...

Como el mamut.

¿Vas a seguir jugando a la supervivencia cavernícola?

Pásatelo muy bien.

Nos vemos pronto, superatleta.

-Entonces, Conexa,

Nacho ha ido a proponerle una carrera al mapache prehistórico

y el que gane se lleva la sandía.

-Creo que sí. Uh, mira.

Por ahí viene.

-Muy bien, Nacho, has ganado la sandía.

-¡Ay! ¡Vamos, corre! ¡Que empieza "Está mapachando"!

-Pero ¿por qué tienes tanta prisa?

-Es que he cogido la sandía antes de empezar la carrera.

-Espera, Nacho.

Si la has cogido antes, entonces, ¿la has robado?

-Técnicamente no, porque estoy ganando la carrera.

¡Ay, que viene! ¡Vámonos!

-Sí, vamos, que empieza "Está mapachando".

-Chicos, chicos, no me dejéis sola.

-¡Mi sandía! ¡Mi sandía!

¡Mi sandía! ¡Vuelve!

(Música)

Bienvenidos y bienvenidas a "Está mapachando",

el noticiero mapache que da las noticias "pache lo que pache".

Buenas noticias, Nacho Mapacho, el mapache sapiens,

estará presentando.

También me acompaña mi amigo prehistórico,

James Van der Lust.

-Hola, Nacho. Pues mira, si quieres conocer un mercadillo del trueque,

puedes ir a Carabanchel, en Madrid.

Aquí se realizan mercadillos de trueque.

El objetivo de estos mercados

es fomentar hábitos sostenibles basados en las 3R:

reducir, reutilizar y reciclar. Se da una segunda vida

a los objetos en buen estado que ya no se utilizan.

Y lo más importante, sin que haga falta dinero.

-James, te cambio mi pajarita por tu ordenador.

-Nacho, eso no es un trato muy justo.

-Sí que es justo.

Es justo lo que yo quiero.

Mira, James,

esta amiga felina también tiene muy claro lo que quiere.

En este vídeo, podemos ver la clase de trueques que hace ella.

A mi amiga Gata Mara le encantan las croquetas.

Para conseguirlas,

le prometió a su madre que ella se encargaba de limpiar la casa.

Es que hay todo tipo de trueques,

no solo es intercambiar cosas, también servicios.

-Así es, querido amigo.

-Te sigue sorprendiendo mi sabiduría, ¿eh?

-Lo que me sorprende es el trabajo tan interesante

que han hecho estos niños sobre la Prehistoria.

Los alumnos de tercero de Infantil

del colegio San Pedro Pascual de Valencia

han hecho un proyecto sobre la Prehistoria.

Han transformado su pasillo en una caverna

y han realizado pinturas rupestres y momentos megalíticos.

Han aprendido mucho y lo mejor de todo

es que se han divertido mientras lo hacían.

-¡Oh, qué "mapachulada"!

Es como una cueva de verdad.

-Sí, es impresionante.

Bueno, Nacho, ¿has descubierto algo más?

-Sí. He descubierto que en España,

hace muchos años, también hubo mamuts.

Todavía se pueden encontrar restos de ellos.

El municipio granadino de Padul es conocido, entre otras cosas,

por la aparición de restos de mamuts.

Este animal prehistórico se ha convertido

en la principal imagen del pueblo.

Hasta el punto de que lo llaman "la villa del mamut".

Si vas a visitarlo, puedes recorrer la ruta del mamut

para conocer de cerca el lugar en el que habitaban esos animales.

James, estaba pensando

que quizás puedas crear la ruta de Nacho Mapacho.

¡Qué gran idea! -Sí, qué gran idea.

Bueno, me lo pensaré. -Vale.

Mientras, voy a preparar la ruta que harán mis fans.

Visitarán la casa de mi mapache mamá,

la frutería, el "mapachacole",

el basurero del barrio... -Sí, tú ve preparando.

"Clanners", hasta aquí el programa de hoy. Y recordad

que como más conozcamos a nuestros antepasados,

más nos comprenderemos a nosotros. Hasta pronto.

(Música)