(Alarma)

(Trastos)

(Música)

Hola, "clanners". Bienvenidos a "Aprendemos en Clan".

¿Estáis listos para aprender más y más?

-No es justo.

No es justo.

-Nacho, ¿qué te pasa?

-Que mi mapachapapá no quiere subirme la paga semanal.

-Oye, ¿tienes paga semanal?

-Claro. Si no, ¿cómo voy a comprar todo lo que necesito?

-¿Pero tantas cosas necesitas?

-Lo normal:

sandía, pizza, videojuegos, chucherías, patinete, bicicleta...

-¿Y eso cada semana?

-Eso las semanas que no gastó mucho.

-No sé, Nacho. Deberías aprender a ahorrar más.

-Uy, más, dice... Lo que deberías es tener más dinero.

-Bueno, o aprender a decidir qué es lo que realmente necesitas.

-Vale. La sandía la necesito.

Las chucherías, también.

Los videojuegos, también,

porque ha salido uno nuevo que mapachamola mogollón.

El patinete necesita unas pegatinas nuevas.

La bicicleta...

-Nacho, no necesitas todo eso.

-¿Ves? Tú también estás de acuerdo.

-No, no, yo no te estoy dando la razón.

-¿Llamo a mi mapachapapá para que le digas

que me suba la paga?

Tú eres profesor, seguro que te hace caso.

-O mejor vamos a escuchar a Juan Carlos,

que nos enseña cómo ahorrar.

¡Hola, superlingüistas!

Voy a contarte un gran secreto de mi familia.

Nunca se lo he contado a nadie,

pero es que ya no puedo aguantarme más.

Fíjate en este traje.

¿Sabes de quién es?

Es de mi abuela, que es una superheroína.

En su traje lleva las letras de superabuela.

Pero también son las iniciales de su superpoder más importante,

el poder del superahorro.

Mi abuela siempre ha tenido en superpoder de ahorrar

y de darle una segunda vida a las cosas.

Fue la que me enseñó la regla de las tres R:

reutilizar, reducir y reciclar.

Seguro que tu abuelo también tiene un traje de superabuela.

Puedes preguntarle qué hace ella para reutilizar y reciclar.

Yo se lo he preguntado, ¿y sabes lo que me ha dicho?

Que coge el agua que sale de la ducha hasta que sale caliente,

con ese agua, luego riega las plantas.

Otra cosa que hace es aprovechar

lo que sobra del cogido para cocinar unas croquetas

y unas empanadillas riquísimas.

Y otro truquito que me ha contado es

que cuando los pantalones

se nos rompen por debajo de las rodillas,

nada de tirarlos, los transforma en pantalones cortos para el verano.

Se me ha ocurrido que podríamos escribir

todos estos trucos de nuestras abuelas

para que los conozca el mayor número de gente posible.

¿Qué te parece? Venga,

tenemos que empezar por escribir un título al texto

que vamos a escribir.

El mío podría ser:

Después, tenemos que escribir una introducción, o sea,

de qué trata el texto.

Por ejemplo...

Ahora ya tenemos que poner todo lo que ha inventado la abuela,

que sería el desarrollo del texto.

Yo pondría todos los trucos que te he contado antes, y además,

uno que es mi favorito,

y el que hace bolsas de pan

con las camisetas que se han estropeado.

Por último, tenemos que poner la conclusión,

que es como un resumen del texto, de todo lo que hemos escrito.

Bueno, ahora ya puedes preguntarle a tu abuela cuáles son sus trucos

y escribirlos en un texto, así nunca se te olvidarán.

Para escribir tu texto, recuerda poner un título, una introducción,

el desarrollo, en el que cuentas todo lo importante, y al final,

una conclusión.

A mí también me gustaría ser un superahorrador como mi abuela,

así que voy a empezar apagando

todas las luces que no sean necesarias.

Uy, creo que me he pasado.

Claro, es que ser un superahorrador no es nada fácil.

Pero seguiré practicando.

Hasta pronto, niñas y niños.

(Música)

Listo, James. Yo lo sé todo sobre ahorrar.

-¿Ah, sí?

-Hoy le he ahorrado a mi padre que lave los platos.

Los he rechupeteado todos. Así ahorra agua y tiempo.

De nada.

-Bueno, es una manera de ahorrar, desde luego.

-También le he dado la vuelta a los calcetines

para ponérmelos unos días más y ahorrar detergente.

-Pero Nacho...

-Espera, espera, que he hecho más cosas.

He hecho huelga de lavarme los dientes, así ahorro agua.

-¿Pero todo esto lo estás haciendo por el planeta o por ti?

-Yo vivo en el planeta, así que si lo hago por mí,

lo hago por un planeta. (RÍE)

-Anda, vamos a escuchar a Orilo y Arlequina,

que nos enseñan unos trucos para ahorrar energía.

-Yo también voy ahorrar energía.

Me voy a echar una siestecilla.

Desde luego que soy un gran ahorrador.

Ay, Arlequina,

hoy vengo superinspirado porque me he pasado

el fin de semana en el pueblo con mi abuela.

-Oh, qué suerte, Orilo.

-Sí, me lo he pasado muy bien,

pero también he aprendido un montón de cosas.

Le he dicho que estaba preocupado porque cuando consumimos luz

o agua en casa,

estamos consumiendo unos recursos que afectan al medio ambiente.

Y ella me ha enseñado un montón de fórmulas para ahorrar.

Bueno, es que ahorrar es toda una ciencia, y además,

nos ayuda a salvar el planeta.

-Qué contenta se va a poner mi abuela de saber

que está poniendo su granito de arena

para ayudar al medio ambiente.

-Es que las abuelas son maravillosas.

Mira, la mía me hace patucos.

Mira, Orilo,

utilizando la lana de los jerséis que ya se nos han quedado pequeños.

La reutiliza.

-Jo, pues la mía lo que hace es, cuando va a ducharse,

se lleva un cubo vacío y echa el agua fría en ese cubo

hasta que llega el agua caliente.

Y luego la puede aprovechar para otras cosas,

como fregar el suelo o tirar de la cadena después de hacer caca.

-Qué maravilla, Orilo.

Oye, ¿te parece si pensamos

e inventamos tres fórmulas para ahorrar luz y agua?

-Arlequina, creo que ya tenemos reto.

(Música)

Mira, Arlequina...

-¡Me encanta tu camiseta de superreto!

-Sí, y de superreciclador,

porque la hecho con retales de telas que tenía por casa.

-Qué buena idea, Orilo.

Y ahora es tu turno. Piensa en fórmulas para ahorrar agua y luz.

-Arlequina, ¿qué te parecen si cuando vamos al baño,

nos lavamos las manos en el lavabo,

y ese agua que sale de ahí la enviamos a la cisterna del váter

para así aprovechar ese agua?

-Pero es una idea buenísima, Orilo.

El lavabo váter. Eso nos ayuda a ahorrar un montón de agua.

-Utiliza tu imaginación para inventar cosas como estas.

-Oye, ¿qué te parece si hacemos una noche de cuentos

a la luz de las velas?

Así, mientras están las velas encendidas,

ahorramos un montón de electricidad.

-Y seguro que con esa luz tan cálida se produce el ambiente perfecto

para que después de los cuentos se genere un debate interesantísimo

y la sesión de ahorro se alargue mucho más.

-Además, cuando estamos contando cuentos,

no tenemos que enchufar ningún electrodoméstico,

y eso es un ahorro de energía muy grande.

-Eso lo hace mucho mi abuela con sus amigas.

Se sientan al calorcito de la estufa de leña

y ahí están charlando de sus cosas y se lo pasan genial.

Qué sabias son las abuelas, Orilo. Vamos con nuestra tercera idea.

Mira, utilizar el agua que sobra de las jarras

para regar las plantas.

Incluso la podemos usar para lavar ensaladas.

-A mí mi abuela me enseñó a cerrar el grifo

mientras me cepillo los dientes.

-Claro, y a apagar las luces cuando no las estamos utilizando.

-Ahora piensa en tus propias fórmulas para ahorrar luz y agua.

¿Qué ocurre si ponemos el agua al sol?

¿O si recogemos el agua de lluvia?

¿O si nos sacamos el pelo con una toalla

en vez de con un secador?

Todas esas ideas que tengas apúntalas en un cuaderno

y llévalas a la práctica.

Seguro que te conviertes

en un superreciclador o superrecicladora.

-Claro. Y a lo mejor tu idea es tan exitosa,

que acabamos utilizándola todos y todas en nuestras casas,

como el lavabo váter.

¿Te imaginas? -Qué guay.

Ánimo con este reto.

Nos vemos en nuestra próxima aventura.

(A LA VEZ) ¡Adiós!

(Música)

¿Otra vez te vas a quedar sin batería?

Te he recargado ya tres veces.

No aguantas nada, Conexa.

-Estoy cansada, Nacho. Déjame dormir un poco.

-Una partida más y ya está.

-Hola. ¿Qué estáis haciendo?

-Poca cosa, porque Conexa no tiene energía.

-No me deja descansar.

Lleva toda la tarde jugando.

-Es que si hago 100 puntos más, superaré mi récord.

-Nacho, ¿por qué no juegas un rato en el parque para que te dé el aire?

-Claro, así puedo recargar energía.

-Bueno, y tú también, Nacho.

Un poco de aire y sol te irá genial para renovar energías.

Mira, vamos a escuchar a Orilo y Arlequina,

que nos hablan de las energías renovables.

Mira, Orilo,

he conseguido los componentes fundamentales

para construir un supergenerador que va a salvar el planeta.

-¿Salvar el planeta? ¿De qué? ¿De una invasión alienígena?

¿De una tormenta de croquetas?

-No, hombre, no, del calentamiento global.

-¡Oh! ¡Claro, el calentamiento global!

Tenemos que salvar el planeta entre todos y todas.

¿Y cuáles son esos ingredientes?

Porque podrían ser los mismos que los de un cocido a lo mejor.

-Mira, muy atento, Orilo.

Rayos de sol.

-¡Cuánto sol has guardado ahí!

-Mucho. -Me ha cegado.

-Viento.

-Qué vendaval.

¿Y aquí? -Y agua.

Arlequina, el agua lo entiendo,

para hacer el cocido es un buen ingrediente.

Pero el viento, el sol... Estos no son ingredientes del cocido.

-¿Pero por qué no los vamos a usar para el cocido, Orilo?

Estas son fuentes de energía limpias y renovables.

-¡Ahora te entiendo, Arlequina!

Las fuentes de energía renovables

son fuentes de energía de origen natural

que no se agotan, que se van renovando,

como el agua de los ríos, los mares y los océanos,

el viento y la luz del sol.

-Exacto, Orilo.

Estas fuentes de energía nunca se agotan,

van a estar siempre acompañándonos.

¿Y sabes qué, Arlequina?

Solo el sol en vía a la Tierra mil veces más energía

que la que necesitamos toda la humanidad.

Si pusiéramos placas solares en los tejados

de todas las casas del mundo, se acabaría el problema.

-Qué pasada, Orilo.

¿Pero sabes de dónde también se puede obtener energía renovable?

Te doy tres opciones.

-Hombre, Arlequina, del chorizo.

Me como un buen bocadillo de chorizo y me da un chute de energía...

-No, Orilo, no. La energía renovable se puede obtener también

de debajo de la tierra.

Se llama energía geotérmica.

Se utiliza el calorcito ese que hay debajo

de la tierra para generar energía.

-Claro, por eso las hormigas están tan a gustito en sus hormigueros,

porque tienen el calor de la tierra, y por eso en invierno no salen.

Están ahí dentro con su calefacción.

-Bueno, hay que irse un poco más profundo,

hay que excavar varios kilómetros

de profundidad para obtener esta energía geotérmica,

el calorcito de la tierra. Un hormiguero no te vale.

Vale, vale. Arlequina, veo que tenemos

muchas opciones de energías renovables.

En cambio, utilizamos muchísimo las energías no renovables,

que son aquellas que también son naturales,

pero como no se van a renovar,

llegará un día en el que se agotarán.

-Exacto, Orilo.

Son, fundamentalmente, el petróleo, el carbón y el gas.

-Además, tienen otro problema,

y es que para obtener la energía de estas fuentes no renovables,

las tenemos que quemar, y al quemarlas,

desprenden unos gases que son contaminantes.

Alguien nos de ellos producen el efecto invernadero

que da lugar al cambio climático.

-Claro, Orilo, y así tenemos el planeta como lo tenemos,

hecho un desastre.

Orilo, que nos estamos cargando el planeta.

Pues adelante, Arlequina,

hay que fabricar ese supergenerador para salvar el planeta.

Y mientras tú estás manos a la obra,

vamos a recordar todo lo que hemos aprendido hoy.

Existen dos tipos de fuentes de energía:

las renovables y las no renovables.

Las renovables son aquellas que no se agotan,

mientras que las no renovables se agotan y, además, al utilizarlas,

producen gases de efecto invernadero

que provocan el calentamiento global.

¿Qué, Arlequina, cómo lo llevas? ¿Te ayudo?

-Estoy en ello. -Venga.

¡Tachán!

Mira, Orilo, qué supergenerador.

-Qué pasada, Arlequina.

¿Cómo funciona?

-Mira, utiliza la luz para generar energía y mover, por ejemplo,

este ventilador de aquí.

Cuando podamos hacer estos supergeneradores en grande

y cada casa tenga uno,

no nos vamos a tener que preocupar nunca más por la energía.

-Ay, qué alegría, Arlequina.

Nos vemos en nuestra próxima aventura.

¡Adiós! -Dale, dale.

Qué guay.

(Música)

-¿Entonces encender la luz es malo?

-No, no es malo. Lo que no está bien es abusar.

-Abusar no está bien nunca.

Esto...

Cuando dices "abusar de la luz",

¿a qué te refieres? ¿A pedirle dinero?

¿A pedirle el bocadillo?

¿A pedirle que te haga los deberes?

-No, Nacho, aquí no hace falta utilizar la luz

cuando no hace falta. -La luz siempre hace falta, James.

Por la noche, por ejemplo,

yo siempre la dejo encendida para ver lo que sueño.

-Pero si estás durmiendo.

-La tele la dejo encendida cuando no estoy en casa,

así cuando vuelvo, ya tengo ese trabajo hecho.

-Pero si nadie está viendo la televisión.

-Y cuando me hago sándwiches,

dejo la puerta de la nevera abierta para ir eligiendo los ingredientes

que me van apeteciendo.

-¿La puerta abierta de la nevera? Nacho, por favor...

-De nada.

Todo lo que sea colaborar

para que el planeta esté feliz me parece perfecto.

-Pero Nacho, de todas las cosas que has dicho todo está mal.

Uy, lo que me ha dicho.

¿Mal? ¿Te refieres a que no lo hago bien?

-Bueno, a ver, tus intenciones son buenas,

pero tienes que hacerlo de otra manera.

Mira, Mamen nos enseña unos trucos para ahorrar energía.

¡Hola, niños y niñas! ¿Qué tal estáis?

Bueno, hoy me veis un poco más oscura, ¿verdad?

Es que estoy ahorrando en electricidad.

Pero creo que igual me pasado un poco. No veo nada.

Esperad un momento.

(Música triunfal)

Ya está. Mucho mejor así.

Ayer estuve con Valentina revisando nuestras facturas,

y la verdad es que gastamos muchísimo en electricidad.

Y lo peor de todo es que podríamos haberlo evitado.

Así que estamos buscando maneras de ahorrar.

¿Queréis ayudarnos?

La electricidad es imprescindible en nuestras vidas

y estamos tan acostumbrados a tener la que no le damos importancia.

¿Pero qué pasaría si hay una avería

y nos quedamos sin electricidad en casa?

No podríamos calentar la comida en el microondas

o poner una lavadora,

y mucho menos ver la tele o trabajar desde el ordenador.

Y si es de noche, tendríamos que alumbrarnos con velas.

Porque desde que hacemos este gesto

a este otro,

la electricidad ha recorrido un largo camino

hasta llegar a nuestra casa.

Por eso debemos ser muy cuidadosos con la electricidad que consumimos

y gastar solo lo necesario.

Vamos a ver en qué gastamos electricidad en casa.

Sí... También...

Uf, cuántas cosas.

Os propongo un juego,

vamos a convertirnos en vigilantes eléctricos.

Lo primero que tenemos que saber

es cuánto consumen los electrodomésticos

que tenemos en casa. ¿Lo sabéis?

Una pregunta:

¿qué consume más, la nevera, en lavavajillas o una lámpara?

Claro, la nevera y el congelador,

porque están enchufados funcionando todo el día

durante todos los días del año.

Podemos ahorrar al utilizar la lavadora o el friegaplatos,

poniéndolos solamente cuando están llenos.

Con la nevera también, abriendo la puerta cuando ya sabemos

lo que necesitamos y no quedarnos con la puerta abierta pensando

lo que vamos a merendar.

Y aunque las bombillas consumen poco,

vamos a utilizar la luz natural siempre que podamos

y apagaremos la luz artificial cuando salgamos de la habitación.

Seguimos, vigilantes.

¿Qué consume menos electricidad,

tender la ropa para que se seque o secarla en la secadora?

Claro, tender la ropa para que se seque al aire.

La secadora es uno de los electrodomésticos

que más electricidad consume.

Otra pregunta, vigilantes.

¿Cómo podemos agarrar electricidad cuando tenemos una televisión

o un ordenador?

¿Apagándolos cuando no los usamos

o simplemente bajando el volumen?

Eso es, apagándolos, no dejándolos en stand-by,

que quiere decir que están enchufados

aunque no estén encendidos, porque de esa manera,

también siguen consumiendo.

Recordad que los electrodomésticos

que tenemos en casa consumen electricidad,

así que hay que hacer un uso adecuado de ellos.

Vigilantes, tenéis una misión:

tenéis que vigilar y hacer que en casa

se consuma la electricidad de manera responsable.

El planeta os lo agradecerá.

Nos vemos pronto.

(Música)

Qué vergüenza.

No te puedes fiar de nadie.

-A ver, Nacho, ¿qué pasa ahora?

-Que por mucho que quiera ahorrar no me dejan.

-¿Cómo que no te dejan?

-He ido al super a comprar sandía

y ponía un precio y luego me han cobrado otro.

Mira el ticket. -A ver.

-Mira el precio de la sandía. -Vale.

-Ahora mira el total.

-Ah, ya sé lo que ocurre, Nacho.

Al precio de la sandía te han añadido el IVA.

-Pero es que yo no he comprado IVA.

-Nacho, el IVA se aplica a todos los productos.

-Pues que me lo desapliquen, que ya no lo voy a usar.

-Lo utilizamos todos.

Mira, es muy fácil de entender. Miguel te lo explica.

¡Hola, matemaníacos y matemaníacas!

¿Saben la cantidad de gente que trabaja a vuestro alrededor

para que vivan mejor?

Desde los barrenderos y los basureros

que limpian las calles que recorren hasta los médicos,

policías y bomberos, que velan por vuestra seguridad día y noche.

Pasando también por los profesores,

cuidadores y educadores de vuestros centros.

Todos son los funcionarios de la Administración pública.

Además, contamos con un montón de infraestructuras,

como los parques, las carreteras y los propios colegios,

que están a nuestra disposición.

¿Y saben de dónde sale

todo el dinero para pagar a esos trabajadores

y para construir esas instalaciones?

Pues sí, exacto, de los impuestos. Vamos a ver cómo funcionan.

¿Qué son los impuestos?

Los impuestos son una cantidad que pagamos

cada vez que compramos algo

o contratamos un servicio, como la luz o el agua.

Y ese cantidad no va al vendedor, va, ¿a dónde?

Exacto, va a las administraciones públicas,

como al ayuntamiento de nuestro pueblo.

Con eso paga a sus trabajadores y las instalaciones.

¿Y sabes cómo se llama el impuesto más habitual?

Exacto, se llama IVA, Impuesto sobre el Valor Añadido.

No en todas las partes de España se cobra este impuesto.

En otras regiones, cómo Canarias, se cobra el IGIC,

el Impuesto General Indirecto Canario.

Pero hoy vamos a hablar del IVA.

El IVA es un porcentaje que varía en función de lo que compres.

Habitualmente es del 21%.

Pero hay cosas que se consideran básicas, como el agua,

que tienen un 10%.

Todo ello aparece reflejado en la factura, que sería algo así.

La factura es el documento que explica

lo que pasa cuando compramos algo.

En él aparecen algunos aspectos, como por ejemplo, el concepto,

que es aquello que hemos comprado.

En este caso serían chicles.

También la cantidad, cuántos chicles hemos comprado. Serían tres.

También, el precio por unidad, que serían 4,55 céntimos.

Y el IVA que aplicamos, que sería el 10%.

Por último, aparece el importe total, que son 15 céntimos,

porque hemos pagado cinco céntimos por chicle con el IVA incluido.

Vamos a explicar el IVA con otro ejemplo.

Imagínense que hemos consumido 200 euros de agua

y le aplicamos un 10% de IVA,

por lo que al final, pagamos 220 euros.

¿Y cómo hemos calculado el IVA?

¿Cómo sabemos la cantidad que estamos pagando

de IVA finalmente?

Pues vamos a verlo. Imagínense lo siguiente.

Son 200 euros de consumo de agua.

Dijimos que el IVA es un 10%, un porcentaje.

Podemos decir que el 10% es lo mismo

que poner 10 entre 100. Genial.

Y eso se lo multiplicamos a la cantidad que hemos consumido:

200 por 10 entre 100.

¿Y eso cuánto da?

Pues el IVA, 200 por 10, que sería 2000, entre 100.

¿Y esto a qué es igual?

2000 entre 100 es igual a 20.

Y ya sabemos que son 20 euros de IVA lo que vamos a pagar.

Eso hay que sumárselo a la cantidad inicial,

que sería 200 más 20 es igual

a 220, que es lo que hemos pagado.

Si nos fijamos, es lo que hemos pagado

por el importe total de agua.

También hay otra forma de calcularlo.

Sabemos que poner el 10% es como poner el 0,1,

por tanto podemos multiplicar la cantidad inicial, es decir, 200,

por 0,1.

¿Y eso a qué es igual?

Pues 200 por 0,1 es igual a 20.

Y no podemos olvidar que 20 es lo que pagamos de IVA,

que eso hay que sumárselo a la cantidad inicial,

que sería 200 más 20 es igual a 220.

220 euros, que es lo que vamos a pagar por el agua finalmente.

Hemos visto la importancia de los impuestos

y cómo con ellos se pagan los servicios públicos.

También hemos aprendido a calcular el IVA.

Hasta la próxima, matemaníacos y matemaníacas.

(Música)

Oye, Nacho.

-No hables, no hables.

-Pero es que quiero decirte...

-Un momento, James.

-A ver, ¿qué pasa?

-Que te estoy ahorrando las palabras. (RÍE)

-Tú, menos dinero, ahorras cualquier cosa.

-Es que estoy entre "aprende a ahorrar dinero"

o "solo se vive una vez".

-Bueno, es tan importante saber ahorrar como saber gastar.

-Pues ahora tu tiempo en las explicaciones,

que vamos a presentar...

(A LA VEZ) "Está mapachando".

(Música)

"Está mapachando". (RÍE)

Bienvenidos y bienvenidas a "Está mapachando",

el noticiero mapache que dan las noticias "pache lo que pache".

Última hora: el mapachorrador Nacho Mapacho estará presentando.

También sale James, mi compañero, que ahorra en cuchillas de afeitar.

Hola, James. -Hola, Nacho.

Pues mira, empezamos porque estoy deseando hablarte

de William Kamkwamba, un joven de Malaui de 13 años

que salvó a su pueblo de la hambruna.

William, inspirado en un libro de ciencia ficción,

construyó con chatarra y una bicicleta una turbina.

Gracias a ese invento consiguieron bombear agua,

pudiendo así regar los cultivos de alimentos en época de sequía.

Hasta han hecho una película de su historia,

"El niño que domó el viento".

-Qué creativo.

Ha hecho un molino de viento con cuatro cosas,

como los retos de Orilo y Arlequina.

-Desde luego que no tenemos excusa para no avanzar.

Si no tenemos recursos,

debemos utilizar nuestra imaginación y crearlos.

-Yo tengo mucha imaginación, James,

pero nunca se me había ocurrido poner linternas en el mar.

Mira qué pasada.

Este fenómeno es conocido como "bioluminiscencia"

y se debe al plancton, que son animales, algas o bacterias,

que están flotando en el agua.

Son arrastradas por las corrientes marinas.

Normalmente, son microscópicos, por eso no los vemos.

A no ser que tengamos una lupa o un microscopio.

Ya existen algunos proyectos para usarlas,

como en farolas de las calles para poder así ahorrar energía.

Estoy muy de acuerdo en ahorrar energía.

Por eso hago unas siestas siempre que puedo.

-Hay muchos trucos para ahorrar energía, como por ejemplo,

cocinar en un horno solar.

Es muy fácil y cocidas gratis.

Para hacer un horno solar necesitas muy pocos materiales:

dos cajas, papel de aluminio, tijeras,

cola y un material aislante.

Además de estar reciclando,

puedes cocinar cosas riquísimas con los rayos del sol.

Eso sí, el más rápido en verano.

Si vas a fabricar uno, pídele a un adulto que te ayude.

-James, podría hacer basura asada.

Y basura al ajillo. Y basura en salsa.

Ya tengo plan para este fin de semana.

Te invito a mi barbacoa solar.

-Acepto, aunque te aviso que llevaré mi propia comida.

-Muy bien.

Tú llevarás tu propia comida

y mi amigo cocuyo llevará su propia luz.

Mira qué "mapachasada".

Tiene varios nombres, como cocuyo, saltapericos o tucutucu.

Y lo más curioso

es que son una especie de escarabajos nocturnos.

Esperan a que caiga la noche para empezar a brillar.

Sobre todo, se pueden encontrar en ambientes tropicales.

A mí me vendría muy bien un amigo saltacocuyo, porque a veces,

a media noche me entra hambre

y los basureros están demasiado oscuros.

-Bueno, sería una manera de ahorrar luz, desde luego.

-Pues voy a buscarlos.

-Pero Nacho, si viven en el continente americano.

-Ah, menos mal que me lo has dicho.

Entonces iré en patinete.

Gracias, James.

-"Clanners", hasta aquí el programa de hoy.

Recordad que es muy importante ahorrar para tener un planeta sano.

Hasta pronto.

(Música)