(Alarma)

(Golpes)

(Música)

¡Hola, claners! Bienvenidos a "Aprendemos en Clan".

Hoy tenemos un programa muy pero que muy cómodo.

(CANTURREA)

Eh, James, ¿qué tal?

Mira qué tengo. -¡Guau, Nacho!

¿Dónde vas con esa medalla? ¿Cómo la has ganado?

Ah, con el juego de las sillas.

¿Las sillas musicales? -Sí, juego "mapachudamente".

Oye, tienes que ser bastante bueno,

porque para ganar una medalla... -Sí. ¿Quieres jugar?

¡Juega conmigo! -Venga, me apunto.

¡"Mapachachi"!

Jugar al juego de las sillas es una maravilla.

¡Uh! (RÍE)

Sin haberlo planeado, me ha salido un pareado.

Sí, un par de rimas muy bonitas.

Te espero en la silla donde me clavé la astilla.

(RÍE) -¡Guau!

Por lo que veo, no solo has ganado un juego de sillas,

sino también un juego de palabras. -¡Uh!

Ya, sí...

¡Hala! -¿Qué pasa?

Di muchas veces "ya, sí", seguido y rápido.

A ver... Ya, sí, ya, sí, ya, sí, ya, sí, ya, sí... ¡Silla!

¡Sí! ¡Qué "mapachuli"!

Lo hice rápido y sale "silla".

Con las palabras se pueden hacer muchos juegos.

Vamos a ver con Juan Carlos, que él nos explica

las familias de palabras.

Perdone, que esa es mi silla.

Quien fue a Sevilla, perdió su silla.

Que he ido un rato a la imprenta a recoger unas cosas.

¡Hombre, por favor!

(Risas)

Muchas gracias.

Menos mal. Había ido a buscar esta foto de familia.

En ella aparecen las palabras

telesilla, sillita, ensillar y sillón.

Si te fijas, se escriben diferente, suenan diferente

y, además, tienen distinto significado.

Pero tienen algo en común, y es la palabra de la que proceden.

¿Sabes cuál es?

¡Claro que sí! Es la palabra silla.

Y silla no procede de ninguna palabra,

es una palabra primitiva.

En cambio, sillita o sillón proceden de la palabra silla,

por lo tanto, son palabras derivadas.

Un grupo formado por una palabra primitiva

y sus derivadas

es lo que llamamos "familia de palabras".

Aquí tenemos otras fotos similares, como las de la familia pelo.

Tenemos peluquería, pelazo, peluquero y pelambrera.

Te propongo un juego. Yo voy a decirte

una palabra primitiva y tendrás que pensar

en palabras de la misma familia.

(GRITA CONTENTO)

La palabra primitiva es mar.

¿Se te ocurre alguna palabra derivada de la palabra mar?

A mí se me ha ocurrido: marinero,

marino y marea.

Como puedes observar,

la palabra mar es una familia numerosísima

y hay muchas palabras derivadas.

Ahora vamos a hacerlo al revés.

Yo te diré palabras derivadas y tú tienes que averiguar

cuál es la palabra primitiva.

Aguadilla, aguacero, agüita y paraguas.

¿Sabes cuál es la palabra primitiva?

¡Muy bien! Es agua.

Estas palabras derivadas proceden de la palabra primitiva

agua, por lo tanto, son de la misma familia,

y le pasa lo mismo que a mar, que hay muchísimas más.

(RÍEN)

Recuerda que las palabras primitivas

son las que no proceden de ninguna palabra.

Y las palabras que proceden de una primitiva son sus derivadas.

Así, cuando tenemos un grupo de una palabra primitiva

y sus derivadas, es lo que llamamos "familia de palabras".

Esto es todo por hoy, familia. ¡Hasta la próxima!

(GIME POR EL ESFUERZO)

Oye... ¿y qué hace aquí esta silla?

Podías haber ayudado, ¿no?

Ay... Es para jugar al juego de las sillas musicales.

¡Ah! Sí, sí, me apunto, me apunto, claro.

¡Genial!

Pero sepárate un poco de la silla, no seas tramposillo.

¡Oye, que tú eres más alto

y tienes ventaja! -Un poco para atrás,

que estás tocando la silla.

Vale. ¿Estás preparado? -Preparado.

A ver... ¿Preparados, listos...? ¡Música, maestro!

(Música)

¡Oye...! ¡Ay!

(RÍE)

Oye, eres muy rápido. -¡Claro que sí!

Podría participar en los juegos olímpicos

de las sillas.

Ya he ganado dos veces. -Nacho, no hay juegos olímpicos

de sillas. -¿Ah, no?

Pues entonces... podría organizar las "mapachasilladas".

El premio sería una medalla con mi cara.

Podríamos jugar a juego de sillas como el "silla-silla",

que es como el pilla-pilla, pero con sillas de ruedas.

O también podríamos escuchar a Álex, que nos va a proponer

unos ejercicios para hacer con sillas.

Oye... Álex me podría ayudar a organizarlo todo.

Hola, súper atletas. Hoy he salido a navegar

y tengo energía pirata.

He desayunado fruta, frutos secos, leche y unas tostadas.

Me han dado mucha fuerza,

mira cuánta. (EL LORO GRAZNA)

¡Cuánto músculo! (GRAZNA)

Comer sano ayuda, pero también hay que entrenar.

Y como estoy en alta mar y no puedo ir al gimnasio,

lo voy a hacer con una silla. -¡Silla, silla!

¡Al abordaje! Primero vamos a empezar calentando.

Estiramos brazos y piernas de un lado y de otro.

Movemos los hombros y hacemos círculos con las manos,

con la cadera,

los tobillos y el cuello.

Vamos a respirar bien, así no nos cansaremos.

Nuestra misión es fortalecer piernas y glúteos.

¡A la carga, mis valientes!

Imaginaos que somos unos piratas y que tenemos que estar

muy fuertes para defender nuestro barco.

Iniciamos nuestro entrenamiento con silla

con un cañonazo de salida.

(Cañonazo)

Lo primero que necesitamos es nuestra silla

y... buena visibilidad.

Apoyamos las manos en el respaldo y vamos a subir y bajar los talones

enérgicamente. ¡Aaar!

Ahora vamos a entrenar el abdomen. Primero, nos sentamos en la silla.

Estiramos la pierna izquierda y la llevamos hacia el pecho.

Extendemos y hacemos lo mismo con la derecha.

Uno, dos, uno, dos...

Uno, dos, uno, dos...

¡Ah del barco! Ahora vamos a subir y bajar de la silla.

Muy importante que pongáis el pie en el medio de la silla

para no caeros.

Primero con la pierna derecha...

Luego con la pierna izquierda.

Uno...

Dos.

Uno... dos.

Vamos a por otro. Ahora vamos a trabajar el glúteo.

Nos ponemos de rodillas en la silla.

Vamos a elevar ligeramente la pierna izquierda

y la extendemos hacia atrás.

Notamos cómo el culete se pone duro.

Lo mismo con la pierna derecha.

Y cambiamos. Uno... dos.

Uno... dos.

¡Por las barbas de Neptuno!

No sabía que una silla pudiese dar tanto juego.

Ahora vamos al suelo.

Con las piernas en el interior de la silla

y las manos en la nuca, vamos a hacer repeticiones

de subir el tronco. ¡Allá vamos!

(LORO) ¡Allá vamos! ¡Allá vamos! (GRAZNA)

Lo que faltaba, el loro Rogelio haciendo de las suyas.

Venga, Rogelio, inténtalo tú,

a ver si eres capaz de hacer sentadillas.

(LORO) Inténtalo tú, inténtalo tú. (GRAZNA)

Mira, mejor sigo, que si no, me desconcentro.

Vamos a por las sentadillas.

Primero, una serie apretando el glúteo y abdomen.

Añadimos dificultad elevando la rodilla.

¡Rayos y centellas!

Esto cuesta un poco, pero podemos hacerlo.

Y para terminar, apoyamos las manos en el respaldo,

abrimos las piernas y flexionamos las rodillas

bajando el glúteo.

Abajo, arriba.

Abajo y arriba. Abajo y arriba.

¡Caray! Este Rogelio es un bromista.

(RÍEN)

Bueno, ya habéis visto cuántas utilidades

le podemos dar a una silla.

Hoy la hemos usado para fortalecer piernas, glúteos y el tronco.

¡Qué gran jornada! -¡Qué gran jornada!

(GRAZNA) -¡Rogelio, baja de ahí!

¡Bájate de ahí! ¡Hasta la vista, súper atletas!

¡Rogelio, te he dicho mil veces que no te subas a las cámaras!

Ay... Ay...

Nacho, ¿pero estás bien? -Ay... James, me he mareado.

A ver, ¿qué estabas haciendo?

Estaba jugando con mi prima Concha Mapacha,

en la silla de su escritorio, hemos estado dando vueltas.

Ay, pero creo que he dado demasiadas.

Bueno, no te preocupes, quédate tranquilo

y verás cómo se te pasa.

Si yo quiero quedarme tranquilo, pero todo sigue moviéndose.

Bueno, espera un poco. Tienes que tener

un poco de paciencia. -Ay, vale.

Uy... Ya se me ha pasado.

¡Quiero dar más vueltas! -Espera, espera, espera.

Quédate relajado un rato más aquí conmigo.

Vale, vale. Oye, es muy divertido.

Qué gran invento las sillas con ruedas.

La verdad es que hay un montón de tipos de sillas distintos.

Oye... yo quiero inventar una.

Ah, ¿y cómo sería? -Pues le pondría cola de mapache

y un montón de pelo, para que fuera calentita.

Interesante. -Lo sé.

Oye, ¿qué te parece si vemos a Orilo y a Arlequina?

Ellos nos van a enseñar nuevas ideas para crear sillas.

¡Uh!

Pero, Orilo... Pero, pero... ¡Pero qué pintón vienes hoy!

Vengo de presentar mis creaciones

en el Salón Internacional del Mueble de Milán.

He tenido un éxito arrollador. -¿En serio?

No tenía ni idea que te habías hecho

diseñador de muebles.

Es que los científicos y los diseñadores tenemos

muchas cosas en común, por ejemplo, una gran imaginación.

Ya, es verdad, la imaginación es algo fundamental,

no solo para los científicos, sino para todo el mundo.

¿Y cuáles han sido tus creaciones para la presentación?

¿Un sofá en forma de perrito caliente? ¿Eh, Orilo?

¿O un escritorio que te ordena los papeles?

¿O una cama donde puedes dormir de pie?

Pues no exactamente. He creado dos sillas.

¿Dos sillas? -Efectivamente.

¡Jolín! Pues tienen que ser geniales

para que te hayan dado premios y hayas tenido un éxito arrollador.

Eso es. La silla Puerco Espín, la silla Erizo

y la silla Nido. -Uy, la silla Nido,

pues qué chulas son, ¿no? -Claro que sí.

Me vino la inspiración al hacer la silla Erizo,

un día que estaba paseando por el campo

y vi un erizo corretear, y pensé: "Qué incómodo sería

sentarme sobre él".

Pero, entonces, seguí dándole al coco y dije:

"¿Y si le doy la vuelta y me siento sobre él?

Será cómodo para mí, no cómodo para él,

que estará bocabajo y con todo mi peso encima".

Por eso me dije: "¿Y si hago una silla

como si fuese un erizo?"

Y aquí lo tienes, ganando premios en Milán.

(RÍEN)

¡Jolín! Ya ves de qué manera vienen las ideas, eh.

Bueno, ¿y yo podría también diseñar mi silla?

¡Por supuesto que sí! Lo primero, Arlequina,

¿cuántas patas tendrá tu silla?

¿Cómo que cuántas patas? Pues las patas que tiene una silla,

cuatro, ¿no? No sé. -A ver, Arlequina,

puede tener tantas patas como quieras.

Solo necesitas imaginación.

Puedes hacerlas de cientos de patas o de ninguna.

¿De ninguna? ¿Cientos?

(EXCLAMA) ¡Me parece que ya tenemos reto!

(Música)

¡Vamos allá, Arlequina! Lo primero que tenemos que hacer,

es un dibujo de nuestro diseño.

Eso sí, mejor que sea un dibujo de frente y otro de perfil.

¡Pero qué chula te ha quedado, Orilo!

Además, si tenemos un dibujo,

nos podremos guiar muchísimo mejor a la hora de construir la silla.

También es muy importante que pongamos

de qué material está hecho, si es madera, metal, tela...

Y hay que ser muy original, eh,

por ejemplo, usar muslitos de pollo.

Ay, sí. Y es ahí donde hay que sacar toda la imaginación.

¡Qué difícil, qué difícil esto, Orilo!

¿Qué, Arlequina, preparamos nuevas ideas?

¿Estás preparada? -Pues claro que sí.

¡Nací preparada!

¡Pues vamos allá! Vamos a crear sillas

con cuatro patas.

Mira, mira, mira.

Yo he hecho una con el respaldo en forma de O,

O de Orilo. -¡Pero qué chula te ha quedado!

Pues mira mi silla de cuatro patas. Tiene patas de león.

Es chula, eh. -Es muy, muy chula.

Vamos ahora con sillas de tres patas.

Ya verás mi pedazo de silla de tres patas. ¡Mira!

Bueno, es una silla triangular,

es muy vanguardista, eh. -Sí.

No sé si será muy cómoda, pero es bien chula.

Claro que sí. Mira, yo he hecho una silla hamaca.

Las patas son gigantescas

y la silla está entre las tres patas en forma de hamaca.

Y te estiras, te tumbas, te meces. Es maravillosa.

¡Qué original, Orilo!

(EXCLAMAN)

Venga, Arlequina, ahora vamos con las sillas de dos patas.

¡Dos patas! ¡Pero qué difícil!

Pero eso está bien, eh, porque cuando te lo ponen difícil,

es cuando sacas toda tu imaginación.

Mira, mira, mira, yo he hecho una muy tradicional.

He juntado lo moderno con lo tradicional

y me ha salido esta silla de dos patas.

Orilo, ¿tú has mirado bien esta silla de dos patas?

No tiene sentido.

¿Cómo que no? Espera... -Que no tiene sentido.

Me pongo yo mis gafas de diseñador. -No se sujeta esto.

Ay, es verdad, esto no se sujeta por ninguna parte.

Esto no sirve. -Tendrás que echarle

un poquito más de imaginación a esa silla de dos patas.

Mira la que he hecho yo.

Es una silla balancín

y tiene dos patas. No me digas que no me lo he currado aquí.

Muchísimo, Arlequina.

Pero ahora nos quedan las sillas de una pata.

¡Uy! Una pata.

¿Y qué me dices de la silla de ninguna pata?

Ahora es tu turno desde casa. Haz el diseño de tus propias sillas

con cero patas, con cien patas... Como quieras. Nos vemos

en nuestra próxima aventura. -¡Adiós!

Ya he terminado el dibujo; me ha quedado chulísimo.

A ver, déjame ver... ¡Guau!

Oye, ¿cómo vas a llamar a este diseño?

Se va a llamar la Mapachair.

Le he puesto el nombre en inglés

para que tenga más tirada internacional.

La verdad, Nacho, es que nunca

dejas de sorprenderme. -Suele pasar.

¿Y qué vas a hacer con el diseño? -Lo voy a fabricar,

sí, para venderla y hacerme "mapache riquísimo".

Vale, entonces vas a tener que hacer más como esta.

Bueno, también podría hacer solo una y venderla muy, muy cara.

Pero entonces tu diseño no estaría

por todo el mundo. -¡Uh!

¡Es verdad! La puedo vender por todo el mundo.

Bueno, empecemos por el principio. ¿Cuántas quieres hacer?

No sé... tres, cinco... quizás, siete.

Bueno, puedes empezar haciendo diez y si se venden bien, haces más.

Pero... ¿quién no va a querer una Mapachair?

Va a ser una silla famosísima.

Mira, muy fácil, empezamos por el principio.

Puedes hacer las patas y, por otra parte, hacer las colas

y luego las pegas.

Ah, estupendo. Te dejo que me ayudes.

Venga, va, ve preparando cinco patas y seis colas

y yo me voy a merendar.

Espera, espera, espera, espera, que para diez sillas

vas a necesitar algunas más. Mira, ¿qué te parece si escuchamos

a Miguel Ángel, que en esta clase nos va a enseñar

cuántas patas necesitas para tus sillas?

Vale.

¡Hola, matemaniacos y matemaniacas! He ido a comprar sillas y mesas.

¿Pero qué pasa? Miren lo que me ha dejado aquí,

me ha dejado todas las patas sueltas.

Lo único que sé es que el modelo de sillas

es el modelo Sillén,

que tiene cuatro patas. Porque hay sillas

que tienen tres patas u otras que tienen más...

Pero esta no, esta tiene cuatro patas.

Y también sé otra cosa, sé que el modelo de mesa

tiene también cuatro patas y que las patas de la mesa,

muy importante, son mayores que las patas de la silla.

Así que lo primero que he hecho, es agruparlas en dos montones:

las patas grandes y las patas pequeñas.

Y si la silla tiene cuatro patas,

tengo que pensar en los agrupamientos

que tengo que hacer para saber cuántas sillas voy a poder montar.

Bien, ¿pues de cuánto hago los agrupamientos?

¿De cuatro? ¿De cinco? ¿O de siete?

¡Claro que sí! Tengo que hacer agrupamientos de cuatro,

porque cada silla tiene cuatro patas.

Pues vamos allá. Estas son las patas de la silla,

que son las pequeñas.

Una, dos, tres, cuatro. Aquí puedo montar una.

Una, dos, tres, cuatro. Aquí puedo montar otra.

Una, dos, tres, cuatro. Aquí puedo montar otra.

Y... ¡Oh! ¿Qué ha pasado?

Que solo tengo tres patas.

Entonces, me da que voy a tener que ir a la tienda,

porque el modelo Sillén era de cuatro patas.

Antes de ir a la tienda, voy a comprobar

las patas de la mesa, a ver si va a ocurrir otra cosa.

Entonces, ¿qué? Necesito tres mesas,

eso sí lo dije clarísimo.

Voy a comprar tres mesas, tres mesas... ¿de qué?

De cuatro patas cada una.

Entonces, ¿cuántas patas necesito?

¿Siete patas? ¿Doce patas? ¿O quince patas?

Claro, voy a necesitar para las tres mesas, ¿qué?

Doce patas.

Claro, cuatro patas por mesa.

Vale, pues entonces, si voy a necesitar doce,

vamos a contar las patas que tengo. Aquí tengo dos, tres, cuatro,

cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez,

once, doce... ¡Anda! Veo que me sobra una pata.

Tengo trece patas de mesa. ¿Y para qué voy a querer esta?

(RÍEN)

Hemos visto que para montar las sillas

hemos tenido que agrupar las patas de cuatro en cuatro.

Agrupar es una forma de dividir.

También hemos multiplicado para calcular el número de patas

que hacían falta para las mesas.

Cuatro patas por mesa, por tres mesas que tenemos aquí,

nos dio doce patas. De ahí, que al contar

me diese cuenta, ¿qué? Que me sobraba una pata de la mesa

y justo necesitaba una para montar otra silla.

Así que he pensado una idea mega revolucionaria.

Miren el diseño que me he imaginado.

Me he imaginado un diseño que está muy chulo.

Y no solo me lo he imaginado, no, no, no, no.

Me puse manos a la obra,

como buen carpintero, y dije: "Nada, que hago la silla".

Hice la silla y miren qué bien me ha quedado.

Es que... es que vamos... vamos, la voy a probar.

Ya tengo aquí las tres sillas, mi mesa y me falta la cuarta.

Miren qué bien.

¡Madre mía, madre mía...!

Creo que esto no ha sido

muy buena idea, matemaniacos y matemaniacas.

¡Hasta la próxima!

¿Y qué tal, Nacho? -¡Muy bien, James!

¡He vendido todas las sillas!

No sabes cómo me siento.

¿En otra silla? -¿Eh?

¡Qué "mapachispa" que tienes!

No, hombre, no. Me refiero a sentir,

de sentimientos.

Sí, la Mapachair será la silla más vendida

de todos los tiempos.

Eso espero, Nacho, quiero que tengas mucho éxito.

Claro que sí. Todo lo hecho por un mapache

es un éxito seguro.

Sí. Oye, qué gran invento la silla, eh.

Sí, qué gran invento...

Esto... una cosa, James.

Sí, dime. -La silla no la he inventado yo,

solo la Mapachair. -Ya lo sé, Nacho.

La silla se inventó hace muchísimos años.

Mira, precisamente ahora Mamen nos cuenta la historia.

¡Uh! Qué interesante.

(JADEA)

¡Uy, madre! ¿Qué hora es? Que no llego.

Hola, niños y niñas. ¿Qué tal estáis?

Había salido a entrenar y casi llego tarde.

¡Uf! La verdad es que estoy agotada.

Daría cualquier cosa por una silla.

Pues gracias.

Qué gran invento este de la silla.

(RESOPLA)

¡Uf! Mucho mejor ahora.

Realmente, la silla es un buen invento, pero...

¿Pero quién inventó la silla? Os voy a dar opciones.

¿Sillón Bolívar? ¿Gunilla von Sillack? ¿O Ebih-Il?

¡Muy bien, sí! No eran nombres fáciles,

pero fue Ebih-Il.

Se piensa

que este escribano babilonio, que vivió hace 4500 años,

inventó la primera silla. Se pasaba, como buen escribano,

horas y horas escribiendo en una tabla de madera en el suelo,

hasta que un buen día decidió ponerle cuatro patas,

creando así la primera silla.

Pero no nos han quedado noticias.

La primera silla que realmente conocemos

perteneció al faraón Tutankamón,

que vivió hace 3500 años.

Este sillón ceremonial de madera y oro

estaba recubierto de jeroglíficos,

la escritura egipcia que se compone de símbolos.

La verdad es que era un trono

que simboliza su autoridad y su poder.

Como la madera y el oro debían de resultar algo duros,

los griegos hicieron sus sillas en mármol.

Los romanos las tallaban en marfil

y cuando les ponían respaldo las llamaban cátedras.

Aún podemos ver alguna

en la basílica de San Pedro, en el Vaticano.

En la Edad Media, igual que pasaba en Grecia y en Roma,

las sillas siguen siendo símbolos de poder.

Las utilizaban los jueces,

altos cargos de la Iglesia, nobles, reyes...

Estaban además hechas con materiales muy lujosos:

terciopelo, telas bordadas...

Así que su precio era elevado

y no estaban al alcance de cualquiera.

(Exclamaciones)

A partir de 1800, el elemento que más se tiene

en cuenta a la hora de fabricar sillas es el diseño.

Muchos arquitectos empiezan a crear

sus propios asientos; por ejemplo,

Gaudí, a finales del siglo XIX, empieza a construir

esas sillas modernistas, en madera y con líneas curvas

tan características de ese movimiento.

De las líneas curvas, pasamos luego

a líneas más geométricas, más rígidas,

como la silla Mackintosh, o esta silla Rietveld,

que está clarísimamente inspirada

en un cuadro de Mondrian, ¿a que sí?

Hay sillas que se fabrican para conmemorar

acontecimientos importantes,

como el sillón Barcelona.

La silla LCW pretendió crear un mueble más barato y accesible,

inspirándose en las formas del cuerpo humano.

Y la silla Tulip tuvo la genial idea de eliminar

las cuatro patas y crear un solo pedestal central,

como el tallo de una flor, por eso se llama así.

Quién le iba a decir a Ebih-Il, ese escriba babilonio,

que su invento iba a terminar siendo, o un símbolo de poder,

o un objeto de diseño.

La verdad es que hoy en día materiales y diseño

lo que buscan es comodidad.

Aunque os diré que no es bueno pasar tanto tiempo

sentado en una silla. Eso lo demuestran culturas

como la árabe o culturas asiáticas o africanas,

que apenas la utilizan.

De hecho, cada vez hay más personas que trabajan de pie

o sentados en una pelota de pilates.

(RÍEN)

¿Habéis visto cuántas cosas sobre la silla hemos aprendido hoy?

Recordad que no conviene pasar mucho tiempo sentado,

así que cuando terminen las clases, a correr y a jugar.

Yo me voy a quedar aquí acostumbrándome

a mi sillón de pilates.

¡"Mapachus"! Sí que llevan años inventadas las sillas.

Muchísimos.

Pues yo la Mapachair la he inventado

en un ratito de nada. Será que soy listísimo.

Parece que sí. -Sí, es una realidad, James.

Oye, ¿qué te parece si tú y yo nos sentamos

en unas sillas detrás de una mesa?

Ah, ¿y merendamos sandía?

No. -¿No? ¿Merendamos basura?

No. Presentamos un informativo. -¿El qué?

¡Presentamos el "Está mapachando"! -Haberlo dicho antes.

(Música)

"Está mapachando".

(Risas)

Bienvenidos y bienvenidas a "Está mapachando",

el noticiero mapache que da las noticias "pache lo que pache".

Hola, James. ¿Traes noticias interesantes?

Hola, Nacho. Pues hoy empezamos

con una noticia esperanzadora, y es que hablamos

de Tango y su mejor amigo, Matías.

Tango es un cariñoso perro de asistencia

que fue entrenado por presos

en el programa "Huellas de esperanza".

Este inteligente canino fue clave en la vida de Matías,

que se quedó en silla de ruedas a los diez años.

Tango le ayudó, no solo a seguir adelante,

sino que, además, Matías se convirtió

en un campeón de tenis.

¡Uh! Desde luego que los animales somos muy importantes

para los humanos. -Totalmente de acuerdo contigo.

James, te dejo ser mi humano de asistencia.

Uy, creo que ese trabajo no me interesa.

Estás deseando empezar.

Doy una noticia y nos ponemos a ello.

Viendo el éxito de mi silla Mapachair,

mucha gente quiere hacer su propia silla.

No solo soy un referente de la televisión,

sino que ahora todo el mundo quiere crear su propia silla

y lo hacen con lo primero que encuentran.

En este video vemos claramente cómo puedes crear un taburete.

No quedará tan bonito como mi silla,

pero es normal que mis fans quieran copiarme.

Qué duro debe ser. -¿A qué te refieres?

Ser mi fan y copiarme en todo lo que hago.

Hombre, ser como tú exactamente, eso es imposible.

Lo sé, James.

Oye, ¿por qué llevas un micrófono?

Porque voy a hacer una entrevista "mapachionante".

Hasta luego, compañero.

Hola a todos. Hoy entrevisto a Priscilla la Silla.

¿Qué tal estás? -Muy bien, descansada.

¿De dónde eres exactamente, Priscilla?

Soy de Sevilla, en el sur de España.

¡Oh, qué interesante! ¿Hay muchas sillas allí?

Sí, somos muchas, porque todo el que va a Sevilla

pierde su silla.

(RÍE)

¿Y qué es lo mejor de ser silla, Priscilla?

Me gusta mucho cuando la gente se levanta de la silla,

te quedas... liberada.

Ah, ¿no te gusta que se sienten en ti?

Sí, claro, me gusta que se sienten...

y que se levanten rápido,

no que estén todo el día sentados.

Nosotras también nos cansamos, ¿sabes?

Ah, pobre... silla. (RÍE)

Oye, Priscilla, muchas gracias.

Ahora te conocemos un poco más y sabemos cómo te sientes.

Una última cosa... ¿Me puedo sentar?

¡Ay, Señor, qué paciencia la de las sillas!

Nacho, aquí tienes una silla por si quieres sentarte.

Claners, hasta aquí el programa de hoy.

Nos vemos pronto. ¡Adiós!

(Música)