(Alarma)

(Música)

Guau.

(HUELE)

Uy, no sé si empezar por la cáscara de plátano

o por el yogur caducado.

Qué difícil decisión.

-Hola, clanners o, como dirían en nepalí,

namaskar.

Pero, Nacho, ¿qué es toda esta basura?

-Me la ha regalado un fan. ¿Quieres que lea su carta?

-Bueno, léela, pero luego te llevas todo esto.

-Vale, a ver:

"Querido Nacho, te envío 10 kg de basura

para compartir con tu familia

en agradecimiento de los buenos ratos

que me haces pasar. Adiós".

Y eres el más guapo y listo, el mapache más simpático de la TV.

Y de mayor quiero ser como tú.

-Esto de listo y guapo te lo has inventado

porque la carta termina cuando dice "Adiós".

-Quizá no lo ha escrito, pero seguro que lo ha pensado.

Además, tienes envidia porque yo tengo basura y tú no.

-No, no, yo no, toda para ti.

Pero, por cierto, ¿cómo la vas a repartir?

Porque en la carta dice que es para toda tu familia.

-Había pensado en repartirlo así:

todo para mí, nada para ellos.

-Pero eso no sería justo y precisamente hoy vamos a hablar

de repartos justos. Hay que dividirla bien.

-¿Y eso cómo se hace?

-Haciendo una división. -¿Una qué? ¿Una "divivisión"?

-No, di-vi-sión.

-¿Cómo? -Di-visión.

-Visión. ¿Y ahora qué? -(SUSPIRA) Suerte que Miguel,

el profe de Mates,

nos va a enseñar cómo hacer una di-visión.

-Visión.

Hola, matemaníacos y matemaníacas.

¿Qué tal? Ya saben que la división consiste

en agrupar o repartir. Por ejemplo, tenemos 6 canicas

y las quiero repartir

entre mis 3 amigos, mis tres amigos griegos:

Arquímedes, Platón y Sócrates.

Entonces ¿qué hago?

Lo que hago es que le doy una canica a cada uno

para que no se peleen, para que no se enfaden

y ser justo. ¿Y qué ocurre? Me siguen sobrando 3 canicas.

Reparto las 3 que me quedan

y le doy otra a cada uno, de modo que cada uno de ellos

tiene 2 canicas y yo ya las he repartido todas.

(GRITAN)

Genial, ese es el fundamento de la división.

Pero, claro, no siempre es tan sencillo.

Imagínense que tengo 29 chuches

y las quiero repartir

entre 9 amigos. Ya la cosa es un poco más compleja.

Pero no pasa nada, para eso están las matemáticas.

Vamos a empezar con el ejemplo más sencillo.

Recuerden que teníamos 6 canicas entre tres amigos.

¿Qué hacemos? Hacemos primero una cajita aquí

y ponemos el número 6, que sería el dividendo,

que es el número que vamos a dividir,

entre 3, entre mis tres amigos,

que es el número por el que se divide,

que lo colocamos dentro de la caja.

Y sería el divisor. ¿Y en qué nos tenemos que fijar?

Ahora nos tenemos que fijar mucho en la tabla del 3.

Nos tenemos que fijar en la tabla del divisor.

Y estoy seguro de que son muy buenos multiplicadores.

Así que se la van a saber perfectamente.

¿Por qué? Porque algo por 3 nos tiene que dar 6. ¿Bien?

Entonces vamos a fijarnos muy bien en la tabla del 3.

3 x 0 = 0, 3 x 1 = 3, 3 x 2 = 6, 3 x 3 = 9.

No nos podemos pasar. Ya hemos más o menos tanteado.

3 x 3 = 9. Es importante que no nos pasemos.

Entonces 3 x 2 = 6.

Es decir, dije que algo por 3 me tiene que dar 6.

Veo que este se ajusta un poco.

Genial. ¿Y qué hago? Dije:

"2 x 3 = 6". Dije que se tenía que ajustar.

Digo: "2 x 3 = 6" y lo pongo aquí debajo.

Se lo resto al dividendo. Le hago la resta y me da 0.

¿Por qué se lo resto? Porque es importante saber

si nos sobra algo o no nos sobra nada.

En este caso, no nos sobra nada, nos da 0.

Como habíamos visto, 6 canicas entre mis 3 amigos

nos daban 2 canicas cada uno,

que es el resultado, que se llama "cociente".

Y aquí, al restarla, hemos visto que es 0,

que no nos sobraba nada a ninguno.

Ahora vamos al ejemplo más difícil.

Habíamos dicho: "29 chuches entre 9 amigos".

Muy bien. 29 chuches entre 9 amigos.

Veo que es un poco más complicado, lo sé.

Pero estoy segurísimo de que también se saben

la tabla del 9. Ahora nos tenemos que fijar

en la tabla del 9, que es aquí el número

que está en el divisor.

Muy bien. Vamos allá. Fíjense que no nos podíamos pasar.

Es decir, algo por 9 nos tiene que dar 29.

Vamos a ver.

9 x 0 = 0, 9 x 1 = 9, 9 x 2 = 18, 9 x 3 = 27,

pero yo tengo 29, así que puedo seguir.

9 x 4 = 36. Me paso, 36 es mayor que 29.

Entonces me quedo con 9 x 3 = 27.

Genial. Digo:

"9 x 4 = 36, que no, no.

9 x 3 = 27. Me quedo con esto".

9 x 3 = 27. Y digo:

"¿3 x 9 es cuánto?".

27, que lo pongo debajo del dividendo

y lo resto y me da 2.

¿Por qué? Porque algo por 9 se aproxima

¿a qué? A 29. En este caso, es 27 y me sobran 2.

No puedo ya jugar con más.

Entonces ¿qué dan 29 chuches entre 9 amigos?

Es a 3 chuches a cada uno.

¿Y cuántos me sobran? Me sobran 2. ¿Qué hago con esas 2?

Me las como yo, así de ricas son las matemáticas.

Hasta la siguiente, amigos.

Ya he dividido la basura en dos bolsas:

la grande, para mí y la otra, para los demás.

-Pero esto no es un reparto justo.

-Sí que es justo justo lo que yo quiero.

-Ay, Nacho, tienes que aprender a repartirlo mejor;

si no, los demás se van a enfadar contigo.

Tiene que ser más equitativo,

como en el comercio justo.

-¿Comercio? ¿Tiene que ver con comer?

-No, no, el comercio justo es una forma más sostenible

y equilibrada de comprar y vender.

Los beneficios se reparten de una forma más justa,

así todos están más contentos.

-Pero yo estoy más contento cuando como.

-Ay, atiende, que Mari Carmen nos va a enseñar

un poco más del comercio justo.

Hola, niños y niñas.

¿Os gusta compartir lo que tenéis

u os cuesta un poquito, como a la gata Valentina?

(Maullido)

Eso lo vamos a solucionar hoy mismo.

(GRITAN)

Hoy vamos a hablar de cómo favorecer el comercio

que ayuda a que se trate de una manera justa

a los que fabrican los productos que compramos.

Porque no siempre se les paga de forma justa.

A veces se abusa de ellos o no se les paga lo suficiente

por sus esfuerzos.

Hoy vamos a hablar de comercio justo,

comprar en pequeñas tiendas del barrio,

a comunidades de agricultores

o a empresas que utilizan esta filosofía.

Por ejemplo, si haces pulseras o llaveros

para el mercadillo del cole, te gustaría que se te pagara

por el tiempo que has tardado en hacerlos,

por el trabajo realizado y por los materiales, ¿verdad?

(GRITAN)

De eso se trata el comercio justo,

de pagar de manera justa a los que hacen un producto,

tanto si son hombres como mujeres,

en unas condiciones de seguridad

y siempre respetando el medioambiente.

Mm... Qué bien huele.

Me gustaría contaros una historia sobre el mejor chocolate del mundo.

Un día en un pueblito de Ecuador donde se cultivaba cacao,

decidieron convertirlo en chocolate

y venderlo por todo el mundo.

Lo que iba a distinguir esta iniciativa de otras parecidas

era que la empresa que fabricaba en chocolate

iba a hacer las cosas bien.

Iban a tratar a sus empleados como se merecían

y a pagarles lo justo por su trabajo.

¿Quieres saber cómo lo hicieron?

Pagan a los campesinos el doble.

Así están mucho más contentos

y producen un mejor cacao.

No utilizan productos químicos, que son malos para el medioambiente.

Trabajan en equipo 400 familias. Y no contratan a niños y a niñas,

que tienen que estar en el cole, como vosotros.

De esta manera, trabajan más contentos

y producen 24.000 tabletas de chocolate al día.

Puf, eso es muchísimo chocolate.

¡Qué rico!

(GRITA)

Es el chocolate que ha ganado más premios

en el mundo y es un ejemplo de que se pueden hacer

las cosas bien. El chocolate cuesta un poquito más,

pero el dinero se vuelve a invertir

en todas las personas que colaboran en el proyecto:

los campesinos, agricultores, selectores de cacao,

los embaladores, los repartidores.

Y el chocolate está buenísimo.

¿Qué pasará cuando compremos este chocolate

en vez de otro? Que estaremos haciendo

una compra responsable,

estaremos apoyando el comercio justo.

Lo mismo pasa cuando decidimos comprar

otras marcas de ropa, de juguetes o de comida o calzado.

¿De qué otra manera

podemos hacer un consumo responsable?

Comprando solamente lo que necesitamos,

compartiendo juguetes y ropa con otras familias

o comprando, por ejemplo, las frutas

y verduras sin envases de plástico

para ayudar al medioambiente.

¿Queréis que os dé unos trucos para hacer una compra con cabeza?

Haceos siempre una buena lista

con todo lo que necesitáis.

Mirad bien las etiquetas de los productos

para saber cómo están fabricados.

Utilizad las cosas bien para poder darles varios usos,

porque eso es reciclar.

Y no olvidéis llevar una bolsa de tela a la compra.

¿Cuál es el objetivo del comercio responsable?

Intentar que haya más justicia

y que todos los que trabajan

en un proyecto para sacar adelante un producto,

como, por ejemplo, en la empresa de chocolate,

reciban el pago justo por sus esfuerzos.

Si compramos de manera responsable

y también usamos de manera responsable

los recursos que tenemos: el gas, el agua, la electricidad,

estaremos haciendo que llegue para todos.

Recordad que todos los seres vivos

y los recursos naturales formamos parte de algo más grande,

de nuestro planeta Tierra, y es nuestra supermisión cuidarlo.

Me voy a quedar aquí probando este superchocolate.

¡Hasta pronto!

Mm...

O sea, que, en el comercio justo,

las cosas se reparten de forma más justa.

-Eso es. -Pero ¿y si lo que quieres dividir

no se puede? Por ejemplo, yo quiero esta bolsa de basura

y tú también la quieres.

¿Cómo lo hacemos?

-En ese caso, podríamos echarlo a suertes.

Mira, yo tengo una moneda.

-Yo elijo cara. -Pero yo también quiero cara, James.

-Jolín, vaya rollo.

-Ya lo sé. ¿Y si lo echamos a pares y nones?

-El que gane, elige cara. -Venga, hecho. Yo elijo pares.

-Pero yo quiero pares, James.

-(SUSPIRA) -Espera, ya lo sé.

Lo echaos a piedra, papel y tijera.

-Uy, no, mejor no, porque es que ya estoy viendo

cómo termina esto. Mejor le preguntamos

a Orilo y Arlequina,

que son expertos en este tipo de duelos.

Hola, Orilo. ¿Y este despliegue de cosas?

-Arlequina, los vecinos de laboratorio

se han mudado y nos han dado todo esto

para que nos lo repartamos.

-Pero ¡qué maravilla! Fíjate cuántas cosas.

Estos destornilladores, este martillo me va a venir perfecto

para construir mis máquinas.

-Esta me la quedo yo. -Aquí hay un montón de plastilina,

hay lana. Esta para mí.

-Genial. Esta que sobra, para mí, me la quedo yo,

que tiene el microscopio

y un montón de... -Un momento, un momento.

¿Cómo que te la quedas tú? ¿Por qué te la vas a quedar tú?

-Mira, Orilo, hay tres cajas para repartir

y somos dos personas. Alguien se tendrá que quedar con una

y ya, si eso, yo me quedo con dos.

No es ningún problema.

-No, no, la caja que sobra

vamos a repartirla para quien gane

el reto aritmético científico.

Sí, un reto que constará de tres partidas de cartas.

-¿Partidas de cartas? Genial.

Tengo aquí el material que necesitamos:

las cartas. -Pero ¿qué?

-Toma. Uy, perdona. Toma, te reparto unas cuantas.

-Pero ¿qué dices, Arlequina?

-A ver. -Con esto no se puede jugar.

-¿Tú crees que no? -Que no, hombre, no,

esto es muy grande, no se puede.

-Vamos a jugar. -Sí, es incómodo.

-Un montón. Vamos a jugar con una baraja de cartas normal,

de las de toda la vida. Lo primero que vamos a hacer

es jugar a la escoba.

-¿A la escoba? -Es muy sencillo.

-A la escoba. Yo te doy a ti tres cartas.

Tres cartas para mí.

Y encima de la mesa habrá cuatro cartas.

Tienes que conseguir, con tus cartas y con las de la mesa,

sumar 15. Y, cuando sumas 15, te lo barres,

te lo llevas. El que consiga más cartas gana.

-¿De acuerdo? -Creo que lo voy pillando.

-Vamos allá. -Mira lo que pasa por aquí.

-¿A ver? -Tengo un siete, lo sumo con un ocho

y me da 15. Para casa.

Perfecto. Y ahora sacamos una carta más

y te la llevas.

-Muy bien. -¿Estás preparada?

-Sí, sí. -Tres, dos, uno.

Pues mira.

Toma. Una, una y otra.

Venga. Y esta. Y esta.

Ahí estoy.

Y este, este.

¡Sí, ya lo tengo, venga!

Arlequina, te he ganado.

-Madre mía, qué paliza me has pegado.

Veo yo que has jugado tú mucho al plumero este

o a la fregona esta.

-A la escoba. -A la escoba.

Tienes tú mano para la escoba.

-¿Has visto? -Así que la siguiente partida

va a ser cosa mía. Ahora el reto aritmético científico

lo decido yo.

(RÍEN)

-Bueno. -Vale, vamos a repartir

las cartas a la mitad.

(BALBUCEA)

La mitad, para ti.

Si son 40 cartas, ¿cuántas te han tocado?

-20.

-Muy bien, te veo muy bien puesto.

Ahora tenemos que sacar una carta cada uno a la vez.

Y tenemos que sumarlas superrápido.

-Hala. -El primero que lo sume se lo lleva.

Ocho. Para mí.

-Vaya. -Venga, venga.

Siete y tres, diez. Para mí.

Uno, dos, tres. Para mí.

Seguimos. Ocho. Para mí.

Seguimos. 10 y 3, 13. Para mí.

Vaya paliza.

-20. Para mí. -Vale, sí, este lo has ganado tú.

Pero ahora estamos empatados, Arlequina. ¿Cómo desempatamos

para saber quién se lleva la última caja?

-Podemos cambiar las normas de este último un poco

para hacerlo un juego distinto.

-¿Cambiar las normas? Pero ¿eso ya es legal?

-Claro, mientras todos los jugadores

de la partida acepten esa nueva norma, es legal.

Y podemos hacer tantos juegos como queramos.

-A ver. -Mira, vamos a repartir otra vez.

(BALBUCEA)

Las cartas a la mitad. Eso, para ti y esto, para mí.

Y ahora sacaremos dos cartas a la vez,

pero, en vez de sumar, las vamos a multiplicar.

12 x 6 = 72. Para mí.

-Qué rápida.

-Venga, venga. -Venga, otra vez.

¡40! 8 x 5 = 40.

-Ahora he ganado yo. -Pero nos podemos inventar

nuevas normas. -Qué divertido.

-Me parece estupendo.

-Por ejemplo, cada vez que salga oros,

se salta el turno, ¿vale?

-Vale. Y, cada vez que salga el uno de bastos,

tenemos que hacer la mantis religiosa.

-Vale, me parece. Más, más.

Cada vez que salga el rey de copas,

tenemos que hacer un castillo de naipes.

-Qué guay. -Con todas las cartas.

-Y, Arlequina...

-¿Qué? -¿Al final quién se queda la caja

que sobraba? -La verdad es que no lo sé.

Podemos repartir luego las cosas que hay aquí dentro.

Ahora lo importante es seguir inventándonos el juego,

que nos lo estamos pasando muy bien.

¿Qué otras normas?

-Si salen copas, lo que tenemos que hacer

es tirar dos cartas a la vez. -Inventaos vuestros propios juegos,

que es superdivertido.

Nosotros nos vemos en la próxima aventura.

¡Adiós!

-¿Dónde vas así vestido, Nacho? -Es el uniforme de mi nuevo negocio.

Voy a repartir basura a domicilio.

-¿Basura a domicilio?

Qué bien pensado.

-Sí, primero voy a ir a casa de mis abuelos.

Después, a la de mis primo.

-Y luego voy a ir... -Para, para. ¿Y cómo vas a ir

a todos esos sitios? -¿Cómo va a ser? En patinete.

-¡Un mapache en patinete!

Lo nunca visto. ¿Y cómo se va a llamar tu negocio?

-Se llama Transome, que significa "basura en casa".

He puesto el nombre en inglés

porque así mola más.

-Ah, buena idea, pero creo que quieres decir

Trash Home.

Creo que necesitas una clase de pronunciación.

(HABLA EN INGLÉS)

(HABLA EN INGLÉS)

(CANSADO) Ay, James, menudo "mapachastre".

-Pero ¿qué ha pasado? -Que me he dejado el casco en casa

y no he podido ir en patinete.

-Bien hecho, has sido muy responsable.

La seguridad es lo primero.

-Sí, pero es que la casa de mis abuelos está superlejos

y me ha tocado ir andando. He llegado con la lengua fuera.

-Casi me da un "mapachús". -Claro, es que la basura pesa mucho.

-Y encima mis abuelos se habían ido al bingo mapache.

Y tendré que volver mañana.

-Qué mala pata. -Sí, la pata la tengo fatal.

-Ay. De tanto caminar.

Ay, qué pupita. Ay, ay.

-Ay, pobre. -No voy a poder montar en patinete

ni con casco.

-Qué pena. -Sí. Ojalá pudiera repartir basura

desde un sillón, pero no sé cómo.

-Tranquilo, no te agobies.

Se nos ocurrirá algo, pero, de momento, para desconectar,

vamos a ver una clase de Lengua

de nuestro profe Juan Carlos.

Hola, chicos y chicas.

Hoy vamos a comenzar con un acertijo.

A ver si sabes la solución.

Tic, tac, tic, tac.

¿Lo sabes ya? ¡Claro que sí!

La quesera, una quesera como esta.

Yo siempre tengo una quesera

porque me encanta el queso.

Mm...

Queso.

Eso de antes ha sido un juego de palabras,

pero ahora vamos a jugar a un juego de verdad,

al juego de las cajas. Mirad, tengo dos tarjetas

con las dos palabras que hemos dicho antes:

"quesera" y "qué será".

Nos vamos a quedar con esta.

Voy a decir una cosa.

"Será" ¿dónde lleva el golpe de voz? Es decir, ¿cuál es la sílaba tónica?

En efecto, es la última, "será".

Eso eran las palabras agudas.

¿Te acuerdas de ellas?

Y, además, lleva tilde. ¿Sabes por qué lleva tilde?

Te voy a hacer la preguntita con tres opciones.

Uno, porque todas las palabras agudas

llevan tilde.

Dos, llevan tilde las palabras agudas

que acaban en N, S o vocal.

Y tres, solo llevan tilde las palabras agudas

cuando acaban en vocal abierta.

¿Cuál es?

Claro que sí, la dos:

llevan tilde cuando acaban en N, S o vocal.

Por lo tanto, "será", palabra aguda con tilde.

A la caja de las agudas.

¿Y la palabra "quesera" en qué caja la voy a poner?

"Quesera".

La penúltima sílaba es la que suena fuerte,

es la sílaba tónica.

Por lo tanto, es llana.

¿Te has dado cuenta de que tenemos una tercer caja?

Sí, esta caja es la de las palabras esdrújulas,

que son las que tienen su sílaba tónica

en la antepenúltima sílaba,

es decir, que suena más fuerte que las demás.

Como, por ejemplo, las palabras "brócoli",

"pájaro" o "pirámide".

¿Qué tendrán en común estas palabras?

No sé, lo único que se me ocurre

es que un pájaro se coma un brócoli encima de una pirámide.

Pero yo creo que tiene que tener algo más.

Fijaos bien.

Hay algo que las tres palabras

tienen en común. A ver si lo pilláis.

Te voy a dar una gran noticia.

Es decir, siempre se acentúan.

Así no te tienes que aprender reglas como con las palabras agudas

o con las llanas.

Así que "pirámide", "brócoli" y "pájaro"

son esdrújulas y las metemos en su caja.

Como me encanta jugar, te propongo que juegues conmigo

al juego de la palabra escondida. Para eso lo hacemos con esta ruleta.

Gira, gira la palabra escondida.

"Célula". ¿Qué tipo de palabra será?

"Célula". Lleva el golpe de voz en l antepenúltima.

Por lo tanto, es esdrújula.

¿Y llevará tilde? ¿Lo vemos? ¿Qué crees?

Claro que sí, porque todas las esdrújulas

llevan tilde.

Otra palabra. Vamos a ver cuál saldrá.

Aquí la tenemos: "ganador".

¿Dónde lleva el golpe de voz?

En "dor", es decir, en la última sílaba.

Entonces será aguda. Perfecto.

Y ahora ¿lleva tilde o no?

Vamos a descubrirlo.

No lleva tilde. ¿Y por qué?

Porque no acaba ni en N, ni en S, ni en vocal,

sino que acaba en R.

Podría seguir así con todas las palabras,

pero, pero antes de continuar,

recuerda: las palabras esdrújulas son las que tienen su sílaba tónica,

es decir, la más fuerte, en la antepenúltima sílaba;

y todas las palabras esdrújulas

siempre siempre llevan tilde.

Te invito a que te crees una ruleta tan molona

como esta en tu casa

para que juegues a la palabra escondida.

¡Hasta pronto!

¿Has entendido las palabras esdrújulas?

-Sí. -Muy bien.

Ponme un ejemplo de una palabra esdrújula.

-"Rápido". -Muy bien,

eso es una palabra esdrújula.

A ver, dime otro ejemplo de una palabra esdrújula.

-"Rápido". -Ay, ese es el mismo ejemplo.

-No, digo que rápido, ponte en marcha porque empieza

el informativo "Está 'mapachando'".

"Está 'mapachando'".

(RÍE)

Bienvenidos a "Está 'mapachando'",

el noticiero mapache

que da las noticias "pache" lo que "pache".

Buenas noticias: el comerciante más justo del mundo,

Nacho Mapacho, presenta este informativo.

Malas noticias: también sale un señor con tirantes.

-Hola, tirantitos. -Hola, Nacho Mapacho.

-Vamos... -No me interrumpas.

Noticia "mapachonante":

la comida de comercio justo arrasa entre la comunidad mapache.

El encantador de mapaches James Blackwood ha demostrado

que las galletas de comercio justo

nos molan un 85 % más que las galletas normales.

Las razones son que están hechas con ingredientes naturales,

que sus cocineros ganen un sueldo digno

y que están de mapache rechupete.

Los mapaches estamos a tope con el comercio justo,

pero aún más con las galletas.

Te toca, James.

-La Agenda 2030 es un plan de acción que han firmado

todos los países de las Naciones Unidas

para acabar con la pobreza de aquí al 2030.

El comercio justo es una pieza clave

para conseguir los objetivos de dicha agenda.

Fairtrade es la organización que coordina

a nivel internacional la certificación de los productos

de comercio justo. Gracias a sus 600 sucursales

por todo el mundo, productores de comida,

ropa, cosméticas o artesanía

comparten una misma marca para que los consumidores

puedan reconocer los artículos de comercio justo

y hacer una compra responsable.

-Un momento, un momento, ¿cómo sé yo que un producto es

de consumo responsable? -Hay varias organizaciones

que se dedican a ello y ponen su sello en los productos

que venden. Por ejemplo, Fairtrade.

Fairtrade es una organización internacional

que se dedica a mejorar las condiciones de vida

y acceso al mercado de, por ejemplo, pequeños productores.

Estos productos, gracias a Fairtrade,

obtienen más dinero por sus productos

y pueden construir escuelas, pozos y permitir que sus hijos

vayan al cole en vez de trabajar.

Además, vigila que los productos

sean cultivados de una forma sostenible

y respetuosa con el planeta.

-¡Mola! ¿Sabes, James? He pensado que, en vez de mi negocio

de reparto de basura a domicilio, voy a poner mi propia línea de ropa

de comercio justo. Se va a llamar Fashion Mapashion.

En estas imágenes, podéis ver a Simi Orejonés

y a Richard Ficus, dos de los principales "top models"

del panorama mapache.

Recientemente, han desfilado por la célebre pasarela Peletes

con varias prendas de mi marca

mientras devoraban un bol lleno de ricos cereales de comercio justo.

Corred a comprarlo antes de que se agote.

Se ha puesto de moda

Fashion Mapashion. -¿Fashion Mapashion?

De verdad que no se puede negar que tienes

mucha imaginación para inventarte noticias.

-Gracias, James.

Si te portas bien y me haces un masaje en las patitas,

quizá te descuente, no sé,

un céntimo. Ya va siendo hora de que te vistas

con algo de estilo, tirantitos.

-Oye, que estos tirantes son muy elegantes, ¿no, clanners?

Hasta aquí, el programa de hoy.

Mañana, más y mejor. Hasta luego o, como dicen en nepalí,

namasté. -No más té.