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La crisis de los microchips, un desafío mundial para la sociedad de consumo

  • La pandemia hizo coincidir el cierre de fábricas con una explosión de la demanda de dispositivos electrónicos
  • Antes del COVID-19 las empresas navieras solían tener salidas semanales, ahora lo hacen de manera quincenal

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Enjambre de microchips.
Los microchips están en las entrañas de casi todos los productos digitales.

Tan pequeños y tan poderosos. Cada vez más sofisticados, cada vez más demandados. Por lo general no los vemos, pero están en las entrañas de casi todos los productos digitales: son los microchips.

Informe Semanal - La crisis de los microchips - ver ahora

Sin ellos los procesos de fabricación de vehículos, teléfonos móviles, equipos médicos, ordenadores, incluso una simple pelota, se paran. Y eso es precisamente lo que está ocurriendo. El desabastecimiento global de semiconductores se ha extendido en el tiempo mucho más de lo previsto. A esto hay que añadir el momento actual en el que la demanda está disparada después del parón de la pandemia de COVID-19.

El director de Estudios Financieros de la Fundación de Cajas de Ahorros (FUNCAS), Santiago Carbó, cuenta a Informe Semanal que no hay una causa única para explicar “la tensión que tenemos en estos momentos”. Carbó asegura que “todos los países empiezan a demandar energía, pero también otras materias primas: semiconductores y todo lo necesario para la reactivación económica”. Estas dos confluencias podrían explicar parte del colapso.

El mundo se enfrenta a una escasez de oferta que no se había visto en mucho tiempo. Las restricciones a la producción, la paralización del transporte marítimo y el incremento de los precios de las materias primas y la energía entorpece la aceleración de la economía. La directora general de Michelín para España y Portugal, Mari Paz Robina, asegura que “sí que hay demanda por parte de los clientes”. Pero lo triste de esta situación, cuando estamos saliendo de la pandemia, es que les fallan “cosas intermedias para poder cubrir esa demanda”.

Parones en las fábricas

El parón en la producción provocado por el coronoavirus está en la base del problema. La pandemia hizo coincidir el cierre de fábricas durante el confinamiento con una explosión de la demanda de dispositivos electrónicos. Los pocos microchips que se fabricaban en las factorías de China o Taiwán fueron para los nuevos compradores.

Con la reapertura de las fábricas y el aumento de la demanda, especialmente en el mundo de la automoción, la lista de espera para recibir partidas de chips puede alargarse varios meses.“Ahora mismo en las fábricas chinas hay unos tiempos cada mes en los que tienen que parar. En enero ya están insistiendo en que estos paros mensuales de las empresas van a ser mucho mayores porque no hay suficiente energía para abastecer a toda la industria a los ciudadanos del país”, explica el consejero delegado de la industria juguetera Injusa, Luis Berbegal Pina.

A estos problemas se suman la subida del precio de las materias primas y el colapso del transporte marítimo. El tiempo de espera para recibir un cargamento de microchips puede superar las veinte semanas.

“Estamos ante una tormenta perfecta que nos está llevando a un incremento de costes en todos y cada uno de los pasos de la cadena”, sentencia el coordinador del Máster de Logística del ESIC, Antonio Iglesias.

La automoción, uno de los sectores más afectados

El sector de la automoción, donde España es el segundo productor de Europa y el octavo del mundo, es uno de los más afectados por la falta de suministro de microchips necesarios para el montaje: desde los sensores de aparcamiento hasta el limpiaparabrisas. “Un automóvil puede tener hasta 5.000 microchips”, apunta el director general de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), José López Tafall.

En el caso español, la caída de la producción calculan que se sitúa en torno al 25 % con respecto a un año normal. Esto no ha supuesto aún que se cierre ninguna planta, pero “se están aplicando medidas de ajuste temporal, como son los ERTE, para reducir turnos o reducir la capacidad de producción porque no hay inputs”, se lamenta López Tafall. “Hay vehículos que no se pueden acabar de fabricar”. Prácticamente todos los fabricantes han anunciado paros y negocian con sus sindicatos medidas de flexibilidad y reajuste para evitar nuevas paradas de producción.

La escasez de chips obliga a parar la producción de Mercedes-Benz en Vitoria y de Seat en Martorell

El colapso de puertos y contenedores

La crisis del transporte de contenedores acentúa aún más el desabastecimiento mundial de microchips. El comercio se retrasa por la escasez de buques, el colapso en los puertos americanos o los cierres de puertos asiáticos debido a la variante delta del coronavirus.

Entre mayo y junio “hubo una paralización con el cierre del puerto de Shanghai”, recuerda el coordinador del Máster de Logística en el ESIC, Antonio Iglesias. “Si a eso unimos la parada del barco en el canal de Suez, tenemos ya un cóctel perfecto que nos están representando unos incrementos en los fletes muy altos”, argumenta Iglesias.

Antes del COVID las empresas navieras solían tener salidas semanales, ahora lo hacen de manera quincenal. Empresas transitarias como Operinter, del grupo Alonso, con oficinas por todo el mundo y acuerdos con las principales navieras, actualmente solo reserva contendores con un mes de antelación.

“Si antes de la pandemia un contenedor entre China y España costaba entre dos mil y tres mil dólares, ahora estamos hablando de 14.000 y 16.000 dólares”, explica Pedro Manuel López, CEO de Alonso Forwarding. Algo parecido sucede con los tiempos. “Una operación portuaria que tendría que hacerse en uno o dos días para que ese barco descargara y cargara los contenedores de vuelta, tiene que estar ocho días en la bahía. Ese barco ya no puede rotar, se rompe la rotación”, argumenta López.

La crisis del transporte de contenedores acentúa aún más el desabastecimiento mundial de microchips.

La crisis del transporte de contenedores acentúa aún más el desabastecimiento mundial de microchips. ARCHIVO EFE

En cuanto a la falta de contendores, el experto en logística del ESIC, Antonio Iglesias, apunta que “no es que haya falta de contenedores, sino que los contenedores no están en las posiciones donde deberían para poder estar cargados”.

Puja por los fletes

En las últimas semanas, las empresas exportadoras se han visto obligadas a pujar por los fletes. El que paga más se queda con el contenedor. La falta de existencias y los retrasos complican las campañas de “black friday” y Navidad. Especialmente en el sector juguetero y tecnológico. Algunas empresas, sin embargo, están logrando sortear las dificultades.

El director de operaciones de la empresa coreana LG, Gabriel Mesas, recuerda que Corea es uno de los países que más chips fabrica en todo el mundo y “eso nos ayuda a tener un suministro asegurado. Ahora mismo esas fábricas están a pleno rendimiento para la campaña de Navidad”.

Ante el incremento de la demanda en el mercado llevan meses anticipándose tanto en aprovisionamiento de componentes como en la reserva del transporte para sus mercancías. Algo que compañías más pequeñas no pueden asegurar. Empresas como LG buscan rutas alternativas. Ante la falta de capacidad de transporte por barco, comienza a incrementarse el transporte aéreo e incluso por tren.

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Hiperdependencia de Asia

Esta globalización ha llevado a las sociedades occidentales de consumo a una hiper dependencia de la zona asiática debido a la deslocalización de muchas fábricas. En muchos casos el coste del flete es mayor que el de la mercancía, especialmente en el sector juguetero donde el tamaño de los paquetes es muy grande.

La decisión de Injusa, una empresa familiar de juguetes fundada en 1947, de implantar el cien por cien del proceso productivo en España les está permitiendo sortear la escasez de componentes y los problemas de transporte. Lo que sí están sufriendo, como todo el sector, es el incremento de los precios; tanto del transporte como de la materia prima.

La falta de chips pone en peligro el suministro de juguetes de cara a la campaña navideña

Parte de los incrementos de precios que se están produciendo tendrán que transmitirlos al mercado, lo que significa que las familias tendrán que pagar más por los mismos productos, En un mundo tan globalizado, si falla la cadena de suministro falla todo el sector.

Efectos de la deslocalización

La deslocalización masiva a terceros países en busca de una mano de obra barata y una mayor rentabilidad está pasando factura. En el escenario actual de escasez, aumento de demanda y encarecimiento de precios, la inflación podría estar entrando en el sistema.

La Unión Europea parece que está perdiendo la guerra de los microchips, pero aún está a tiempo. Alguna multinacional ya ha anunciado la apertura de una fábrica de semiconductores en Europa. Tímidamente comienzan a ponerse en marcha políticas para movilizar el tejido industrial y recuperar parte de la soberanía tecnológica perdida.

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Mientras tanto, La oscuridad del túnel de los semiconductores se alarga para rato dejando en el camino millones de pérdidas y dudas sobre si habrá escasez de existencias en la próxima campaña de Navidad.