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Desgranando la industria de defensa española: fortalezas y debilidades de un "sector endogámico" en plena expansión

  • La UE podría movilizar 800.000 millones de euros para que los Estados miembros aumenten su gasto en defensa
  • Entre 2020 y 2024 España se ha posicionado como el 9º mayor exportador de armas, superando a Corea del Sur

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Imagen gráfica que representa un vehículo blindado, una embarcación y aviones, simbolizando la industria de defensa española en expansión.

La actualidad geopolítica ha puesto de relieve la importancia de la seguridad y la defensa. La anexión rusa de Crimea en 2014, la invasión a gran escala de Ucrania en 2022 y el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca en 2025 han hecho que los dirigentes de la Unión Europea (UE) vuelvan a prestar atención a sus Fuerzas Armadas, a sus capacidades de disuasión y a la autonomía estratégica del continente.

"El presupuesto que teníamos era el adecuado para la situación antes de 2014", afirma el investigador principal del Real Instituto Elcano Félix Arteaga a RTVE.es. "A partir de entonces, "debido a la invasión y anexión de Crimea y la expansión del Estado Islámico, se hizo necesario que creciera hasta el famoso 2%", señala Arteaga sobre el compromiso de gasto consensuado por todos los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en 2014.

La necesidad del aumento del gasto en defensa ha aumentado con los cambios políticos tras un 'superaño' electoral en 2024. "El escenario político se ha hecho más complejo", comenta Bernardo Navazo, politólogo e ingeniero aeronáutico especializado en política e industria de defensa y relaciones internacionales. Explica que España, "como el cuarto o quinto hermano mayor" de la UE, debería aportar a la defensa europea de forma proporcional a nuestra importancia en la Unión.

A pesar de todo, la inversión en defensa no es del agrado de todos. La industria está compuesta por unas pocas empresas, a menudo desconocidas para el gran público, en ocasiones interconectadas entre sí o directamente de propiedad estatal. "Yo creo que es un sector endogámico", explica Tica Font i Gregori, experta en el comercio de armas y activista por la paz, a RTVE.es.

Compromiso de gasto

Sin embargo, pocos países se tomaron en serio el compromiso no vinculante alcanzado en 2014 por todos los miembros de la OTAN. De los actuales 32 miembros, en 2014 solamente tres de ellos gastaban por encima del 2% de su producto interior bruto (PIB) en defensa: Estados Unidos, Grecia y Reino Unido.

Diez años después, en 2024, son ocho los países que siguen gastando por debajo del 2% de su PIB, entre ellos España, pero también Croacia, Portugal, Italia, Canadá, Bélgica, Luxemburgo y Eslovenia. De estos, España es el que menos invierte porcentualmente, solamente el 1,28%, frente a Polonia, el estado que más PIB invirtió a lo largo de 2024 en sus capacidades defensivas, el 4,12%.

Si nos fijamos en números totales, España es el décimo país que más dedica a defensa, por detrás de Países Bajos y Polonia y por delante de Noruega y Grecia.

Plan ReArm Europe

Los planes de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pasan por reforzar la industria europea de defensa y aumentar las capacidades militares. Para ello, los Veintisiete podrían movilizar cerca de 800.000 millones de euros, según lo declarado el pasado 4 de marzo desde Bruselasque se podrán usar también para Ucrania. "Se trata, básicamente, de gastar mejor y juntos", declaró Von der Leyen.

Arteaga apunta que, tal y como está la situación y "lo que parece una opinión consolidada", los países europeos deberán subir su inversión hasta el "3% o 3,5%". Y añade que "no parece una idea tan descabellada".

El investigador principal del Real Instituto Elcano señala también que el Gobierno en su conjunto "tiene que apoyar la integración de empresas españolas en las cadenas de suministro europeas que se van a montar. Tenemos que estar allí en la investigación, desarrollo y producción conjunta para que estén nuestras pequeñas y medianas empresas, de lo contrario vamos a ser excluidos".

Las industrias españolas

Para entender la implicación de la industria de defensa en la economía española hay que comprender el ecosistema de las empresas que la componen, en su mayoría desconocidas para el gran público.

Bernardo Navazo explica las dinámicas de esta industria, "que ha despertado con un nuevo actor que es Escribano Mechanical & Engineering". Asegura que el complejo militar industrial contaba con tres empresas tradicionales, una para cada rama de las Fuerzas Armadas: Santa Bárbara Sistemas (Ejército), Navantia (Armada) y Airbus (Aérea). E Indra, "que es el operador tecnológico", añade.

Apunta que la aparición de nuevas empresas, como Escribano Mechanical & Engineering, así como otras pymes, "han dinamizado el sistema y han acelerado los tiempos de producción". En definitiva, "son más ágiles para esta época de competición geopolítica". Navazo achaca este cambio, una vez más, a la irrupción de Escribano en el complejo militar industrial, que "se ha convertido en una especie de quinto actor que ha dinamizado" el ecosistema.

De acuerdo con el experto, en los últimos siete años se ha producido un avance, "acelerado por la Covid-19 y luego por la guerra de Ucrania". Es un sector que tenía dinámicas estables, que de repente ha respondido a las demandas", señala el experto en política e industria de defensa y relaciones internacionales.

Navazo explica que España tiene un importante "nicho naval" con la empresa de propiedad pública Navantia, que cuenta con una filial en Reino Unido y Australia y oficinas y delegaciones regionales en Brasil, Noruega, Turquía, Arabia Saudí, e India para trabajar más de cerca con sus clientes y socios. Entre las últimas exportaciones de la empresa figuran cinco corbetas basadas en el diseño Avante 2200 a Arabia Saudí, cinco fragatas F-310 a Noruega o 12 lanchas de desembarco a Australia entre otras plataformas.

También "hay un nicho aéreo con Airbus". El 50% de la división española de Airbus se dedica al sector de la defensa. En sus instalaciones de Getafe se encuentra la línea final de ensamblaje de los cazas Eurofighter de la Fuerza Aérea española y el mantenimiento, reparación y revisión de los aviones de transporte A400M. Por otro lado, sus instalaciones de San Pablo, en Sevilla, lideran las actividades de transporte militar, incluidas las líneas de montaje final del A400M y el avión de transporte medio C295, que presta servicio en las fuerzas armadas de 36 países.

Santa Bárbara Sistemas, adquirida por el gigante estadounidense de la defensa General Dynamics en 2001, está integrada en el European Land Systems-. Con sede en Madrid, Santa Bárbara Sistemas se encarga de la producción y del mantenimiento de vehículos blindados españoles como los tanques Leopard 2E o los blindados Pizarro.

Indra, por su parte, ha llevado a cabo movimientos comerciales para expandir su capacidad en el sector de la defensa y el sector espacial. En octubre de 2024 se hizo con el control del 51% de TESS Defence, consorcio empresarial formado por la propia Indra, Escribano, Santa Bárbara y SAPA para el desarrollo del vehículo de combate sobre ruedas Dragón 8x8.

Poco después el entonces presidente de la compañía, Marc Murtra, dejaba su puesto para pasar a dirigir Telefónica. La vacante fue suplida a mediados de enero de 2025 por Ángel Escribano, cofundador de Escribano Mechanical & Engineering, que cuenta el 14,3% de las acciones de Indra. A finales de mes se anunció que el operador tecnológico compraría casi el 90% de Hispasat, ampliando sus negocios al sector espacial.

Por ello, Navazo explica que Indra "se ha convertido en el principal suministrador del ejército de Tierra, desplazando a Santa Bárbara Sistemas".

¿Qué impacto tiene la industria de defensa en la economía de España?

Para abordar la cuestión de la inversión en las Fuerzas Armadas de España, primero hay que conocer qué es lo que puede proporcionar el complejo militar industrial español.

Según la información proporcionada por la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio (TEDAE) a través del informe Impacto Económico y Social de la Industria de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio elaborado por Price waterhouse Coopers (PwC) para la asociación, la facturación de los sectores de defensa y seguridad alcanzó los 8.042 millones de euros en 2023.

Esto supone un crecimiento del 8,9% respecto a 2022. Además, la inversión en I+D+i (investigación, desarrollo e innovación) ascendió a 1.590 millones de euros, equivalente al 17,9% de la inversión industrial en innovación en España. El sector cuenta con 121.029 puestos de trabajo, representando el 5,7% del empleo industrial total.

El impacto en el PIB en 2023 fue de 10.609 millones de euros, lo que supone un 6,5% del PIB industrial del país. En cuanto a la contribución fiscal, el sector aportó 3.703 millones de euros a las arcas públicas.

Según el último informe publicado por el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI) sobre el comercio global de armas, entre los años 2020 y 2024, España se ha posicionado como el noveno exportador de armas (por delante de Corea del Sur y por detrás de Israel), suponiendo el 3% del comercio global, frente al 2,3% entre los años 2015 y 2019, cosechando un aumento del 29% respecto al periodo anterior. Los mayores importadores de armamento español fueron: Arabia Saudí (24%), Australia (18%) y Turquía (13%).

Aparte de los datos económicos, el desarrollo de esta industria es fundamental para la innovación y el progreso, ya que sus aplicaciones tecnológicas tienen profundas implicaciones en el ámbito civil. El doble uso de la tecnología desarrollada por el sector de la defensa impulsa la competitividad industrial y el crecimiento económico, reforzando de esta forma la industria en España.

Algunos de los desarrollos tecnológicos más destacables de la industria militar que al final han tenido un gran impacto en la industria civil son el GPS, los drones, los satélites artificiales e incluso internet. Por ello, los sectores de defensa y seguridad son referentes por su capacidad de innovación, desarrollo y producción de tecnologías revolucionarias.

Fortalezas y debilidades

España tiene "la fortaleza que proporciona una estructura de pequeñas y medianas empresas", pero eso "tiene el inconveniente de que no tenemos escala para ser grandes ensambladores de quipos", afirma Arteaga. Añade que no participamos en el desarrollo de los carros de combate del futuro ni en la industria de la defensa antiaérea.

El investigador sentencia que "lo que nos falta es una sostenibilidad presupuestaria que permita a la industria invertir capital privado junto al público" y que es "algo que se está tratando de arreglar desde la UE". Argumenta que lo importante es que la base industrial y tecnológica de la defensa europea "se siga fortaleciendo" con inversión en I+D+i, y para ello "tendría que abrirse al sistema civil productivo".

"Esa desconexión entre lo civil y militar debilita la cooperación" en tecnologías de doble uso y esa es "una de las asignaturas pendientes de nuestra industria", sentencia Arteaga.

La cara B de la industria de defensa

Tica Font i Gregori, experta en el comercio de armas y activista por la paz, aclara que "los Estados tienen una relación simbiótica" con la defensa. Su posición gira en torno a la endogamia y la opacidad de las administraciones en lo referente a las armas y la defensa. Aclara que "te has de hacer especialista en leer los presupuestos del Estado para buscar" las partidas destinadas a este sector y qué otros gastos se realizan y dónde encontrarlos.

"La mayoría del armamento que se produce" es para los Estados y, en muchas ocasiones, es la industria la que marca las pautas de la política de seguridad. Este sector no produce "bienes de consumo, solo produce objetos para los estados, no para la sociedad", explica Gregori.

En cuanto al aumento del gasto en las Fuerzas Armadas, Gregori critica la falta de debate en la sociedad, no solo la española, sino en toda la UE. Propone discusiones sosegadas y constructivas, pues lo importante, según ella, es plantearnos "cuánto podemos gastar" en función de nuestros ingresos y de dónde saldrá el dinero necesario. "Yo creo que estos son elementos que tenemos que tener presentes". "¿Qué va a suponer para los ciudadanos?", se pregunta Gregori.

Hace referencia a las palabras del secretario general de la OTAN, Mark Rutte. "Ha sido Rutte quien ha dicho que en Europa se gasta demasiado en el Estado de bienestar, que lo podemos reducir", explica.

Este afirmó en diciembre de 2024 que, si "no gastamos más juntos ahora para evitar la guerra, pagaremos un precio mucho mayor después para combatirla, no miles de millones, sino billones de euros".