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Europa League | Sevilla

Dicen que nunca se rinde: el Sevilla, de tocar el infierno a la gloria de la séptima Europa League

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El Sevilla, de rozar el infierno al cielo de la séptima Europa League

"Dicen que nunca se rinde", canta El Arrebato en el himno del centenario del Sevilla FC. La séptima Copa UEFA / Europa League del conjunto hispalense ejemplifica mejor que nada lo que significa ese verso. Tres entrenadores, rozando el descenso a mitad de temporada en liga y el año que viene, a jugar la Champions. Y el título, a la vitrina con los otros seis.

Julen Lopetegui comenzó la temporada al frente del banquillo. El técnico vasco había conducido al equipo a la Sexta en su primera temporada (2020) y lo había clasificado para jugar la Champions League en las siguientes.

Pero la temporada 2022-2023 comenzó mal y fue a peor. El Sevilla, con un irreconocible Isco Alarcóncomo fichaje más mediático, que luego salió por la puerta de atrás, iba en caída libre tanto en Liga como en Champions.

En octubre ocupaba la posición 18, en descenso, no había ganando aún un solo partido en casa y en Champions estaban desahuciados tras un contundente 1-4 del Borussia Dortmund. Esa misma noche fue destituido Lopetegui.

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Tomó las riendas Jorge Sampaoli, quien ya había dirigido al equipo en una anterior etapa (2016-2017). El argentino vivió una etapa de altibajos y se fue en marzo, reemplazado por José Luis Mendilibar.

Por el camino dejó la primera victoria en el Sánchez Pizjuán, un 3-0 al Copenhague en la quinta jornada de la Champions que le valió ser tercero y jugar las eliminatorias de la Europa League; primer 'match ball' salvado.

Pero el equipo seguía viendo demasiado cerca el abismo en Liga y llegó a ser penúltimo a principios de año. Sampaoli dejó al equipo clasificado para cuartos de final en la Europa League y Mendilibar comenzó a remontar en Liga.

El argentino también dejó refuerzos: el francés Loic Badé en defensa, sumado a los retornos de Lucas Ocampos y Bryan Gil se han mostrado cruciales para la consecución del título.

Al técnico de Zaldibar (Vizcaya) se le abrían dos horizontes: clasificar al Sevilla para disputar competiciones europeas vía tabla liguera o ganar la Europa League. Lo primero se veía casi imposible por la distancia de puntos, aunque a falta de una jornada están a una victoria del séptimo puesto. Ganando el torneo continental el horizonte era mucho más tentador: jugar la Champions.

Una 'Séptima' agónica

Y, 'bingo'. Llegó la Séptima pero no sin sufrimiento. En el primer 'playoff', aún con Sampaoli en el banquillo, el PSV neerlandés estuvo a un gol de igualar el 3-0 que logró el Sevilla en la ida. Aguantó incluso con gol anulado a los locales en Eindhoven (Países Bajos). Algo parecido le pasó con el Fenerbahçe después de ganar 2-0 en la ida y sufrir con derrota por 1-0 en Estambul.

Después le tocó el Manchester United, que venía de eliminar al Barça, y en la ida en Old Trafford se vio con un 2-0 al poco de empezar el partido que hacía presagiar lo peor. Acabó arrancando un valioso empate (2-2) que le valió media eliminatoria.

Contra la Juventus en semifinales remontó un 0-1 en la vuelta para forzar la prórroga y meterse en la final, goles de Suso y Lamela. Y la final contra la Roma tampoco estuvo exenta de sufrimiento, con el 0-1 de Dybala, el empate de rebote y autogol de Mancini, por no hablar del cabezazo al larguero de Smalling en el tiempo añadido de la prórroga.

Todo ese sufrimiento queda atrás. Con el paso del tiempo las alegrías se verán menos agónicas, pero se seguirá valorando el esfuerzo de un Sevilla que nunca se rindió hacia su séptima Europa League.