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Los Reyes Magos no llegan a la Cañada Real: "No nos cansaremos de pedir a los políticos que nos devuelvan la luz"

  • Más de 4.000 personas pasan su segundo invierno sin tener acceso a la luz eléctrica en el Sector 6
  • “Si nos realojaran, lo aceptaríamos, pero este es nuestro hogar. No conozco la vida fuera de aquí"

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Una de las intervenciones del grupo artístico Boa Mistura en la Cañada Real: "Luz para Cañada"
Una de las intervenciones del grupo artístico Boa Mistura en la Cañada Real: "Luz para Cañada"

El sol se esconde detrás de las nubes y aún permite observar la vida en la Cañada Real, antes de que caiga la noche de Reyes, la que se conoce como la noche más mágica del año. Pero aquí hace frío y llueve sobre mojado. Las casas cubiertas con zinc no abrigan de las bajas temperaturas. “Amar a oscuras”, susurra un grafiti de colores vivos. Sus calles hablan todo el rato. El humo de las chimeneas apunta al cielo y algunas placas solares posan esperando el sol de un nuevo día. Es el segundo invierno sin luz para los habitantes del Sector 6 de la Cañada Real. Este año no les pilla desprevenidos.

Dos sectores, el cinco y el seis, de este asentamiento, uno de los más grandes de Europa, sufren cortes de luz desde hace más de un año. Reciben 2022 en la sombra. Más de 4.000 personas viven sin suministro eléctrico desde el 3 de octubre 2020, entre ellas más 1.800 son niños y niñas. Se percibe el hartazgo de la gente. Les cuesta comprender cómo esta situación puede prolongarse en el tiempo viviendo a tan solo 13 kilómetros de la Puerta del Sol. “Muchos vienen aquí a preguntar, pero nadie hace nada”, dice una vecina.

Preguntada por los Reyes Magos responde: “Le cogí un camión de juguete a mi nieto de tres años. Abrió el paquete y no lo veía porque estamos sin luz. Tuve que encender dos linternas para que hacerle ver que era verdad”, añade. Se llama Vicky Vázquez, tiene 41 años y lleva 20 viviendo en el asentamiento. “Este ha sido el único regalo que han traído los Reyes Magos a casa”, añade.

Vicky Vázquez tiene 41 años y lleva 20 viviendo en el Sector seis de la Cañada Real

Vicky Vázquez tiene 41 años y lleva 20 viviendo en el Sector seis de la Cañada Real RTVE.es

No nos cansaremos de pedir luz, no solo a los Reyes también a los políticos de la Comunidad de Madrid. Que nos pongan contadores y nosotros pagamos nuestras facturas”, apela. Mientras coloca la leña en la chimenea, recuerda que muchos llevan muchos años reclamando que les instalen contadores y expidan los contratos, una reclamación a la que se sumó el Defensor del Pueblo el pasado mes de noviembre.

Según la empresa eléctrica Naturgy los cortes fueron causados por una subida de tensión en los cultivos ilegales de la marihuana. “Lo más indignante es que en esta parte donde hay droga tienen luz, pero castigan a las familias humildes y sobre todo a nuestros hijos”, aclara enfadada. “Nos tratan como animales. Este es como cualquier barrio de Madrid, hay gente buena y gente mala”, asegura que pagan justos por pecadores. “Tengo esperanza. Claro que la tengo. Nos tienen que devolver la luz”, afirma Vázquez.

“Ahora gastamos mucho más. Mi marido lleva todo el día buscando leña. Solo podemos estar en una habitación, ya que el resto de la casa está helada”. Tienen un generador que encienden un par de horas cuando oscurece y es cuando aprovechan para recargar los móviles y preparar la cena. “En Nochebuena nos acostamos a las nueve de la tarde. Cenamos algo y dormimos muy pronto porque no podíamos permitirnos echarle más gasolina al generador”, expone.

El baño de la casa de Vicky alumbrado con una pequeña linterna

El baño de la casa de Vicky alumbrado con una pequeña linterna RTVE.es

En el baño tiene colocada una pequeña linterna. Los grifos tienen sed. Sin luz, no hay agua. “Nos corresponden 3.800 litros de agua a la semana, pero no llega sin la electricidad”. Tiene heridas en las manos y desde el pasado mes de octubre le han recetado antidepresivos: “Tengo ansiedad estamos, al límite. Me gustaría invitar en mi casa a todos los responsables políticos con sus hijos a que vengan a pasar unos días conmigo. Estoy segura de que entonces nos pondrían la luz”. Enseña el resto de la casa con orgullo. Lo tiene todo bien colocado y presume de que pintó las paredes: “En otra vida sería artista. Me gusta dibujar y pintar. Esta es mi casa. Llevamos aquí toda la vida. Aquí tenemos nuestra vida y aquí nos queremos quedar si nos dan alternativa”, afirma contundente.

Me gustaría invitar en mi casa a todos los responsables políticos con sus hijos a que vengan a pasar unos días conmigo. Estoy segura de que entonces nos pondrían la luz

Entre el estigma y la pena

En ese Madrid que no se ve, viven jóvenes como Cristina que tiene 17 años y la actual situación le pesa: “No puedo escuchar toda la música que quisiera con el móvil o chatear con mis amigas porque tengo las horas de batería del aparato contadas”. Su vida se apaga cuando se apaga el móvil: “Esto es muy aburrido”.

Vicky con su nieto y su vecina Cristina sentadas delante de la chimenea

Vicky con su nieto y su vecina Cristina sentadas delante de la chimenea RTVE.es

Además, fuera del asentamiento se enfrenta al estigma y al rechazo. “Digo que soy de la Cañada y ya está la cruz”, afirma. Ha dejado de invitar a amigas de fuera a su casa. Este es uno de los principales problemas a los que se enfrentan los habitantes de la Cañada. “Es un lugar muy desconocido para la gente de fuera”, reafirma Miguel Ángel Cornejo el responsable de proyectos de Cáritas en la Cañada Real. De hecho, su propósito este año es “dar a conocer a los que no son de aquí qué es esto”. Recuerda que aquí no llegan los repartidores de grandes empresas y que hay mucho rechazo. “Provoca el estigma o la pena”, añade.

La inocencia de los niños les hace algo más inconscientes de la realidad que les rodea. “Lo viven con naturalidad porque han nacido y crecido aquí”, recuerda Cornejo. Son 1.813 niños y niñas que se ven afectados por los cortes de luz. Aparte de las dificultades que acarrean a la hora de hacer los deberes, lo que no soportan es el impacto del invierno: “Las madres que vienen aquí nos dicen que prefieren el frío a la lluvia. Ven que es más difícil entrar en calor si la ropa se moja o si las casas gotean”.

“La situación es extremadamente complicada. No soy optimista con que se vaya a resolver. De vez en cuando se dan señales y parece que hay intención de resolver el problema de la luz. Pero la solución no llega. Hace poco el comisionado de la Cañada se reunió con los vecinos y hablaron de que por el momento la luz no va a volver”, analiza Cornejo. Según los vecinos y las oenegés habría que cambiar todo el tendido eléctrico, hacer las instalaciones en las casas y son muchas las partes que deberían ponerse de acuerdo.

Los seis sectores se extienden sobre Coslada y cruzan municipios de Madrid y Rivas hasta Getafe. Además, “si el objetivo a largo plazo es realojar a la población no le ven sentido hacer una inversión tan grande”, añade el responsable de Caritas. El ex Defensor del Pueblo en funciones antes de marcharse mostró su “grave preocupación” por la situación en la Cañada en una resolución de 10 páginas en las que además reclamaba una solución urgente ante la llegada del invierno.

“Yo prefiero pasar hambre que no tener luz”

Durante más de un año sin luz los vecinos del asentamiento no han dejado de levantar sus pancartas con “Luz para la Cañada”. En octubre constituyeron la Plataforma Cívica de Apoyo a la Luz en Cañada Real, integrada por más de 50 organizaciones de la sociedad civil junto con las asociaciones vecinales y comunitarias. “Yo prefiero pasar hambre que no tener luz”, asegura una vecina.

Los habitantes del asentamiento han denunciado esta situación ante la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento de Madrid y el de Rivas. Su causa llegó al Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil, al Parlamento Europeo y por supuesto ante el gobierno de España. Han presentado demandas en las oficinas de Naturgy, la empresa que suministra electricidad en la zona.

Un año sin luz en la Cañada Real: "Estamos aislados, ya no puedo vivir"

Aunque los cortes de luz afectan sobre todo al Sector 6, que es el más grande y poblado, el Sector 5 también se enfrenta a apagones intermitentes. “Allí los vecinos han conseguido ponerse de acuerdo. Se alternan para que la luz no salté”, explica Cornejo. Gracias a la comunicación y organización comunitaria desafían los cortes de luz.

Israel Vargas tiene 30 años y nos abre las puertas de su casa para enseñar los papeles que tenía su abuelo que vivía en la Cañada Real. El asentamiento comenzó a habitarse desde los años sesenta. Su abuelo pagaba impuestos: “Tengo los documentos de cuando pagaba sus impuestos y facturas”, indica entre toda la documentación. No se quita el abrigo. “Dormimos tiritando y esto no es normal. Yo no me puedo permitir un alquiler en Madrid”, asegura. Enseña varias casas de familiares, son tres las generaciones que han vivido aquí y este es el lugar que ha visto nacer a sus hijos.

“Si nos realojan lo aceptaríamos, pero este es nuestro hogar. No conozco la vida fuera de aquí y con luz vivía dignamente”, añade. Les preocupa la situación de los más vulnerables. Los derechos de las personas mayores y la infancia no están garantizados en estas condiciones. “A mí lo que más me duele es que mis niños no pueden ir a la escuela y que sean analfabetos como yo”, interrumpe su mujer Tamara Jiménez. Los más pequeños no todos los días cuentan con ropa seca para poder ir al cole: “Les tengo que lavar la cara con agua fría y hay días que la ropa no se ha secado. Aquí lavas a mano y tarda muchos días la ropa en secarse. Los niños están todos constipados”.

Si nos realojan lo aceptaríamos, pero este es nuestro hogar. Yo no conozco la vida fuera de aquí y con luz vivía dignamente

El horizonte del realojo, aún lejano

Al pasar un puente comienza la parte del Sector 6 sin asfaltar. Aún hay alguna familia viviendo, sin embargo, muchas en esta parte han sido realojadas. Se ven escombros y chozas derrumbadas. Sería el sueño de una mayoría. “Las condiciones para los realojamientos son estrictas y muy concretas. Por ejemplo, sería para gente empadronada desde 2011. ¿Qué pasará con el resto?”, se pregunta el responsable de proyectos en Cañada Cáritas.

A mediados de noviembre el Comité Ejecutivo del Pacto por la Cañada Real Galiana -conformado por la Delegación del Gobierno, los tres ayuntamientos de Madrid, Coslada y Rivas Vaciamadrid y el gobierno de la Comunidad de Madrid- se fijó una hoja de ruta con 21 actuaciones que incluye el realojo de 160 familias del Sector 6. Durante los próximos dos años se prevé llegar a 300 familias de las más de 800 que viven ahora. El objetivo pactado entre las administraciones es que el Sector 6 vaya desapareciendo.

“Este año ni el árbol de navidad hemos puesto”, dice Tamara. No tiene luz para iluminarlo. Aquí los únicos regalos que han llegado este año han sido los de las ONG. Tampoco ha habido cabalgata debido a la pandemia.

A medida que nos alejamos, lo que rompe el silencio y la oscuridad son luces alimentadas con placas solares que ilustran mensajes. Una iniciativa, por seguda vez, del colectivo artístico Boa Mistura. Luces navideñas que hablan en nombre de la comunidad: “Luz para la Cañada”, “Seguimos luchando”, “Seguimos a oscuras” o “Queremos contratos”. Luces que hablan, ruegan y recuerdan que hay 4.000 personas que siguen esperando una solución.

Regalos de los Reyes Magos en el centro de Cáritas en el Sector seis de la Cañada Real

Regalos de los Reyes Magos en el centro de Cáritas en el Sector seis de la Cañada Real RTVE.es