Extremadura acaba de pasar por las urnas y la negociación ya está en marcha después de que María Guardiola no haya logrado la mayoría absoluta que buscaba. Necesitará apoyos, previsiblemente el de Vox, que ha duplicado su representación en la asamblea extremeña. "Y, desde luego, sus relaciones no son precisamente las mejores del mundo. El panorama es un auténtico rompecabezas", dice Marisol López, directora de El Periódico de Extremadura. El batacazo ha sido para el PSOE de Miguel Ángel Gallardo, que concurría a las urnas investigado por el caso de David Sánchez. "El partido socialista en la región se ha quedado hecho unos zorros", añade José Orantos, director de Hoy. El PSOE regional ya está en manos de una gestora tras la dimisión de Gallardo.
Al margen de las disputas políticas, uno de los focos de atención en Extremadura ha estado en la zona de influencia de la central nuclear de Almaraz. El cierre de uno de sus reactores está previsto en menos de dos años y "entre los trabajadores, hay incertidumbre", cuenta Patricia Rubio, responsable de su oficina técnica: "Porque, al final, somos 4.000 familias que nos vemos obligados a emigrar de nuestra región". La central impulsa el comercio y sostiene todo el tejido empresarial. De hecho, siete de los 10 municipios más ricos de Extremadura se concentran alrededor. PP y Vox, que apuestan por mantenerla abierta, han sido allí los partidos más votados.
La movilidad también es clave en una comunidad como la extremeña. Es una de las principales preocupaciones de los ciudadanos menores de 45 años, pero no ha sido uno de los temas más discutidos en campaña. Acostumbrada a los retrasos y a las averías sobre los raíles, la población sabe que los transportes son claves para luchar contra la despoblación. Benito, un usuario habitual, se lamenta de que "en cuestión de trenes, vamos los últimos. Esperemos ya que alguien se entere". Marina, otra usuaria, aporta un dato para el descontento: "Mi hermano fue ayer a Sevilla desde Madrid y tardó dos horas en AVE. Hoy, vamos nosotros de Cáceres a Madrid y estamos tardando tres horas y media... Y es la mitad de distancia". Retos, más allá de la concreción de un nuevo gobierno y el pacto de presupuestos, no faltan en la región.
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