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El futuro en Oriente Medio: Borrell lamenta que "Trump se ha comido la escena" y "hemos olvidado lo que pasa en Gaza"

  • El ex alto representante de política exterior de la UE cree que Europa está más cerca de apoyar al Estado Hebreo
  • CIDOB ha celebrado en Barcelona un congreso para analizar cómo detener el conflicto entre Israel y Hamás
La guerra en Gaza, en segundo plano desde la llegada de Trump
GONZALO CARETTI ORIA
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Desde su llegada a la Casa Blanca, Donald Trump no ha dado tregua. La guerra arancelaria, las negociaciones para el conflicto de Ucrania, amenazas a Groenlandia… Casi cada día una nueva cuestión y todos sus movimientos marcan una agenda que parece dejar a la guerra de Gaza en segundo plano. “Trump se ha comido la escena, todo lo que pasa es lo que hace Trump. Y hemos olvidado lo que pasa en Gaza”, recuerda el presidente del CIDOB (Centro de Asuntos Internacionales de Barcelona) y ex alto representante de política exterior de la UE, Josep Borrell.

En ese tiempo, por ejemplo, la tregua en la Franja se ha roto, y las cifras de fallecidos ya superan los 50.000. Israel ha vuelto a invadir Gaza y la tensión con Hizbulá en Líbano crece. El conflicto sigue latente y vuelve a activarse porque, en realidad, nunca se cerró.

Analizar cuál es el camino para detenerlo ha sido uno de los objetivos del congreso que el CIDOB ha celebrado en Barcelona este fin de semana: (War And Peace: The future of the Middle East: understanding conflict, building peace). Analistas y expertos han explorado fórmulas y han comparado las diferencias con otros tiempos del pasado.

Una etapa crítica para Oriente Medio

Uno de ellos ha sido el expolítico israelí, Avi Gil. Fue una figura de primer nivel durante los procesos negociadores de Oslo. Para Gil, los tiempos han cambiado radicalmente. “Entonces, las dos partes, palestinos e israelíes, no necesitaban presiones de fuera para negociar, ni de las superpotencias. Querían hacerlo, estaban dispuestos a ello. Hoy en día, tratan de esconder las negociaciones a las superpotencias”, señala a RTVE.es

Para Gil, una de las claves se encuentra en la debilidad de los gobiernos de ambas partes. “Incluso si (Benjamín) Netanyahu perdiera el poder, la coalición que quedaría sería contraria a la negociación basada en la ‘solución de dos estados", indica.

“Ninguna negociación viable y práctica surgirá hoy desde dentro. Incluso, si eso ocurriera, solo funcionaría si la comunidad internacional, especialmente Estados Unidos y Europa, se dan la mano y tratan de impulsar ese proceso”, argumenta Gil.

El difícil rol de una Europa dividida

Y eso pone la pelota, también, en el rol de Europa. “Pero Europa ha estado muy dividida, y aún lo está”, ha señalado Borrell, que ha añadido que algunos de esos países están dominados por la mala conciencia del Holocausto: “La mayoría de los estados europeos, francamente, están más cercanos a apoyar a Israel, haga lo que haga, que a ponerle límites”.

Esta situación, señala Borrell, puede provocar la sensación de utilizar un doble rasero. “El hecho de que Netanyahu pueda visitar un país europeo cuando tiene una orden de arresto por la Corte Penal Internacional deja a Europa en muy mal lugar”, añade el ex alto representante de política exterior de la UE.

"A partir de ahora, los europeos tendrán más difícil predicar el respeto al Derecho Internacional y al derecho humanitario… ¿Si va Putin a Hungría, también le recibirán, o le detendrán?", cuestiona Borrell.

Las líneas rojas de unas posibles negociaciones

Volver a las negociaciones parece, el único camino, pero también uno difícil. Y en ese trayecto surgiría una pregunta difícil: ¿se debe o no excluir de esas negociaciones a Hamás? Para algunos analistas, Hamás tiene posibilidades de cambio y sería interesante facilitárselo. Según Avi Gil, “mientras Hamás trabaje en la idea de la destrucción de Israel, no tenemos nada que negociar con ellos”.

“Las transformaciones ocurren, pero no sé qué puede pasar en este caso", señala Borrell. "Hamás es hoy una organización terrorista, pero ha habido personalidades políticas muy importantes en Israel que antes fueron miembros de una organización terrorista”.

En cualquier caso, señala Borrell, no se debe de confundir a Hamás con el pueblo palestino. Y uno de los problemas añadidos es la desafección, el gran escepticismo de parte de ambas sociedades por unos procesos negociadores que, de momento, no han detenido el conflicto después de tantas décadas.