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Trichet culpa de la crisis en la zona euro al "mal comportamiento de algunos países"

  • Niega que el origen esté en debilidades estructurales de la Eurozona
  • La "pobre gobernanza de la Zona euro" ha favorecido el surgimiento de la crisis

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El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet,  ha destacado este lunes que la crisis actual de la zona euro debe atribuirse al "mal comportamiento de algunos países" y no a debilidades estructurales de la moneda única.

"No es toda la UE la que está en juego. Se trata de una inestabilidad financiera que se ha producido por un mal comportamiento de las políticas fiscales y con una interacción de los mercados", ha explicado Trichet, ante el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo (Francia).

En este sentido, Trichet ha criticado que el "legítimo debate" sobre las medidas necesarias para salir de la crisis derive con frecuencia hacia una discusión sobre "la legitimidad del euro".    "Hay una tendencia en ciertos canales de comunicación a tomar Europa como chivo expiatorio. Hay una tendencia a decir que si las cosas no van bien es culpa de la Comisión, del Banco Central Europeo o, incluso, del euro", ha asegurado el presidente del BCE.

"Pobre gobernanza de la Zona euro"

Así, Trichet ha defendido el euro como una moneda que "ha mantenido su estabilidad interna y externa de forma destacable", y ha demostrado su solidez "en términos históricos".    A juicio de Trichet, es "la pobre gobernanza económica de la Zona euro" la característica "anormal" que ha permitido que emerja la actual crisis.

En esa misma línea, el presidente de la autoridad emisora europea ha criticado la reforma de la disciplina fiscal acordada recientemente por los Veintisiete por considerarla insuficiente.

"Cuando la Comisión Europea hizo sus propuestas ya dijimos que no eran suficientes" para endurecer la vigilancia fiscal de los Estados miembros, ha recalcado Trichet, quien ha añadido que el estado actual de la propuesta, después de haber pasado por el Consejo Europeo -órgano donde están representados los Estados miembros- le produce aún mayor descontento por debilitar el planteamiento inicial.

"No podemos decir nada más que creemos que deberíamos estar a la altura de la exigencias de la situación" que, a su juicio, pide un importante refuerzo de la vigilancia fiscal y de la coordinación de las políticas económicas en la eurozona.

Durante el mismo debate en la Eurocámara, el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, ha coincidido con Trichet y ha insistido en que el "euro es, y continuará siendo, el pilar fundamental de la Unión Europea".

"Cualquier debate sobre la destrucción del proyecto europeo es irresponsable. Todos los Estados miembros habrían estado en una situación mucho más difícil sin la Unión Europea y su escudo político", ha asegurado.

Para Rehn, "no se trata de encontrar a alguien a quien culpar, sino de reforzar la construcción europea que ha protegido a los ciudadanos de unas consecuencias peores".

Rehn ha señalado que la decisión de acudir al rescate de Irlanda adoptada por los ministros de Finanzas europeos es fundamental para mantener la "estabilidad" en la zona euro.

Trichet y Rehn también se han referido a la "dimensión externa" de la moneda única, en la que se realizaron el 30% de las reservas globales internacionales de 2009.

Un dólar fuerte conviene a EEUU

Además, el presidente del Banco Central Europeo ha subrayado un dólar fuerte y creíble es conveniente para favorecer la recuperación de Europa, pero también lo "es en el interés de Estados Unidos y de toda la comunidad internacional".

El controvertido plan de estímulo de la Reserva Federal estadounidense para comprar deuda pública por valor de 600.000 millones de dólares (425.000 millones de euros) con el fin de reactivar la economía estadounidense ha recibido las críticas internacionales por considerar que su intención última es la de depreciar el billete verde con objeto de lograr ventajas competitivas comerciales.

Trichet también se ha pronunciado sobre las políticas monetarias de algunas economías emergentes "que tienen superávit corrientes y tipos de cambio que no son lo suficientemente flexibles", algo de lo que la comunidad internacional acusa a China.

En este sentido, el presidente del BCE ha destacado la necesidad de avanzar hacia tipos de cambio más influidos por el mercado, que reflejen los fundamentos económicos, y dejar así "atrás la devaluación competitiva de las monedas".