En los conventos y monasterios conservan recetas centenarias que se han ido adaptando a los nuevos consumidores que piden otros sabores y menos calorías. Ejemplos como el turrón con fruta de la pasión, de té macha relleno de chocolate blanco, de chocolate majari, directo de Madagascar o pistacho.
Según una monja del convento Clarisa de Marchena, Sor Susana, este año han "visto que hay más clientes". Las navidades pasadas vieron el filón en los nuevos sabores y aunque sus recetas y cocinas tienen casi 400 años se han metido de lleno en el mercado de dulces actualizados. Con la harina, la leche y el azúcar de siempre, sin pensar en la báscula, pero innovando, tienen incluso un chocolate para picar entre horas.
Las 20 hermanas llevan desde principios de octubre trabajando en el obrador ocho horas al día. Antes, varias reuniones y lluvia de ideas para repensar los sabores de siempre. Lo clásico ya saben, nunca falla. Por eso en el convento de Santa Clara, en Llerena, Badajoz, han centrado su mercado exclusivamente en las recetas típicas, como los pasteles de gloria rellenos de crema.
Imagen: EUROPA PRESS / SOFÍA MORO
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