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En Brasil, la Policía ha detenido este sábado al expresidente Jair Bolsonaro, que ya cumplía arresto domiciliario tras ser condenado a 27 años de cárcel por intento de golpe de Estado. El exmandatario había intentado romper la tobillera electrónica y fugarse durante una manifestación convocada frente a su casa por uno de sus hijos.

La sentencia del Tribunal Supremo brasileño que ha condenado al expresidente Jair Bolsonaro a 27 años de cárcel por intento de golpe de Estado ha sacudido al país. Mientras miles han celebrado la decisión como una victoria de la democracia, sus seguidores han denunciado persecución política. El exmandatario, que se encuentra bajo arresto domiciliario a las afueras de Brasilia, se ha convertido en el primer líder de Brasil condenado por golpismo.

La gran incógnita ahora es el futuro político de la ultraderecha en el país. La familia de Bolsonaro suena como posible relevo de cara a las presidenciales de 2026, con su esposa e hijos entre los nombres que podrían disputar el poder al actual presidente, Lula da Silva.

Por otro lado, la condena a Bolsonaro ha marcado un precedente internacional al demostrar que la justicia puede actuar contra líderes que intenten socavar la democracia, aunque las comparaciones con el presidente estadounidense, Donald Trump, y salvadoreño, Nayib Bukele, revelan que no en todos los países existen contrapesos sólidos.

El Tribunal Supremo de Brasil ha sentenciado al expresidente Jair Bolsonaro a 27 años de prisión por haber orquestado una trama para retener el poder tras su derrota electoral en 2022, la cual culminó con el asalto frustrado al Congreso y al Tribunal Supremo del país latinoamericano. Junto al exmandatario, también han sido condenados cinco militares y dos civiles. La noticia ha desatado celebraciones entre sus detractores, que la consideran una victoria para la democracia, mientras que sus partidarios han denunciado que se trata de una "injusticia" y un proceso de "persecución política".

Desde Estados Unidos, donde se refugió para evitar a la justicia brasileña, uno de los hijos del expresidente, Eduardo Bolsonaro ha asegurado que la condena será anulada. El presidente estadounidense Donald Trump, que impuso aranceles del 50% al Gobierno brasileño de Lula da Silva en represalia, también ha salido en su defensa, comparando el caso con los procesos que él mismo enfrentó tras el asalto al Capitolio en 2021.

Foto: SERGIO LIMA

La Corte Suprema de Brasil ha alcanzado este jueves la mayoría de tres votos para condenar al expresidente brasileño Jair Bolsonaro por los crímenes de golpe de Estado y organización criminal. El fallo, emitido por la mayoría de un grupo de cinco jueces, ha convertido al exmandatario en el primero en la historia del país en ser condenado por atentar contra la democracia.

La jueza Carmen Lucia Antunes, la cuarta en votar, lo ha hecho a favor, coincidiendo así con sus compañeros Alexandre de Moraes y Flavio Dino. Antunes ha observado "pruebas concluyentes" de la existencia de una "organización criminal" bajo la cual Bolsonaro buscó "minar el libre ejercicio" de los poderes democráticos. "Querían dañar y secuestrar el alma de la República" al "desmoralizar el proceso electoral", ha señalado.

Foto: MATEUS BONOMI

El expresidente brasileño Jair Bolsonaro ha sido denunciado por la Policía Federal por supuestamente "coaccionar" a la Corte Suprema para intentar obstruir el juicio que enfrenta por intento de golpe de Estado, según han informado este miércoles fuentes oficiales.

Las autoridades también han presentado cargos por el mismo motivo contra el diputado Eduardo Bolsonaro, uno de los hijos del exmandatario y quien se encuentra en Estados Unidos desde marzo pidiendo sanciones al Gobierno de Donald Trump para ayudar judicialmente a su padre.

FOTO:ANDRE BORGES/EFE

En los últimos años, América Latina ha visto desfilar una larga lista de expresidentes que han sido procesados o condenados. Los motivos que explican esta tendencia son múltiples y se alimentan entre sí. Para entenderlos, hablamos con Eduardo Dargent, politólogo y profesor en la Pontificia Universidad Católica del Perú, y Agata Serranò, investigadora 'Ramón y Cajal' en el Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid.