La ley obliga a las instituciones a usar un lenguaje claro en sus documentos
- El uso de un lenguaje claro evita dudas en los contratos y mejora la confianza entre instituciones y ciudadanos
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Las instituciones públicas y privadas están obligadas por ley a utilizar un lenguaje claro en sus documentos. Muchas personas se encuentran con que deben releer un contrato que no comprenden o sienten vergüenza de preguntar a los empleados. En el programa Para todos La 2 conversan con Arantxa Caballero, presidenta de la Asociación de Empresas de Traducción e Interpretación, sobre la importancia de redactar pensando en el destinatario y no escribir por inercia.
Diferencia entre lenguaje fácil y lenguaje claro
El lenguaje fácil es un tipo de redacción en el que se simplifica información o se redondean cifras, y está dirigido a personas con discapacidad cognitiva. El lenguaje claro, en cambio, se orienta a toda la población. Consiste en que la información de un documento sea tan transparente que pueda localizarse sin dificultad y comprenderse con precisión. Tal como señala la experta, “muchos de los actos más importantes a lo largo de nuestra vida se rigen por contratos”: desde la compra de una vivienda o la contratación de un seguro hasta un matrimonio.
¿Cómo se puede crear un lenguaje claro?
La clave para lograr claridad en un texto es redactar pensando en quién lo leerá. Quien desee adquirir una casa, por ejemplo, necesita conocer aspectos esenciales: cuántos años deberá pagar, cuál será la cuota mensual o qué sucede en caso de impago. En definitiva, todo se resume en cuatro puntos clave, que suelen perderse entre decenas de páginas y, por eso, resulta imprescindible un resumen.
Más allá de la redacción, un lenguaje claro también exige cuidar el diseño del documento y la organización de los contenidos. Los apartados deben distinguirse de inmediato al primer vistazo. Si tras una primera lectura no se comprende el mensaje, significa que no es lo suficientemente claro.
Una mujer leyendo algunos papeles con cara de preocupación Getty Images
La práctica de recibir un desglose con los contenidos más importantes de un documento es cada vez más habitual en las administraciones, en parte por la obligación establecida en el artículo 9 de la Ley Orgánica del Derecho de Defensa. Este segundo texto redactado con lenguaje claro no debería solicitarse, sino entregarse de forma directa antes de firmar cualquier contrato.
Una comunicación transparente beneficia tanto a empresas como a usuarios. Los clientes muestran mayor lealtad cuando perciben que la información es accesible y honesta, lo que mejora la reputación corporativa. Además, al comprender sin dificultad todas las condiciones, no será necesario recurrir después al servicio de atención al cliente para resolver dudas. Así, ambas partes ganan tiempo y fortalecen la confianza mutua.