Enlaces accesibilidad

Recuerdos de una antigua niña de San Ildefonso: así cantó Leticia el Gordo en 1995

  • Leticia y Raquel cantaron un premio que les valió una semana de vacaciones pagadas en Palma de Mallorca
  • El sorteo compartió protagonismo en el Telediario con un atentado mortal de ETA en León
Leticia y Raquel cantan el Gordo en el sorteo de la Lotería de Navidad de 1995
Las niñas de San Ildefonso Leticia y Raquel cantan el Gordo en el sorteo de la Lotería de Navidad de 1995 EFE/JOSÉ HUESCA

El 45.495 dejó hace 30 años una lluvia de millones, en pesetas, en Palma de Mallorca. El Gordo de la Lotería de Navidad de 1995 llegó acompañado de las voces de dos niñas de San Ildefonso, Raquel y Leticia, y supuso para esta última la culminación de un sueño.

A sus 13 años, era "la última oportunidad" que tenía de cantar el premio principal, como rememora Leticia tres décadas más tarde para RTVE Noticias, al hacer memoria de un día que sigue teniendo nítido en sus recuerdos, de los que han disipado en cambio otras noticias que terminarían marcaron informativamente esa misma jornada.

El Telediario del 22 de diciembre no abrió como suele ser habitual con el sorteo, sino con un atentado de ETA en León que se saldó con el asesinato del comandante militar Luciano Cortizo Alonso, víctima de la explosión de una bomba lapa adosada a los bajos de su vehículo. Ese mismo día, Jordi Pujol tomó posesión de su quinto mandato como presidente de la Generalitat y una tromba de agua en Madrid anegó el paseo del Prado.

1995: el Gordo de la Lotería de Navidad fue el 45495

Para Leticia, sin embargo, todo pasaba por el salón de sorteos de Loterías y Apuestas del Estado en la calle Guzmán el Bueno y por unos bombos de los que estaba pendiente también toda España.

Dar el Gordo al segundo intento

Junto a su compañera, ya había aparecido en la primera tabla, que se había resuelto con un único cuarto premio de 30 millones de pesetas a la serie. Sin embargo, cantar números en esa primera tabla les daba derecho a repetir en la séptima. "Iban saliendo todos los niños y yo le decía a mi compañera: no te preocupes que lo he soñado". Y se cumplió.

"Lo vi yo porque cantaba los premios y ella los números", explica. Leticia supo al coger la bola que no era una pedrea más y puso la mano en los alambres, el gesto con el que los niños se avisan entre sí para dejar claro que tienen que hacer una pausa especial tanto para ellos como para otros pocos cientos afortunados más.

Iban saliendo todos los niños y yo le decía a mi compañera: no te preocupes, que lo he soñado

Al principio, creyó que se trataban de otros 30 millones de pesetas a la serie, de otro cuarto premio, pero entonces vio un cero adicional. Tenía entre manos el Gordo, con sus consiguientes 300 millones de pesetas, unos 1.800 millones de euros, que implicaban 30 millones de pesetas por décimo, alrededor de 180.300 euros si se tiene en cuenta el tipo de cambio establecido en origen.

"Me emocioné muchísimo", confiesa ahora, al repasar una etapa vital que le había llevado a cantar en la Lotería de Navidad desde los diez años. En aquella época, además, los niños y niñas de San Ildefonso participaban en otros sorteos al margen de lo que Leticia describe como el "acto estelar", el que les llevaba cada año el 22 de diciembre al citado salón de loterías de Guzmán el Bueno.

Los niños de San Ildefonso hablan ante los medios tras dar el Gordo en 1995

Leticia y otros niños de San Ildefonso hablan ante los medios tras cantar el Gordo EFE/JOSÉ HUESCA

Una exposición mediática y un premio para los niños

Cantar el Gordo implica para los niños una sobreexposición, dentro de un "día de gloria" que, como reconoce Leticia, puede resultar "un poco agobiante" para unos menores que en cierta medida ven el mundo de la lotería como "el día a día". "No tienes la capacidad de comparar que eso sólo lo hacen en tu colegio, te crees que es algo normal", explica.

El 45.495 se vio seguido por una persecución de periodistas y entrevistas, en una época en la que esta exposición venía marcada por los medios tradicionales y no por la actual multiplicación exponencial de imágenes en redes sociales.

En una de las múltiples entrevistas, preguntaron a las niñas por la posibilidad de que algún afortunado con el Gordo pudiese regalarles algo y ellas contestaron con sinceridad que les gustaría viajar a Palma de Mallorca, sabedoras de que el principal premio había caído íntegramente en la capital balear.

Dicho y hecho. El reconocimiento a Raquel y a Leticia les llegó a través de una invitación formal para un viaje de una semana a Palma en el que estarían acompañadas de todos los niños de San Ildefonso que habían participado en el sorteo, diesen o no el Gordo.

Tener suerte en la vida

Leticia y Raquel mantuvieron el contacto y llegaron a compartir piso durante varios años. Treinta años después, lamentan que las imágenes de su propio sorteo se hagan virales en redes para introducir comparaciones con los actuales niños de San Ildefonso. "No nos hizo gracia ni a mi compañera ni a mí que fuésemos utilizadas como símbolo de algo racista", critica.

Leticia se muestra orgullosa de trabajar como profesora de Lengua y Literatura en un instituto de Villaverde y, de hecho, reconoce que a día de hoy sólo compra los décimos de la Lotería de Navidad vinculados a este centro y a la Asociación de Exalumnos del Colegio de San Ildefonso (AECSI), de la que forma parte, aunque tiene claro que si a ella misma le tocase el Gordo le pagaría la hipoteca de la casa a su madre y destinaría parte a viajar, quizás a China o a Australia, "si sobra".

¿Te consideras una persona afortunada? "Yo creo que la suerte uno la busca. Trabaja, estudia y con esfuerzo consigue las cosas. No solo es suerte”, zanja.

RTVE

anterior siguiente