Sudán se convierte en el epicentro mundial de desplazamientos con más de cuatro millones de refugiados
- Los refugiados viven en condiciones precarias expuestas al hambre y a la violencia, la mayoría en Chad
- El aumento de la migración ha desbordado los campamentos porque los recursos cada vez son más limitados


La devastadora guerra civil en Sudán ha forzado a más de cuatro millones de personas a huir de sus hogares, convirtiéndose en una de las mayores crisis de refugiados y desplazados internos a nivel mundial. Estos datos alarmantes subrayan la magnitud del sufrimiento humano y la inestabilidad que azota al país desde el estallido del conflicto en 2013.
Dentro de Sudán, se estima que millones de personas desplazadas internamente viven en condiciones precarias, a menudo inaccesibles para la ayuda humanitaria. La inseguridad persistente y los continuos enfrentamientos armados obstaculizan los esfuerzos para distribuir asistencia, poniendo en riesgo la vida de los trabajadores humanitarios y de los propios afectados.
La agencia de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para los refugiados, a través de su portavoz Eujin Byun, ha calificado las cifras como "un hito devastador en lo que es la crisis de desplazamiento más dañina del mundo en este momento".
“Esperamos que miles de personas más sigan huyendo.“
No solo eso, sino que el dato puede aumentar. El portavoz de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Dossou Patrice Ahouansou, ha advertido que "si el conflicto continúa en Sudán, esperamos que miles de personas más sigan huyendo, poniendo en juego la estabilidad regional y mundial".
Ahouansou también ha resaltado las condiciones extremas en las que los sudaneses intentan cruzar las fronteras: "Estos civiles huyen aterrorizados, muchos en medio del fuego cruzado, atravesando puestos de control armados y haciendo frente a extorsión y estrictas restricciones impuestas por grupos armados".
La presión en Chad y otros países vecinos
Los países vecinos, como Uganda, Sudán, Etiopía, Kenia y la República Democrática del Congo, han sostenido la mayor parte de esta afluencia masiva de refugiados. Los campamentos están desbordados y los recursos son extremadamente limitados, lo que dificulta la provisión de alimentos, agua potable, atención médica y educación. Las agencias humanitarias luchan por satisfacer las necesidades básicas de los recién llegados y de aquellos que han estado desplazados durante años.
Los datos de la ONU de 2023 indicaban que más de 844.000 refugiados sudaneses habían cruzado la frontera con Chad. Sin embargo, esta cifra ha aumentado a más de 1,2 millones de personas, lo que ha provocado "una presión insostenible sobre la capacidad de respuesta de Chad", según un informe del organismo.
Las llegadas registradas a finales de abril, tras los violentos ataques de grupos armados en el norte de Darfur, han provocado que en apenas un mes más de 68.556 refugiados llegaran a las provincias de Wadi Fira y Ennedi Este en Chad, con un promedio de 1.400 personas cruzando la frontera diariamente en los últimos días.
Derechos humanos vulnerados y el bloqueo de armas
Los organismos internacionales de derechos humanos también denuncian que alrededor de 239.000 refugiados permanecen atrapados en la frontera, expuestos a las inclemencias meteorológicas, la inseguridad y el riesgo de sufrir violencia.
Los equipos de protección de ACNUR han entrevistado a 6.810 refugiados recién llegados desde finales de abril, quienes comparten "relatos desgarradores de violencia y pérdida", según Ahouansou. De ellos, el 72% declara haber sufrido violaciones a sus derechos humanos como violencia física y sexual, detención arbitraria y reclutamiento forzado, y el 60% denuncia haber sido separado de sus familias.
Ante los reiterados llamamientos de la comunidad internacional para un cese a la hostilidad y una resolución política, y la negativa de las partes involucradas, la ONU ha decidido mantener el bloqueo de armas a Sudán del Sur.
Para Amnistía Internacional, este es un paso "fundamental para restringir la afluencia de armas que se utilizan para violar el derecho internacional humanitario", según el director regional para África Oriental y Austral, Tigere Chagutah. No obstante, el organismo ha señalado negativamente la solicitud de algunos miembros del Consejo de Seguridad y del Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana de levantar dicho embargo, especialmente "en un momento en que la situación de los derechos humanos en Sudán del Sur se está deteriorando con rapidez".
Dos años de conflicto
Sudán lleva dos años en guerra civil desde 2023, cuando estallaron los enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas Sudanesas y las Fuerzas de Apoyo Rápido.
En 2019 hubo una revolución social que logró el derrocamiento de Omar Al Bashir, pero luego se produjo un golpe de Estado orquestado por dos generales leales: el jefe del Ejército y el líder de los paramilitares. Se dividieron el poder, con el primero como presidente y el segundo como vicepresidente, pero sus diferencias condujeron a otro conflicto que se vincula al actual.
La situación en Sudán se caracteriza por una violencia extrema e indiscriminada que ha llevado a la peor crisis humanitaria del planeta, la única hambruna confirmada hasta la fecha, brotes de enfermedades y millones de personas desplazadas dentro o fuera del país. Esta emergencia se agrava mientras la financiación de la ayuda humanitaria está en mínimos.
Sudán del Sur, la nación más joven del mundo (independizada en 2011), vio desvanecerse rápidamente la esperanza de una paz duradera con el inicio de una brutal guerra civil que ha fragmentado el país a lo largo de líneas étnicas y políticas. Mientras la situación humanitaria continúa deteriorándose, la esperanza de un retorno seguro y digno para los millones de sudaneses del sur desplazados permanece incierta, atada a la perspectiva de una paz genuina y duradera en su patria.
*María Gómez Mejía es alumna del máster de Reporterismo Internacional de la UAH con el Instituto de RTVE. Este artículo ha sido supervisado por su tutora, la redactora jefa de internacional, Paloma de Salas.