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Análisis

El estruendo de las bombas en Gaza sacude la conciencia de Europa: "Lo preocupante es la impunidad selectiva"

Vehículos militares avanzando en la frontera entre Israel hacia Gaza
Vehículos militares avanzando desde el lado israelí de la frontera entre Israel hacia Gaza, el 20 de mayo de 2025. REUTERS/Amir Cohen
EBBABA HAMEIDA

Imágenes de personas hambrientas, desplazadas, amputadas o descuartizadas. Vídeos diarios de pilas de cadáveres envueltos en bolsas blancas, de niños y niñas aterrados por la guerra. Son el eco, no tan lejano, del grito desesperado de la población de Gaza, que empieza a escucharse con más fuerza en los despachos e instituciones europeos tras 19 meses de guerra. El primer ministro, Benjamín Netanyahu, anunció el pasado fin de semana el comienzo de una nueva fase de la guerra. Una "vasta" ofensiva terrestre en el norte y sur de la Franja, bautizada como 'Carros de Gedeón', nombre bíblico del que fue un juez y guerrero del Antiguo Israel. Desde entonces, las noches en Gaza han vuelto a convertirse en un infierno insoportable, cientos de personas han muerto o han resultado heridas y la población se ha visto sometida a más desplazamientos forzosos.

"La muerte nos persigue", dice Jebreel Abu Kmail en un mensaje de WhatsApp a RTVE.es. Mientras, parece que en Europa algo comienza a moverse: al menos 17 países de la Unión Europea, entre ellos España, han solicitado revisar el Acuerdo de Asociación con Israel. "Es necesario ejercer presión para cambiar la situación", señaló la jefa diplomática de la UE, Kaja Kallas. "Está claro que hay una fuerte mayoría para revisar el artículo 2, así que lanzaremos ese ejercicio", señaló el martes en Bruselas. Aunque no hay consenso: Alemania e Italia se oponen a esa revisión.

La declaración de intenciones de la UE llega después de que Francia, Canadá y Reino Unido amenazaran a Netanyahu con tomar "medidas concretas" si no detiene su ofensiva y permite la entrada de ayuda humanitaria en el enclave palestino. De hecho, Londres ya ha paralizado las negociaciones de un nuevo acuerdo comercial con Tel Aviv y ha impulsado sanciones a dos organizaciones, dos asentamientos y colonos en Cisjordania. Su ministro de Asuntos Exteriores, David Lammy, ha convocado también a la embajadora de Israel en Londres, Tzipi Hotovely, como prueba de denuncia por la intensificación de la ofensiva en Gaza.

El Reino Unido da un paso "importante"

La decisión del Reino Unido es el primer paso de la expotencia colonial del territorio y de un miembro permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Además, es un país que acoge a una comunidad de origen israelí activa políticamente. "No sé si será suficiente, porque el Ejecutivo de Netanyahu ha demostrado no tener límites, pero creo que es un paso importante", señala la profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad de Exeter, Irene Fernández Molina. Recuerda que son medidas que llegan sin elecciones a la vista y de la mano de ciudadanos israelíes con nacionalidad británica y críticos con la extrema derecha que gobierna en la Knéset. "Exigimos al Gobierno del Reino Unido que no sea cómplice de la hambruna masiva y criminal. No podemos quedarnos callados mientras observamos cómo se desarrolla esto, sin tomar medidas reales y concretas para ponerle fin", exigían en una carta dirigida al primer ministro, Keir Starmer, y su ministro de Exteriores.

Las sanciones son anuncios y amenazas que no se materializan de forma inmediata y que pueden diluirse en el tiempo. "En este caso pueden hacer mucho daño a Israel, ya que su economía depende de los países occidentales. Ahora creo que lo que se busca es más un efecto del anuncio, expresar un límite que hay que imponer", analiza Fernández Molina. Las consecuencias más tangibles se darán si todos los países de la UE las aplican. "El problema es que los 27 tendrán muy difícil llegar a un consenso y las acciones individuales de los Estados no van a ser tan efectivas", matiza.

La gran pregunta es por qué se ha tardado tanto en poner límites. "El día que se materialicen estas amenazas será muy tarde, ya se habrá prácticamente consumado la destrucción de Gaza y de gran parte de la población palestina", señala Fernández Molina. Europa empieza a tomar conciencia y, cuando todo pase, "se van a alzar muchas voces y se pondrán en marcha medidas para no quedar mal y no pasar a la historia como cómplices, una vez que el mal esté hecho", apunta la profesora. "Son avances tímidos", matiza el especialista en Derecho Internacional Público y profesor en la Universidad Complutense de Madrid José Enrique Conde Belmonte. Frenar la guerra, coinciden los expertos, exige unas acciones concretas: embargos, reconocer al Estado palestino y apoyar los mecanismos judiciales internacionales de la Corte Internacional de Justicia y la Corte Penal Internacional.

El plan de Netanyahu: borrar Gaza del mapa

Desde que Israel decidió romper el alto el fuego con Hamás el 18 de marzo, su brutal ofensiva ha dejado más de 3.200 muertos que se suman a las 53.655 víctimas mortales desde que comenzó el conflicto 7 de octubre de 2023. Y mientras, la entrada de ayuda humanitaria es casi nula, tanto que la ONU ha advertido que podrían morir 14.000 bebés por desnutrición aguda severa si no reciben ayuda humanitaria.

Las muertes bajo los ataques se han multiplicado desde el inicio de la operación 'Carros de Gedeón'. "Netanyahu tiene la determinación de borrar por completo la Franja argumentando que, si no lo hace, la organización terrorista Hamás pondrá en jaque su seguridad nacional", asegura el director de Universae, Manuel Gazapo. Según el experto, "Israel está llevando a cabo "una guerra de civilización contra la barbarie".

El analista recuerda que no solo cabe señalar al primer ministro israelí, sino que su Gobierno está sostenido por un gabinete compuesto por "sujetos que pertenecen a posiciones notoriamente extremistas y radicales, los cuales hablan de la necesidad de exterminar a todos aquellos que, supuestamente, apoyen el establecimiento de un Estado terrorista que ponga en peligro la existencia del pueblo judío". Además, la retórica y la propaganda para justificar sus acciones está siendo la estrategia de "o conmigo, o con el terrorismo".

Para la profesora de Exeter, sobrepasar todos los límites impuestos por sus socios occidentales parece más un pulso o "una demostración de fuerza guiada más por objetivos de política interna y por el afán de anotarse puntos ante sus socios de gobierno aún más extremistas que por el deseo de complacer a ningún socio internacional".

Nentanyahu insiste en que esta nueva operación terrestre busca recuperar a los rehenes vivos y muertos en manos de Hamás. "La expansión de los combates en Gaza aumenta de forma dramática el riesgo de que sufran daños, tanto los rehenes vivos como los cuerpos de aquellos que han fallecido durante el cautiverio", denunció el Foro de las Familias de los Rehenes nada más anunciarse el plan. Sin embargo, los ataques buscan "aniquilar al enemigo, controlar el terreno y convertir la Franja en un erial donde no quede nadie ningún testigo directo de las atrocidades", concluye Gazapo.

"Ahora conquistamos, limpiamos y nos quedamos"

El ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, uno de los más radicales del Gobierno de Netanyahu, admitió el lunes que la renovada ofensiva tiene como objetivo el control de Gaza. "Una estrategia totalmente nueva. No más incursiones ni operaciones de entrada y salida: ahora conquistamos, limpiamos y nos quedamos. Hasta que Hamás sea destruido. Por el camino, lo que queda de la Franja también está siendo arrasado, simplemente porque todo allí se ha convertido en una gran ciudad del terror", señaló.

Según la Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCHA), más del 70% del territorio de Gaza ya ha sido ocupado por Ejército israelí, que también ordenó la evacuación de Jan Yunis, la ciudad sureña más grande, y de Beni Suhaila y Abasan. Las organizaciones humanitarias llevan meses denunciando los reiterados desplazamientos forzosos como grave violación del derecho internacional humanitario. Y todo en un contexto donde el hambre se usa como arma de guerra.

La ocupación de un territorio que no pertenece a un Estado, sea soberana o no, a menos que sea Terra nullius (tierra de nadie), no está permitido en derecho internacional. "Desplazar población de un territorio a otro es un crimen internacional y más en una situación de ocupación que no comenzó después del 7 de octubre, sino que, según la Corte Internacional de Justicia, lleva muchos años sucediendo", explica Conde Belmonte.

"El bloqueo de la ayuda humanitaria e impedir el acceso de agencias de Naciones Unidas no es algo colateral, es algo que es premeditado", explica Conde Belmonte. Es un castigo colectivo, una violación del derecho internacional humanitario y también puede constituir delito de genocidio", apunta el especialista en Derecho Internacional Público, que ve un desafío grave al derecho internacional. "Lo que sí que es preocupante, a nivel político y a nivel jurídico, es la impunidad selectiva", añade.

El hambre como arma de guerra

El 2 de marzo Israel impuso un asedio total con el bloqueo de alimentos, agua, medicinas y ayudas que levantó este lunes por la presión internacional. Estos últimos dos meses, miles de camiones llenos de suministros vitales se han acumulado al otro lado de la frontera y, aunque se ha permitido la entrada de unas decenas de camiones, estos no llegan a la población palestina, según ha denunciado la ONU.

"Este bloqueo, unido a la destrucción, la extrema escasez de suministros y a los saqueos, ha provocado el colapso del sistema alimentario. Muy pocas tiendas permanecen abiertas, los precios de los alimentos se han disparado, y el precio de la harina de trigo ha aumentado más de un 3.000% desde finales de febrero de 2025. El acceso al efectivo también sigue siendo extremadamente limitado", explica Pilar Orduña, responsable de acción humanitaria de Oxfam Intermón. El 12 de mayo se publicó el índice de referencia sobre nutrición que utiliza la ONU, en el que se señala que toda la población de Gaza está en situación de emergencia alimentaria, la fase previa a la de catástrofe. Se advirtió de que el riesgo de hambruna es "cada vez más probable" si las intensas hostilidades y el acceso humanitario restringido persisten o empeoran.

"Estos últimos días estamos viendo cómo la situación humanitaria, que ya era catastrófica, sigue agravándose a pasos agigantados: la población no tiene acceso suficiente a alimentos, agua potable, medicamentos y otros artículos esenciales para sobrevivir. Mientras continúan los ataques y los desplazamientos masivos la población total de Gaza se enfrenta una situación crítica de inseguridad alimentaria, con medio millón de personas en riesgo inminente de hambruna", explica Orduña. "Convertir la ayuda en una herramienta de control pone en peligro a la población civil, erosiona la neutralidad del trabajo humanitario y corre el riesgo de desatar un caos y un sufrimiento aún mayores en toda Gaza", denuncia la organización.