Papa Francisco y presidente Trump: una relación política y personal hostil
- La relación entre el pontífice y el presidente estadounidense fue de un enfrentamiento insólito entre el Vaticano y Washington
- DIRECTO: sigue la última hora de la muerte del papa Francisco
De blasfemia califica un articulista de la revista LGTBQ+ Advocate la asistencia del presidente Donald Trump al funeral de Francisco en el Vaticano. "No hace falta ser un experto en religión para determinar que Trump es la antítesis de todo lo que defendió el papa Francisco", dice el articulista. Sin ir tan lejos, la prensa tradicional estadounidense ha destacado la hostilidad manifiesta del presidente Trump con el jefe de la Iglesia católica y las críticas del pontífice hacia las políticas del presidente, sobre todo la migratoria. Tanto es así que el periódico milanés Corriere della Sera consideró oportuno dedicar un artículo a por qué Francisco recibió al vicepresidente de Trump, JD Vance, en lugar de darle plantón, alegando, por ejemplo, razones de salud. Razones más que comprensibles cuando ahora sabemos que al papa apenas le quedaban unas horas de vida.
Vance, Francisco y la regla cubana de Juan XXIII
De eso va el artículo justificación del Corriere, cuyo titular es largo: "EE.UU. y Vaticano, primer paso para la distensión. El encuentro entre el papa y Vance y la regla 'cubana' del papa Roncalli: No interrumpir nunca las relaciones diplomáticas". El titular es ya casi medio artículo, en el cual se recuerda una norma del servicio diplomático más antiguo y, esa es la fama, mejor informado del mundo, el de la Santa Sede.
Veamos lo que cuenta el diario italiano de la recepción papal al neo católico (Vance se convirtió en 2019): "La respuesta está en la última frase del comunicado vaticano tras el encuentro: se ha auspiciado una serena colaboración entre el Estado y la Iglesia católica en los Estados Unidos, de la que se ha reconocido el servicio precioso". Y pasa a explicar lo de la "regla cubana", que viene de cuando triunfó la revolución en Cuba y Fidel Castro accedió al poder (enero de 1959).
Con la llegada de los barbudos hubo misioneros y monjas que huyeron de la isla y, según relata Il Corriere, el papa Roncalli, Juan XXIII, se puso "furibundo". No por la revolución, sino porque "no se escapa, no se escapa nunca. Nunca se interrumpen las relaciones diplomáticas porque, si no, no se puede hacer nada". Es decir, yerran quienes vean demasiada amabilidad, o debilidad, en un enfermo Francisco ante el representante de Trump; tanto como yerran quienes esperaban un portazo de Bergoglio al vicepresidente de los Estados Unidos". Nunca se interrumpen las relaciones diplomáticas porque, si no, no hay margen de maniobra.
Trump versus Francisco: enfrentados por la inmigración
Menudo contraste, un papa que renuncia, en lo posible, a los oropeles de la Santa Sede, e intenta ser fiel a los barrios humildes de cuando fue sacerdote, y un multimillonario de cuna que recubre de dorados toda estancia donde se instala, incluida la modesta y republicana Casa Blanca. Podrían parecer detalles, pero hay que concluir que no lo son ni han sido en la relación entre Francisco, máximo representante del catolicismo en el mundo, y Donald Trump, presidente de los Estados Unidos.
En esta era de comunicación visual y global a través de las redes se hizo viral, y para la historia queda, la foto del primer y único encuentro entre ambos. Trump, con esposa e hija, posa sonriente junto a un papa con semblante serio, contrariado incluso.
El papa Francisco posa con el presidente Donald Trump, su mujer Melania, su hija Ivanka y su yerno Jared Kushner Alessandra Tarantino
Las discrepancias más notables entre el papa progresista, para los parámetros del Vaticano, y un presidente estadounidense que ha buscado y alimentado el voto de los ultraconservadores, se referían a la inmigración, la visión socio-económica y el cambio climático que Francisco sí reconocía públicamente. La prensa estadounidense ha recopilado esta semana algunas de las críticas recíprocas más sonadas, destacando el enfrentamiento por la política migratoria de Trump.
Donald Trump aún no era presidente cuando Francisco criticó el muro entre Estados Unidos y México con el que el candidato hacía campaña, "una persona que piensa en construir muros y no puentes no es cristiano" sentenció el papa en 2016, volviendo de una misa multitudinaria en Ciudad Juárez. Trump no se contuvo, calificó el comentario de vergonzoso y añadió "si el Daesh [el autodenominado Estado Islámico] atacara el Vaticano, el papa desearía y rezaría para que Donald Trump fuera presidente".
El New York Times cita al teólogo Steven P. Millies para dar una explicación personal, psicológica, de cómo veía Trump a Francisco, "para Donald Trump el papa Francisco era como un enemigo porque había tenido una relación amistosa con los presidentes Obama y Biden".
En los más de cuatro años que coincidió con Trump de presidente, Francisco criticó persistentemente el trato a los inmigrantes, su detención, las separaciones familiares y la expulsión. Hace apenas dos meses, en febrero, el papa escribió una carta abierta a los obispos católicos de los EE.UU. donde denunció las deportaciones masivas de Trump: "El acto de deportar personas que en muchos casos han dejado su propia tierra por motivos de pobreza extrema, de inseguridad, de explotación, de persecución o por el grave deterioro del medio ambiente, lastima la dignidad de muchos hombres y mujeres, de familias enteras, y los coloca en un estado de especial vulnerabilidad e indefensión (...) Exhorto a todos los fieles de la Iglesia católica, y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, a no ceder ante las narrativas que discriminan y hacen sufrir innecesariamente a nuestros hermanos migrantes y refugiados".
Y así hasta el final, el último urbi et orbi de Francisco, el de este Domingo de Pascua, horas antes de morir, y después de recibir al vicepresidente de Donald Trump, el papa hizo un repaso a las guerras y atrocidades del mundo que, en parte, fue una enmienda a la política exterior del actual gobierno de los Estados Unidos.
Otro ejemplo de la animadversión del presidente Trump por el Vaticano de Francisco es su elegido para ser embajador ante la Santa Sede, Brian Burch. Sorprendió la prisa que se dio Trump en buscar quién sustituyera al diplomático nombrado por Biden, lo eligió antes incluso de jurar el cargo de presidente, y sorprendió también la radicalidad del elegido, habitual, como muchos de los nominados por Trump, de los medios de comunicación.
Burch preside una web católica muy conservadora, CatholicVote, que hizo campaña por Trump en estas últimas elecciones. Burch se ha prodigado en críticas al papa Francisco, a veces con tono muy subido. Donald Trump mejoró mucho su resultado entre los católicos, lo ganó con un 56% de los votos frente al 41% de Kamala Harris.
Al conocerse la muerte del papa Francisco, el comunicado del presidente Trump en su red social fue escueto, carente de toda loa, sin las trumpianas mayúsculas, pero, eso sí, con signos de admiración: "¡Descanse en paz papa Francisco! ¡Que Dios lo bendiga, a él, a quienes lo amaron!"
¿Papa Burke? Eso le gustaría a Donald Trump
Estados Unidos es el país, ¡después de Italia!, con más cardenales con derecho a voto en el cónclave donde elegirán al sucesor de Francisco. Los EE.UU. cuentan con diez cardenales electores, Italia, con diecisiete.
Estados Unidos es un país de creyentes en alguna religión, sólo un 29%, menos de un tercio, dice no estar afiliado a una creencia religiosa, el catolicismo es la segunda denominación, un 19%, detrás del 23% de protestantes evangélicos. Como católicos se identifican 53 millones de estadounidenses, según las cuentas del prestigioso Pew Research Center, y eso convierte a los EE.UU. en el cuarto país en población católica, detrás de Brasil, México y Filipinas. Como en la viña del Señor, hay de todo entre esos católicos y los más afines a Donald Trump y sus políticas son los sectores más conservadores, más a la derecha, y su líder es Raymond Burke, de Wisconsin, creado cardenal por Benedicto XVI.
El cardenal Raymond Burke aplaude durante una rueda de prensa en el primer aniversario de la muerte del cardenal Carlo Caffarra, en el Senado italiano, en 2018, en Roma AP Photo/Alessandra Tarantino
El cardenal Burke, igual que el papa que lo nombró, defiende la misa tridentina, en latín y con el sacerdote de espaldas a la congregación. Las fuentes que he consultado confirman las descripciones más reaccionarias del cardenal en sus tiempos de obispo. En los Estados Unidos se ha opuesto siempre a que se permita la comunión a católicos que defienden el derecho al aborto, el caso más destacado es el expresidente Joe Biden, católico practicante.
Burke se enfrentó al papa Francisco en varias ocasiones por la distinta concepción del papel de la Iglesia, por ejemplo, por la apertura de Francisco en los derechos de los divorciados y de los homosexuales. La confrontación entre ambos llegó al punto de que el jefe de la Iglesia expulsó al cardenal de su residencia en el Vaticano y le retiró el salario a finales de 2023.
A Burke se lo considera la antítesis de Francisco, de salir elegido sumo pontífice, el cambio en la cúpula del catolicismo sería mayúsculo, tal vez equiparable o mayor al que hubo entre Ratzinger y Bergoglio, o entre los presidentes Obama y Trump. Dicen los expertos en cuestiones vaticanas y en la composición de este cónclave que es improbable. Pero no imposible.
- Más noticias sobre la muerte del papa Francisco:
- Trump. Zelenski o Milei: asistencias y ausencias de líderes internacionales al funeral del papa
- Claves de su funeral y la elección del nuevo pontífice
- Calendario del funeral y el cónclave
- Cronología del papa: decisiones y periplo del primer papa latinoamericano de la Iglesia
Con las gafas de Anna Bosch