Domingo Moratalla, filósofo: "Francisco ha sido crítico con el socialismo, con el comunismo y con el capitalismo"
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"Es importante evitar simplificaciones si se quiere entender a Francisco", previene el catedrático de Filosofía Moral y Política en la Universidad de Valencia, Agustín Domingo Moratalla, cuando se le pregunta por la ideología política del papa y dónde ha puesto el acento ideológico y magisterial su papado. El filósofo madrileño recuerda que, cuando el cónclave eligió a Jorge Mario Bergoglio, en marzo de 2013, entre los propios jesuitas no lo tenían etiquetado como el más progresista del episcopado iberoamericano por sus manifiestas discrepancias con Pedro Arrupe.
Agustín Domingo Moratalla, catedrático de Filosofía Moral y Política en la Universidad de Valencia. ARCHIVO PARTICULAR A.D.M.
Domingo Moratalla asegura que "Francisco ha sido crítico con el socialismo, con el comunismo y con el capitalismo" y lo explica porque para el pontífice han sido "ideologías modernas y modernizadoras, racionalizadoras y des-cordializadoras". El prolífico autor y profesor de la Universidad de Valencia contesta las preguntas de RTVE.es sobre la ideología de Francisco y los fundamentos en los que se han cimentado los mensajes de su papado.
PREGUNTA: La opinión pública y publicada ha situado a este papa políticamente a la izquierda.
RESPUESTA: Cuando Francisco ha aparecido más próximo a las izquierdas que a las derechas es porque en la doctrina social de la Iglesia siempre ha sido importante romper con estos modelos excesivamente racionalistas y modernos como el comunismo, el socialismo y el capitalismo, donde el sujeto siempre es el átomo individual, alguien separado, y no la persona como realidad abierta y comunicativa, como presencia comunicada donde manos, cabeza y corazón forman una síntesis integradora.
P: Pero sí que ha habido un compromiso con los movimientos populares que antes no era tan explícito.
R: Desde la derecha tradicional no se ha entendido su compromiso con la izquierda global (movimientos populares, comunidades populares, indigenismo, ecologismo en defensa de zonas como la Amazonía, etc.). Pero desde la izquierda marxista, socialdemócrata y gramsciana tampoco se ha entendido su tradicionalismo religioso, que ha apoyado prácticas de nuestras abuelas como el rosario, las devociones al corazón de Jesús o prácticas de religiosidad popular que asociábamos con el conservadurismo o mentalidades pre-ilustradas o pre-modernas.
El papa Francisco durante su visita a las comunidades indígenas en Canadá. ARCHIVO EFE
Su compromiso ha sido con la religiosidad "popular", entendiendo pueblo en el sentido que le da Cicerón, el derecho Romano o San Agustín: un grupo de personas religadas con lazos comunes que desean vivir e insertarse juntos en la historia de manera ordenada al bien común. Pero no entendido según el marxismo o la sociología moderna que viene a ser como un agregado de átomos que viven artificialmente juntos en cualquiera de las formas de contractualismo.
P: ¿Entonces podríamos decir que los de izquierdas han pensado que era conservador y los de derechas que era progresista?
R: Su posición ha sido interpretada como de izquierdas por la derecha tradicional y de derechas por la izquierda tradicional. Recordemos la reciente carta que enviaba al episcopado de Estados Unidos después del comienzo de la era Trump. Francisco le recordaba al vicepresidente J.D. Vance y a la comunidad católica que el ordo amoris o imperativo del amor al prójimo ya no se puede entender como lo entendían nuestras bisabuelas anteriores al Vaticano II. Nuestras bisabuelas nos decían que el amor bien entendido comienza por los próximos y que, por tanto, la práctica de la caridad cristiana exige cierto patriotismo antes que cierto cosmopolitismo. El tema es interesante porque el "orden del amor" no puede entenderse como piensa J.D. Vance. La carta de Francisco es contundente contra una política de refugio y migraciones: "Preocuparse por la identidad personal, comunitaria o nacional al margen de estas consideraciones (la dignidad, los más pobres, alusiones anteriores de la carta…), fácilmente introduce un criterio ideológico que distorsiona la vida social e impone la voluntad del más fuerte como criterio de verdad", se lee en el punto 7 de esta carta.
Francisco ha sido el primer pontífice en dirigirse a los gobernantes mundiales en la Asamblea General de la ONU. ARCHIVO EFE / ANDREW GOMBERT
Francisco ha promovido una ética samaritana donde la universalidad o el cosmopolitismo no era vacío o formal, sino encarnado y próximo. La fraternidad universal no puede ser ciega o desentenderse del rostro del otro débil (viuda, huérfano, extranjero, refugiado, inmigrante…). La proximidad y la fraternidad son dos dimensiones irrenunciables que no pueden pensarse en términos atomistas o simplificadores. Hay cierto catolicismo muy crítico con la teología moral del Vaticano II, según el cual el ordo amoris (del que hablan San Agustín y Santo Tomás… y Max Scheler y Zubiri entre nosotros los europeos) debe entenderse como círculos concéntricos que expanden la voluntad filantrópica del individuo.
La relación con EE.UU.
P: ¿Ser un papa americano ha condicionado su posición ideológica?
R: El catolicismo europeo no es igual que el catolicismo americano. Las confesiones religiosas están obligadas a competir en los espacios públicos y deben buscar la calidad en las propuestas de religiosidad que ofrecen a la gran demanda de espiritualidades. Los europeos tienen en la memoria los tiempos en los que la relación de las confesiones con el poder político esta muy estrecha, no olvidemos que uno de los puntos clave de la Europa moderna y contemporánea es la coexistencia de confesiones religiosas y la búsqueda de compromisos jurídicos o constitucionales que garanticen el respeto y la tolerancia.
Tan peligroso es un nacionalcatolicismo como un nacional-protestantismo o nacional-relativismo. No podemos olvidar la máxima constitucional que articula la tolerancia en Europa (cuius regios eius religio), pero tampoco podemos olvidar los hábitos del corazón, la vida comunitaria y la fuente de sentido de las religiones en sociedades descreídas y desencantadas. Recordemos la tradición nietzscheana que nos que recuerda que, cuando los hombres dejan de creer en Dios, son capaces de creer en cualquier cosa. Aunque la Constitución europea diera la espalda a las fuentes cristianas, antes o después el debate sobre el humanismo europeo como humanismo integral y cristiano volverá.
Agustín Domingo Moratalla junto al filósofo Massimo Borghesi, autor de una biografía intelectual del papa Francisco. ARCHIVO PARTICULAR A.D.M.
P: ¿Esto ha influido de alguna manera en la relación con EE.UU?
R: Su relación con EE.UU. ha sido compleja porque las diferentes Administraciones americanas han intentado presionar, desde Juan Pablo II, creando Fundaciones en Roma para influir. Con Trump llegarán tiempos nuevos de influencia a la que tendremos que prestar interés.
P: ¿Alguna pista?
R: La carta de Francisco del pasado 10 de febrero es la mejor prueba de que las relaciones son complejas. Mi amigo, el profesor Máximo Borghesi ha estudiado la influencia de algunos grupos de presión del catolicismo norteamericano en los últimos pontífices, recordemos el caso del cardenal Viganó. Brian Burch ha sido nombrado embajador en el Vaticano, el Vicepresidente J.D. Vance no esconde su confesionalidad católica y el desconcierto de las cancillerías europeas en estos temas contrasta con la intencionalidad explícita de estas figuras en la nueva política de Trump. La teología moral católica ha recibido un impulso importante con Francisco y cierto catolicismo republicano está empeñado en simplificar las propuestas complejas de Francisco. Una simplificación que puede asociarse a la nostalgia de una religiosidad rancia e integrista, de seguridades y certezas, más que una identidad cristiana samaritana y esperanzadora.
Donald Trump y el papa Francisco durante la visita del presidente de EE.UU. al Vaticano en 2017. ARCHIVO EFE
P: ¿Y en cuanto a su gestión?
R: En cuanto a la gestión, Francisco ha intentado poner orden en la curia de Roma y ha tenido que hacer frente a problemas muy complejos, desde las finanzas a la pederastia, pasando por la organización administrativa. En los distintos servicios de la curia a veces se ha echado en falta una cultura administrativa que esté menos pendiente de los titulares de prensa y esté más preocupada por la continuidad en los programas o la confianza en los equipos. No son conscientes de que hay que desclericalizar la gestión y poner en marcha una cultura de la rendición de cuentas a corto, medio y largo plazo.
P: ¿Podría poner algún ejemplo?
R: Observemos la evolución de la organización de los dicasterios en los últimos años. Además del papel que se pretende dar a la mujer, es importante que este papel no sea cosmético ni clerical. Hay servicios y dicasterios que exigen una mínima cultura administrativa que dote de responsabilidades compartidas, evaluación del desempeño y transparencia en la rendición de cuentas.
Ecología, inteligencia artificial y religiosidad popular
P: ¿Cuáles han sido los temas fundamentales de este papado?
R: Ha habido una continuidad radical con los otros papas en cuestiones de doctrina social de la Iglesia, no hay ruptura. ¿Qué ha hecho Francisco? Añadir temas nuevos que antes no tenían los otros papas: la ecología, la inteligencia artificial o la religiosidad popular. Comenzar con el tema de la misericordia y la última encíclica es sobre el amor divino y humano del corazón de Jesús. El cuidado de la casa común, la cultura del cuidado en todos los ámbitos (cordura, ternura, afectividad) y a todas las edades, la fraternidad universal compatible con la proximidad, la crítica al fetichismo de la razón unidimensional de la tecnocracia, la dignificación de una teología ascendente que surge de movimientos populares o religiosidades populares, la propuesta de una economía al servicio de la persona, la denuncia de la cultura del descarte, etc.
P: ¿Hay algún referente que se haya repetido en sus mensajes?
R: En lugar de limitarse al diálogo con la modernidad y establecer un diálogo racional con los modernos como el de Ratzinger con Habermas, Francisco ha acudido a dos fuentes que se repiten en sus obras. Por un lado, las reducciones de Paraguay que montaron en el XVII los jesuitas donde hay un modelo de vida en común, de trabajo justo, de respeto a la naturaleza y de democratización organizativa. Y por otro lado, la sencillez y bondad de la religiosidad popular que transmiten las madres y las abuelas a los niños. Esta idea es importante porque ha supuesto una religiosidad que enlaza con la religiosidad popular española que nace en el Barroco de Gracián. Un jesuita y pensador español muy importante en la formación de todos los jesuitas desde el siglo XVIII en adelante. Tres nombres son los que no se entendería la obra de Francisco: Romano Guardini, Alberto Methol Ferré y Juan Carlos Scannone.
El papa recibe en audiencia a representantes de algunos pueblos originarios. ARCHIVO EFE
P: ¿Qué encíclicas han sido las más importantes?
R: A mi juicio, las dos encíclicas más importantes han sido Laudato sí y Fratelli Tutti. Falta por ver el impacto de la última, Dilexit nos, que enlaza con la primera encíclica de Benedicto XVI: Deus charitas est.
P: ¿Por qué Laudato Sí?
R: Porque recoge la importancia de la ecología y la sostenibilidad para la doctrina social de la Iglesia enlazando con la tradición de San Francisco de Asís. Una tradición sin la que no entenderíamos la lucha contra la usura, la aparición de los montes de piedad y las cajas de ahorro, una tradición sin la que no entenderíamos la posibilidad de la economía como ciencia humana y social, no como crematística financiera o especulativa. Frente a la ecología superficial que se queda sólo en el modo de consumo y la ecología profunda que anula la singularidad de la persona en el medio, el papa propone las categorías del cuidado y del bien común. La cordura, la ternura y el cuidado de la casa común.
P: ¿Y la Fratelli Tutti?
R: Porque, a partir de la moral samaritana, invita a entender la solidaridad como "fraternidad" y porque recupera la idea de "familia humana". Une lo local y lo global y recupera de nuevo el personalismo comunitario, el humanismo integral y el cuidado de la casa común. Como he recordado antes, la apelación al ‘ordo amoris’ no puede ser estrictamente localista o patriotera, tiene que invitar a un cosmopolitismo arraigado, a una proximidad samaritana. Una cosa es la filantropía fruto del individualismo posesivo y otra la responsabilidad solidaria a la que se nos invita.
P: ¿Y sobre la última, la Dilexit Nos, qué aportaciones morales y políticas podemos encontrar?
R: En la última encíclica, la publicada en 2024, Francisco ha recuperado la devoción al Sagrado Corazón. Esto supone una dignificación de la religiosidad popular que se extendió por todo el mundo desde finales del siglo XIX. Se trata de una devoción que actualiza ahora porque la vida moral o la ética de los nuevos tiempos digitales necesita recuperar la vida emocional, los sentimientos y una facultad humana que no sea sólo de lógica, de cabeza, o sólo de lo industrioso, de las manos, sino cordial, del corazón.
El papa Francisco ha publicado cuatro encíclicas en doce años. ARCHIVO EFE
Esta encíclica recupera para la iglesia la importancia del cuerpo, de una religiosidad hecha carne, de un Dios que se ha hecho carne y ha sufrido. Ha supuesto una actualización postnietzschena y postfreudiana de la importancia de las éticas del corazón, de la razón cordial de la que hablan filósofos como Max Scheler, Xavier Zubiri, Ortega y Gasset o Adela Cortina. Es lo que en la tradición comunitarista llamamos hábitos del corazón. Esta es una tradición política donde se enmarcan Pascal o Tocqueville y los críticos del "racionalismo" excesivo de la vida moral. Para ello se recupera lo cordial, el corazón, los afectos, los sentimientos. Es la tradición del liberalismo doctrinario sin la que no entenderíamos la intrahistoria de la Constitución Española del 78.
Agustín Domingo Moratalla, filósofo. ARCHIVO PARTICULAR A.D.C.
P: ¿Algún documento de Francisco que recomendaría leer?
R: Recomendaría leer las encíclicas de las que le he hablado y, sobre todo, porque es más importante, los documentos que el Vaticano está sacando sobre la inteligencia artificial (IA). A esto no se le da importancia, pero debería de ser lo más importante para la opinión pública. Recomiendo tres textos: Antiqua et nova, que es un documento importante sobre IA, la Carta a Macron, con ocasión del encuentro internacional sobre la necesidad de una autoridad pública en el tema de la IA. Y la Carta del Episcopado de los Estados Unidos después de la toma de posesión de Trump, todo un símbolo de la vitalidad de los tiempos teológicos que nos esperan.
P: Además de la IA, ¿algún otro tema en el que Francisco haya puesto el foco?
R: La educación. Francisco ha creado las Escolas Ocurrentes. Y la Economía del Desarrollo para la que ha creado la Fundación Economía de Francisco (de Asís), EoF. Además de promover una educación en clave de servicio (recordemos la importancia del APS) y desarrollo integral (donde la iglesia lleva trabajando desde los sesenta, recordemos Pablo VI y la Populorum progressio), estas dos Fundaciones sitúan la Doctrina social de la iglesia en lo que podríamos llamar la vanguardia de las iniciativas educativas, sociales y económicas.
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