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La vicepresidenta primera y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, ha pedido al presidente del Gobierno que se quede porque "merece la pena que ganen los buenos".  "Te necesitamos, necesitamos al mejor líder, al presidente más valiente y al Pedro más humano... Presidente, sí, merece la pena que ganen los buenos", ha dicho en Comité Federal del PSOE, celebrado este sábado, y convertido en acto de apoyo sin fisuras a Sánchez, tras su anuncio de que se plantea dimitir tras la denuncia contra su mujer, Begoña Gómez.

Desde el Gobierno hay confianza en la continuidad de Pedro Sánchez, quien el lunes anunciará si sigue o no al frente del Ejecutivo tras la denuncia contra su mujer, Begoña Gómez. Varios ministros, como José Manuel Albares, Luis Planas y Óscar Puente, han expresado su solidaridad con el jefe del Ejecutivo.

FOTO: EFE/ Mariscal

Tras el inesperado anuncio del presidente del Gobierno, se abren tres caminos disponibles. La primera opción es anunciar que dimite y que disuelve las Cortes, pero tendría que hacerlo dentro de un mes, un año después de la última disolución de las Cortes, que se cumple el 29 de mayo. Las elecciones generales volverían a ser en verano. Otra opción sería la dimisión inmediata, como hizo Suárez en 1981, que dejaría el Ejecutivo en funciones, con la vicepresidenta primera al frente. La tercera opción es la cuestión de confianza. Solo la puede pedir el presidente para saber si mantiene el respaldo del Congreso.

Foto: MARCOU / AFP

El lunes, Pedro Sánchez dirá si sigue como presidente del Gobierno o renuncia. Lo anunció a través de una carta a la ciudadanía tras conocerse que un juez ha abierto diligencias por una denuncia contra su esposa. Al Gobierno la decisión de Sánchez le pilló por sorpresa, aunque sí le vieron muy afectado al irse del Congreso y dicen entender sus motivos. Creen que lo más grave no es solo la denuncia a la mujer del presidente, sino cómo la está usando el Partido Popular: "Una ruindad política que no tiene precedentes", ha expresado la ministra María Jesús Montero.

El PSOE también cierra filas. Desde sus más habituales, como Zapatero, que llama a la movilización, hasta los más críticos, como Emiliano García Page.

Feijóo, por su parte, cree que la decisión del presidente del Gobierno es una frivolidad y que está abandonando sus responsabilidades y vuelve a acusarle de hacerse la víctima.

Los socios de investidura de Pedro Sánchez en el Congreso han transmitido su apoyo al presidente del Gobierno, que se plantea dimitir tras la denuncia de Manos Limpias contra su esposa, Begoña Gómez. Dicen empatizar con él desde el punto de vista “personal y humano”. Junts y el PNV sugieren que se someta a una cuestión de confianza, mientras que Sumar, ERC y EH Bildu le animan a seguir y dicen que “la derecha no puede salirse con la suya”.

El presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón, ha asegurado que cuando comprobó que la carta del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a la ciudadanía, en la que planteaba su posible dimisión se quedó "congelado, en shock". Al ser preguntado por si habló con el jefe del Ejecutivo, ha dicho que no, pero le mandó un mensaje que "ni tan siquiera ha leído", algo no habitual, según ha afirmado porque cuando le manda Whatsapp y le dice que necesita hablar, según asegura, en "poco" tiempo responde. Barbón ha recordado la visita que Sánchez hizo la semana pasada a esa comunidad autónoma, en la que ambos comentaron la "estrategia de deshumanización" que se ve en la política y según asegura percibió que estaba "sensible" pero no imaginó que "iba a llegar a estos extremos y se viera en la necesidad de parar para pensar". Sánchez ha sido "atacado, vilipendiado, no de ahora de hace muchos años", según el presidente asturiano, que ha recordado cómo le respaldó en los procesos internos del PSOE, ante la "ola de reacción, de ataque visceral a su persona". También ha recordado que Sánchez "ya dimitó dos veces", una como secretario general y otra como diputado, "para no abstenerse en la investidura de Rajoy" y ha agregado: "Lo ha hecho en otras ocasiones". Foto: EFE/ J.L.Cereijido.

En Las Mañanas de RNE hablamos con José María Lassalle, expolítico y autor del libro “Civilización Artificial”. Un libro que habla sobre la inteligencia artificial, que cuenta cómo sería un mundo utópico en el que las IA puedan imitar el cerebro humano, sin sus imperfecciones. El autor analiza este avance desde un punto de vista más humanista.

¿Estamos a tiempo de construir un propósito ético alrededor de la inteligencia artificial?: "Deberíamos, el reglamento de inteligencia artificial nos ha dado una pauta para que ese debate se pusiera sobre la mesa y afrontaremos como sociedad qué sentido queremos darle al desarrollo de esta hipercapacidades que estamos generando alrededor de las inteligencias artificiales", explica Lassalle.

El invitado hoy en “La España vivida” es un diplomático de larga trayectoria, que ha ocupado puestos clave en para el buen funcionamiento de la estructura del Estado, primero cerca del presidente Adolfo Suárez, y luego junto al Rey Juan Carlos, quien hoy todavía sigue fuera de España, desde 2020, tras haber abdicado en 2014. Alberto Aza, nacido en Tetuán, Protectorado español de Marruecos, en mayo de 1937, y licenciado en Derecho y Filosofía y Letras por la Universidad de Oviedo, fue director del gabinete del presidente Suárez en plena transición, en 1977, puesto que ocupó hasta 1981. Su etapa al frente de la Casa Real –de la que fue primero secretario general- empezó dos décadas más tarde, en diciembre de 2002, y se prolongó nueve años, hasta septiembre de 2011. Son dos etapas clave de su trayectoria, porque le colocaron en posiciones privilegiadas para conocer la evolución de la España democrática, primero en los momentos iniciales, y luego en otros de no menor complejidad, porque el sistema y sus instituciones empezaron a mostrar algo más que síntomas de desgaste. Nos interesa el testimonio que pueda ofrecernos Alberto Aza, a sabiendas de que determinadas responsabilidades suponen un compromiso de discreción. Pero el tiempo, el tiempo transcurrido desde los hechos que marcaron ambas etapas, tal vez juegue a nuestro favor, permitiéndonos conocer con más detalle cómo se vivieron en La Moncloa y en la Casa Real episodios tan relevantes como el intento de golpe de Estado del 23-F o la aparición de las primeras grietas en la popularidad del Rey Juan Carlos, que tan importante papel había jugado, por otra parte, en el éxito del tránsito de España desde la dictadura franquista a una Monarquía parlamentaria plenamente homologable con los sistemas democráticos europeos.