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Análisis

Tres meses de guerra en Gaza más allá de las cifras: por qué este no es un conflicto más

  • Los muertos en la Franja superan ya los 23.000, según las autoridades sanitarias, y habría 8.000 desaparecidos
  • Analizamos cómo se cuentan los muertos en la actual guerra con la vista puesta en las anteriores

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Unos ciudadanos palestinos observan un edificio bombardeado por Israel en Ráfah, al sur de Gaza.
Unos ciudadanos palestinos observan un edificio bombardeado por Israel en Ráfah, al sur de Gaza.

En 75 años, desde la primera guerra árabe-israelí, no se había registrado tanta destrucción, violencia y muerte, en la siempre convulsa Tierra Santa. Se cumplen tres meses del estallido de la enésima escalada bélica, una guerra que ha batido todos los récords. El contexto político, las causas y el desarrollo han marcado la diferencia con los conflictos anteriores. Los atentados terroristas de Hamás en el sur de Israel, el pasado 7 de octubre, fueron el detonante.

Según las autoridades de Tel Aviv, aquel día murieron al menos 1.200 personas y más de 200 fueron secuestradas. Desde entonces, en la Franja de Gaza, han muerto más de 23.000, la mayoría mujeres y niños, según el Ministerio de Sanidad de la Franja, bajo los incesantes bombardeos israelíes. “Lo que ocurre no tiene precedentes en la historia de este conflicto”, explica Moussa Bourekba, investigador principal del Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB).

La respuesta “desproporcionada” de Benjamin Netanyahu se ha incentivado “por un respaldo inicial al derecho de Israel a defenderse, una jurisprudencia que figura en el derecho internacional, pero se convirtió rápidamente en un castigo colectivo”, asegura Bourekba. Según el último parte del Ministerio de Sanidad palestino, difundido este mismo lunes, 23.084 personas han muerto y 58.926 han resultado heridos, desde el 7 de octubre en la Franja. Solo en las últimas 24 horas ha habido 249 muertos. Además, la actual escalada bélica está desencadenando una serie de consecuencias por su extensión a Cisjordania, donde al menos 303 palestinos han muerto, y se han abierto otros focos de conflicto entre Israel y el Líbano o la inestabilidad en el Mar Rojo.

Las condiciones de la guerra en la Franja hacen aún más difícil la compleja labor, propia de cualquier conflicto, de obtener información precisa, veraz y fiable del número de fallecidos. En un contexto tan violento es difícil conocer las historias que hay detrás de los datos. El Ministerio de Salud, que controla Hamás, es la fuente oficial y principal sobre las cifras de muertes en Gaza. “En todas las guerras contabilizar las víctimas es un desafío y en Gaza más aún”, refieren los analistas consultados.

Los bombardeos continuos e indiscriminados, explican, incluidos los cometidos sobre los medios de comunicación, la ausencia de periodistas extranjeros sobre el terreno o de personal humanitario del exterior, la interrupción de las comunicaciones y las fuentes de suministro, la caída de las infraestructuras y el colapso del sistema sanitario llevan a mínimos la información disponible, pero también su verificación.

¿Cómo se realiza el recuento de víctimas en Gaza?

El Ministerio de Salud palestino actualiza regularmente, por medio de su portavoz, Ashraf Al-Qidra, la cifra de muertes en los partes que recogen las agencias de información y que también adoptan las agencias de Naciones Unidas. En estos informes diarios se desglosa, además, el número concreto de mujeres y niños fallecidos, y se da el número de heridos. Estos informes no distinguen entre civiles y milicianos, ni detallan la causa de la muerte, pero califican a los fallecidos como víctimas de la “agresión israelí”.

“Según los datos, aproximadamente el 70% de las víctimas mortales son mujeres y niños. Ni las mujeres ni los niños son combatientes”, asevera Donatella Rovera, investigadora de Amnistía Internacional (AI) que lleva tres décadas documentando crímenes de guerra en Libia, Siria, Nagorno Karabaj, Sudán del Sur, Palestina y Ucrania. “Si el 30% restante son hombres, no todos pertenecen a Hamás. Nos consta que han perdido la vida trabajadores humanitarios, periodistas, médicos, hombres mayores y civiles”, asevera Rovera.

En 90 días han sido asesinados al menos 8.000 niños, en un lugar habitado por 2,3 millones de personas. “No se han dado estos datos en ningún conflicto en tiempos modernos. En ningún país se ha matado a tantos niños y mujeres en tan solo tres meses”, denuncia Rovera. Las organizaciones no se hacen cargo de calcular o investigar las muertes una a una, recuerda la experta, porque esa tarea es imposible, por lo que “siempre se recurre a fuentes oficiales como el Ministerio de Salud del país”, apunta.

Es importante tener en cuenta que las autoridades no incluyen a quienes mueren en el lugar de los bombardeos, tanto si han sido enterrados de inmediato como si sus cuerpos no aparecen, por lo que las víctimas que no son trasladadas a un hospital es muy probable que no sean contabilizadas. Los funcionarios del Ministerio de Salud aseguran que los fallecimientos proceden de los registros realizados por profesionales médicos en hospitales, que registran en una base de datos informatizada después de confirmar la identidad de la persona fallecida con sus familiares.

Discontinuidad en las cifras debido a los fallos en la conectividad

Pese a que las cifras de muertes en Gaza han sido puestas en cuestión, incluso por líderes políticos como el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, podrían ser incluso mayores de las que ofrecen las fuentes controladas por Hamás, como ha reconocido en una declaración oficial la subsecretaria de Estado de EE.UU. para Asuntos de Oriente Medio, Barbara Leaf. Un día después de que Biden pusiese en duda la veracidad de sus cifras, el Ministerio de Salud palestino publicó una lista con más de 6.700 nombres de fallecidos entre el 7 y el 26 de octubre, que incluía el nombre completo, la edad, el sexo y un número de identificación. El contenido de esta lista no pudo ser verificado por fuentes independientes.

Desde Amnistía Internacional explican que confrontaron los casos que habían investigado y muchos coincidían. “Incluso teníamos más porque hubo gente que murió después. Hay heridos que en el momento de publicar la lista no estaban entre los fallecidos porque murieron después”, aclara la investigadora de la organización internacional de derechos humanos. Por otro lado, también se realiza el recuento de las personas heridas que son atendidas en los hospitales. Los fallos en la conectividad debido a la guerra imposibilitan una comunicación fluida de las cifras, pero el ministerio gazatí afirma que llama para verificar los números, y también recopila datos de otras fuentes, incluida la Media Luna Roja Palestina.

A medida que se fueron intensificando los ataques israelíes sobre las infraestructuras de comunicaciones y servicios en Gaza, la disponibilidad de los datos y su recopilación ha ido empeorando. Los funcionarios palestinos han achacado, principalmente a los cortes de las telecomunicaciones, las "dificultades significativas" para obtener una información actualizada.

Durante la escalada, hubo un cambio notable en la notificación de víctimas”, explican a RTVE.es desde la Unidad de Evaluación y Gestión de la Información de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). “El Ministerio de Salud, que inicialmente desempeñó un papel importante en la notificación de víctimas, experimentó un colapso en sus operaciones y dejó de proporcionar actualizaciones sobre las víctimas. En su lugar, la Oficina de Medios del Gobierno comenzó a depender de información de organizaciones como la Media Luna Roja Palestina, protección civil y los bomberos”, añaden.

Muertes de civiles o de combatientes

Las fuentes del gobierno gazatí controladas por Hamás nunca distinguen entre civiles y combatientes a la hora de informar de los fallecidos en la guerra con Israel. Generalmente, esa distinción en las guerras se proporciona, tiempo más tarde, por parte de organismos internacionales y grupos independientes, tras realizar investigaciones sobre crímenes contra los derechos humanos. El ejército israelí también lleva a cabo investigaciones de posguerra.

Sin embargo, una estimación publicada por el diario israelí Haaretz apunta, a partir de datos de víctimas del Centro de Información sobre Terrorismo e Inteligencia Meir Amit, vinculado a la inteligencia israelí, que al menos el 60% de los 6.747 palestinos muertos por los ataques israelíes entre el 7 y el 26 de octubre eran civiles. Es el porcentaje de víctimas civiles más alto de las últimas operaciones militares israelíes contra los palestinos de Gaza.

Miles de desaparecidos

Las agencias de Naciones Unidas y organizaciones internacionales de Derechos Humanos han alertado sobre el número de desaparecidos que permanecen bajo los escombros. “Hay millares de personas. Calculamos que al menos 8.000 personas siguen bajo las ruinas, porque no hay suficientes máquinas buldócer para rescatarlos y tampoco suficiente gasolina para que puedan funcionar las pocas máquinas que tienen”, alega Donatella Rovera. “Todas estas personas no se pueden declarar muertas por el momento hasta que no se identifiquen los cuerpos”, concluye.

Nebal Hajoo es fotoperiodista y vive exiliado ahora en Bélgica. Ha cubierto todas las guerras de Gaza y salió de la Franja dos días antes del comienzo de esta última. “Ni ahora ni en el futuro podremos saber el número exacto de combatientes muertos de Hamás”, asegura. Insiste en que la organización islamista nunca ha reconocido sus bajas. “Según los datos, el número de combatientes asesinados no superan el 1% de los muertos en la Franja de Gaza”, dice el fotoperiodista. Y sobre el recuento definitivo de las víctimas afirma que “es importante que termine la guerra primero, luego se necesitarán, al menos, dos o tres meses para poder calcular la cifra total de muertos”, concluye.

Las diferentes agencias de las Naciones Unidas, entre ellas OCHA y la Organización Mundial de la Salud (OMS), dan por buenos estos datos y con ese respaldo implícito contribuyen a su difusión en los medios de comunicación de todo el mundo. No obstante, en sus informes aportan como nota un descargo de responsabilidad al no haber podido comprobar de manera independiente los datos: “Hasta ahora, la ONU no ha podido recoger cifras de víctimas independientes, completas y verificadas; las cifras actuales han sido proporcionadas por el Ministerio de Salud o la Oficina de Medios del Gobierno en Gaza y las autoridades israelíes y están a la espera de mayor verificación”.

“Esta también es una guerra de números, de la información y la propaganda. Es un escenario al que estamos acostumbrados investigadores y periodistas”, explica la portavoz de Amnistía Internacional. Hay ataques, añade, que no podrán ser investigados nunca. “Los bombardeos de hoy destruyen las pruebas de los bombardeos de ayer, los de ayer habrían destruido las pruebas de los ataques de hace cinco semanas”, arguye.

Entre esos ataques que necesitan una verificación independiente se encuentra el caso de la explosión en el hospital Al-Ahli el 17 de octubre, que dejó varios centenares de muertos y heridos en la capital de Gaza, y provocó acusaciones cruzadas sobre quién disparó el cohete que impactó en el aparcamiento del centro hospitalario y sobre el propio balance de víctimas. Los servicios de inteligencia estadounidenses y franceses concluyeron que probablemente fue causado por un cohete fallido de las milicias palestinas, corroborando la versión del Ejército de Israel, que acusaba a la Yihad Islámica palestina, aunque no se pudo llegar a una conclusión definitiva.

“En realidad no sabemos si fue un misil israelí, un cohete palestino que mal funcionó o un cohete palestino que fue interceptado por el sistema de defensa aérea y antimisil israelí. Hay casos como este en todos los conflictos que nunca se podrán verificar al 100%. Y cuando no se puede, hay que tener la humildad de decir lo hemos intentado y no tenemos una conclusión formal y clara”, dice Donatella Rovera.

El Ministerio de Salud, que atribuyó la explosión a las fuerzas israelíes, dijo que habían muerto más de 500 personas, cifra que fue posteriormente rebajada a 471. Una evaluación de la inteligencia estadounidense sostenía que la cifra de víctimas era inferior, "probablemente entre 100 y 300", aunque no dijeron cómo llegaron a esa conclusión.

Desde Amnistía Internacional recuerdan que llevan once años sin poder hacer investigaciones sobre el terreno en Gaza: “En todo este tiempo hemos trabajado a distancia. Hay gente local formada que visita los lugares de los bombardeos, toman fotos, toman videos, los números de teléfono, entablan el primer contacto con los supervivientes, con testigos, familiares de las víctimas, testigos o médicos”. “Además, los entrevistamos a distancia, vía teléfono, vía WhatsApp... También hacemos un trabajo de verificación importante. Es bastante laborioso”, explica la investigadora de AI.

Lo cierto es que la guerra actual se puede seguir al minuto. “Es una crisis humanitaria que todos estamos viendo en directo. Tenemos miles de imágenes y vídeos a diario de la catástrofe y este es otro elemento distintivo de otras tragedias de la misma intensidad que han podido pasar anteriormente”, argumenta Bourekba, el investigador del CIDOB.

Israel también ha revisado sus cifras de víctimas

Israel, que puso en duda las cifras suministradas por las autoridades de Gaza, revisó sus propias cifras de muertes a la baja, de 1.400 a casi 1.200. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores israelí, Lior Haiat, dijo que la corrección se debe a que hubo muchos cadáveres que no fueron identificados inmediatamente después del ataque, y creen que “pertenecen a terroristas y no a víctimas israelíes". “Hubo más de 200 cuerpos que no se pudieron identificar rápidamente porque estaban completamente quemados”, alega Donatella Rovera, investigadora de AI.

En este sentido, Amnistía Internacional ha pedido que se investigue también el número de personas que han sido “asesinadas por los grupos armados palestinos y cuántas fueron matadas por las fuerzas israelíes. Hemos visto testimonios de supervivientes que dijeron que los soldados habrían disparado de manera indiscriminada y habrían asesinado a varios civiles israelíes”. Por el momento, el ejército israelí ha admitido haber matado por error a tres rehenes israelíes que estaban cautivos dentro de la Franja de Gaza.

También se ha ido comprobando el número de rehenes secuestrados por Hamás. Tras las liberaciones durante la tregua, el 5 de diciembre Israel actualizó el total de rehenes de 137, entre los cuales había 20 mujeres y dos niños, a 138, al haber agregado a la lista a una persona a la que se consideraba desaparecida, aunque el gobierno israelí no quiso dar detalles sobre la identidad del rehén ni de cómo se confirmó su situación.

Unas cifras parecidas a las del gobierno de Netanyahu relativas a sus propias víctimas. Según recoge en sus informes diarios el mismo centro Meir Amit, de los aproximadamente 1.200 israelíes fallecidos el 7 de octubre, 433 son soldados y oficiales, de modo que aproximadamente el 64% de las víctimas israelíes fueron civiles. Además, de los 137 o 138 (según la fuente consultada) rehenes civiles y militares todavía en manos de Hamás, 17 son mujeres y niños. En total, 113 rehenes fueron devueltos a Israel.

¿Hubo mucha desviación de las cifras en guerras anteriores?

A lo largo de cuatro guerras y numerosas escaramuzas sangrientas entre Israel y Hamás, las agencias de la ONU han citado las cifras de muertos del Ministerio de Salud en informes periódicos. El Comité Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja Palestina también utilizan estas cifras. Después de la guerra, la oficina humanitaria de la ONU ha publicado el número final de muertes basándose en su propia investigación de los registros médicos.

En todos los casos, los recuentos de la ONU han sido en gran medida coherentes con los del Ministerio de Salud de Gaza, con pequeñas discrepancias. Organizaciones como HRW y Amnistía Internacional, con sus propias investigaciones han llegado a las siguientes conclusiones:

  • Guerra de 2008: el ministerio informó de la muerte de 1.440 palestinos; la ONU informó 1.385.
  • Guerra de 2014: el ministerio informó que 2.310 palestinos murieron; la ONU informó 2.251.
  • Guerra de 2021: el ministerio informó de la muerte de 260 palestinos; la ONU informó 256.

Mhamed Abu Fida Hurani tenía siete años cuando estalló la guerra de 1948. “Era un niño, pero recuerdo escenas propias de una guerra. Solo una vez vi a un hombre muerto”, intenta recordar. Ahora tiene 82 años y vive exiliado en Suecia. La primera guerra que marcó el comienzo de este conflicto le obligó a abandonar su tierra, buscar refugio en Siria, pero cuando comenzó la guerra de 2011 puso su vida “en manos de traficantes y llegué a Europa a través de la ruta de Turquía”, explica. Hace un año consiguió la nacionalidad sueca y ha podido visitar su casa 74 años después. “Las lágrimas se han petrificado en mis ojos y mi cuerpo también”, asegura.

Abu Fida, cuando ve las imágenes de la guerra actual, asegura que es un escenario de violencia que nunca se había producido antes. “Por supuesto que vivimos masacres en aldeas que fueron completamente borradas del mapa, pero era otra forma de hacer la guerra. Ahora una bomba cae sobre un edificio y mueren decenas de personas”, denuncia. Insiste en que antes no había tantas armas. En el actual conflicto el número de muertos es mucho más grande que en conflictos pasados. “El nivel de potencia de los bombardeos es como si las dos bombas atómicas de la Segunda Guerra Mundial hubieran sido lanzadas sobre la Franja de Gaza, en un territorio mucho más pequeño comparado con Hiroshima y Nagasaki”, añade Moussa Bourekba.

La guerra más deshumanizadora

El alto número de víctimas en el lado israelí, el pasado 7 de octubre, despertó el “miedo existencial por parte del pueblo judío. No solo en Israel, también entre las comunidades judías del mundo”, argumenta el analista del CIDOB. Un sentimiento que, mezclado con la falta de medios de comunicación dentro de la Franja, ha logrado la deshumanización de las víctimas de Gaza. “Un ministro israelí describió a los palestinos como animales que deberían morir. Ningún ministro israelí había hecho antes estas declaraciones. Sin embargo, ahora vemos cómo hay un discurso de odio más fuerte”, lamenta Hajoo, el fotoperiodista.

“La población siente que la actual guerra es la más violenta y la más dura. En estos momentos nadie tiene garantizado que vaya a permanecer vivo ni un minuto más en Gaza”, alega Hajoo. “En las guerras anteriores sabíamos cuáles eran los puntos peligrosos, podíamos caminar por calles seguras, pero ahora no hay ningún lugar seguro”, agrega. En ocasiones anteriores solo abandonaban sus casas, explica, quiénes tenían a algún vecino relacionado con la milicia islamista de Hamás. Sin embargo, ahora “Israel bombardea deliberadamente a civiles. Todas las casas son objeto de ataques y esto es algo que antes no ocurría”, añade.

Mientras, cada día mueren más personas en Gaza. “Este lugar está maldito. La vida no tiene ninguna posibilidad. Cada año o dos comienza una nueva guerra y muere gente”, señala el fotoperiodista palestino. En la Franja no hay nadie que no haya perdido a varios miembros de su familia, parientes o amigos. “No hay nadie que no haya experimentado la amargura de la muerte y es injusto reducir todo este dolor a los números”, concluye.