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Crece la presión internacional contra Daniel Ortega, a quien piden cesar la violencia

  • António Guterres ha calificado de "inaceptable" la cantidad de muertos y el uso de la fuerza en Nicaragua
  • Josep Borrell ha asegurado en Bruselas que en Nicaragua "la situación va de mal en peor"

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La espiral de violencia no cesa en Nicaragua, con más de 350 muertos en tres meses

La presión para que cese la violencia que deja más de 350 fallecidos en Nicaragua ha crecido este lunes con mensajes de la ONU, Estados Unidos y países de Latinoamérica, mientras se ha denunciado la muerte de 18 campesinos y se ha aprobado una ley que castiga por terrorismo a quien destruya o dañe bienes públicos y/o privados.

El secretario general de la ONU, António Guterres, ha calificado de "inaceptable" la cantidad de muertos y el uso de la fuerza en el marco de la crisis en Nicaragua y ha afirmado que es responsabilidad del Estado proteger a los ciudadanos.

"Hay una cosa evidente, el número de muertes es chocante y hay un uso letal de la fuerza por parte de entidades ligadas al Estado que no es aceptable", ha afirmado Guterres durante una visita a Costa Rica.

El secretario general de la ONU ha añadido que "es absolutamente esencial que cese inmediatamente la violencia, que se revitalice el diálogo político, porque solo una solución política es aceptable".

Guterres ha asegurado que los buenos oficios de la ONU están a disposición para trabajar en una solución pacífica al conflicto, pero ha subrayado que la región también debe tomar liderazgo y contribuir.

Varios países condenan la violencia en Nicaragua

El presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, ha afirmado que "lo que sucede en Nicaragua demanda una reacción de la Organización de las Naciones Unidas para detener la ola de violencia generalizada".

Por su lado, el Departamento de Estado de Estados Unidos ha condenado los recientes ataques contra estudiantes, periodistas y miembros del clero en Nicaragua y ha avisado al presidente Daniel Ortega de que cada nueva víctima en las protestas "mina aún más" su legitimidad.

El Gobierno de Estados Unidos, que ha sido muy crítico con Ortega, ha reiterado su petición para que se celebren elecciones "anticipadas, libres, justas y transparentes" como vía para salir a la crisis.

En tanto, el ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha asegurado en Bruselas que en Nicaragua "la situación va de mal en peor", y ha anunciado que se reunirá con el ministro secretario privado para Políticas Nacionales de Nicaragua, Paul Oquist, para abordar la situación.

Mientras, Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay, en un comunicado conjunto, han expresado su preocupación por la situación de Nicaragua y han denunciado la "violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales" que se produce en este país.

Han anunciado así su "más firme" condena a los hechos de violencia en el país, han exigido el desmantelamiento de los grupos paramilitares y han instado a reactivar el diálogo nacional.

La Organización de Estados Americanos (OEA) celebrará el miércoles un Consejo Permanente para seguir abordando la crisis en Nicaragua y votar una resolución de condena a la violencia.

Tensión sociopolítica en el país nicaragüense

En Nicaragua, el Movimiento Campesino ha denunciado el "asesinato" de al menos 18 de sus miembros durante un ataque armado en la zona central del país ocurrido el sábado pasado, del que responsabilizaron a Ortega y a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.

Por su parte, el Parlamento ha aprobado una Ley que castigará por terrorismo a quien destruya o dañe bienes públicos o privados, en medio de la revuelta popular que comenzó el pasado 18 de abril y que el Gobierno califica como un "gravísimo problema del terrorismo".

La oposición nicaragüense ha denunciado que el Ejecutivo busca con esa Ley "criminalizar" la protesta cívica ciudadana y la persecución contra organismos cívicos y la iglesia católica.

Murillo ha dicho este mismo lunes que ni el "terrorismo" ni los "diabólicos" podrán gobernar este país.

Nicaragua está sumergida en su crisis sociopolítica más sangrienta desde la década de 1980, también con Ortega como presidente.

Las protestas contra Ortega se iniciaron el 18 de abril, por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del mandatario, después de once años consecutivos en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.