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Deloitte asegura que avisó a Bankia de los riesgos para su viabilidad en 2011 y 2012

  • El auditor al juez: no avalé las cuentas de Rato porque estaban sin firmar
  • Contradice las declaraciones del expresidente y de los exconsejeros

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La dirección de Bankia sabía en marzo de 2012 que existían "dudas razonables sobre la viabilidad futura del grupo" porque así se lo había señalado la consultora Deloitte, que también advirtió al banco de que, si no se resolvían, incluiría salvedades en el informe, según ha declarado en la Audiencia Nacional el socio auditor de Deloitte, Francisco Celma.

Su comparecencia, que se ha extendido durante más de cinco horas, se enmarca dentro de la investigación sobre la fusión y la salida a bolsa de Bankia y contradice las versiones del expresidente de esta entidad, Rodrigo Rato y del resto de exconsejeros, que aseguran que Deloitte solo hizo objeciones ante la situación del Banco Financiero de Ahorros (BFA).

Advertencias de la auditora en 2011 y 2012

Por el contrario, Celma asegura que advirtió a Bankia de los riesgos de su situación el 18 de octubre de 2011, cuando indicó a sus gestores que tenían que hacer un seguimiento de dos aspectos para cerrar el ejercicio: la valoración de la participación de Bankia en BFA y la "recuperabilidad" los créditos fiscales contabilizados.

El testigo ha asegurado que, entre octubre y marzo de 2012, se realizaron 11 reuniones, cuatro de la Comisión de Auditoria de BFA y siete del de Bankia, y que no fue invitado a ninguna de ellas.

Tras varios recordatorios de sus peticiones de documentación sobre el grupo inmobiliario, en febrero de 2012, Celma amenazó con negarse a auditar sus cuentas en un correo en el que advertía de que la situación de Bankia era peor a la de octubre porque los créditos fiscales habían aumentado en 3.300  millones de euros, informa Servimedia.

Celma también subrayó en su declaración ante el juez que ni Bankia ni BFA remitieron a Deloitte la documentación que les había requerido.

No fue hasta el 26 de marzo del año pasado, cuando Celma indicó a BFA que la situación había empeorado por las exigencias del decreto 2/2012 de saneamiento y que el incremento de los créditos fiscales supondría hipotecar unos 8.500 millones de euros de beneficios futuros. Agregó que su informe tendría que incluir dos "salvedades" y un "párrafo de énfasis", informa Europa Press.

El auditor ha explicado al juez que estos datos figuraban en la presentación que hizo ante los gestores de BFA, donde ha admitido que no mencionó los problemas de viabilidad porque, a su juicio, estaba hablando con "gente  profesional" y supuso que le entenderían.

Al día siguiente, Celma ha añadido que se dirigió al Comité de Auditoria de Bankia para informarles de que faltaba una serie de documentación sobre la tasación de algunos activos inmobiliarios del grupo.

Rato aseguró que estaba buscando financiación

Como Rodrigo Rato y su consejero delegado, Francisco Verdú, no querían un informe con salvedades, el auditor creó un equipo para barajar distintas soluciones a los problemas detectados con el banco  de inversiones Lazard, Deloitte y la consultora inmobiliaria Clifford Chance.

Tras descartarse la fusión con otras entidades para obtener ayudas del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), se buscaron inyecciones de 7.000 millones de euros para garantizar el plan de capitalización que Rato presentó al Banco de España el 30 de marzo y que, según declaró el exgobernador Miguel Angel Fernández Ordóñez, se aprobó el 17 de abril porque "no había otra posibilidad".

Según Celma, el 18 de abril habló con Rato y éste le dijo que estaba a punto de conseguir 7.000 millones de euro. Así las cosas, Deloitte -que asegura no haber recibido ninguna indicación del Ministerio de Economía que dirige De Guindos- se comprometió a realizar un informe sin salvedades, "aunque tuvieran que trabajar día y noche". Un informe que nunca se llegó a realizar y para el que se elaboraron dos borradores que ha denominado "papeles de trabajo".

De igual modo, el auditor ha negado que le dijera a la consejera Araceli Mora que Rato estaba negociando soluciones a la situación de la entidad, como ésta aseguró ante el juez.

Deloitte no avaló las cuentas de Rato porque no estaban firmadas

Por otro lado, el auditor ha asegurado que no avaló las cuentas aprobadas en Bankia el 28 de marzo de 2012 porque no estaban firmadas por los  miembros del Consejo de Administración, tal y como exige la ley.

Estas cuentas ofrecían un saldo positivo de 309 millones de euros, un resultado que se demostró erróneo cuando, tras la dimisión de Rato en mayo de 2012, Bankia pasó a tener unas pérdidas de 2.979 millones y se vió obligada a  solicitar el rescate al Gobierno.

"No se pudo emitir informe de  auditoria hasta el 25 de mayo, cuando se presentaron las cuentas formuladas y firmadas", ha dicho.

Este jueves testifica ante el mismo juez de la Audiencia Nacional el actual presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, para dar su versión sobre la salida de Rato. Según la declaración del exgobernador del Banco de  España Miguel Angel Fernández Ordóñez, esa dimisión se produjo después  de que el Ministerio de Economía le quitara el "control" y adquiriera  "un protagonismo público y notorio" en la crisis.