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Endeudamiento, guerra comercial y mercados bursátiles: los fantasmas que pueden desencadenar una nueva recesión

  • Para algunos analistas la situación económica actual es preocupante, mientras que otras voces llaman a la prudencia
  • Sin embargo, existe un amplio consenso entre los expertos consultados: el mundo no está preparado

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Este 15 de septiembre del 2018 se cumplen 10 años de la quiebra del fondo de inversión Lehman Brothers y la consiguiente crisis financiera mundial
Este 15 de septiembre del 2018 se cumplen 10 años de la quiebra del fondo de inversión Lehman Brothers y la consiguiente crisis financiera mundial

“¿La situación financiera actual? Tan peligrosa como cuando quebró el banco estadounidense Lehman Brothers en septiembre de 2008”. Así describía el expresidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, que asistió en primera fila a la crisis de hace una década, el escenario económico actual.

El que fuera presidente del BCE entre 2003 y 2011 advierte de que la aceleración del endeudamiento de los países emergentes vuelve al sistema financiero mundial “al menos tan vulnerable, sino más, que en 2008".

Otras voces llaman a la prudencia y aseguran que mientras el BCE siga sujetando la economía europea, el escenario no debe ser alarmante. “La situación en 2008 fue muy mala, en parte, por el señor Trichet, que subió los tipos de interés justo el mismo mes en el que se inició la fase más aguda de la crisis. No pudo gestionar peor lo que tenía entre manos”, afirma a RTVE el asesor del fondo Multiciclos Global de Renta4, Juan Ignacio Crespo.

Diez años después los fantasmas de la crisis aún siguen vivos: el mercado laboral no ha llegado a recuperarse por completo en España, Europa vive en estos momentos un frenazo en su economía y la crisis de la deuda ha hecho tambalear sus propios cimientos.

“El mundo duda de la deuda, ya que su exceso y la poca capacidad de pagarla en 2008 fue lo que provocó la crisis, pero seguramente la próxima será de características tan distintas que uno no puede llegar a imaginar”, añade Crespo.

Para el consultor económico, la atención principal está en China, que actualmente se encuentra en recesión y es fuente de demanda mundial de materias primas: “Una crisis en China desencadenaría una recesión mundial”, asegura. “Todavía es pronto para decir que se deba a las tensiones comerciales entre el país asiático y Estados Unidos pero el comercio mundial no ha crecido nada en el segundo trimestre y esto es un síntoma muy alarmante”, advierte el asesor.

La amenaza de una guerra comercial

El mundo financiero también se encuentra expectante por ver hasta qué punto el presidente estadounidense, Donald Trump, tensará la economía con su política comercial proteccionista y arancelaria.

En julio, el Fondo Monetario Internacional (FMI) decidió mantener su pronóstico de crecimiento del 3,9% en el mundo para este año y el próximo.

Pero "el riesgo de que las tensiones comerciales actuales se intensifiquen aún más (...) representa en el corto plazo la mayor amenaza para el crecimiento global", señala a AFP Maurice Obstfeld, su economista jefe, quien ha alertado de que "los primeros disparos en una potencial guerra comercial se han disparado", por lo que el conflicto podría intensificarse si las políticas fiscales de EE.UU. impulsan al alza su déficit sin que Europa y Asia reduzcan sus superávits.

Una preocupación compartida al otro lado del Atlántico por la Reserva Federal (FED). Desde el organismo señalan a los actuales desacuerdos comerciales y a las medidas comerciales propuestas como una importante fuente de incertidumbre y riesgos. "Si un conflicto (comercial) importante continúa, tendrá efectos adversos sobre la confianza de los empresarios, el gasto de inversión y el empleo", advierte el banco central. Y lo que es verdad para Estados Unidos se traduce en una realidad para el mundo.

Crisis en la bolsa de valores

Otro síntoma de incertidumbre se aprecia en los mercados bursátiles. Durante estos diez últimos años también hemos presenciado un crecimiento ininterrumpido en el valor de las acciones de la bolsa norteamericana, que parece no tener fin.

El actual ciclo alcista de Wall Street se convirtió durante el pasado mes de agosto en el más largo de toda la historia moderna3.453 días que han llevado a la bolsa neoyorquina de los abismos de la crisis financiera a niveles récord. La marca superó la racha positiva que el mercado vivió durante la década de los noventa y que terminó con el estallido de la burbuja "puntocom" (empresas de internet en bolsa) en marzo de 2000.

Según una mayoría de analistas, el ciclo alcista actual arrancó el 9 de marzo de 2009, cuando el S&P 500 -el índice más amplio del parqué neoyorquino- alcanzó un mínimo de 666 puntos. Desde entonces, el S&P 500 ha cuadruplicado su valor.

Sin embargo, “en algún momento habrá un cambio de ciclo. Hay un consenso en Estados Unidos entre economistas de que será el estallido de los mercados de valores lo que provocará la siguiente recesión”, asevera a RTVE el socio de Advice Strategic Consultants Jorge Díaz-Cardiel.

Es lo que también sostiene el premio Nobel de Economía Robert Shiller, quien asegura que ya predijo la crisis de las tecnológicas, la de las hipotecas suprime y ahora advierte de lo que se viene encima con la caída de los valores bursátiles. “¿Hay alguien en su sano juicio que piense que la acción de Apple puede valer 2.000 dólares?”, se cuestiona el analista.

El gran temor: la deuda

Aunque, sin duda, todas las miradas están puestas en el sobreendeudamiento que afecta a la economía mundial, algo siempre subjetivo porque dependen de la capacidad de pago de los países pero cuya novedad radica, tras diez años, en que ahora afecta a los países del norte de Europa.

"La otra crisis no llegó más lejos gracias a la capacidad de los gobiernos de emitir deuda, pero el problema es que se ha reducido el margen de maniobra ante una posible nueva crisis", explica a Efe el catedrático en Finanzas Internacionales de la Universidad de Oxford Edmund Fitzerald.

Según el FMI, en 2016 se había llegado a un nuevo máximo histórico de deuda mundial con 164 billones de dólares, lo que equivalía al 225% del producto interior bruto (PIB) mundial, y desde 2007 un 43% del incremento se explica sólo por China.

Sin embargo, diez años después de la quiebra de Lehman Brothers, las lecciones aprendidas se han traducido en ciertas mejoras: la supervisión bancaria ha aumentado y ha habido una convergencia entre los bancos centrales de las economías avanzadas.

Se ha reducido el margen de maniobra ante una posible nueva crisis

Según Ángel Berges, vicepresidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI), ahora se exige mayor liquidez a los bancos, más control y más pruebas de que las actuaciones de los directivos de la banca son mejores y más creíbles. Además, en este momento, el BCE, la Reserva Federal estadounidense y los bancos centrales de Japón e Inglaterra tienen la misma definición de la estabilidad de precios.

“En paralelo, se ha reformulado el marco de resolución bancaria con el objetivo de que si hay crisis futuras no se utilice el erario público, si no que sean los propios accionistas, bonistas, los preferentistas… los que soporten los costes de la crisis”, señala Berges a RTVE.

¿Estamos preparados?

Con la certeza de que habrá otra crisis, siempre hay una, Ian Bremmer, experto en riesgo político en el Grupo Eurasia, teme que sea imposible en el clima actual de división, generado en parte por el presidente de los Estados Unidos, organizar una respuesta coordinada a una crisis como en 2008.

“Con las crisis siempre ocurre lo mismo: se está preparado para la anterior, pero no para la próxima. Se aprenden cosas de la anterior pero la siguiente viene con características nuevas”, afirma Crespo.

Según el economista, hay un elemento que hace que las crisis se produzcan inexorablemente: la llegada de euforia económica, cuando todo el mundo olvida las lecciones aprendidas. “Si la economía española se pusiera a crecer con una burbuja inmobiliaria, habría voces que pedirían prudencia. Pero si la tasa de paro llegase al 5%, todo el mundo nos llamaría agoreros si hablásemos de frenar eso, con la creación de empleo tan estupenda que tenemos”, expone.

Por eso, afirma, se producen los ciclos económicos. Cuando llegan los buenos tiempos nadie quiere oír a la gente que pide prudencia porque la prosperidad le gusta a todo el mundo y, además, da votos.

Y esto es algo en lo que coinciden todos los expertos consultados: ni el mundo económico, ni los gobiernos ni los mercados financieros están preparados para una nueva gran recesión.