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Los términos económicos que aprendimos tras la caída de Lehman Brothers

  • La quiebra del banco de inversión provocó una crisis financiera mundial
  • La burbuja estalló, los mercados perdieron la confianza y la crisis golpeó al euro

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Ilustración sobre hipotecas basura
Ilustración sobre hipotecas basura.

La quiebra de Lehman Brothers supuso un agujero de 600.000 millones de dólares y el despido de 25.000 empleados. El efecto dominó contagió a otras entidades financieras y los mercados perdieron la confianza. Se desató una crisis de deuda soberana que puso en cuestión la solidez del euro. Saltaron a los titulares expresiones como "triple A", "hipotecas subprime" o "prima de riesgo" que muy pocos manejaban. Diez años después, estos son algunos de los términos que aprendimos con la crisis financiera y que han calado.

AAA: La triple A es el símbolo de los mejores productos financieros. Si las agencias de calificación consideran que hay riesgo de que el emisor no pague, la nota se rebaja: AA, A, BBB, BB, B, CCC... hasta la D (con múltiples escalones intermedios, indicados por los símbolos + y -). El límite crítico lo marca la nota BBB: por debajo de esa nota, se considera que se trata de un producto especulativo, es decir, bonos basura, que van desde la BB hasta la D.

Agencias de calificación de riesgo: Asignan grados a las emisiones de bonos de las administraciones públicas y grandes empresas, que pagan por ello. La calificación AAA es la más alta y significa que el impago es una posibilidad extremadamente baja. Standard&Poor’s, Moody’s y Fitch son las principales agencias de calificación y actúan como un oligopolio. Incluso el FMI asegura que las agencias “usan y abusan del poder que tienen” y “necesitan una supervisión más estricta”.

Bonos: Son instrumentos de renta fija que emiten los Estados, las entidades públicas o las empresas privadas para obtener fondos. Los inversores adquieren bonos con la promesa de recuperar en el futuro su dinero con intereses. Su rentabilidad depende de la solidez de la empresa: cuanto más sólida es una compañía, menor probabilidad de impago y menor rentabilidad. Y al contrario los bonos basura conllevan un alto riesgo de impago pero son especulativos porque su rentabilidad es muy alta.

Bonos basura: Productos que conllevan un alto riesgo de impago y normalmente tienen una nota por debajo de BBB. Se considera un producto especulativo desde BB hasta D. El problema es que las hipotecas subprime formaban un paquete con otro tipo de créditos solventes y obtuvieron una calificación mejor que la que les hubiera correspondido.

Bund o bono alemán: Alemania es considerada una economía estable y sus bonos de deuda soberana a diez años son la referencia en el mercado secundario para calcular la prima de riesgo de otros países.

Burbuja financiera: Los bajos tipos de interés provocaron una rápida expansión del crédito sin sustento en la economía real. La inversión en activos inmobiliarios elevó los precios de la vivienda que se desplomaron tras el estallido de la correspondiente burbuja inmobiliaria.

Cláusulas suelo: Las entidades financieras introdujeron en los contratos hipotecarios a tipo variable un límite o suelo que garantizaba a la banca un nivel de intereses mínimo, aunque el euríbor bajase más de ese umbral. En muchos casos, los tribunales han fallado que este tipo de cláusulas eran abusivas.

CDO Thinkstock

CDS o Credit Default Swaps: Productos financieros que permiten asegurar el riesgo de crédito de los bonos emitidos por los estados o las empresas. Es un derivado que funciona como un seguro para proteger a su propietario ante el riesgo de impago de un préstamo o de la compra de otro producto financiero. Como referencia es la cantidad que se debe pagar para garantizar una inversión de 10 millones de dólares,

CDO o Collateralized Debt Obligation (Obligaciones de Deuda Garantizada): Un producto con un nombre engañoso en el que los bancos de inversión mezclaron hipotecas de muy baja calidad con deudas de menor riesgo. Por esa combinación, las agencias solían otorgarles buena nota. Cuando estalló la crisis los CDO perdieron la mayor parte de su valor y sus tenedores se encontraron con unos paquetes que no valían nada.

Dación en pago: La posibilidad de entregar una vivienda para saldar una hipoteca. En España no es muy común porque el préstamo debe pagarse con independencia de su finalidad y los hipotecados pierden la casa pero siguen teniendo que hacer frente al crédito. En algunos casos es posible la dación en pago y negociar con el banco la entrega de la propiedad.

Hipotecas basura, hipotecas subprime: Son las hipotecas de alto riesgo que Lehman Brothers y otras entidades concedieron a clientes poco solventes pero que hubieran logrado cubrir el crédito con tipos bajos y crecimiento económico. El escenario fue el contrario y muchos dejaron de pagar. En EE.UU, la hipoteca recae sobre la casa y con la entrega de las llaves los acreedores se liberan del préstamo. Eso fue lo que pasó y la morosidad comenzó a ahogar a muchos bancos que terminaron quebrando.

Ninjas: Acrónimo de No Income, No Job, No Assets, el término con el que se designaba a los clientes con más riesgo para las entidades, los que sin trabajo fijo ni avales lograron una hipoteca. El préstamo no solo cubría el valor de la casa sino que el banco también les daba dinero para los muebles o un coche nuevo. Cuando estalló la crisis dejaron su deuda y sus propiedades a los acreedores.

Mercado secundario: Los Estados realizan emisiones de deuda para financiarse, en el caso de España son las subastas del Tesoro Público, pero una vez emitidos los títulos se vuelven a negociar en el mercado secundario. La diferencia de rentabilidad entre los bonos y el bund se mide en puntos básicos con la prima de riesgo.

Prima de riesgo: Mide el riesgo país tomando como referencia el bono alemán a diez años, es decir cuanto mayor es la cifra mayor es la posibilidad de impago. La prima se calcula en puntos básicos. Un ejemplo: si el bund está en el 1% de rentabilidad y el bono español en el 2,1% la prima de riesgo de España será de 110 puntos básicos.

Participaciones preferentes: Otro producto con nombre engañoso. Se llaman participaciones pero no otorgan derechos de voto como las acciones ordinarias, ofrecen rentabilidad pero solo en función de los beneficios y no son renta fija pese a haberse comercializado como tal. Carecen de liquidez puesto que no tienen plazo de vencimiento, solo pueden comercializarse en un mercado específico y ante una quiebra solo cobran por delante de los accionistas. Las cajas colocaron participaciones preferentes a muchos clientes no cualificados para recapitalizarse.

Test de estrés o pruebas de resistencia: Son unos exámenes a los que se someten las entidades bancarias para comprobar su nivel de solvencia ante un escenario económico adverso. El objetivo es conocer si tienen capital básico suficiente como para resistir un periodo de recesión o, por el contrario, necesitan más dinero. La Autoridad Bancaria Europea (EBA por sus siglas en inglés) es la encargada de llevarlos a cabo en Europa y la Reserva Federal en Estados Unidos.