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"Violencia política" contra las mujeres: insultos machistas para "limitar sus derechos" y devolverlas al ámbito privado

  • Los insultos machistas a Irene Montero por parte de Vox reciben la condena de los partidos pero no son excepcionales
  • Los expertos advierten de una "violencia política" contra las mujeres, su "infantilización" y el peligro para la sociedad

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La ministra de Igualdad, Irene Montero
La ministra de Igualdad, Irene Montero, foco de las críticas por la ley 'solo sí es sí', ha recibido el apoyo de todos los partidos salvo Vox ante los insultos machistas proferidos contra ella esta semana.

En política es lícita la crítica, no el insulto. Pero cada vez más, los españoles cuando miran las crónicas políticas del día asisten a hipérboles verbales, descalificaciones, ataques directos a la persona que ocupa un cargo y no a su labor. Cualquier dirigente es susceptible de sufrir estos exabruptos, pero cuando se trata de una mujer, hay un riesgo añadido de recibir ataques de índole machista, como ha ocurrido en la última semana con la ministra de Igualdad, Irene Montero. Ella es la última de una larga lista de mujeres de distintos colores políticos que han sido increpadas con acusaciones e insultos que no se les harían si fuesen hombres. Los expertos creen que estos calificativos buscan “limitar los derechos políticos y electorales” de las mujeres y que “vuelvan al mundo de lo privado” y advierten de que ésto se traslada a la sociedad.

“Está donde está porque la ha fecundado el macho alfa”. “Son los presupuestos para mantener a la inútil y soberbia ministra de Igualdad”. “Su único mérito es haber estudiado en profundidad a (Pablo) Iglesias”. Todo esto fue dicho esta semana en referencia a Montero en apenas 48 horas por parte de tres dirigentes políticos: la consejera de Economía del Ayuntamiento de Zaragoza, Carla Herrarte (Cs), el diputado ‘popular’ Víctor Píriz y la diputada de Vox Carla Toscano. Pero ya hace mucho tiempo que Montero recibe insultos semejantes por parte de sus adversarios: “Ministra por ser mujer de un vicepresidente”, “ministra infantil e inmadura”; “la mujer más humillada de la política española”; “se siente muy inferior a los hombres y está llena de complejos”; “ha trasladado la fiesta de pijamas a Nueva York riéndose de los españoles”...

"Violencia política ejercida contra las mujeres"

Para la directora de la Escuela de Gobierno de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Paloma Román Marugán, estos insultos son “violencia política ejercida contra las mujeres” y “lo que hay detrás de todo esto es la concepcion de que la mujer es una intrusa en el mundo político y hay que echarla como sea”. Este tipo de discursos, añade, van orientados a “hacer daño y crear odio” y es habitual que lo sufran mujeres “en cuanto destaquen un poco por haberlo hecho bien o mal”. Y lamenta que este tipo de actitudes “es uno de los motivos más habituales para el abandono de las carreras políticas de las mujeres”.

Colau y Báñez “estarían mejor limpiando suelos” o “haciendo punto de cruz”

En esta idea de que las mujeres no deberían participar de la vida política destacan unas declaraciones de 2016 contra Ada Colau (En Comú Podem), cuando un concejal del PP llegó a decir que "en una sociedad seria y sana, estaría limpiando suelos y no de alcaldesa de Barcelona". También contra la exministra Fátima Báñez (PP) por parte del exsecretario de Organización del PSOE en Huelva Jesús Ferrara: “Estaría mejor haciendo punto de cruz”.

La politóloga y asesora en comunicación política Mireia Castelló destaca que se trata de “insultos que no se permiten a los hombres” y que muchas veces se dirigen a mujeres aprovechando el factor de su edad (por muy jóvenes o por muy mayores), su orientación sexual, su procedencia o incluso su clase social.

Infantilización de las mujeres: “Quitar la autoridad como a una niña”

Las exministras de Igualdad Bibiana Aído y Leire Pajín también compartieron con Montero en su día el perfil de políticas jóvenes y su cargo. También sufrieron duros ataques machistas.

“Está muy estudiado un discurso público hacia las mujeres que es la infantilización”, apunta Susana Guerrero, catedrática de Lengua Española en la Universidad de Málaga y responsable del proyecto I+D+i El discurso metalingüístico sobre “mujer y lenguaje” (Dismupren). “Es una manera de quitarles autoridad como cuando se la quitamos a una niña pequeña. A veces se trata a las mujeres del ámbito público como si fueran seres menores de edad que no tienen voz ni voto”, añade.

Montero y su “fiesta de pijamas” o “viaje de amigas”

Cuando Montero viajó a Nueva York con otras responsables de su ministerio, hubo dirigentes que dijeron que había “trasladado la fiesta de pijamas” allí y que se había ido en un “viaje de amigas”. En este sentido, para determinar si un discurso es machista, Guerrero propone la “regla de la inversión”, que es cambiar el foco de las críticas por un hombre o tratar de buscar en la crítica política otras referencias similares a hechos realizados por hombres.

"No encontramos ninguna fiesta de pijamas hechas por hombres cuando ellos hacen viajes de trabajo miles de veces”, recalca. Pero aunque este caso es muy “evidente”, apunta a que hay un “sesgo clarísimo” en cuanto a insultos aparentemente neutros como “inútil” o “inmadura”, que se dirigen con muy poca frecuencia a hombres y con bastante más a mujeres porque “es más fácil desautorizar a una mujer” y con ello toda su gestión o trayectoria, ya que “el ámbito de la política ha sido tradicionalmente masculino”. “Este lenguaje al final hace que se crea que hay un prestigio de lo masculino sobre un desprestigio de lo femenino”.

Castelló subraya además el factor de encabezar el Ministerio de Igualdad en el “encarnizamiento” contra las mujeres políticas por “todo lo simbólico y lo ejecutivo que representa" ese Departamento y su "compromiso firme contra el machismo”.

Además, las circunstancias personales de la ministra respecto a su vida privada se están utilizando como arma al ser considerada por algunos como la “mujer de”. Algo que ya pasó con la exalcaldesa de Madrid Ana Botella (PP) cuando recibió las críticas del exlíder de Podemos, Pablo Iglesias: "Encarna ser esposa de, nombrada por, sin preparación".

“Falacias” vertidas cuando “faltan argumentos”

En términos de comunicación política, Castelló destaca que se trata de “trampas en el lenguaje” cuando la palabra es “la herramienta más importante que tiene la política”. Estas trampas, apunta, ya estaban “estudiadas por los clásicos griegos para intentar ganar discusiones o debates”. Una de las grandes “falacias” que existen en este lenguaje es la ‘ad hominem’ o usar características personales del adversario. Considera que, actualmente, esto “te puede llegar a viralizar o a generar un ‘zasca’, pero no es un verdadero debate de ideas que es lo que los ciudadanos esperan que tengan los políticos”.

En este tipo de estrategia se enmarca el insulto, ya no solo machista sino contra el oponente en general. Con él, se intenta “desmoralizar al adversario, minar su autoestima y ridiculizarle en relación a los suyos y minar su autoridad”, expone Castelló. En el caso de los insultos machistas, se emplean para atacar lo que el que insulta “considera que ya es débil de alguna forma”, que son las mujeres.

Para Marugán, estos insultos “no son admisibles” y se explican en “la ausencia de otros argumentos más sólidos de crítica” respecto a la gestión, la actividad o decisión política de una persona.

"Cruzar todas las líneas" para normalizar el discurso machista

Todos los partidos políticos condenaron este jueves las palabras de Vox contra Montero y denunciaron que se habían “cruzado todas las líneas” con estos insultos. Sin embargo, antes de llegar a esta situación “se han ido acumulando comportamientos” machistas a los que “probablemente no se les haya dado la importancia debida” y el problema está en que “desde el primer exabrupto no se ha respondido correctamente”, considera Román, que lamenta que estos comportamientos hayan acabado “creciendo” y se hayan “normalizado” con el paso del tiempo.

Se introduce el machismo públicamente para que al final se pueda normalizar

Castelló va más allá y apunta que ciertos partidos introducen estos temas “polémicos” o estos insultos de manera deliberada (la teoría de la ventana de Overton) porque, aunque den lugar a un “escándalo momentáneo” ya que se considera por parte de la sociedad “intolerable”, sirve para que progresivamente empiece a “normalizarse”: “Se introducen cosas impensables y líneas rojas como el machismo públicamente para que al final se pueda normalizar”.

Los insultos machistas saltan de la vida política a la sociedad: "Se está dando alas a que se repliquen esos mensajes en redes"

Se está dando alas a que se repliquen estos mensajes en la sociedad

El problema, según expone a TVE Bárbara Triguero, socióloga y doctora en estudios feministas y de género, es que lo que se traslada a la sociedad desde los cargos públicos es que tienen “libertad” para decir y hacer “lo que quiera”. “Se está dando alas a que se repliquen estos mensajes en las redes sociales y en la sociedad en general”, añade. Y cree que el problema de todo es que no haya ningún tipo de “sanción” o “consecuencias” para quienes profieren estos insultos por parte de instituciones que digan “no, esto no se va a permitir”: “El sistema político tiene que revisarse”.

Guerrero destaca por su parte que el lenguaje que se emplea desde las esferas públicas tiene “muchísimo poder”. “Es socializador, nos educa y si sale desde los medios de comunicación por parte de gente que tiene autoridad, mucho más”. Y Marugán coincide en que los medios de comunicación tienen “bastante responsabilidad” en lo que se traslada a la ciudadanía y su obligación de contextualizar: “Hay que contar los insultos machistas en el marco de una estructura de mensaje condenable”.