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Controles fronterizos reforzados o centros de detención en otros países: crece el discurso antiinmigración en Europa

  • La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, impulsó proyectos de ley que limitan los lugares de culto a musulmanes
  • La extrema derecha alemana ha popularizado el término "remigración", aludiendo a deportaciones masivas de migrantes
La ultraderecha impulsa el discurso antiinmigración, que crece cada vez más en Europa
Texto (RTVE.es) / Vídeo (CAROL FERNÁNDEZ MIRANDA)

En el Reino Unido, el gobierno se encuentra en alerta ante la posibilidad de que se repitan los recientes ataques contra centros de migrantes. La creciente tensión social en torno a la inmigración ha llevado al primer ministro, el laborista Keir Starmer, a endurecer su discurso sobre este tema, en parte como respuesta a la presión ejercida por partidos y movimientos de ultraderecha.

En un intento por reforzar el control de las llegadas irregulares, Londres ha alcanzado un acuerdo bilateral con el presidente francés Emmanuel Macron. Este pacto contempla que todas las personas que crucen en patera el canal de la Mancha sean devueltas a Francia. A cambio, el Reino Unido aceptará un número determinado de solicitantes de asilo procedentes del país vecino.

Y es que la política migratoria también se ha visto influida por las presiones de la extrema derecha en Francia. Hace un tiempo, Macron adoptó la medida de prohibir el uso de la abaya —prenda tradicional musulmana— en las escuelas, una decisión que generó controversia y fue interpretada como una concesión al discurso identitario. Sin embargo, figuras como Marine Le Pen, líder del partido ultraderechista Agrupación Nacional, consideran insuficientes estas medidas y proponen la prohibición total del velo en todos los espacios públicos, alegando la defensa de la laicidad y la identidad francesa.

Italia, Alemania o Polonia, otros ejemplos del endurecimiento de políticas

Italia vive un proceso similar. La primera ministra, Giorgia Meloni, ha impulsado proyectos de ley que limitan los lugares de culto para la población musulmana, argumentando que estas restricciones son necesarias para frenar lo que denomina la "islamización de Europa".

En el ámbito migratorio, su gobierno ha dado un paso más al establecer centros de detención para personas migrantes en Albania. Desde estas instalaciones, Italia planea tramitar las solicitudes de asilo y, en caso de ser rechazadas, proceder a la deportación de los afectados. No obstante, estas medidas se encuentran bajo la supervisión de la justicia italiana y deben ajustarse a la legislación europea, que otorga a los jueces la potestad de bloquear deportaciones si vulneran derechos fundamentales.

El avance de la extrema derecha ha popularizado el uso del término "remigración" en Alemania, que se refiere a la deportación masiva de personas migrantes a sus países de origen, incluso si llevan años residiendo en territorio alemán. Aunque esta propuesta no forma parte de la política oficial del gobierno federal, sí ha generado un endurecimiento de las medidas de control, como el refuerzo de las fronteras y la intensificación de las inspecciones en rutas consideradas sensibles.

Polonia, por su parte, también ha adoptado una postura muy restrictiva. Durante el mandato de su anterior presidente, se aprobó la suspensión del derecho de asilo para aquellas personas que cruzaran la frontera desde Bielorrusia, en un contexto marcado por tensiones diplomáticas y acusaciones de instrumentalización de migrantes por parte de Minsk.

El nuevo presidente, Karol Nawrocki, recién investido, ha mantenido la misma línea discursiva: en su primer mensaje oficial aseguró que su administración combatirá de manera firme lo que denomina "migración ilegal", reforzando así la continuidad de una política que prioriza la seguridad fronteriza sobre la acogida humanitaria.

Desde el control de fronteras hasta las restricciones culturales y religiosas, la gestión de la migración se ha convertido en un eje central del debate político en Europa, con medidas que generan tanto respaldo como críticas por sus implicaciones en materia de derechos humanos y cohesión social.