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En Alemania el gobierno está negociando un acuerdo muy polémico con los talibanes. El canciller Merz quiere enviar a Afganistán a los ciudadanos afganos condenados por delitos graves en su país. El hecho de negociar con los fundamentalistas preocupa a las organizaciones humanitarias y a los militares que estuvieron dos décadas en aquel país, combatiendo en zona hostil.

En el último año, con la mediación de Catar, Alemania ha expulsado a Kabul a un centenar de afganos con delitos. Ahora el Gobierno negocia directamente con los talibanes, un régimen que solo Rusia reconoce. Durante 20 años, Alemania envió a 150.000 soldados a combatirlos bajo el paraguas de la OTAN, donde murieron 59.

Colaboradores afganos del ejército alemán que huyeron a Pakistán han recibido una propuesta desde Berlín, recibir hasta 12.500 euros si renuncian al asilo en Alemania. Las organizaciones humanitarias piden cautela a los países que planean devoluciones.

Según la representante de Acnur en Alemania, Katharina Thote, "la situación sigue muy complicada y retornos masivos pueden desestabilizar aún más el país". El canciller Merz quiere mostrar su eficacia para reducir las peticiones de asilo por un lado y expulsar también a delincuentes extranjeros. El precio ahora es ofrecer diálogo directo a los talibanes, que ya han obtenido permiso para enviar a dos diplomáticos a Alemania.

Imagen: EFE / ANDRE COELHO

La ciudad alemana de Fráncfort suele asociarse con el poder económico y empresarial. Es la sede del Banco Central Europeo. Pero hay otra realidad que no siempre es noticia y que muestra una ciudad desbordada por la drogadicción, por el consumo en concreto de crack.

Foto: Boris Roessler / Getty Images

Nuevos avistamientos de drones en Dinamarca. Los últimos, sobre la base militar de Karup. Se suman a otras incursiones esta semana. La más grave, sobre el aeropuerto de Aalborg, que obligó a cerrar durante horas el espacio aéreo.

"Es un acto de guerra híbrida", afirma la primera ministra danesa. Ordena reforzar la seguridad en infraestructuras críticas, a pocos días de acoger una cumbre de la Unión Europea.

Aún no saben quién está detrás, pero sus sospechas apuntan a Rusia. Y la preocupación de la OTAN aumenta. Noruega, otro miembro de la organización, también ha detectado drones intrusos en su territorio. La amenaza se extiende así del Este al Norte de Europa, cuando siguen muy presentes las violaciones del espacio aéreo de Estonia, Polonia o Rumanía.

Los máximos responsables militares de la OTAN se han reunido en Letonia para analizar la situación y anuncian que reforzarán aún más la vigilancia. Ya lo están haciendo con su operación Centinela, pero los bálticos piden más protección.

La psicosis se extiende y Alemania ha dicho que dará permiso a su Ejército para derribar drones que supongan un peligro.

Rusia, como es habitual, niega estar tras los ataques. El ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, ha advertido desde la ONU que "cualquier agresión a su país tendrá una respuesta decisiva".

Foto: Instalación de radar móvil en el sitio militar danés de Amager (Steven Knap/Ritzau Scanpix via AP)

Sánchez y Merz representan las dos posiciones más alejadas dentro de la Unión Europea en relación con Gaza. Sin embargo, últimamente el canciller ha suavizado un poco su apoyo férreo a Tel Aviv, la herida histórica del holocausto sigue determinando la política exterior alemana y europea.