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Turismo genealógico, un viaje en busca del origen familiar: "Sentí que una parte de mí pertenecía a aquel lugar"

  • Esta modalidad ha crecido en los últimos 25 años en los países donde ha habido movimientos migratorios
  • Los principales mercados emisores son los anglosajones fuera de Europa, sobre todo Estados Unidos y Canadá
Turismo genealógico, un viaje en busca del origen familiar
Varias fotos familiares. GETTY IMAGES

Toñi es de Tenerife y hace dos años decidió poner rumbo a Lucena, en Córdoba, para seguir el rastro de su línea familiar. "Creía que todos mis ancestros habían nacido en la isla, pero por una investigación me enteré de que uno de ellos provenía de la península", relata. No lo dudó y contactó con el archivero de una parroquia de la ciudad cordobesa, que consiguió el certificado de bautismo de su antepasado, y ella quiso ir a recogerlo en persona. "Ese fue mi primer viaje genealógico", cuenta.

Con cierto cariño, se refiere a él como su "abuelo José", aunque su historia se remonta al siglo XVIII: nació en 1750 en Lucena y años después acabó formando su familia en Tenerife. Sabiendo esto, Toñi quiso indagar en la vida de su ancestro pisando directamente su lugar de origen. "No es un sitio muy turístico, pero para mí tiene un valor sentimental. Caminé por sus calles y me sentí como si fuera parte de allí... Fue una sensación muy bonita, no sé cómo explicarlo, pero me dio mucha paz", recuerda.

Para aprovechar su viaje a la España peninsular, también visitó Córdoba capital y Sevilla, donde hizo otras actividades gastronómicas y culturales. "Gastamos unos 2.000 euros, más o menos lo mismo que en otros viajes", cuenta a RTVE.es. Desde entonces, todas sus escapadas tienen un ingrediente genealógico y, de hecho, su próximo destino será Madrid, para investigar la vida de un tío abuelo de su marido.

Cada vez más personas deciden desempolvar su legado familiar y trasladarse a las ciudades y pueblos de sus antepasados. Esto se conoce como turismo de raíces o genealógico, una tendencia que tiene su razón de ser en los movimientos migratorios producidos a lo largo de la historia y que en España, por ahora, está empezando a brotar.

Un fenómeno reciente motivado por la búsqueda identitaria

En primer lugar, es preciso aclarar que dentro de esta tendencia se pueden diferenciar dos modalidades. Por un lado, el turismo de raíces es la más genérica y responde a la motivación de viajar al lugar de donde proviene la familia. Por su parte, el turismo genealógico va un paso más allá: implica una investigación exhaustiva de la historia familiar —de forma profesional o aficionada— y, además, el viaje se contempla como una oportunidad para averiguar más sobre la propia identidad.

"Ambos han crecido mucho en los últimos 25 años, pero el turismo de raíces lo ha hecho más y actualmente es el más numeroso en países donde ha habido más procesos migratorios", explica a RTVE.es Ricardo Urrestarazu, profesor de Política Económica de la Universidad de Málaga. El perfil más común de quien lo practica es una persona de 50 años o más con una posición económica desahogada y sin cargas familiares.

Las dos opciones son relativamente recientes y se empiezan a estudiar como fenómeno a principios del año 2000. ¿Y qué factores han motivado su impulso? Entre otros, un incremento general del poder adquisitivo y del nivel cultural, y un mayor interés por la búsqueda identitaria. "El papel de las redes sociales ha sido clave porque en ellas hay grupos de aficionados a la genealogía que son muy activos, contactan entre sí y popularizan esta práctica", señala el docente.

Augusto lleva más de 30 años viviendo en Houston, Texas, pero nació y creció en Puerto Rico. Empezó a seguir el hilo de su árbol familiar hace dos décadas y ha viajado a pequeños pueblos de la isla caribeña y del sur de Italia, de donde emigraron sus antepasados paternos a comienzos del siglo XX. "En 2018 fui a Bella [un pueblo a 150 kilómetros al este de Nápoles] y recorrí sus calles. Fue muy especial, sentí que una parte de mí pertenecía a aquel lugar", cuenta a RTVE.es.

Después alquiló un coche para ir a Sciacca, en Sicilia, donde pudo reunirse con un primo con el que comparte línea familiar, que le enseñó los lugares y las tradiciones más importantes del pueblo. Entre hoteles, transporte y comidas, gastó una cantidad similar a otro tipo de viajes y, de hecho, planea repetir experiencia: "En un futuro, quiero volver con mi mujer y mis hijas para recorrer Sicilia y también el sur de España, de donde procede mi familia materna".

Algunos países ya quieren atraer a estos viajeros

Aunque el turismo de raíces es aún una modalidad emergente, ya hay campañas centradas en atraer a estos viajeros. La de 'Visit Scotland' promociona la búsqueda de la identidad escocesa en las zonas rurales de las Tierras Altas y otras ciudades mezclándolo con el patrimonio arquitectónico y cultural. Irlanda, por su parte, ofrece recursos para investigar las raíces familiares.

Otros ejemplos son el de Portugal, que se dirige principalmente al público brasileño, e Italia, que intenta atraer al mercado norteamericano. "Hay fenómenos emergentes como Armenia e Israel, muy relacionados con la diáspora, donde hay asociaciones promovidas por el Estado para atraer a descendientes de judíos o armenios en el mundo a visitar sus países y conocer su cultura", indica Urrestarazu.

De hecho, a nivel sociológico ya hay algunos rasgos identificados. Los principales países emisores —de donde parten estos viajeros— son Estados Unidos y Canadá, seguidos de Australia y Nueva Zelanda, donde se han conformado con el paso del tiempo sociedades mestizas multiculturales. Por otro lado, los principales receptores de estos turistas son Irlanda, Escocia y algunos países de África Occidental —Ghana, Senegal y Benín—, tal y como expone el profesor en un estudio [ver PDF].

¿En qué punto se encuentra España?

En España, no obstante, todavía queda camino por recorrer para promocionar este tipo de turismo. "Hace 20 años no existía nada y ahora estamos viendo el brote", matiza Urrestarazu, y actualmente lo más parecido es la red de juderías que promociona el legado sefardí de las comunidades de judíos que habitaron ciudades como Córdoba, Barcelona, Jaén o Toledo hace siglos.

Hay elementos que podrían impulsarlo, como los millones de descendientes de españoles repartidos por el mundo, así como un mercado interior potencial. "El turismo genealógico puede ser muy útil para la economía de las zonas rurales que sufren despoblación, ya que los antepasados de muchas personas que viven hoy en las ciudades emigraron de los pueblos", aclara el profesor.

Como otras actividades, generaría ingresos adicionales para hoteles, restaurantes y otros negocios del sector servicios, y ayudaría a diversificar la oferta turística. En todo caso, según Urrestarazu, tiene una principal ventaja: "De entrada, ya tienes a un turista convencido. Estás recibiendo a una persona que ya tiene una percepción positiva del lugar, y eso es algo que ya tienes ganado".

Por ahora, no hay estadísticas sobre cuántos viajeros se mueven concretamente por turismo genealógico en España. Sus cifras podrían estar 'camufladas' dentro del turismo cultural y patrimonial, un nicho al que está muy ligado y que lleva años al alza. El 22,6% de turistas internacionales que llegaron a España en 2023 por ocio, recreo o vacaciones lo hizo principalmente por motivos culturales, por encima del 19,3% de 2022 y del 17% de 2021. En el caso de viajeros nacionales, la cifra fue del 18,4% en 2023, ligeramente por debajo del 18,6% de 2022, pero superior al 12,4% de 2021.

En conjunto, más de 34 millones de viajes en 2023 fueron movilizados por la cultura con un gasto total asociado de más de 32.500 millones de euros, según datos del Ministerio de Cultura [ver PDF].

Tareas pendientes

Con este caldo de cultivo, ¿qué hace falta para impulsar el turismo genealógico y de raíces en España? El primer paso es favorecer el interés por conocer el pasado y la memoria de los lugares. "Sería bueno que las instituciones públicas o incluso las religiosas pusieran en internet los recursos [certificados de bautismo y matrimonio y otros documentos] para que sea más fácil localizar a tus antepasados", remarca Urrestarazu.

Esta investigación puede hacerse de forma autodidacta o con ayuda de entidades dedicadas a la actividad genealógica. Una de ellas es TurisGen, cuyos estudios se centran principalmente en Cataluña, aunque también han derivado en puntos de Andalucía, Comunidad Valenciana, Murcia y Aragón. "Nuestro perfil más frecuente es un hombre o mujer cerca de la jubilación, pero hay veces que acuden a nosotros sus hijos para regalarles esta experiencia", cuenta a RTVE.es Quim Sangrà, uno de sus administradores.

Aunque todavía falta desarrollar una estructura institucional para dar impulso a esta modalidad, ambos coinciden en que el turismo genealógico y de raíces tiene futuro porque cada vez hay más curiosidad por conocer los orígenes familiares. Además, Urrestarazu señala el potencial que tiene para combinarse con otras tendencias de viaje que ya están al alza: "El turismo cultural y el de experiencias está de moda. Bueno, pues viajar al lugar de tus antepasados es también una experiencia indiscutible, ¿no?".