El FMI insta a Bruselas a analizar el impacto de aumentar el gasto militar en la sostenibilidad de la deuda pública
- Las previsiones del FMI proyectan un crecimiento medio del 0,8% en 2025 y del 1,2% en 2026
- La reducción del 50% de las brechas de políticas que favorecen el crecimiento aumentarían el PIB de la UE en un 5,7%
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha instado a la Unión Europea a analizar el impacto del aumento del gasto en defensa en relación con la sostenibilidad de la deuda pública, ya que la economía de la zona euro se encuentra en un momento internacional desafiante. Conflictos arancelarios, guerras comerciales, riesgos geopolíticos que, sumandos a las proyecciones de crecimiento económico, auguran un futuro incierto, ha expresado el organismo internacional a través de una declaración consultada por RTVE.es.
En el último informe de las Perspectivas de la economía mundial (WEO, por sus siglas en inglés) publicado por el FMI en abril de 2025, el crecimiento será moderado, del 0,8% en 2025 y del 1,2% en 2026. La coyuntura internacional pone en duda las proyecciones y las perspectivas de la demanda interna y las exportaciones una vez se supere el empujón que aportará a la economía el gasto en defensa e infraestructura.
Por otro lado, se prevé que la situación internacional europea ralentice las inversiones y el consumo, a pesar de la bajada de los tipos de interés y el aumento de los ingresos reales. Por su parte, se espera que la inflación se mantenga cerca del 2% y se modere el precio de los servicios, reduciendo la subyacente para el año 2026.
"No hay margen para más demoras, ya que los principales socios comerciales de Europa avanzan con gran rapidez", ha advertido Kristalina Georgieva en la presentación de las conclusiones de la misión del FMI. Ha subrayado que si Europa no avanza con medidas decisivas a nivel de la UE puede arriesgarse a caer a una posición de declive en relación con otras economías avanzadas y emergentes importantes.
Riesgos para el crecimiento
El FMI ha asegurado que los reducidos precios de los bienes no energéticos, así como la desviación del comercio, la actividad y los salarios bajos y la apreciación del euro respecto al dólar, podrían influir en la inflación, empujándola a la baja en el escenario previsto por WEO.
Además, ha señalado que el gasto público podría ser superior al esperado y que las condiciones geopolíticas interrumpan la cadena de suministro global o que una mayor escalada arancelaria a nivel mundial podría aumentar sustancialmente los precios de las importaciones.
Todos los desafíos mencionados se suman a los que ya existían: el envejecimiento de la población, la baja competitividad y las raquíticas perspectivas de la productividad.
Medidas decisivas a nivel de la UE
El FMI ha reseñado que, teniendo en cuenta todo lo anterior, es prioritario implementar estratégicas políticas a nivel de la UE en diferentes frentes. Según la declaración del organismo internacional, los objetivos comunitarios deberían pasar por fortalecer el "crecimiento potencial en medio del envejecimiento y en un entorno externo difícil". A su vez, las instituciones comunitarias deberían presionar a los países a que cumplan con los techos de gasto púbico y mantener la estabilidad macroeconómica y financiera.
Para lograr estos objetivos, es prioritario que se potencie la innovación y se facilite la expansión de las empresas, objetivos plasmados en el Informe Draghi de 2024. Para conseguir todo esto se conseguiría pasando al profundizar en el mercado único, reduciendo las barreras internas que equivalen a un arancel del 44% sobre los bienes y el 110% para los servicios. Esto beneficiaría a la especialización dentro de la UE.
A su vez, el informe ha recomendado crear un marco regulatorio común para facilitar el crecimiento de las empresas y facilitar el movimiento de capitales, potenciando de esta forma la innovación. Por otro lado, fomentar la unión de los mercados de capitales y completar la unión bancaria. Estas medidas rebajarían los obstáculos actuales a la adquisición y fusión de entre las diversas entidades bancarias de la Unión.
Otras recomendaciones pasan por mejorar la movilidad de trabajadores o la integración del mercado energético y su transformación para obtener precios de la energía más bajos y estables. Estas medidas aportarían un beneficio significativo al Producto Interior Bruto (PIB) de la UE. Las estimaciones del FMI sugieren cifras alrededor del 3% en 10 años, impulsando la economía de todos los países.
Políticas a nivel nacional
Para ayudar a favor el crecimiento a nivel europeo, los Veintisiete deberían comprometerse a cerrar el 50% de las "brechas de política prioritarias con respecto a los marcos regulatorios más favorables al crecimiento", explica el FMI. Esto supondría un aumento del PIB del 5,7% en la UE a medio plazo. Estas reformas deberían concentrarse en el mercado laboral, el capital humano, los asuntos fiscales estructurales y la regulación empresarial y los mercados de crédito y capital.
Por otro lado, en cuanto a la fiscalidad, el FMI afirma que en el caso de los países endeudados, es urgente acometer reformas significativas para paliar los problemas derivados de esta situación. En cuanto a los países con menos deuda, estos pueden hacer ajustes menos drásticos. El personal técnico del FMI recomienda pasar de un déficit medio del 1,5% en la zona euro a un superávit del 1,4% hacia el año 2030.
El objetivo de reducir el déficit es problemático, ya que Europa se enfrenta a gastos crecientes. El Fondo afirma que, para hacer frente a esta situación, los países tendrán que desarrollar contrapesos al gasto dentro de sus marcos regulatorios y presentar proyectos fiscales que sean realizables.
Prioridades compartidas
En cuanto al gasto en defensa, el organismo ha afirmado que las cláusulas de escape para soportar el creciente gasto en defensa de los Veintisiete deben limitarse solo a los primeros momentos. Si este gasto viene acompañado de un plan conjunto para coordinar los proyectos y las inversiones, se podría conseguir que estas sean rentables.
También se estima que algo similar pasaría si se canalizaran conjuntamente las inversiones en energías limpias, reduciendo en un 7% los costes. Estos son dos ejemplos de las prioridades compartidas por los miembros de la Unión, obligando a los Estados a decidir si quieren profundizar en las prioridades compartidas o encerrarse en sus fronteras nacionales.
Por su parte, el Programa de Evaluación de la Estabilidad Financiera (PESF), ha concluido que la red bancaria europea está lo suficientemente capitalizada y cuenta con la suficiente liquidez. La fragmentación dificulta los beneficios de la unión bancaria y la creación de un sistema financiero resiliente, añade el FMI.