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Radiografía del PSOE

El 'todo o nada' de Sánchez en unas elecciones generales que llegan tras el varapalo del PSOE el 28M

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Elecciones Generales: Pedro Sánchez, presidente del Gobierno y candidato del PSOE
El presidente del Gobierno y candidato del PSOE a la reelección, Pedro Sánchez.

El PSOE quiere ir este 23J contra esa ley no escrita que dice que quien gana las elecciones municipales gana después las generales y que siempre se ha cumplido, salvo en 2008, cuando José Luis Rodríguez Zapatero consiguió el triunfo en los comicios generales cuando meses antes el PP había ganado en número de votos en las municipales. Todo estaba muy ajustado entonces y ahora las encuestas no hablan de resultados tan apretados entre los dos principales partidos de España, aunque el PSOE recorta algo de distancia a un PP que, eso sí, va disparado, según la totalidad de los sondeos.

El presidente y candidato socialista, Pedro Sánchez, se ha conjurado para levantar al PSOE, olvidar el desánimo generalizado entre los socialistas tras el duro y reciente golpe electoral del 28M y desde hace días repite constantemente en una campaña muy activa y al ataque: "Voy a ganar las elecciones, cada día estoy más convencido". El PSOE, que apela a la épica que rodea a Sánchez, quiere que cale el mensaje de que es posible la remontada.

El presidente se acostó la noche del 28M con una debacle electoral no esperada que hizo al PSOE perder seis de las nueve comunidades que celebraban elecciones y se despertó lanzando una estrategia del 'todo o nada': 23 de julio, elecciones generales. Con esa decisión, no exenta de riesgo, buscó revertir las encuestas con el giro inesperado, además de romper las estrategias de los partidos, pensadas para final de año. Y, sobre todo y por encima de todo, volver a resucitar, una de sus especialidades políticas junto con la capacidad de adaptación a un ecosistema político desconcertante y delirante desde hace años.

A nadie se le escapa, además, que con la convocatoria de elecciones urgentes eliminaba toda posibilidad de crítica y revuelta en el seno del PSOE, tras un 28M en el que muchos territorios vieron cómo se había votado más contra Sánchez que contra alcaldes y presidentes, y eso generó malestar.

El PSOE, con el lema de campaña 'Adelante', quiere ahora levantar al dormido electorado de izquierdas y frenar, si puede, ese tsunami azul que, si los sondeos aciertan, va camino directo de La Moncloa. No es casual tampoco que Sánchez decida que los españoles voten en medio de firmas de acuerdos entre PP y Vox.

Cuerpo a cuerpo con Feijóo y guante blanco con Díaz

Decir que la campaña electoral empezó este viernes es puro formalismo. Empezó de facto el día después del 28M, de tal forma que España lleva dos meses enteros de campaña. Pero la estrategia de Sánchez ha cambiado por completo del 28M al 23J con una sobreexposición mediática que desde el PSOE, dicen, está dando resultado y "está poniendo nervioso al PP". El propio presidente afirma allá donde va que se arrepiente de no haber acudido antes a medios que claramente ha esquivado por considerarles no afines y críticos con su gestión donde, según él dice, se han vertido "bulos y mentiras" en su contra.

Sánchez va al cuerpo a cuerpo directo contra su principal rival, el líder y candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, y uno de los dos dormirá en La Moncloa los próximos cuatro años.

El PSOE insiste en que solo hay dos opciones este 23J: o un gobierno "progresista" de PSOE y la plataforma Sumar, liderada por la vicepresidenta Yolanda Díaz, o uno "ultraderechista" de PP y Vox. Y, en la misma línea, Sánchez basa su campaña en una concepto clave y casi único: los españoles eligen entre "consolidar los avances sociales conseguidos" por su gobierno o "retroceder en 20 años en derechos", papel que atribuye al bloque de la derecha y la extrema derecha.

"Voy a aprovechar desde el primero hasta el último día de esta campaña para alertar lo que puede suponer en España, la involución que significa que gobiernen juntos PP y Vox", clamó en su mitin de arranque en Madrid.

Sánchez pide al PSOE mantenerse "unido, valiente y potente" para no dar ninguna batalla por perdida, se presenta como un político "limpio", y uno a uno, cada día, repite los objetivos que busca hasta el 23J: el primero, pinchar por completo la "burbuja llamada sanchismo" creada, dice, por el PP y Vox junto con las "tesis conservadoras de los medios de comunicación" que le sitúa como un "monstruo de siete cabezas".

Busca también acabar con las "mentiras, maldades y manipulaciones" de la derecha que impiden, afirma, que se hable de su "gestión pensada en la mayoría social" y quiere desemascarar a un PP que "no tiene más proyecto que derogar el sanchismo".

Uno de los mantras que tanto Sánchez como otros líderes del PSOE están repitiendo- el expresidente Zapatero está siendo uno de los principales defensores del líder en estos días- es que en esta legislatura tan complicada en la que el Gobierno ha tenido que afrontar una pandemia y una guerra, Sánchez ha estado "más preocupado" por lo mucho que gestionar que por los "golpes constantes y ataques virulentos" de PP y Vox. Se queja de que se ha tratado de "cosificar" su figura, "deshumanizarle" y que le han llamado "de todo", desde 'personaje' a 'perro Sánchez'.

El líder del PP plantea el 23J como un plebiscito contra el presidente al plantear la disyuntiva entre "Sánchez o España", pero el líder socialista lo rebate para afirmar que lo que determinarán las urnas dentro de dos semanas es si gobierna "Sánchez o Feijóo y Abascal". E incluso pide el voto de los votantes del PP que se avergüenzan de su unión con Vox en determinados territorios.

Y frente al ataque total con el PP y Vox, Sánchez desarrolla una campaña de guante blanco con Yolanda Díaz, con quien dice "entenderse muy bien". Es evidente que Sánchez ha tenido más problemas de entendimiento con la parte morada del Gobierno que con el que denominó "espacio de Yolanda Díaz". Así que no esconde que si puede sumar con Díaz y les dan los números, lo hará.

Cierto es también que él deja a otros líderes del PSOE algún ataque a las propuestas lanzadas por Sumar en campaña, pero muestra una total mano tendida hacia la candidata con la que quiere gobernar.

El PSOE llega a La Moncloa en 2018 y empieza a sumar malos resultados autonómicos

Sánchez llegó al poder el 1 de junio de 2018 gracias a una histórica moción de censura que tumbó al entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y posteriormente en las elecciones generales del 28 de abril de 2019 conseguía que el PSOE ganara las elecciones en España once años después. En esos comicios los socialistas se hicieron con 123 escaños frente a un PP hundido que bajaba al peor resultado de su historia, 66 escaños, con Pablo Casado al frente.

La falta de entendimiento para alcanzar un Gobierno de coalición- Sánchez intentó entonces sin éxito fórmulas transversales mirando a la vez a Ciudadanos y a Podemos- llevó a la repetición electoral en noviembre de ese mismo año. El PSOE volvió a ganar en esa repetición electoral y ya sí fue posible el entendimiento con Unidas Podemos con la configuración del primer gobierno de coalición de la actual democracia. Un gobierno con los 'morados' de socios que sumado a los pactos parlamentarios con socios habituales como ERC o EH Bildu le han valido durísimas críticas por parte de la oposición.

Repite ahora incesantemente Sánchez que el PSOE no gobierna con Bildu- como sí hace, añade, PP y Vox en varias comunidades y múltiples ayuntamientos- e insiste en que los acuerdos en el Congreso forman parte de la costumbre y práctica parlamentaria de buscar apoyos y que se fraguan para "sacar adelante leyes y avances sociales". "Si es para aprobar la reforma laboral, me vale también el señor Casero", ironiza el presidente. Y pregunta: "cuando el PP vota un decreto significa que gobierno con el PP".

Desde ese 2019 en el que Sánchez llega a La Moncloa no ha cosechado buenos resultados en las diferentes citas electorales que se han ido celebrando en las comunidades autónomas. Por orden cronológico, en 2020 el PSOE era relegado a la tercera posición en las elecciones autonómicas de Galicia, con triunfo del PP del entonces presidente regional, Alberto Núñez Feijóo, que en aquel entonces no imaginaba que terminaría mandando en Génova. El PSOE quedaba también tercero en las elecciones del País Vasco, por detrás de PNV y Bildu, aunque en la comunidad se reeditaba la coalición PNV-PSE y con esa entrada al gobierno los socialistas salvaban los muebles.

Un año despúes en las elecciones adelantadas de la Comunidad de Madrid, el PSOE también perdía el liderazgo de la oposición frente a Más Madrid, aunque el PSOE de Salvador Illa se hacía con un histórico triunfo en las elecciones catalanas que, eso sí, de nada sirvió porque los independentistas sumaron para el Govern.

El 2022 tampoco arrancó bien en el plano electoral para el PSOE y en las elecciones autonómicas de Castilla y León los socialistas no consiguen el ansiado cambio y ven como se firma el primer pacto de gobierno entre PP y Vox en España. Pero ese año el peor golpe estaba por llegar y se iba a producir en el que ha sido el principal bastión histórico socialista en el país: Andalucía. El 'popular' Juanma Moreno arrasaba en esta comunidad consiguiendo una histórica mayoría absoluta con un PSOE que se hundía hasta su peor resultado. Fue traumático para el PSOE ver cómo votantes socialistas votaban al PP en Andalucía.

El giro a la derecha en esta plaza se consolidaba por completo y el PP ha sabido mantener ese tsunami imparable hasta las elecciones municipales y autonómicas del pasado mayo, tras las que el PSOE se deja gran parte de su poder institucional.

El PSOE solo consiguió la mayoría absoluta de Emiliano García Page en Castilla-La Mancha, una mayoría simple en Asturias con Adrián Barbón y ganó en Extremadura y Canarias, pero los pactos de gobierno le han arrebatado el mando.

En el ámbito municipal el golpe del PSOE no fue menor y perdió su principal bastión, Sevilla, y otras 14 capitales de provincia, aunque finalmente un giro de guion de última hora hizo que el socialista Jaume Collboni se convierta en alcalde de Barcelona, gracias a los 'comunes' y al PP.

La tendencia electoral casi en cada rincón de España, por tanto, no invita al PSOE a ser optimista en cuanto a lo que pueda pasar en las elecciones generales del 23J, pero Sánchez cree que ahora hay dos elementos nuevos que los electores tendrán en cuenta en las generales: la unión a su izquierda en torno a Sumar, que hace, en su opinión, que ese proyecto ilusione a un electorado que estaba desmovilizado ante el ruido generado en la división de la izquierda; y la consolidación del bloque PP y Vox, por los múltiples pactos fraguados. Para el PSOE, se han quitado la careta y ya no hay duda de que sumarán si es necesario.

Para las aspiraciones del PSOE es importante que Sumar llegue a la tercera posición y ahí la lucha con Vox es crucial en las provincias más pequeñas donde el reparto menor de escaños limita las opciones.

¿Qué va a hacer Sánchez si no puede gobernar?

En su gira televisiva y radiofónica, se repite la pregunta: ¿qué va a hacer si el 23J tiene que salir de La Moncloa? La respuesta es obvia por parte de un aspirante: "Voy a ser presidente". Preguntado sobre dónde va a ir de vacaciones este verano, el candidato dice que no lo sabe, pero está convencido de que "estará preparando la investidura". La suya, dice.

Si pierde, la pregunta que sobrevuela es ¿qué hará? y si seguirá o no al frente del PSOE.

Por el momento, ningún socialista ha pedido expresamente un nuevo liderazgo en el PSOE, ni siquiera entre los veteranos y los 'barones' que han denunciado no en pocas ocasiones la deriva y el rumbo que, consideran, el partido ha tomado desde la llegada de Sánchez, al criticar principalmente el pacto de Gobierno con Unidas Podemos y los acuerdos parlamentarios con EH Bildu y ERC.

Con Sánchez, cuando se refiere a su vida política, todo es imprevisible y, a veces, impensable. De momento, él pide centrarse en la campaña y dos semanas en política son un mundo.