Enlaces accesibilidad

Bush inyectará hasta 17.400 millones al motor a cambio de que sea viable en marzo

  • Los préstamos se concederán de manera inmediata y saldrán del plan de rescate financiero
  • 13.400 millones estarán disponibles ya para Chrysler y General Motors
  • Obama lo considera un paso necesario pero pide reformas a largo plazo
  • A cambio, las empresas permitirán al Gobierno acceder a sus libros y reducirán su deuda
  • Si no son viables en tres meses, deberán devolver el dinero de los préstamos

Por
Bush inyecta 17.400 millones al sector del motor

El presidente estadounidense George W. Bush ha anunciado que el Gobierno federal proporcionará hasta 17.400 millones de dólares de forma inmediata de ayuda a General Motors y Chrysler para evitar su colapso, aunque a cambio deberán ser viables en marzo.

De ellos, 13.400 estarán disponibles de manera inmediata y otros 4.000 lo estarán a partir de febrero, cuando el Congreso apruebe la segunda parte del plan de rescate financiero (valorada en 350.000 millones de dólares).

Esta cantidad se distribuirá de la siguiente manera: 13.400 irá a parar a General Motors (de los que 9.400 se darán ahora y 4.000 en la segunda ronda) y 4.000 a Chrysler, mientras Ford, la otra gran empresa automovilística estadounidense, ha informado de que no necesita en estos momentos ayuda financiera.

Bush ha tomado esta decisión después de que el Senado tumbase el plan acordado entre los demócratas y la Casa Blanca por valor de 14.000 millones de dólares y advertir de los efectos de un "colapso incontrolado" del sector para toda la economía estadounidense.

Actuar "de forma responsable"

Durante su discurso televisado antes de la apertura de los mercados, Bush ha justificado la decisión de conceder miles de millones de ayudas a los fabricantes de automóviles estadounidenses en vez de permitir que se declaren en quiebra.

"Dejar a la industria automovilística estadounidense desfondarse no sería actuar de manera responsable", ha asegurado el presidente saliente, que había declarado que no quería dejar "una gran catástrofe" a su sucesor, Barack Obama.

Por su parte, Obama ha considerado como "un paso necesario" la ayuda al sector para evitar que tenga directas consecuencias en la economía. 

Sin embargo, el presidente saliente ha insistido en que el motor debe dar los pasos necesarios para su viabilidad a largo plazo y que para ello debe trabajar con empleados, proveedores, bancos y distribuidores y tomar "duras decisiones".

Posible quiebra

En este sentido, una de las condiciones establecidas por Bush para la concesión de la ayuda financiera es que las compañías presenten un plan de viabilidad antes del 31 de marzo de 2009, porque, de no ser así, la empresa se verá "obligada a devolver los fondos federales".

Bush ha culpado también al Congreso de no llegar a un acuerdo sobre el plan de ayuda para el sector antes de las vacaciones navideñas.

"Esto significa que la única forma de evitar un colapso desordenado es que el poder legislativo actúe. El pueblo estadounidense quiere que las compañías automovilísticas tengan éxito. Y yo también", ha subrayado.

Sin embargo, ha añadido que "si la reestructuración no puede conseguirse sin declararse en quiebra, los préstamos permitirán que las compañías hagan los preparativos legales y financieros necesarios para un proceso ordenado del Capítulo 11". 

En este sentido, Bush ha asegurado que dejar caer a la industria automovilística, "podría colocar a la economía en una recesión más profunda y más larga". Con condiciones

Sin embargo, ese dinero se prestará a condición de que las compañías proporcionen garantías a través de títulos de participación, aunque sin derecho a voto, y la deuda del gobierno tendrá preferencia sobre otras deudas.

También deberán permitir al Gobierno examinar sus libros y sus documentos y negociar la reducción de su deuda al menos en dos tercios a través de intercambio de patrimonio, así como reducir sus salarios con los fabricantes extranjeros para diciembre de 2009.

Además, los beneficiarios de las ayudas deberán firmar nuevos acuerdos con sus socios comerciales, concesionarios y proveedores antes del 31 de marzo, sus dirigentes ya no tendrán accesos a primas ni a beneficios como los jets privados y las empresas se deberán ajustar a las normas federales en materia de consumo de carburante.

Satisfacción en el sector

Con todo, los constructores han abrazado la ayuda pese a las condiciones. En un comunicado, General Motors ha asegurado que el préstamo "nos va a permitir acelerar la consecución de un plan de reestructuración determinado a conseguir un éxito duradero a largo plazo".

En este sentido,  ha prometido "transparencia" en la gestión de los fondos y dar "informaciones regulares sobre el progreso de la empresa".

"Esta medida ayuda a preserva nuestros empleos y buscan el mantenimiento de las actividades de General Motors y sus industrias auxiliares, concesionarios y pequeñas empresas de todo el país que dependen de nostros", ha subrayado el constructor de automóviles.

Por su parte, el presidente de Chrysler, Bob Nardelli, ha agradecido "en nombre de los hombres y mujeres de Chrysler" a la administración del presidente Bush y al Departamento del Tesoro "por su confianza en la compañía".

"Hemos firmado una carta de intenciones que detalla los requisitos específicos que se deben conseguir", dijo Nardelli, quien ha asegurado a continuación "que Chrysler está comprometida a cumplir esos requisitos".

Mientras tanto, Ford, el segundo fabricante de automóviles estadounidense y que no ha solicitado ayuda financiera a Washington, también ha expresado su satisfacción por la concesión de ayuda financiera a sus rivales.

"Todos en Ford apreciamos la prudente medida que ha tomado la Administración para responder los problemas a corto plazo de liquidez de GM y Chrysler", ha dicho Ford a través de un comunicado.