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Los fabricantes de automóviles de EE.UU. elevan su petición de ayudas a 34.000 millones de dólares

  • Los presidentes de General Motors, Chrysler y Ford vuelven a comparecer ante el Congreso
  • Las dos primeras compañías aseguran estar al borde de la quiebra por falta de liquidez
  • Han reconocido "errores" en su gestión, lo que les ha abocado a la crisis
  • Los legisladores siguen divididos sobre la necesidad de apoyar a las empresas

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Los presidentes de las tres principales compañías de fabricación de automóviles de Estados Unidos, General Motors, Chrysler y Ford, han vuelto a comparecer ante el Congreso estadounidense para intentar conseguir un programa de ayudas estatales que, si hace dos semanas estimaban en 25.000 millones de dólares, ahora elevan a 34.000 millones, ante el agravamiento de su situación.

Dos semanas después de su primera rogatoria, Richard Wagoner, máximo responsable de General Motors, Robert Nardelli, de Chrysler, y Alan Mullaly, de Ford, han preferido acudir ante el Comité de Banca del Senado en coches híbridos, tras las críticas recibidas por utilizar sus jets de empresa para asistir a la primera comparecencia en plena crisis.

El impulso al desarrollo de coches más eficientes y menos contaminantes es uno de los aspectos que las tres grandes de Detroit han propuesto en sus respectivos planes de viabilidad, presentados hace dos días, en el límite del plazo otorgado por el Congreso para cumplir con este requisito previo, a partir del cual se estudiará la concesión de las ayudas.

En este sentido, pese a que existe un amplio consenso entre los legisladores y la administración Bush sobre la necesidad de apoyar de alguna forma al sector automotriz, persisten las divergencias sobre el modo en que se debe conceder esa ayuda. "La inacción no es una solución", ha advertido el senador demócrata Christopher Dodd, que preside la Comisión, al inicio de la audiencia.

Riesgo de quiebra

De hecho, General Motors y Chrysler han advertido de que si no reciben liquidez se verán abocadas a la quiebra antes de que acabe el año; según han señalado, necesitan con urgencia 7.000 y 4.000 millones, respectivamente.

General Motors, además, pide otros 8.000 millones en 2009 y una línea de crédito de 6.000 millones. Ford, la más saneada de las tres, ha asegurado que dispone de fondos suficientes por el momento, aunque solicita una línea de crédito de 9.000 millones por si, como se prevé, la situación económica empeora.

Para convencer a los legisladores, los fabricantes de automóviles han vuelto a alertar sobre el impacto que tendría una quiebra del sector sobre el resto de la economía estadounidense -a la que aporta el 4% del PIB anual y el 10% del empleo-. En cualquier caso, los fabricantes han reconocido deficiencias en su gestión: "Estamos aquí hoy porque hemos cometido errores", ha admitido Richard Wagoner, en alusión al mantenimiento de un modelo económico superado.

Divergencias entre los legisladores

"Los planes presentados por las compañías no son en ningún caso perfectos, pero en general creo que representan un compromiso a favor de la necesaria reforma que Detroit debe llevar a cabo", ha subrayado el demócrata Dodd, insistiendo en que "si deben apoyarse en el dinero de los contribuyentes, deben comprometerse a fabricar vehículos más ecológicos y económicos".

Sin embargo, el líder republicano en el Comité, Richard Shelby -que ya votó en contra del plan de 700.000 millones de dólares para rescatar a la banca aprobado por el Congreso-, ha vuelto a mostrar sus reticencias en gastar el dinero de los contribuyentes en ayudar a las grandes compañías.