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Tokyo 2020

Las estrellas que no brillaron en Tokio: las medallas aseguradas que se perdieron en los JJOO

  • La presión por cumplir las expectativas juega una mala pasada a diferentes deportistas en los Juegos de Tokyo 2020
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Simone Biles, el oro es volver
Simone Biles, el oro era volver

Hace poco más de un mes, muchos hacían pronósticos para averiguar cuántas medallas se colgaría su país en los Juegos de Tokyo 2020. Las porras entre amigos daban paso a las estadísticas basadas en los logros de pasadas competiciones. Todo un estudio elaborado para crear sueños y expectativas sobre quiénes serían los protagonistas de estos Juegos. Pero, no todas las estrellas olímpicas (todos los deportistas lo son, porque el simple hecho de competir en la cita más importante del deporte es un logro) han podido brillar en la ciudad japonesa.

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La presión por cumplir estas expectativas, a veces, pasa factura. Pudimos verlo con Simone Biles, la estrella que más brillaba en la gimnasia artística del mundo se apagó por un momento. De ella se esperaba todo después de abrumar al mundo con su actuación en los Juegos de Río 2016: en Brasil, se colgó tres preseas doradas y una de bronce. Biles volvía a Tokio para revivir las mismas pruebas y todos la daban como la ganadora sin pisar Japón. Pero, la estadounidense quiso poner por delante la persona antes que la deportista. Sorprendió a todos y se retiró de las finales por equipos y de las finales individuales de salto, barras asimétricas y suelo para proteger su salud mental.

Supo reponerse, dando al mundo una lección, para recuperar su brillo en la final de barra. Allí, partiendo con desventaja, ganó la plata. El oro también se lo llevó porque el oro era volver.

Luka Doncic: "Aprenderé de esto"

Luka Doncic y Eslovenia parecían intocables en todos los partidos disputados en Tokio. La selección de baloncesto esloveno fue a por las semifinales por la vía rápida después de coronarse como el favorito con sendas victorias, entre ellas, Alemania y España. Pero, llegó el monstruo galo para derribar su sueño. Un tapón colosal de Batum enterró su sueño de llegar a la final. Y Doncic se hundió por quedarse a las puertas de la gloria olímpica.

Pero, detrás de esto, había un porqué: "mucha gente que es buena en el baloncesto tiene gente que intenta pararlo. Tengo 22 años, ellos intentan entrar en mi cabeza, a veces entran y es mi culpa. Tengo que aprender de esto". Luca cree que sus rivales aprovecharon la presión de la medalla para desestabilizarlo y, eso, se veía reflejado en la cancha. Unas veces se gana y otras se aprende, y él ha aprendido a gestionar la derrota. "En un momento estuvimos demasiado emocionados, especialmente yo, y esta no es la forma de comportarse. Aprenderé de eso. Por otro lado, jugamos para un país de dos millones de habitantes, es algo emocionante, estoy muy orgulloso".

Djokovic, una imagen para la historia

Novak Djokovic llegaba a Tokio por las nubes. El número uno de todos los número uno del mundo, (el serbio superó a Roger Federer tras superar las 311 semanas en el podio más alto del tenis masculino), quería completar el Golden Slam (Open de Australia, Roland Garros, Wimbledon, Open USA y Oro Olímpico en el mismo año). Sólo le faltaba la presea dorada de los Juegos Olímpicos para coronarse como el rey de reyes que ya es.

Djokovic no esperaba encontrarse rival y se encontró con Alexander Zverev, que derrotó al serbio en un partido histórico, dejándole la única opción del bronce. Un bronce que el asturiano Pablo Carreño le arrebató de las manos. Djokovic no supo encajar que Carreño pudiera superarlo: rompió una raqueta contra el suelo y lanzó otra a la grada. Estaba fuera de sí y la presión pudo con él. "Lamento no haber ganado una medalla para mi país", dijo el de Belgrado.

Pero, el espíritu deportivo que le caracteriza volvió a salir para prevalecer frente a la derrota. "Algunas de las derrotas más descorazonadoras de mi carrera me han fortalecido en todos los sentidos".

El Comité Olímpico ruso pierde el trono de gimnasia rítmica

El panorama internacional de la gimnasia rítmica ha cambiado para siempre después de estos Juegos de Tokyo 2020. El Comité Olímpico Ruso (ROC, por sus siglas en inglés) se ha quedado sin el trono de un reinado que nació hace más de 20 años. Israel y Bulgaria hicieron historia poniendo fin a la hegemonía rusa en esta disciplina: Linoy Ashram lo hizo en la final individual y el conjunto búlgaro en la final por equipos.

La imagen que quedó detrás de estas victorias fue desoladora. Las gemelas rusas Dina y Arina Averina, favoritas en la clasificación de las pruebas por aparatos, quedaron desplazadas al segundo y cuarto puesto. La plata de Dina sabía a lágrimas que se multiplicaron por ver cómo su hermana se quedaba sin sitio en el podio.

Vieron cómo la imagen de subirse juntas al podio se esfumaba. Su entrenadora, sentada a su lado, no se levantó para arroparlas. Nadie las consolaba. Algo que despertó las críticas de las redes sociales.

Belmonte y Valentín, eternas esperanzas

Los ojos siempre están puestos en ellas porque han levantado del sofá hasta a gente que nunca ha visto una competición de halterofilia, natación o tenis. España ha vibrado con sus títulos y cuando alguien es así de imparable, te quedas con ganas de ver más. A España le pasa con la haltera Lydia Valentín y la nadadora Mireia Belmonte.

Valentín, perjudicada por tener que apuntarse a una categoría en la que nunca había competido (+87kg) y por sus molestias, se quedó sin su cuarta medalla olímpica; Belmonte, después de sus lesiones y dolores permanentes, no pudo clasificarse en las cuatro exigentes pruebas después de uno de los ciclos olímpicos más duros de su vida. Las dos apretaron los dientes, se agarraron con fuerza a esa esperanza, pero no pudo ser. El triunfo ha sido, para todos, volver a verlas.