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Tokyo 2020 | Gimnasia rítmica

Israel rompe la hegemonía rusa en gimnasia rítmica: Linoy Ashram se cuelga un oro histórico

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Tokyo 2020 | Ashram acaba con el orden establecido y gana el oro de rítmica a las rusas

El panorama internacional de la gimnasia rítmica ha cambiado este sábado para siempre. El tapiz olímpico de Tokio ha visto cómo Israel ha ocupado el trono de la eterna reina rusa gracias a la exquisita Linoy Ashram. La israelí se ha colgado un oro histórico en la final individual por aparatos de gimnasia rítmica tras vencer a las favoritas de la clasificación, las gemelas rusas Dina y Arina Averina, representantes del Comité Olímpico Ruso (ROC, por sus siglas en inglés).

Las gimnastas rusas llevan bañándose de oro desde los Juegos de Sydney 2000, cinco medallas doradas consecutivas las convertían en intocables. Han tenido que pasar veintiún años para ver cómo las gimnastas de otro país eran mejores que ellas. Ashram fue más exacta, más precisa, más elegante desde el primer momento.

Lucha constante

el aro, aparato protagonista de la primera rotación, le otorgaba una cómoda primera posición con 27.550 puntos. Dina y Arina Averina, exhaustas, conquistaban el segundo y tercer lugar, alejándose con 27.200 puntos y 26.850.

Dina no bajó la cabeza. No tuvo errores y no estaba lejos de Ashram, todavía quedaban tres pruebas para rozar la gloria olímpica. La segunda rotación, con pelota, hizo que se creciera y llegase a los 28.300 puntos, una puntuación que dejaba los eternos 27 y ponía en peligro a Ashram. Pero, la israelí salió al compás de Big in Japan y demostró lo grande que era con su aparato: clavó cada movimiento, recogió la pelota con una mano en diferentes ocasiones y voló por encima del tapiz sin ningún fallo. Otros 28.300 puntos para ella.

Reclamación de Arina Averina

Llegando al ecuador de la final, Arina decidió dar un golpe sobre la mesa. Su puntuación, 27.900 puntos no le parecía suficiente después de su manejo con la pelota. La rusa puso una reclamación para arañar más la nota, viendo lejos los 28.000, pero el jurado, más exigente que en la fase de clasificación, no consideró revisarla.

[Clasificación y resultados de Juegos de Tokyo 2020

Arina miraba de reojo cómo la bielorrusa se acercaba a pasos agigantados. Alina Harnasko innovó sobre el tapiz, creó elementos propios y diferentes y se arriesgó en la segunda prueba, colocándose en cuarta posición sólo unos puntos (27.500) por detrás de Arina. La italiana Milena Baldassarri también quería rozar el bronce y peleaba con unos movimientos finos y unos saltos con gran amplitud.

Linoy, sin perder el trono

Llegaba la tercera prueba: las mazas, un aparato con gran dificultad por tratarse de dos piezas en escena. Todas sacaron la artillería de guerra para luchar por un podio cada vez más cercano: movimientos arriesgados y ejercicios creativos para poder lucirse. Sin embargo, el riesgo es un factor que juega, en ocasiones, malas pasadas. Hay gimnastas que introducen elementos más complejos para rascar una puntuación mayor, pero no siempre se ejecuta a la perfección y, otras rivales que arriesgan menos, pero ejecutan con más precisión se llevan una puntuación similar. No hubo demasiado riesgo, pocos lanzamientos de las dos mazas con una mano y vigilantes a que no se escapase alguna de las dos.

Dina se llevó la mejor puntuación, pero la israelí seguía sin dejarle hueco y permaneció intacta en la primera posición. La rusa, nerviosa por perder su puesto de oro, decidió reclamar de nuevo. Pero, los jueces no corrigieron la nota, tal como pasaba con su hermana.

Su hermana gemela Arina parecía elegir una música premonitoria: Bella Ciao era la canción elegida para volar sobre el tapiz con sus mazas y, desde este momento, su final parecía estar más cerca. A falta de la última prueba, con un aparato traicionero como es la cinta, la bielorrusa Harnasko presentó una reclamación por su ejercicio con las mazas que, en esta ocasión, salió bien: le dieron dos décimas más en la dificultad y le daban esperanzas para pelear por la medalla de bronce.

Final de infarto

Llegó la prueba final. Arina iniciaba la cuarta rotación con una cinta que le dio problemas: un nudo la obligó a reemplazar su aparato en mitad de la prueba, casi entregando el bronce a Harnasko.

Parecía que Linoy podía perder su trono provisional por un pequeño error tras perder la cinta. Pero, no fue así, y la israelí hizo historia. Con su actuación, se aseguraba la medalla de plata. Lloraba emocionada porque la presea plateada la convertía en historia para su país. Una mala actuación de Dina Averina la subió a la cima olímpica, destronando a la rusa y dejándola en segunda posición.

Harnasko desplazó a su rival Arina, que se quedó sin medalla, y se hizo un hueco, cerrando el podio con tres banderas diferentes. Una final atípica que quedará para siempre escrita en la historia.