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Roman y Eduard se preparan antes de comenzar su misión de evacuación. A toda velocidad llevan al equipo de RTVE hacia Druzivca, bajo las redes que les protegen de los ataques de los drones rusos y hasta el hospital de la ciudad.

Estas operaciones son difíciles para los equipos de evacuación por el peligro que corren sus vidas; para los evacuados también, porque tienen que dejar todo atrás. Oleg y Olena ayudan a evacuar a su vecino, con una dolencia cardiaca. "No nos iremos a no ser que sea estrictamente necesario", dicen. Saben que si lo hacen puede que nunca regresen a sus casas.

Bajo la versión actual del plan de paz de Trump, estos ucranianos quedarían bajo control ruso.

FOTO: SERGEY KOZLOV / EPA

Nueva noche de terror en Ucrania. Rusia ha lanzado oleadas de misiles y drones por todo el país, incluidos edificios residenciales en Kiev. "Es una intimidación por parte de Putin. Ataca a los civiles para que aceptemos el acuerdo", lamenta un vecino.

Moscú sigue adelante con su ofensiva, ignorando las negociaciones de paz en curso. Negociadores ucranianos viajan a Estados Unidos para proseguir las conversaciones.

La próxima semana, una delegación estadounidense, volverá a Moscú. A la cabeza de nuevo Steve Witkoff, conocido ya por enseñar a Putin cómo ganarse a Trump.

Los ataques de Rusia han vuelto a cebarse contra el sistema eléctrico. Más de 600.000 hogares han amanecido sin luz. Continuos apagones convierten la vida de los ucranianos en un infierno, a las puertas de otro invierno bajo las bombas.

Foto: REUTERS / Valentyn Ogirenko

El 27 de noviembre, Día de Acción de Gracias en Estados Unidos, era el límite que en un principio había marcado Trump a Zelenski. Sin embargo, ha llegado la fecha y el plan sigue en el aire, con líneas rojas incompatibles tanto de Moscú como de Kiev que analizamos con Jesús Núñez, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria. Además, nos acompaña Estela Viana, compañera de la Emisión en Portugués de REE, para hablar sobre los casos de violencia de género en mujeres migrantes.

Dos de cada tres españoles (un 66,2%) ha pensado alguna vez que España podría verse involucrada en una guerra en los próximos años, y de ellos, más de la mitad (57%) cree que Rusia sería el país contra el que entraría en conflicto, seguido de Marruecos (42,2%) y Estados Unidos (30,2%). Así lo recoge el Estudio sobre miedos e incertidumbres que ha publicado este jueves el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

El trabajo estadístico, basado en más de 2.000 entrevistas telefónicas realizadas entre el 3 y el 11 de noviembre, retrata una ciudadanía mayoritariamente optimista, pero con una visión global más sombría sobre el rumbo del mundo. Según los datos, el 76,9% de los encuestados se considera optimista, frente a un 14,5% que se define como pesimista.

FOTOGRAFÍA: JULIO GÁLVEZ / EFE

Nadie desea la paz más que los ucranianos después de casi cuatro años de guerra, pero no parecen dispuestos a conseguirla a cualquier precio. Un equipo de RTVE está en Kiev.

Violeta lleva a su marido Yevyeni unas espigas de trigo, que en Ucrania recuerda el Holodomor la gran hambruna a la que los soviéticos sometieron Ucrania en los años 30. Estuvieron 10 años casados y quiere creer que su muerte no ha sido en vano. Violeta confiesa que se sentiría traicionada si se acepta un plan de paz como ese que no garantiza que Rusia no vuelva a atacarlos. Como la mayoría de los que han perdido a alguien no ven con agrado las cesiones territoriales a Putin o la amnistía para quienes hayan cometido crímenes de guerra.

Otros no están tan seguros y creen que Ucrania no tiene fuerza para mantener la guerra.

Ceder el Donbás no solo significaría perder más del 20% de su territorio, dejaría a Ucrania expuesta a la invasión total del país al perder el cinturón defensivo levantado desde el inicio de la guerra.

Dejaría a Ucrania sin todas las fortificaciones, sin toda la zona industrial, que le ha permitido aguantar el empuje ruso durante estos cuatro años. El plan le exige además limitar el tamaño de su Ejército y renunciar para siempre a entrar en la OTAN. Rusia se comprometería a no invadir otros países, a cambio de que la OTAN no se expanda más.

Los expertos señalan que el plan atenta gravemente contra la soberanía de Ucrania. Le imponen celebrar elecciones en 100 días, un momento de debilidad que opinan, Putin podría aprovechar para librarse de Zelenski y colocar un gobierno títere.

Washington gestionaría las garantías de seguridad y la reconstrucción a cambio de beneficios económicos. A Europa le tocaría pagar 100.000 millones de ayudas. Misma cuantía que al agresor, que podría reincorporarse como si nada al G8 y la economía global.

Obedece a los intereses de quienes han redactado este acuerdo, es decir, de Estados Unidos y de la propia Rusia. Las partes recibirían amnistía total por sus actos durante la guerra. tanto los crímenes de la invasión como los casos de corrupción quedarían para siempre impunes.

Foto: Andriy Andriyenko / Fuerzas Armadas de Ucrania

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, está consiguiendo armas en el extranjero, pero en el frente ucraniano sigue faltando algo: soldados. Un millón de ucranianos ya han sido movilizados y siguen sin ser suficientes. Ahora, el Gobierno quiere hacer atractivo el reclutamiento estableciendo un tiempo máximo de servicio de dos años, pero poniendo a cero el contador de los soldados que llevan guerreando desde 2022.

Foto: SERGEY KOZLOV / EFE