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Ahmed al Ahmed ha sido reconocido como un "héroe" por autoridades locales australianas y dirigentes internacionales tras abalanzarse sobre uno de los dos terroristas para arrebatarle el arma, a costa de que él mismo recibiese varios disparos. Las imágenes captadas en el momento del ataque muestran a Ahmed escondido detrás de un vehículo mientras uno de los tiradores abre fuego.

Más de 1.000 personas disfrutaban del día en la playa de Bondi, en Sídney, cuando comenzaron los disparos. Algunos grabaron la estampida incrédulos, sin tener muy claro qué pasaba. "Al principio pensé que eran fuegos artificiales", cuenta un testigo.

Dos hombres disparaban indiscriminadamente a rostro descubierto. Uno de ellos ha sido identificado como Naveed Akram, residente en la ciudad australiana.

Hay más de una decena de muertos y una treintena de heridos, entre ellos, dos agentes. Uno de los atacantes fue abatido. El otro está en estado crítico bajo custodia. Llevaban explosivos en un coche.

La policía lo investiga como un ataque terrorista contra la comunidad judía. En la playa se celebraba la fiesta del Jánuca. Uno de los fallecidos era un rabino.

Foto: DAVID GRAY/AFP

La Brigadas de Intervención de la Policía judicial francesa fue una de las unidades de élite que intervino hace 10 años en el peor atentado que ha sufrido Francia. Algunas víctimas declararon en el juicio que la intervención policial se había ralentizado por descoordinación. Un equipo de TVE acompaña a los agentes durante uno de sus ejercicios habituales ante la máxima amenaza de un ataque terrorista que hay en Paris desde hade 20 meses.

Firma: TVE

Francia homenajea este jueves a las víctimas de los atentados que hace diez años sacudieron el corazón del país. La noche del 13 de noviembre de 2015 tres células terroristas atacaron la sala de conciertos Bataclán, el Estadio de Francia y varias terrazas de bares y restaurantes abarrotadas de gente. Un total de 132 personas perdieron la vida y casi 400 resultaron heridas.

El homenaje, encabezado por el presidente Emmanuel Macron, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, y representantes de las tres principales asociaciones de víctimas, ha arrancado en la explanada del Estadio de Francia, en Saint-Denis (en las afueras de París), donde fue asesinada la primera de ellas: Manuel Dias, un portugués de 63 años que había acudido al Stade de France para disfrutar de un amistoso entre Alemania y Francia.

Foto: EFE/EPA/LUDOVIC MARIN

Diez años después, el superviviente Sebastien Lascoux mira de frente la que pudo ser su tumba. El azar quiso que viviera y recordara a las 92 personas que murieron en la sala Bataclan de París. "Como su amigo Chris se echó instintivamente sobre Sophie, a la que estaban disparando. La salvó, pero él murió". Sebastien lleva una década intentando superarlo. Incapaz siquiera de volver a un concierto o a una sala de cine.

Pascal Hedin aun hoy se sigue justificando. "Pisé a la gente para poder escapar y salvarme. Lo lamento muchísimo pero es lo que hice", se disculpa. A pesar de que los psicólogos y los amigos llevan todo este tiempo repitiéndole que no hizo nada mal.

Y luego está el vacío que dejan los que se fueron. "Un vacío imposible de llenar. Una ausencia que pesa cada mañana y cada tarde de los últimos diez años", como ha explicado en los homenajes de hoy Sophie, hija de Manuel Dias, que murió a las puertas del Estadio de Francia cuando uno de los terroristas se inmoló. A estos homenajes ha asistido Cristina Garrido, madre de la única víctima española de aquellos atentados, Juan Alberto González.

Hoy ese dolor es, quizá más intenso, pero también más compartido.

Este jueves se cumplen diez años de los atentados yihadistas en París que dejaron 130 muertos y más de 400 heridos, el mayor de la historia de Francia. Juan Alberto González Garrido, de 29 años, era ingeniero de energía nuclear y fue una de las 90 víctimas mortales en Bataclán, la única española. Su madre, Cristina Garrido, ha asegurado en el Canal 24 Horas de TVE que "este 13 de noviembre es como más difícil, pero los anteriores y posteriores también. Todos los días sin Juan Alberto son duros de llevar, y hoy más".

Cristina, que se encuentra en París para participar en el homenaje que el Estado francés rinde a las víctimas, espera que el principal autor, de los ataques, que fue condenado a la máxima pena, "no disfrute nunca de la libertad".

Se cumplen diez años de los atentados ocurridos en la sala Bataclan de París. Fue un viernes 13 de noviembre de 2015 cuando tres terroristas del Estado Islámico abrieron fuego en el interior de la sala - en pleno concierto - y tomaron a varias personas como rehenes.

En total, 90 personas fueron asesinadas en Bataclan, a las que se sumaron 40 en varias terrazas y en los alrededores del Estadio de Francia, y dos más de supervivientes que se quitaron la vida después. Más de 400 personas resultaron heridas por los ataques.

Televisión Española habla con algunos de los supervivientes de aquella noche, todavía con secuelas físicas y psicológicas.

Cristina Garrido explica que no va a ser capaz de perdonar jamás a los responsables de los atentados: "Ni olvido ni perdono". El único condenado vivo ha pedido reunirse con las víctimas para pedirles perdón, un hecho que según Garrido no tiene sentido que llegue 10 años después: "El momento de hablar era el juicio, ahora eso no me sirve". En una entrevista a 'Las Mañanas de RNE' también lamenta la falta de apoyo que han sentido por parte de la Administración central: "Nos hemos sentido más respaldados por el Gobierno francés", critica que la reparación se basa en una indemnización económica pero que no ha habido un acto de memoria: "Somos la piedra en el zapato de la Administración". Reconoce que es "muy difícil" seguir adelante pero que su forma de ha sido teniendo presente a su hijo y "hablando de él en presente" cada día.

París recuerda hoy el décimo aniversario de los atentados del 13 de noviembre de 2015, cuando un comando yihadista irrumpió en la sala Bataclan durante un concierto y abrió fuego indiscriminadamente contra el público. Los ataques, que también alcanzaron bares y restaurantes cercanos, dejaron 130 muertos y una herida colectiva que, una década después, sigue sin cerrarse. “El problema con nuestro trauma es que tiene varias dimensiones: la gráfica, la auditiva y también la olfativa, que es la pólvora, el olor de la sangre”, ha contado David Fritz Goeppinger, uno de los supervivientes de aquella noche, a Antonio Delgado, corresponsal de RNE en París.

Goeppinger fue una de las 11 personas retenidas por los terroristas hasta el final como escudos humanos: "El objetivo de los terroristas era entrar en la Sala a matar y a morir, y para ellos sólo fui un objeto sin valor". Hoy, ha subrayado, los recuerdos de aquella jornada permanecen presentes con gran fuerza en su memoria: "Son imágenes que todavía me persiguen en mis pesadillas. Esos fantasmas que me siguen son personas que pude conocer". En su libro 'Había que vivir', Goeppinger narra el esfuerzo que supone superar la condición de víctima y regresar a una cierta normalidad. "El estrés postraumático todavía está presente. Sigo luchando como víctima, pero también como ser humano". Entrevista completa en RNE Audio.