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Familias de presos palestinos tienen fe en el plan de paz: "Espero que salgan mis hermanos, cumplen cadena perpetua"

  • Imad y Jihad son dos de los 11.100 prisioneros palestinos que permanecen en las cárceles israelíes
  • Desde el 7 de octubre de 2023, la familia ha perdido el contacto con ellos ante la prohibición de visitas
  • Directo: última hora de la masacre en Gaza

La familia de Imad y Jihad espera que salgan de prisión con el plan de paz de Trump
La familia de Imad y Jihad espera que salgan de prisión con el plan de paz de Trump EBBABA HAMEIDA

"Esta vez tiene que ser la definitiva", dice Fouad Abdelkarim Alrum. Es un hombre de 55 años que abre a RTVE Noticias las puertas de su casa con la esperanza contenida y con las ganas de contar el final de una larga historia de separación y sufrimiento que ha marcado a toda una familia en Ramala. Está en un largo sofá, donde se sientan a su lado su mujer Nihaya y sus hijas Lara y Leila. "Estoy casi seguro de que mis dos hermanos quedarán en libertad en el siguiente canje de presos entre Israel y Hamás", augura. Mientras sirve dátiles y café, explica que centenares de familias en Cisjordania celebran el plan de paz auspiciado por el presidente estadounidense, Donald Trump.

Hamás se ha mostrado dispuesto a liberar a los rehenes israelíes, los últimos 49 vivos y muertos que aún permanecen en Gaza y las autoridades israelíes, a su vez, liberarán a 350 prisioneros palestinos. El jefe del Estado Mayor de Israel, Eyal Zamir, ordenó el pasado sábado "avanzar en la preparación para la implementación de la primera fase del plan Trump para la liberación de los rehenes". A Alrum nadie le ha asegurado nada, pero sus hermanos, tanto Imad como Jihad, están condenados a cadena perpetua y según ha escuchado en las noticias y las organizaciones de apoyo, la prioridad en este intercambio van a ser "aquellos que tienen las condenas más elevadas y no hay nada más grande que una sanción de por vida", dice. Se enciende un cigarro y toma un trago de café.

Los seis varones nunca nos hemos juntado porque siempre alguno estaba en la cárcel

Alrum tiene 55 años y es el segundo de seis hermanos y cuatro hermanas. "Los seis varones nunca nos hemos juntado porque siempre alguno estaba en la cárcel", asegura, mientras explica que todos han pasado en algún momento una temporada entre rejas. Él estuvo tres años a finales de los ochenta. El suyo no es un caso aislado: a fecha del 14 de septiembre de 2025, hay 11.100 palestinos en las cárceles israelíes, de los que 350 son mujeres y 400 niños. Antes del 7 de octubre de 2023 había 5.250 prisioneros, pero desde entonces se han producido más de 19.000 arrestos.

Tras el 7 de octubre "las cárceles israelíes se han convertido en un infierno"

Pasados unos minutos, se produce un silencio que busca ser roto con miradas de aprobación para volver a contar una historia que les persigue desde 2002. "Todos estábamos implicados en los movimientos por los derechos del pueblo palestino aquí en Ramala. Salíamos a las manifestaciones. A mi hermano mayor le acusaron de matar a colaboradores israelíes y a mi hermano Jihad de asesinar a un soldado israelí durante una manifestación", dice al comenzar su relato. Tienen 53 años y 47 años, respectivamente.

Jihad e Imad, los dos hermanos que cumplen cadena perpetua en la cárcel israelí Nafha.

Jihad e Imad, los dos hermanos que cumplen cadena perpetua en la cárcel israelí Nafha. Foto cedida por Fouad Alroum

Imad ya había conocido la privación de libertad entre 1994 y el año 2000, cuando fue liberado, pero dos años después volvió a ser apresado, esta vez con una condena a perpetuidad. "Ha pasado 30 años en prisión", dice. El más pequeño, Jihad, tenía 22 años cuando se sumó a la Segunda Intifada, conocida también como la Intifada del Al-Aqsa, uno de los momentos de mayor violencia entre Palestina e Israel, años en los que se produjeron numerosas operaciones militares, ataques con disparos y atentados suicidas con bombas.

"Han pasado media vida entre rejas", dice el hermano. Vuelve a encenderse otro cigarro. Suspira y explica que lo más difícil será contarles que su madre, Salma Amziad, con 87 años, murió hace unos cuatro meses. "No pudimos decirles nada de su fallecimiento porque desde el 7 de octubre de 2023 no sabemos nada de ellos", añade. La familia denuncia que la masacre en Gaza, como respuesta a los atentados de Hamás en los kibutzs en el sur de Israel, ha traído una política de "venganza hostil" hacia los prisioneros palestinos en las cárceles. Tampoco saben que hace un año murió su hermana más pequeña por un cáncer fulminante.

"Ojalá pueda ver a mis hijos antes de morir"

Jihad e Imad e encuentran en la cárcel de Nafha, en una zona desértica próxima a península egipcia del Sinaí. Antes de la reactivación del conflicto en la Franja, podían hacerles una visita al mes, durante solo media hora, siempre con cristales de por medio y sin poder tocarse. "Tardábamos tres horas en ir y otras tres en volver, más todos los trámites, pero merecía la pena verlos". Alrum recuerda que en Ramala hay prisiones, pero Israel viola el derecho a que los reclusos se encuentren en los centros cercanos a sus familias, tal y como establecen leyes nacionales e internacionales. Sin embargo, "era una forma de llegar a ellos, hablarles de la familia y ver que seguían vivos", matiza.

"En la familia, los de mi generación no les conocen", interrumpe Lara, la sobrina de los reclusos. De pequeñas acompañaban a su abuela en algunas visitas, pero denuncian que, conforme iban pasando los años, fueron imponiéndoles más y más trabas. "Llegó un momento que ya no dejaban ir a los familiares indirectos", explica la joven.

Jihad junto a su madre, ahora tiene 47 años y lleva 23 años en prisión

Jihad junto a su madre, ahora tiene 47 años y lleva 23 años en prisión

Hace cuatro días supieron que seguían vivos gracias a una publicación en Facebook. Lara saca rápidamente el teléfono y enseña una lista de nombres en árabe que ha publicado una persona que acaba de ser puesta en libertad. "Venía un teléfono y le llamé enseguida. Me dijo que están bien, que compartía celda con uno de ellos y antes de colgar me dijo que le mandaban muchos recuerdos a su madre, por lo que, efectivamente, no saben que la abuela ya no está", concluye la joven.

Suspira y vuelve a bucear entre las imágenes del móvil, mientras el silencio vuelve a adueñarse de la casa. Invita a escuchar el vídeo, es Salma Amziad (la abuela) muy enferma, suplicando despedirse de sus hijos. "Ojalá pueda ver a mis hijos antes de morir", dice al final. "Lo publicamos y lo difundimos junto con su informe médico. Intentamos que llegase a los mediadores de Hamás y a Catar para que los liberasen en la primera tanda, pero todo el esfuerzo fue en vano", dice Aroum y el ambiente se vuelve mudo.

Fouad enseña la foto de sus hermano que entró en prisión con 22 años

Fouad enseña la foto de sus hermano que entró en prisión con 22 años EBBABA HAMEIDA

Una sombra apaga las miradas, las lágrimas empañan los ojos de las jóvenes. Mientras, el padre se enciende otro cigarro. La madre disimula su tristeza repasando fotos de una vida muy lejana. "Mis hijas se han casado y ellos estaban encarcelados. La pequeña nació y ellos seguían entre rejas. La vida que dejaron ya no existe", lamenta el hermano, con dos ojos grandes que posan en un rostro delgado. Añade que han estudiado una carrera en prisión y desea que ese nivel educativo y cultural "les ayude a estar bien". "Con libertad cualquier lugar será mejor", interrumpe Nihaya para explicar que no le preocupa su integración en la familia y la sociedad. "La prioridad es su salud", dicen todas a la vez. Les han dicho que desde la guerra en Gaza han perdido mucho peso y se han infectado de sarna.

"Son torturados, golpeados e insultados"

Las enfermedades de la piel se han disparado en las cárceles, denuncia desde su despacho Maram Wassam, abogada del Club de Prisioneros Palestinos. En su mesa tiene amontonados centenares de expedientes. En los últimos dos años solo los y las letradas pueden acceder al contacto con los prisioneros. Ella visita la cárcel de Ofer y por sus visitas y los distintos informes denuncia las condiciones de violencia y precariedad a las que se enfrentan los presos palestinos. "Son torturados, golpeados e insultados continuamente, además se les niega la comida al no darles las cantidades adecuadas y muchos vemos como han perdido mucho peso. Lo detectamos durante las visitas y en los que salen en libertad. Hay una manifiesta violación del derecho internacional humanitario", argumenta la Wassam.

Sufren "palizas y torturas después de nuestras visitas", asegura. Además, se les niega el derecho a la asistencia sanitaria y recuerda que ella tiene usuarios que tienen diabetes y otras enfermedades que son ignoradas por el sistema penitenciario. El número de reclusos se ha duplicado en dos años, por lo tanto, se encuentran hacinados sin las condiciones mínimas de higiene. "Tenemos muchos con problemas de salud grave debido, sobre todo, a la propagación de la sarna", añade. Por otro lado, denuncia Wassan, reciben un peor trato aquellos que han sido amputados durante una manifestación o tienen malformaciones en la cara. "Les señalan porque han resultado heridos de bala, de goma o bomba durante un enfrentamiento con el Ejército israelí o con los colonos", dice.

Foto de prioneros palestinos expuestas en el Club de Prisioneros en Ramala

Foto de prioneros palestinos expuestas en el Club de Prisioneros en Ramala EBBABA HAMEIDA

También pone el foco en el trato dispensado a las 350 mujeres y los más de 400 niños que según el derecho internacional requieren de una atención especial. "Tengo casos de menores que están realmente maltratados", denuncia. Desde los atentados de Hamás, las detenciones administrativas aumentaron exponencialmente hasta alcanzar los 3.577 casos. Se trata de un procedimiento que permite al Ejército israelí mantener a los prisioneros "sin cargos, sin juicio, de forma indefinida, bajo un sumario secreto, así que ni hay juicio justo, ni garantía y, a veces, ni siquiera juicio", explica la abogada palestina. A lo largo de los años, las propias Naciones Unidas han sido muy críticas con Israel por su tratamiento de los prisioneros palestinos y han reiterado que generaciones enteras han soportado "privaciones de libertad arbitrarias, generalizadas y sistemáticas bajo la ocupación israelí".

Abdullah Al Zaghari, director del Club de Prisioneros, recuerda que tanto Cisjordania como Jerusalén Este se encuentran bajo ocupación militar israelí y la jurisdicción de su Ejército, los palestinos que son arrestados en estos territorios son sometidos a juicios militares. "Son tribunales en los que el juez es un soldado y el fiscal también. Es un sistema demasiado injusto", concluye. El experto explica que, en muchos casos, los acusados prefieren aceptar los cargos para tratar de lograr su libertad con mayor rapidez. En los últimos dos años, las autoridades hebreas han llevado a cabo campañas "masivas e intensivas de arrestos" como medida de contención y presión contra la ciudadanía palestina.

En su organización visitan a los presos e informan a las familias. Estas están cada vez más sometidas a una presión que impacta "directamente en su salud mental". "Recibimos todos los días llamadas de familiares de Cisjordania e incluso de Gaza preguntando por el paradero de sus hijos", explica. Una de estas llamadas es la Alrum, que estos días tiene "mucha esperanza en este acuerdo de Trump de que sean puestos en libertad sus dos hermanos", asegura. Una esperanza frágil, que puede convertirse en una quimera. La familia se despide recordando que "la cuestión de los prisioneros empieza siendo una cuestión política, pero luego pasa a ser una cuestión humanitaria".