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El plan de Trump para la paz en Gaza: liberación de rehenes en 72 horas, desarme de Hamás y renuncia a la ocupación

  • Trump afirma que Hamás tiene que liberar a los rehenes vivos y muertos en un plazo de 72 horas
  • Varios de los puntos de la propuesta entran en conflicto con las posiciones del primer ministro israelí y Hamás
Las cinco preguntas a resolver entre Israel y Hamás sobre el plan de paz de Trump
RTVE.es

Tras casi dos años de conflicto en Gaza, la Administración del presidente estadounidense, Donald Trump, puso esta semana sobre la mesa un ambicioso plan de paz de 20 puntos, que no solo busca poner fin inmediato a la masacre, sino redibujar el futuro político de la Franja. La propuesta, respaldada por Israel y anunciada el pasado lunes, incluye la liberación de rehenes, el relevo de Hamás del control político y militar y una vía hacia la creación de un Estado palestino.

Cuatro días después y pocas horas después de Trump les lanzara un ultimátum, Hamás aceptó este viernes los puntos esenciales del plan: accede a liberar a todos los rehenes israelíes, vivos y muertos, y a la creación de un gobierno de tecnócratas en la Franja, que alejaría al grupo islamista del poder. Así lo ha trasladado a los mediadores, aunque insta a iniciar discusiones sobre "algunos detalles" del plan. Sobre el desarme de la milicia, fuentes del grupo han matizado que están dispuestos, pero antes las tropas israelíes deben abandonar el enclave palestino.

Entre sus puntos principales del plan de Trump -presentado en la Casa Blanca junto con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu- destaca la creación de un Gobierno de transición palestino en Gaza bajo supervisión internacional (punto 9); la exclusión de Hamás del Gobierno de la Franja (punto 13) y la desradicalización del territorio (lo que incluye el desarme de los grupos islamistas). Asimismo, incluye la liberación en las siguientes 72 horas inmediatas a la confirmación del acuerdo tanto de los rehenes israelíes como de presos palestinos (punto 4).

La iniciativa también contempla el compromiso de Israel a no ocupar ni anexionar la Franja y la retirada organizada de sus tropas (punto 16). Además, incluye medidas humanitarias urgentes, un plan económico de reconstrucción, la creación de una zona especial con incentivos para inversores y el despliegue de una fuerza internacional de estabilización.

El plan de Trump y Netanyahu para Gaza: "No hay nada que determine el final de la ocupación"

El plan, que supone una ruptura respecto al discurso de Trump al inicio de su mandato, ha sido elaborado por el enviado especial de Estados Unidos a Oriente Medio, Steve Witkoff, a su vez asesorado por el ex delegado principal de la Casa Blanca, Jared Kushner, y el ex primer ministro británico, Tony Blair. Este último, según ha señalado Trump, también participará en el cumplimiento del plan a través de la creación del bautizado como 'Consejo de Paz'. Dicho organismo se asegurará de ser la autoridad que evalúe al Gobierno de transición en Gaza y apoye su reconstrucción.

El entusiasmo de la Casa Blanca, que ha asegurado estar "muy cerca" de llegar a un acuerdo, ha sido respaldado por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Una voluntad política que contrasta con declaraciones anteriores, donde rechazó cualquier fórmula que contemplase la creación de un Estado palestino.

Sin embargo, la mención sobre la autodeterminación de los palestinos recogida en el plan es apenas anecdótica. Este tan solo señala que, "mientras avance la reurbanización de Gaza y el programa de reforma de la Autoridad Palestina se lleve a cabo fielmente, podrían darse las condiciones (...) hacia la autodeterminación y la creación de un Estado palestino", sin ofrecer los puntos exactos para tal fin.

La Casa Blanca es consciente de que, "para alcanzar un acuerdo razonable para ambas partes, ambas tienen que ceder un poco y podrían retirarse un poco descontentas", según reiteró el lunes la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, en una entrevista al programa Fox News.

Pese al respaldo israelí a la propuesta, tras el ataque israelí del 9 de septiembre en Doha, actualmente no hay una diplomacia activa entre el grupo islamista e Israel que ponga fin a los combates, al menos, a corto plazo.

No hay un calendario definido, pero ambas partes se reúnen en las próximas horas en Egipto. Israel y Hamás se sentarán a negociar la primera fase del plan, que incluye la liberación de todos los rehenes, y mediarán delegaciones de Egipto, Catar y EE.UU., esta última encabezada por Steve Witkoff, el enviado especial de Trump para Oriente Medio.

Amnistía a Hamás y ayuda humanitaria a Gaza

Uno de los apartados más destacados del plan es la aplicación de una amnistía a aquellos miembros del grupo islamista que se comprometan a deponer las armas (punto 6). Dicha cláusula, que solo se aplicará una vez sean devueltos todos los rehenes, también permitirá a aquellos integrantes que deseen abandonar Gaza recibir un salvoconducto para los países receptores.

Este punto también se complementa con el doceavo, que especifica cómo ningún palestino "será obligado a abandonar Gaza", y quienes deseen irse "serán libres de hacerlo y de regresar". Un principio que busca poner fin a los desplazamientos forzosos a los que ha sido sometida la población gazatí antes y durante la invasión israelí de la Franja. Solo en la ciudad de Gaza, las Fuerzas de Defensa de Israel han asegurado haber expulsado a más de 750.000 personas.

A su vez, tras la aceptación de este acuerdo, se reanudará el envío de ayuda a la Franja, golpeada actualmente por una hambruna que ya deja cientos de muertos y que Israel no reconoce. La cantidad de ayuda será acorde con lo establecido en el anterior acuerdo de alto el fuego del 19 de enero de 2025 (unos 600 camiones diarios). También se incluirá la rehabilitación de infraestructuras básicas, como agua, electricidad y alcantarillado, la retirada de escombros y la reanudación de los servicios hospitalarios.

Este último punto es especialmente sensible en lugares como Ciudad de Gaza, sometida desde septiembre al avance de las fuerzas israelíes y que han obligado a varios centros sanitarios a paralizar su actividad. La ONG Médicos Sin Fronteras anunció la suspensión de todos sus servicios en la capital del enclave ante la proximidad de los tanques a sus instalaciones.

Netanyahu y las líneas rojas

Pese a respaldar el acuerdo, Netanyahu ha rechazado en más de una ocasión cualquier reconocimiento formal de un Estado palestino (presente en el punto 19 del plan), además de insistir en que Israel mantenga control absoluto de la seguridad en la región hasta "terminar el trabajo" con Hamás. Así lo ha advertido en la rueda de prensa posterior a su encuentro con Trump del lunes: "Si Hamás rechaza el plan, Israel terminará el trabajo".

En caso de que Hamás retrase o rechace la propuesta, el plan contempla que sus cláusulas se apliquen exclusivamente en las denominadas "zonas libres de terrorismo" bajo control de las Fuerzas de Defensa de Israel (punto 17).

Las fisuras del plan de paz de Trump para Gaza: una propuesta ambiciosa pero imprecisa y repleta de riesgos

Dentro de su coalición, ministros ultraderechistas como Bezalel Smotrich e Itamar Ben-Gvir rechazan frontalmente la cesión de poder en Gaza a un Gobierno interino supervisado internacionalmente. El presidente estadounidense sabe que parte del éxito de su propuesta depende de obligar a Netanyahu a aceptar concesiones impopulares dentro de su coalición, si bien cualquier decisión que choque contra la facción sionista amenaza con tumbar al Gobierno israelí.

Sin embargo, Netanyahu enfrentaría una posición incómoda, pues está acusado de varios cargos de corrupción y podría ser sometido a duras condenas de prisión si pierde su puesto al frente del Ejecutivo.

Del rechazo de Hamás a la renuncia de la Autoridad Palestina

El plan parte de una condición difícil de cumplir: la renuncia total de Hamás a las armas y la entrega de todos los rehenes de una sola vez. El grupo islamista considera que mantener cautivos a los israelíes es su principal carta negociadora, y pese a que ha mostrado en propuestas de alto el fuego anteriores su intención de ceder la administración civil de la Franja a un Gobierno de transición, no así lo ha hecho con la renuncia a la lucha armada.

La desmilitarización de Gaza no solo se limitaría a entregar las armas, también contempla la destrucción de los túneles e infraestructura bélicas construidas durante décadas por Hamás. Esto también supone aplicar un programa de "desradicalización", elemento percibido por la formación como una imposición unilateral de valores contrarios a su causa.

A ello se suman las reservas de otras facciones islamistas no incluidas directamente en el acuerdo preliminar, como la Yihad Islámica Palestina, que podrían dinamitar cualquier acuerdo que no contemple su participación. Por otro lado, la idea de aplicar un plan en "zonas libres de terrorismo" podría fragmentar aún más la Franja, creando administraciones paralelas en el territorio con presencia de Hamás. Algo que podría hacer inviable la creación de un Estado palestino o procurar su estabilidad en el futuro.

El Gobierno de la Autoridad Palestina (AP), radicado en Ramala (Cisjordania) tampoco lo tiene fácil para aceptar este plan. La AP reclama ser reconocida como la única autoridad legítima sobre Gaza y Cisjordania (algo que la ultraderecha israelí tampoco ve con buenos ojos), de ahí su posible rechazo a un modelo de un Gobierno provisional de tecnócratas bajo tutela internacional. Asimismo, exige que cualquier plan incluya una afirmación explícita sobre un Estado palestino con fronteras de 1967 y Jerusalén Este como capital, algo que no contempla la propuesta actual.

A este respecto, Netanyahu ha recordado que la AP no tiene cabida en este plan "sin un cambio radical" en su estructura de Gobierno, condición que el plan de Trump establece, y que obligaría a la organización a cumplir con una serie de reformas de acuerdo con su principio de paz de 2020 y la propuesta franco-saudí.