Yazan Douedari: "Yo no elegí ser dentista refugiado en Reino Unido"
- El joven vive ahora en Londres donde llegó en 2015 para cursar un máster en salud pública
- "No hay conversaciones para buscar una solución, para una transición política", dice Yazan
Hace diez años, Yazan Douedari vivía en Alepo, en el norte de Siria. Estaba terminando su carrera de odontología. 'Estaba planeando mi futuro. Pensaba en quizá completar mi formación fuera, barajaba Reino Unido. "Nunca me imaginé que años después terminaría aquí como refugiado", apunta este hombre a quien las manifestaciones que comenzaron hace una década en su país pidiendo democracia y libertad le resultaron ilusionantes.
Sin pasar mucho tiempo sus expectativas se desmoronaron. Cientos de personas que huían del asedio de Homs, ciudad del centro del país que se convirtió en primer escenario de la guerra, comenzaron a llegar a la ciudad de Alepo, que pronto se convertiría en otro de los grandes focos del conflicto. "Empecé a tener miedo. Yo colaboraba en temas humanitarios con los desplazados internos. El régimen te detenía por eso o por cualquier cosa", asegura.
Por eso, a finales de 2012, puso rumbo a El Cairo para continuar sus estudios. "Pronto me di cuenta de que había tomado una decisión equivocada. No me encontraba bien allí pensando que mi país estaba en guerra y yo estaba continuando con mi vida como si no pasara nada", asegura. Volver a Siria le parecía demasiado peligroso. Por eso decidió instalarse en Turquía, primero en Antioquia y después en Gaziantep.
Durante dos años, trabajó en estas zonas de frontera, con asociaciones humanitarias que operaban en su país. "La verdad es que fue un periodo de mi vida bastante gratificante, creo que hicimos cosas buenas para mucha gente. Sin embargo, yo soy sanitario y quería volver a ese sector", comenta después de recordar con un suspiro de alivio el reencuentro con sus padres cuando, a finales de 2014, dejaron atrás la ciudad de Idlib para instalarse en Turquía como paso intermedio hacia Canadá donde ahora viven también como refugiados.
Nueva vida en el Reino Unido
Yazan vive ahora en Londres a donde llegó en 2015 para cursar un máster en salud pública. Sigue, en cualquier caso, estrechamente vinculado a su país. Durante años ha sido voluntario como traductor, ayudando a recién llegados, muchos en condiciones no tan cómodas como las suyas. Él trabaja como dentista y como investigador en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres. El año pasado, en colaboración con la Universidad Nacional de Singapur, fundaron el Syria Research Group (Grupo de investigación para Siria).
El objeto principal de sus estudios es la reconstrucción del sistema sanitario sirio teniendo en cuenta los diferentes contextos según las regiones. Recientemente también han abordado el impacto de la Covid-19 en poblaciones desplazadas que muchas veces no tienen posibilidad de seguir las recomendaciones internacionales para prevenir el coronavirus.
¿Volver a Siria?
"Son diez años así. Es demasiado. Un día ya es demasiado. Son diez años. Y lo peor es que a veces no veo la luz al final del tunel. No hay conversaciones serias para buscar una solución, para que haya una transición política. Las hay pero no son serias" dice con impotencia.
"Nadie quiere ser refugiado. Nadie quiere ser refugiado en Europa. Yo hubiera preferido ser dentista en mi país que dentista refugiado en Reino Unido", afirma tajante. "Me duele mucho decir esto pero Siria ahora mismo es un sitio espantoso para vivir. Y de un lugar en el que no se pueda vivir, la gente se va a seguir yendo. A países vecinos o a Europa", continúa mientras señala que volver es un deseo pero no una posibilidad.
"No en las actuales circunstancias. No voy a volver con un gobierno criminal. Básicamente si vuelvo podrían detenerme o matarme, por ejemplo, por dar esta entrevista. Me encantaría volver si pudiera vivir seguro y sin miedo. Si fuera un país 'normal' claro que volvería" apunta.
"Ahora han pasado diez años ¿Cómo será la situación dentro de otros diez?", se pregunta mientras insiste en lo mucho que hay que abordar. "Es necesario que se rindan cuentas por lo que ha sucedido. Porque si no se hace justicia, si todo sigue como si no hubiera pasado nada, volverá a pasar una y otra vez", insiste este hombre que dice creer más en la gente que en los gobiernos y que está dispuesto a seguir denunciando la situación de su país con la esperanza de que algo, algún día, cambie.
No le resulta fácil mantener la fortaleza. "Miro las fotos y lo veo todo destrozado... los famosos bazares, la mezquita... todo. Y también las familias, claro. Durante mucho tiempo he tratado de preservar los buenos momentos pero la verdad es que están desapareciendo. Ahora lo que me viene a la cabeza es lo negativo. Desde hace un tiempo lo bueno ha quedado enterrado y a la superficie sólo afloran los horrores de lo que hemos vivido", sentencia.