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Estados Unidos y China continúan este domingo sus conversaciones en Ginebra sobre la guerra arancelaria

  • El secretario del Tesoro de Estados Unidos y el viceprimer ministro de China encabezan las negociaciones
  • Bessent anticipó que no esperaba lograr un acuerdo en Ginebra, sino más bien definir los términos sobre los que conversar
China y EE.UU. continuarán este domingo sus conversaciones comerciales en Ginebra
China y Estados Unidos buscan un acuerdo arancelario en Ginebra GETTY IMAGES
RTVE.es / AGENCIAS

Las delegaciones de Estados Unidos y China han reanudado este domingo en Suiza las reuniones en las que están negociando cómo aliviar las fuertes tensiones comerciales entre ambos y que han desestabilizado las cadenas de suministros y amenazan la economía global con una recesión.

Las delegaciones, encabezada del lado estadounidense por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el representante de Comercio, Jamieson Greer, y por el vice primer ministro, He Linfeng, del lado chino; han regresado a media mañana a la residencia del embajador de Suiza ante la ONU en Ginebra, una mansión histórica cuya ubicación les garantiza tranquilidad y permite mantener alejados a los periodistas.

En su primer día de reuniones formales, los negociadores estuvieron juntos cerca de siete horas en sesiones de mañana y tarde. El segundo día ha empezado con cierta presión para que la parte estadounidense pueda comunicar algún resultado positivo, ya que el presidente, Donald Trump, expresó un marcado optimismo en relación a estas reuniones la víspera al afirmar que "se discutieron muchos temas y se hallaron puntos de encuentro". "Se negoció un reinicio total de forma amistosa, pero constructiva. Por el bien tanto de China como de EE.UU. queremos ver una apertura de China a las empresas estadounidenses", escribió en su red social, Truth Social.

China ha llegado a esta reunión con datos a su favor, en particular tras conocerse este viernes que sus exportaciones aumentaron un 8% en abril, frente a una bajada del 21% que experimentó Estados Unidos ese mismo mes.

A través de sus medios oficiales, el Gobierno chino ha señalado que al aceptar entrar en estas negociaciones demuestra su sentido de responsabilidad. También ha reconocido que reforzar la comunicación entre las dos economías más poderosas del mundo será beneficioso para que cada cual entienda las preocupaciones de la otra y "evitar malas interpretaciones".

No obstante, tras estos comentarios que muestran voluntad de apertura, China ha enfatizado que mantiene su oposición a la escalada arancelaria por parte de Estados Unidos y que "cualquier forma de intentar presionar o coaccionar a China simplemente no funcionará".

Por su parte, la base de las negociaciones de la parte estadounidense la dictó en la víspera el propio presidente, Donald Trump, al afirmar que le parece que bajar a un 80% los aranceles a China sería lo "apropiado", aunque fuentes gubernamentales en Washington dejaron caer el porcentaje del 60% antes del viaje de su delegación a Ginebra.

El camino hacia las negociaciones

Scott Bessent anunció el encuentro el martes después de la escalada arancelaria entre ambos países, que convierten prácticamente en inviable el comercio bilateral. Por su parte, China afirmó que estaba "evaluando" comenzar las negociaciones con EE.UU. el pasado dos de mayo.

La tensión máxima se alcanzó a mediados de abril, cuando la portavoz de la Casa Blanca aseguró que "la pelota está en su tejado" y que es China la que "necesita llegar a un acuerdo" con ellos.

La UE comunicó entonces que pausaba durante 90 días su respuesta a los aranceles "recíprocos" a la espera de negociar con Washington. "Mientras finalizamos la adopción de las contramedidas de la UE, que han tenido un fuerte apoyo de los Estados miembros, las pondremos en suspenso durante 90 días", aclaró la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

A pesar de todo, la Comisión Europea hizo pública el jueves su propuesta de un nuevo paquete de represalias con el que gravar productos estadounidenses por un valor cercano a los 100.000 millones de euros. Esta medida está diseñada para el hipotético caso de que las negociaciones con la Administración estadounidense fracasaran.

Los aranceles estarían dirigidos a productos industriales y agrícolas como el bourbon o la soja, a maquinaria de todo tipo, y a instrumentos musicales, juguetes, material deportivo o aviones, entre otros.

Conflicto enquistado

El choque comercial entre las dos mayores potencias económicas del mundo comenzó oficialmente el 22 de marzo de 2018, cuando Donald Trump, durante su primera Administración, impuso aranceles sobre determinados productos del gigante asiático. Xi Jinping respondió del mismo modo y, desde entonces, el conflicto se ha prolongado en el tiempo también durante la Administración de Joe Biden.

Cuando Trump regresó a la casa Blanca, gravó a sus vecinos y a China con nuevos aranceles pocos días de tomar posesión de la presidencia. Firmó tres órdenes ejecutivas que imponían aranceles del 25% a sus vecinos (posteriormente pausados) y de un 10% sobre todos los productos chinos.

El decreto entró en vigor el 4 de febrero y China respondió de forma recíproca imponiendo castigos sobre productos estadounidense, como el gas y el petróleo, de entre el 10% y el 15%.

A pesar de todo, Pekin defendió que estas medidas rompen con las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). En su momento anunció que llevará a cabo las acciones que considera pertinentes para proteger sus derechos e intereses. Un movimiento similar realizó la Unión Europea: formalizará una demanda ante la OMC que llevará "algunas semanas", según fuentes comunitarias. "Hoy lo anunciamos y es algo que vamos a hacer en las próximas semanas", indicaron desde la UE.

Tensión máxima con China

El 2 de abril, Trump lanzó su órdago arancelario contra todo el mundo. Anunció que el 9 de abril entrarían en vigor los llamados "aranceles recíprocos" y un arancel universal del 10% que afectaría a 184 países. Muchos se enfrentaban a tarifas específicas, como Israel, que recibiría un gravamen del 17%, la Unión Europea del 20% y China del 34%. En el caso de China, la imposición ascendería hasta el 54% porque se mantenía el anterior gravamen del 20%.

Finalmente, los "aranceles recíprocos" entraron en vigor, pero su aplicación duró solo unas horas, ya que Trump declaró una pausa de 90 días en su aplicación, aunque el arancel universal del 10% se sigue aplicando. En el caso de China, el castigo se elevó hasta el 125%.

Según la orden ejecutiva, al aumento hasta el 125% en los gravámenes se suma otro 20% ya existente desde principios de marzo dirigido a luchar contra el tráfico de fentanilo, confirmado por la Casa Blanca al día siguiente de anunciar la pausa de los aranceles "recíprocos".