Silvia Rozas (CONFER): "El papa tendrá que coger el timón de Francisco para darle a la mujer el lugar que le corresponde"
- La secretaria general adjunta de la CONFER asegura que los diálogos de diplomacia vaticana "son muy necesarios"
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El nuevo papa, León XIV, tendrá que soportar no solo el peso de la mitra blanca, también el de ser el nuevo líder de 1.400 millones de fieles tras el pontificado de Francisco. Su antecesor —que se salía del guion, rechazó el lujo y llevó a cabo cambios históricos para la Iglesia católica— deja un legado complejo.
La secretaria general adjunta de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Silvia Rozas, comenta los desafíos a los que se enfrentará León XIV, desde el papel de la mujer en el Vaticano o los casos de abuso sexual en la Iglesia hasta asuntos como la inmigración, la inteligencia artificial, el cambio climático o la política exterior del Vaticano.
PREGUNTA: ¿Cuáles diría que son los principales retos del próximo papa?
RESPUESTA: El nuevo papa tiene muchos retos porque muchos retos tiene nuestra sociedad, con lo cual la Iglesia también tiene retos. El primer reto es el de la comunión porque va a ser un papa de equilibrios en el interior de la Iglesia. Comunión no es uniformidad y comunión no es pensar todos lo mismo, sino unirnos en la diversidad. Cada individuo es diverso, diferente. Unido a ese reto de la comunión está el de la comunicación que tiene la misma raíz. No existe comunión sin comunicación, no existe comunicación sin comunión, con lo cual la comunicación es profesionalidad hoy en día. No podemos comunicar sin tener profesionales católicos que asuman el liderazgo de la comunicación hoy. Es indiscutible. El ente vaticano necesita profesionalidad.
Hay muchos otros retos, como el de la sinodalidad. Acabamos de vivir el sínodo sobre la sinodalidad, pues ahora hay que concretarlo. ¿Qué significa? Escucharnos, participar, tomar decisiones y eso hacerlo entre todos
El reto del siglo XXI, el diálogo con el siglo XXI, el reto de nuestro lenguaje. ¿Nos están entendiendo los contemporáneos de hoy? Es una gran pregunta que el papa tendrá que hacerse y concretarla con todo el ente vaticano, con todo el ente de la Iglesia en el mundo, pero se trata de que nos entiendan, con lo cual tenemos que cuidar nuestro lenguaje. No es cambiar el mensaje, sino cómo lo comunicamos.
P: Durante su papado, Francisco nombró a mujeres para puestos clave en el Vaticano. ¿El papel de la mujer seguirá yendo a más y generando debate con el nuevo papa?
R: Yo creo que sí. No hay vuelta atrás. No concibo una vuelta atrás. Hombres y mujeres somos iguales en dignidad. Hombres y mujeres somos diferentes, es cierto, pero tenemos los mismos derechos. El papa Francisco ha ido aumentando la presencia de la mujer en lugares de responsabilidad y el siguiente papa va a tener que seguir cogiendo ese timón para darle a la mujer el lugar que le corresponde, para dialogar, para estar en igualdad de condiciones, para complementarnos hombres y mujeres.
P: Uno de los aspectos que más representa el papado de Francisco es su estilo, su trato con los marginados, cambió las normas y se fue a vivir a Santa Marta… ¿El próximo papa seguirá sus pasos? ¿Cómo afrontará esos cambios que hizo Francisco?
R: Francisco decidió irse a Santa Marta, fue una decisión personal por su forma de ser. Él necesitaba vivir entre la gente, comer con otros, no estar solo. El siguiente papa tendrá la libertad de decidir si vive en el Palacio Apostólico, en Santa Marta… Eso es algo personal que él necesitará. Qué ayudas necesita para entregar mejor su vida en este servicio.
P: El papa Francisco también introdujo una serie de medidas para combatir el abuso sexual en la Iglesia, pero para las asociaciones de víctimas no ha sido suficiente. ¿Esta cuestión seguirá siendo un desafío para la Iglesia con el próximo papa? ¿Por qué?
R: Indudablemente. Tolerancia cero a cualquier tipo de abuso, no solo sexual, al abuso de poder, de conciencia, al abuso espiritual. El nuevo papa tiene que coger con sus manos este grave problema en el interior de la Iglesia porque nos jugamos la relación, el trato. Eso es indiscutible. Va a tener que acogerlo, que acoger esta problemática y mirarla de frente porque se trata, por una parte, de ayudarnos a todos a que nuestras relaciones sean sanas y después formación. No solo es ayudar a las víctimas, que indudablemente, sino también prevenir. Para eso formación en la vida consagrada, sacerdotal, en el laicado… Todos.
P: Las políticas más liberales del papa Francisco han hecho que recibiera críticas internas. ¿Cómo podrá acabar el próximo papa con las diferencias entre los sectores más conservadores y los más liberales de la Iglesia?
R: Las diferencias tienen que existir porque no somos iguales, no pensamos lo mismo. De ahí el reto de la comunión. Todos participamos, todos decimos. Él tendrá que equilibrar, no romper la comunión. Y eso no significa no avanzar y tomar decisiones que a lo mejor son necesarias en el siglo XXI, pero siempre en diálogo, acogiendo lo que dicen unos y otros. Las críticas siempre van a estar, porque pensamos diferente, porque interpretamos diferente el mensaje de Jesús en el siglo XXI.
P: Tanto Francisco como su secretario de Estado, Pietro Parolin, dejaron claras sus diferencias con algunas de las políticas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como las antiinmigración o los recortes en cooperación internacional. ¿La relación con el presidente de Trump y en general la futura política exterior del Vaticano será otro de los retos del próximo papa?
R: La diplomacia vaticana siempre tiene que hacer muchos equilibrios y a veces queremos que la Iglesia católica, que el papa, diga "no a la guerra" de una manera tajante desde el principio, porque eso es lo que dice la doctrina social de la Iglesia. Pero, por otra parte, están los diálogos de diplomacia vaticana que son muy necesarios para ser puente, para ayudar a nuestro mundo a lograr la paz. Todo aquello que vaya contra la dignidad de las personas, contra la paz, contra el caminar juntos. Todo eso hay que denunciarlo con voz muy fuerte y alta. Venimos de un papado en el que el papa Francisco fue uno de los pocos líderes que siempre se ha volcado en alzar la voz, defendiendo a los más débiles, contra la guerra. Cualquier papa tiene siempre que alzar la voz para defender a quienes han perdido la vida, a quienes han perdido la dignidad.