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Coronación de Carlos III

La corona británica, el símbolo de Reino Unido que mueve masas y atrae visitas alrededor del mundo

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Coronación Carlos III: la gran atracción de la corona británica
Un puesto con 'merchandising' real en Londres

La coronación que se celebra este sábado 6 de mayo en la abadía de Westminster, una de las grandes joyas turísticas de Londres, atraerá visitantes de distintas partes del mundo. Es una ceremonia única marcada por la tradición, que solo existe en Reino Unido, donde la monarquía, además de dirigir el Estado, acapara portadas o protagoniza series y es uno de los grandes tesoros nacionales, llegando a situarse como la marca del país de cara al exterior. Su trascendencia traspasa fronteras y los fanáticos de la realeza se despliegan alrededor del globo.

“La Familia Real es vista como un símbolo de britanidad. Son hieráticos, educados, con buenos modales, el epítome de lo británico. Creo que por eso los turistas sienten esa fascinación”, expone a RTVE.es la profesora de Marketing de la Universidad Royal Holloway y coautora del libro ‘Royal Fever’, Pauline Maclaran.

Además del aspecto histórico que les atrae a este y otros países, el vínculo con la monarquía encaja en las distintas rutas turísticas, y les lleva a visitar parques y palacios que albergan los lugares que pisaron y pisan los miembros de la realeza. Sin embargo, para Maclaran, probablemente la razón más importante sea la idea de “cuento de hadas”, tan arraigada, que les rodea. “Todavía tiene cierto aire mágico, como de Disney, y creo que hay algo fascinante en esta idea de reyes y reinas”, explica.

Según recoge el portal Statista, entre 2019 y 2020, antes de la pandemia, los ingresos por venta de entradas al Patrimonio Real llegaron a los 50 millones de libras en Reino Unido y entre abril de 2021 y marzo de 2022 hasta 426.000 visitantes pagaron por entrar al Castillo de Windsor y Frogmore House, los espacios reales más visitados.

“Hay una monarquía global, que es la británica, y luego está el resto”

“Ya no es cosa de los británicos, sino de millones de personas de todo el mundo, al menos afectivamente hablando. Hay una monarquía global, que es la británica, y luego está el resto, que son monarquías ‘locales’”, argumenta el profesor de Historia de la Universidad Complutense de Madrid, Óscar Recio Morales. “Isabel II era la persona más famosa del mundo y los Windsor la familia más seguida. La monarquía británica es el paradigma de la institución real”.

Eventos multitudinarios, producciones audiovisuales de alcance internacional, tiendas de souvenirs repletas de su ‘merchandising’… Algo así parece impensable en otras monarquías, la española sin ir más lejos, pero sucede en Reino Unido desde hace décadas y los expertos coinciden en que son muchos los motivos.

“En parte, tiene que ver con la antigüedad de la institución, es la última de las grandes monarquías "imperiales" [...] Además, el Reino Unido sigue siendo una importante, aunque reducida, potencia política y económica y muchos países del mundo mantienen lazos históricos con su monarquía”, expone a RTVE.es el profesor de Marketing corporativo en la Brunel University de Londres, John Balmer.

La esfera de influencia de la corona británica es realmente amplia. A esto ayuda que el rey Carlos III sea Jefe de Estado en 14 países, además del Reino Unido, y, que, al igual que lo estuvo su madre, Isabel II, el monarca esté al frente de la Commonwealth, una organización que agrupa a 56 naciones y que supone un tercio de la población mundial.

“Este patrimonio, unido a elementos históricos que garantizan su longevidad y estabilidad, al lujo que conlleva la realeza, y a la imagen de fama y fortuna que representan sus miembros, son algunos de los elementos clave para que sea una de las monarquías más atractivas y rentables del mundo”, apunta la directora del Grado en Comunicación corporativa, protocolo y organización de eventos en la Universidad Nebrija, Elena Borau.

Para Balmer, se trata más de la institución en sí misma, que del rey o la reina que esté al frente en cada momento, "de la monarquía como marca corporativa. Los palacios del Reino Unido son palacios vivientes y los monumentos y ceremonias son reales y no solo históricos", añade. Por ello, las bodas, las coronaciones, e incluso los funerales actúan como un reclamo turístico.

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La marca del Reino Unido y el 'merchandising'

"Cuando el producto principal de una marca es una persona, como ocurre con Carlos III, hay que tratar de que se sitúe en el centro de la conversación muy a menudo", explica a RTVE.es el responsable de Marca y Comunicación de Nova Talent y profesor en la URJC, Miguel Ángel Piedra. Por ello, el liderazgo de la Commonwealth aporta visibilidad al monarca y le sitúa "en una situación privilegiada frente a otras monarquías, como la española, que al salir de su país, no son tan conocidos".

De hecho, Reino Unido ha convertido a la monarquía en su seña de identidad y, como apunta Borau "ninguna familia real cuenta con una marca tan poderosa, capaz de generar tanto valor para su país, tanto económico como de imagen". La saga Windsor, añade, con sus dramas, morbo y pasiones de sus familiares, y las relaciones entre ellos, con sus luces y sombras, "ejercen una atracción similar a la que puede lograr una trama de éxito en la ficción”.

Protagonizan películas, libros, documentales, e incluso son el elenco de una de las series más exitosas de Netflix. Las historias sobre sus vidas, sobre sus encuentros y desencuentros, son una máquina de hacer titulares y un impulso a las audiencias dentro y fuera del país. Además, sus caras están estampadas en tazas, platos, imanes…, que incluso se convierten en objetos de colección.

Tal y como explica Maclaran, fue la industrialización, en la época de la reina Victoria, lo que impulsó el fanatismo por el ‘merchandising’ real, ya que el aumento de la producción hizo que estos objetos empezaran a estar al alcance de toda la ciudadanía y no solo de las élites. “Hay una tendencia a coleccionar objetos reales que ha continuado desde entonces y, por supuesto, a los turistas a menudo les gusta llevarse cosas”, añade.

La Casa Real, por supuesto, ha aprovechado este filón del que sacan partido muchas empresas privadas. En la Royal Collection Shop, que cuenta con establecimientos físicos y tienda online, pueden adquirirse joyas, peluches, porcelana, artículos para el hogar, u objetos de la nueva colección lanzada por la coronación.

Por otro lado, unas 800 marcas, desde pequeños artesanos hasta multinacionales, poseen lo que se conoce como ‘Royal Warrant’, un estatus único concedido por el monarca británico que aprueba y recomienda determinados productos. En un país en el que tres de cada cinco personas, según datos de YouGov, apoyan la monarquía, no es de extrañar la relevancia de este guiño de la realeza a determinados fabricantes.

Una institución antigua que intenta renovarse

En 2017, un estudio de la consultora Brand Finance establecía el valor total de la ‘marca’ de la monarquía británica en más de 67 millones de libras y situaban la contribución al turismo como el mayor beneficio generado por la institución. Ahora bien, las nuevas generaciones cada vez se sienten menos atraídas por ella y la corona es consciente de esa pérdida de apoyo y de la necesidad de recuperarlo.

"Los británicos tienen a la monarquía como parte de su ADN, al igual que el té o la lluvia, pero las nuevas generaciones están menos limitadas por las tradiciones y prefieren explorar otros caminos", explica Piedra.

Según datos de YouGov, en torno al 40% de la 'Generación Z' piensa que Reino Unido debería tener un Jefe de Estado electo, y solo un 31% respalda la monarquía. Quizás por eso la Casa Real ha aumentado su presencia en redes sociales, crea emojis de los distintos eventos que celebra y, con motivo de la coronación, lanzó una lista de reproducción de Spotify con temas que van desde Los Beatles, hasta Harry Styles.

"Aunque pensemos que la creación de esa lista pueda ser irrelevante, no lo es en absoluto. Los responsables saben que este tipo de canales se incluyen en las vías de comunicación que utiliza parte de su público objetivo y por eso tienen que estar presentes ahí", señala Piedra. "Es muy importante para el éxito de una marca comunicar como su público escucha. Si ese público que quieren alcanzar no les escucha en las noticias, porque no las ve, tienen que ir a los medios o las redes que sí utilicen".

La figura de Isabel II y el futuro de la corona

En sus más de 12 siglos de historia, la monarquía británica, como menciona Recio, ha entrado de lleno "en la cultura popular y en el imaginario colectivo internacional". Los expertos consultados coinciden en que la figura de Isabel II, que tomó posesión con apenas 25 años, y la experiencia que le otorgaron siete décadas de reinado, benefició a la imagen de la Corona, a su estabilidad y a su relevancia internacional, convirtiendo a la reina en un fenómeno de masas.

Al contrario que su madre, Carlos parte con el hándicap de comenzar su reinado a los 74 años, lo que le impedirá, como apuntan los analistas consultados, "superar los registros" o "tener el mismo efecto" de su predecesora, una monarca única por su trayectoria en la historia británica.

"Isabel era muy conocida en todo el mundo. Carlos es una figura familiar, por supuesto, pero no en la misma dimensión. Está asociado con grandes escándalos de la década de 1990 y no es tan querido", menciona Maclaran, que cree que es mucho más probable que el actual monarca se encargue de "sostener" la monarquía hasta que Guillermo y Catalina tomen el relevo. "Creo que se espera de ellos que sean líderes mucho más carismáticos", apunta.

En la misma línea apunta Piedra, que considera que a la Corona británica "le queda mucho recorrido" y señala como uno de los principales motivos la imagen y relevancia del futuro heredero. "Uno de los principales activos de la marca es el príncipe Guillermo, ya que cuenta con un índice de aprobación muy alto (75%), casi al nivel del que obstentaba su abuela", menciona.

El nivel de popularidad del actual monarca, aun situándose por debajo de su hijo, ha aumentado desde su llegada al trono y los expertos confían en su gestión.

Como príncipe de Gales, apunta Balmer, Carlos funcionaba bajo el lema de "yo sirvo". "El servicio estaba en el corazón del reinado de Isabel y creo que estará en el centro del actual reinado", añade el profesor. "Si se mantiene fiel a esta promesa de marca [...] con el tiempo adquirirá una imagen distinta y respetada. Podría convertirse en un monarca muy querido, pero eso requiere tiempo y esfuerzo".