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El 17% de la subvención a los carburantes acabó en manos de las gasolineras, unos 723 millones de euros

  • Un estudio estima que la ayuda de 20 céntimos por litro elevó el precio del diésel casi seis céntimos mientras estuvo en vigor
  • Eso hizo que parte del dinero se quedase en las empresas distribuidoras y que otros 202 millones volviesen al Estado vía IVA

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La subvención a los carburantes no llegó por completo a los consumidores
La subvención a los carburantes no llegó por completo a los consumidores.

La subvención a los carburantes que estuvo en vigor en España durante buena parte de 2022 generó un sobreprecio en el diésel que hizo que al menos un 17% del dinero empleado en costear la ayuda acabara en manos de las gasolineras. Un total de 723 millones de euros que no revirtieron en los consumidores, al igual que otros 202 millones que volvieron al Estado en forma de incremento de la recaudación a través del IVA.

Así se desprende de un estudio elaborado por los economistas Juan Luis Jiménez y José Manuel Cazorla-Artiles, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, y Jordi Perdiguero, de la Universidad de Barcelona, que analiza el impacto de la subvención de 20 céntimos y cuyos resultados preliminares se publican este miércoles en el blog especializado Nada es gratis. Su principal conclusión es que, aunque la medida "posiblemente redujo algunas décimas el Índice de Precios al Consumo", tuvo varios efectos colaterales negativos que hubieran aconsejado recurrir a fórmulas alternativas.

El análisis menciona varios de esos efectos, como el incentivo que supuso para consumir más combustibles fósiles y contaminar más o su carácter regresivo al beneficiar en mayor medida a las rentas altas, pero se centra en cuantificar la variación de los precios de la gasolina y el gasóleo durante la vigencia de la subvención.

Para ello, el estudio compara la evolución de los precios en España con la de varios países europeos que no introdujeron subsidios a los carburantes. El resultado de sus cálculos es que, a causa de la subvención, el diésel fue, de media, 4,65 céntimos por litro más caro antes de impuestos y 5,95 céntimos por litro al observar el precio final entre abril y diciembre.

La subvención empujó al alza los precios

Ese resultado es coherente con el análisis que los mismos autores llevaron a cabo en mayo de 2022, cuando la ayuda llevaba un mes y medio en vigor. Entonces, su conclusión era que el precio final del diésel había subido seis céntimos de euro y el de la gasolina, 2,7 céntimos. También con un estudio similar elaborado por Manuel Hidalgo, Ángel Martínez y Natalia Collado para EsadeEcPol el verano pasado, que estimó que el incremento había sido de 3,52 céntimos en el gasóleo y de 0,7 céntimos en la gasolina.

Sin embargo, la variación hallada en este último análisis para el precio de la gasolina no es estadísticamente relevante, por lo que toda la pérdida del subsidio se achaca al diésel. En declaraciones a RTVE.es, Juan Luis Jiménez recalca que sus resultados actuales contradicen la subida que calculaban en mayo del año pasado para la gasolina, pero validan que la subida encontrada en el diésel se debe a la introducción de la subvención.

"Los precios, tras acabar el subsidio, volvieron a comportarse como antes, es decir, bajaron cuando se acabó la distorsión que introducía la subvención. Es verdad que hay a quien, pagándole 20 céntimos, le compensaba el subsidio, pero es dinero público y una parte muy importante acabó en manos de las petroleras", argumenta Jiménez.

Más de uno de cada cinco euros no beneficiaron a los consumidores

Según los cálculos del estudio a partir del consumo de carburantes en estaciones de servicio, el coste de la medida en sus nueve meses de aplicación fue de 4.233 millones de euros, de los que 925 millones, más de uno de cada cinco euros, no habrían llegado a los consumidores, al acabar en manos de las gasolineras o revertir de nuevo a las arcas públicas vía impuestos.

De esta forma, el estudio abunda en las dudas sobre la eficiencia de una medida que desde el principio recibió críticas por su falta de equidad, al no discriminar entre distintos tipos de consumidores. La semana pasada, el Banco de España publicó un análisis de varias de las políticas fiscales puestas en marcha frente a la crisis energética en el que subrayaba que "la bonificación al precio de los carburantes destaca por su falta de focalización en los hogares más vulnerables, dado que solo una pequeña parte de su coste presupuestario se dedica a los hogares de renta baja".

Los cálculos del supervisor indicaban que la ayuda de los 20 céntimos había tenido un impacto de 3.065 millones, de los que el 45%, 1.377 millones, había revertido en las rentas más altas, frente a los 472 que habían beneficiado a las rentas más bajas. De ahí que, al igual que el Banco de España, los autores de este último informe pidan "evaluar mecanismos alternativos, igual o más eficaces en la contención del IPC, que tengan un menor coste para la sociedad y la eficiencia en el uso del dinero público".

De hecho, es la decisión que finalmente adoptó el Gobierno, al limitar la ayuda a sectores concretos especialmente afectados por la subida de los carburantes: desde el 1 de enero de 2023, la subvención se limita a transportistas, agricultores, navieras y pescadores.