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Telediario especial '20 años del Prestige'

  • En 2002, las costas de Finisterre vieron como el petrolero se hundía en el mar cargado con 77.000 toneladas de fuel
  • TVE se ha desplazado hasta Muxía, conocida como la zona cero, para poner el foco en el desastre ecológico

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Telediario especial '20 años del Prestige'

El 13 de noviembre de 2002, las costas de Finisterre vieron como el petrolero Prestige se hundía cargado con 77.000 toneladas de fuel, de las que cerca de 63.000 acabaron en el mar. Fue el comienzo de una de las mayores catástrofes medioambientales en España, de la que se cumplen ahora 20 años.

El Telediario 2 ha puesto el foco este lunes en el desastre ecológico que marcó un antes y un después en la sociedad española y ha querido comprobar la huella medioambiental que ha dejado dos décadas después. Para ello, TVE se ha desplazado hasta Muxía, conocida como la zona cero.

Prestige, 20 años después: cronología de uno de los mayores desastres ecológicos de la historia de España

El desastre ecológico 20 años después

El impacto alcanzó casi 3.000 kilómetros de costa en Galicia, pero también al resto de la costa cantábrica española, Portugal y Francia. Según la sentencia, entre 115.000 y 230.000 aves marinas murieron a causa del fuel, así como un sin número de organismos marinos. Las investigaciones científicas se interrumpieron poco después por falta de dinero y no se ha vuelto a bajar al Prestige desde 2007.

La huella ecológica 20 años después del desastre del Prestige

Según el profesor de investigación del CSIC Antonio Figueras, se está tardando décadas en lograr la recuperación medioambiental total porque en ciertos puntos de la costa sigue habiendo fuel y es difícil acceder a ellos, mientras que en otras zonas ya se ha podido limpiar los restos. Otros expertos, como el investigador Mariano Lastra, advierten: "Puede volver a pasar, esto es como una autopista en el mercado marítimo mundial".

El transporte marítimo de mercancías peligrosas continúa a día de hoy

Después de la catástrofe del Prestige se amplió el dispositivo de separación de tráfico de Finisterre, que conecta el Mar del Norte con el Mediterráneo y está considerado como la principal ruta de tráfico marítimo de toda Europa, incluido para las mercancías peligrosas. Según datos de Salvamento Marítimo, de enero a septiembre han pasado frente a estas costas unos 9.000 buques con este tipo de cargas, unos 25 barcos diarios.

La plataforma Nunca Máis, por su parte, señala que cada día pasan por la costa gallega 35 buques con mercancías peligrosas, 15 de ellos con banderas de conveniencia. Para ellos, esto supone un alto riesgo de accidentes ya que son barcos no sometidos a la legislación europea y, por tanto, reciben menos control.

El movimiento Nunca Máis nació como forma de protesta ante la gestión

Cuando sucedió la tragedia, se notó un fuerte contraste entre las imágenes de los pescadores y vecinos sacando el fuel del mar con sus propias manos y los mensajes que llegaban desde la gestión de las autoridades. Estos últimos sonaban desconectados de la realidad y en algunos casos minimizaron la catástrofe.

"No hay un riesgo inminente de que el barco se parta", decían desde el Gobierno durante el proceso para alejar el barco de las costas españolas. Un discurso que pronto descubrió estar equivocado: el Prestige se partió y se hundió a 250 kilómetros del Cabo de Finisterre.

¿Se gestionó bien el desastre del Prestige?

La ola de perplejidad e indignación ante esta situación desembocó en el nacimiento de Nunca Máis, una plataforma social cuyo objetivo era pedir responsabilidades políticas. Su papel en el juicio y en la investigación fue reconocido en la sentencia del Prestige.

Los trabajadores del mar recuerdan el desastre: "No tengo palabras"

Un sector que quedó gravemente afectado por el Prestige fue el de la pesca. De la noche a la mañana, 30.000 pescadores se quedaron sin su forma de vida y con la incertidumbre de no saber cuándo podrían volver a faenar. En unos ocho meses ya se había retomado la pesca, pero las consecuencias duraron bastante más. Dos años después, las capturas estaban aún un 25% por debajo de las cifras anteriores a la catástrofe, según la coordinadora de cofradías afectadas por el Prestige.

Los pescadores recuerdan a los que ayudaron a limpiar el crudo: "No hay palabras de agradecimiento"

Tres de esos trabajadores del mar, Elvira, mariscadora de Corcubión; María del Mar, percebeira de Muxía, y Roberto, patrón de Corme, han contado en TVE qué supuso para ellos el Prestige. "No tengo palabras para expresas las palabras y sentimientos de ese momento", cuenta María del Mar. "Así como se nos llenaron las playas de chapapote, se nos llenaron los pueblos de gente", agradece por su parte Roberto.

El largo periplo judicial

La instrucción por la catástrofe del Prestige duró 10 años y el juicio se extendió durante meses en la Audiencia de A Coruña. Hubo un solo condenado, el capitán Mangouras. En la sentencia definitiva, el Supremo lo condenó a dos años de cárcel por un delito medioambiental.

Ahora, la batalla judicial continúa en el Reino Unido, la sede de la aseguradora del Prestige. La empresa, condenada por la justicia española, inició en su día un procedimiento arbitral en Londres para intentar evitar el pago de la indemnización.

Por eso, el Gobierno de España la llevó ante el Tribunal Superior de Inglaterra y Gales, para exigir que se cumpla la sentencia. El juez británico consultó al Tribunal de Justicia de la Unión Europea qué hacer y éste falló que el laudo arbitral no puede bloquear el reconocimiento de la sentencia condenatoria en España.

Por tanto, ya solo queda que el Tribunal Superior ordene la ejecución del fallo y que la aseguradora indemnice al Estado español con 855 millones de euros, que es la cobertura máxima contemplada en la póliza del barco.

La marea blanca de voluntarios

La marea negra trajo también una marea de solidaridad llegada de toda España y de otros países de Europa. Hasta 300.000 mil voluntarios se enfundaron en monos blancos, guantes, botas y mascarillas para arrimar el hombro y recoger el chapapote que inundaba las playas gallegas. En total, se retiraron unas 90.000 toneladas de arena y crudo.

El desastre del Prestige trajo la solidaridad a las costas gallegas con la llegada de 300.000 voluntarios

En algunos pueblos llegó a duplicarse la población y en su honor se levantó un monumento llamado A Ferida (La herida). El trabajo era duro y peligroso, sobre todo al principio cuando no había ninguna protección. Dos meses después ya se había atendido a más de 1000 voluntarios por vómitos, irritaciones, dolores de cabeza o problemas respiratorios.

20 años después del Prestige todavía no hay un plan de acción pactado para actuar con eficacia en caso de nueva catástrofe, pero los gallegos tratan de pasar página de la tragedia. De lo que no quieren olvidarse es de los miles de voluntarios que simbolizaron la esperanza en este mar y estas costas.