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Los británicos y líderes de todo el mundo despiden a Isabel II y honran su "sentido del deber" en un funeral para la historia

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Reino Unido cierra una era con el funeral de Estado por Isabel II

Reino Unido ha cerrado una era con la despedida a la reina Isabel II en un solemne y majestuoso funeral de Estado celebrado en la abadía de Westminster, en Londres, después de diez días de constantes homenajes en todo el país.

El funeral de Estado y el entierro de la reina de Inglaterra en el Castillo de Windsor, donde se encuentran los restos mortales de sus padres y su marido -el duque de Edimburgo-, marcan el último adiós a la monarca. Durante la ceremonia en memoria de Isabel II, el deán de Westminster, David Hoyle, ha recordado el "sentido del deber" de la reina, en un funeral al que han acudido 2.000 personas, entre ellas líderes de todo el mundo y miembros de la realeza.

El nuevo rey, Carlos III, ha encabezado el cortejo fúnebre emocionado detrás del ataúd de su madre desde Westminster Hall hasta la abadía, en un funeral coreografiado minuto a minuto y que ha estado lleno de música tradicional religiosa y lecturas de la Biblia.

Traslado del ferétro de Isabel II a la abadía de Westminster

Tras casi cinco días de capilla ardiente en los que decenas de miles de personas han podido despedirse de la reina Isabel II, la sala ha cerrado este lunes a las 6:30 (hora local). El ataúd ha sido trasladado hasta la abadía de Westminster, donde estaban todos los invitados esperando, mientras que miles de personas se han puesto a ambos lados del recorrido del cortejo fúnebre en un ambiente de profundo silencio.

Se trata de uno de los mayores eventos que ha tenido lugar en Reino Unido, con la presencia en su capital de líderes de casi todos los países del mundo, entre ellos los reyes de España, Felipe VI y Letizia, así como el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el emperador de Japón, Naruhito, y el emir de Qatar, el jeque Tahim bin Hamad al Thani, entre otros.

Londres espera recibir hasta un millón de visitantes para esta ocasión histórica. La capital británica está prácticamente colapsada, con carreteras y puentes cerrados al tráfico, vuelos cancelados y una operación de seguridad sin precedentes.

La abadía de Westminster, testigo de su boda y su coronación

La propia reina Isabel II fue la que eligió la abadía de Westminster para celebrar su funeral, con el objetivo de facilitar una asistencia masiva. El templo ha sido testigo de su boda y de su coronación.

El rey Carlos III y sus tres hermanos, la princesa Ana y los príncipes Eduardo y Andrés, han caminado junto al féretro con rostro serio que muestra el impacto emocional de un momento tan solemne. Detrás de ellos caminaban los príncipes de Gales -el heredero al trono, Guillermo, y su mujer Kate- y dos de sus hijos, los príncipes Jorge y Carlota, así como el príncipe Enrique y Meghan. El ataúd ha permanecido cubierto con el Estandarte real, la corona imperial, el orbe real, el centro de oro y una corona de flores.

El funeral ha sido presidido por el deán de Westminster, David Hoyle, y el sermón lo ha dado el arzobispo de Canterbury, Justin Welby. "Aquí, donde la reina Isabel II se casó y se coronó, nos reunimos venidos de toda la nación, de la Commonwealth y de todas las naciones del mundo para llorar nuestra pérdida, recordar su larga vida de servicio desinteresado, y con confianza comprometerse a la gracia de Dios, nuestro creador y redentor", ha indicado el reverendo Hoyle, quien ha comenzado la ceremonia a las 11:00 hora local, según lo marcado por el protocolo.

Por su parte, el arzobispo de Canterbury ha pronunciado un sermón en el que ha citado a la cantante Dame Vera Lynn, diciendo "nos volveremos a encontrar", una frase utilizada por la propia reina en un discurso que ofreció a la nación al comienzo de la pandemia.

El féretro de Isabel II entra en la Abadía de Westminster - Ver ahora

Antes del servicio, la campana de la abadía ha sonado hasta 96 veces -una vez por cada año que vivió la reina- una vez por minuto, y mientras el ataúd de la reina es trasladado al templo, su coro ha cantado las Sentencias, cinco oraciones que han sido empleadas en todos los funerales de Estado desde principios del siglo XVIII.

La primera ministra británica, Liz Truss, quien lleva poco más de una semana en el cargo, también ha leído un texto religioso durante el funeral. En el oficio, el coro de la abadía ha interpretado diferentes piezas musicales y para marcar el fin del funeral, el gaitero del Real Regimiento de Escocia, Paul Burns, ha interpretado "Sleep, dearie, sleep". Después han sonado las campanas de la abadía de Westminster como es tradición.

El funeral en la abadía de Westminster y las procesiones en Londres se han proyectado en alrededor de 125 cines de Reino Unido, mientras que en algunas plazas, catedrales y parques se han instalado pantallas para seguir el evento. También se ha retransmitido en directo por la BBC, ITV y Sky.

En Westminster también se celebraron los funerales de la reina madre en 2002, y el de la princesa Diana, en 1997, a pesar de que ya no estaba casada en ese momento con el ahora rey de Inglaterra, Carlos III.

Por su parte, el funeral del príncipe Felipe, quien falleció en abril de 2021, se celebró en la capilla de San Jorge, en Windsor, pero se organizó una misa posterior en la abadía de Westminster, a la que acudió una solitaria reina debido a las restricciones de la pandemia.

Londres, colapsado por el funeral de la reina

Durante los últimos días, la capital británica ha sido una ciudad parcialmente paralizada debido a las masivas filas para entrar en la capilla ardiente. La Policía Metropolitana tiene asumido que el funeral de Estado celebrado este lunes será "el mayor evento único" a nivel de fuerzas de seguridad que se haya celebrado nunca en la capital.

Este lunes, las calles del centro de Londres se han despertado bloqueadas ante medidas de seguridad. Los autobuses han interrumpido sus rutas habituales y las estaciones de metro de Westminster, Saint James y Hyde Park Corner permanecen cerradas. Además, varias empresas han anunciado el cierre de tiendas y otros establecimientos este lunes, que ha sido declarado día festivo por orden del rey Carlos III.

El Gobierno ha llamado a todos los ciudadanos que lo deseen a acercarse a ver el cortejo fúnebre de Isabel II después de su funeral y apenas dos horas antes de que finalizara la ceremonia, las zonas reservadas para el público en las calles de Londres ya estaban completas.

El tráfico aéreo también ha sufrido incidencias por el funeral, que ha provocado que solo en el aeropuerto de Heathrow, uno de los más grandes de Europa, se hayan cancelado más de un centenar de vuelos.

Desde las salas VIP de los aeropuertos, parques, pubs y plazas de Reino Unido, la gente se ha reunido frente a grandes pantallas para ver el funeral de Estado de Isabel II. Las concurridas calles de Londres y otros pueblos a las afueras de la capital británica han quedado prácticamente en silencio.

Algunos mantenían la cabeza agachada, mientras otros se secaban las lágrimas cuando se despedían de la monarca que ha reinado durante los últimos 70 años.

Traslado al Castillo de Windsor

Antes del nuevo cortejo fúnebre hasta la abadía de Westminster, el funeral de Isabel II ha terminado con dos minutos de silencio que se harán en todo el país. Los miembros de la familia británica han acompañado el féretro caminando durante más de una hora -en un camino marcado por el silencio entre los ciudadanos que han acudido a ver el cortejo fúnebre- hasta el Arco de Wellington, donde esperaba el coche fúnebre para iniciar el traslado al Castillo de Windsor.

Con rostro serio los miembros de la familia real han observado cómo los marineros que han trasladado el ataúd de la reina por Londres se marchaban, mientras soldados portaban a hombros el féretro al interior del vehículo.

El convoy con el féretro de la reina ha abandonado el Arco de Wellington con el himno nacional de fondo y ha llegado a Windsor pasadas las 15:00 horas. A su llegada a Windsor, los restos de Isabel II han recorrido en procesión cerca de 5 kilómetros del camino conocido como 'Long Walk', una gran avenida que conduce al Castillo de Windsor. El féretro ha paseado por esta gran avenida mientras varias gaitas tocaban Skye Boat Song, mientras decenas de miles de personas mostraban sus respetos a la reina con un enorme silencio entre la multitud.

Desde primera hora de la mañana, decenas de personas han llegado a Windsor para conseguir la primera fila en el 'Long Walk'. Se espera que hasta 200.000 personas lleguen a la pequeña localidad al oeste de Londres.

Una vez en Windsor, ocho miembros de la Guardia Real han portado el féretro desde el coche fúnebre hasta el interior de la capilla de San Jorge seguidos por miembros de la familia real británica. La ceremonia ha comenzado con el canto del Salmo 121 y a continuación el coro ha cantado el Contakion ruso de los difuntos, el mismo que se cantó durante el funeral del duque de Edimburgo.

El deán de Windsor, David Conner, oficia el servicio religioso al que han asistido alrededor de 800 personas, la mayoría de las cuales no han estado presentes en el funeral en la abadía de Westminster. Gran parte de los asistentes son antiguos empleados o actuales de las diferentes propiedades de la reina, aunque también han acudido algunos políticos y miembros de la familia real. Durante la ceremonia se han retirado del féretro los símbolos del reinado: la corona, el orbe y el cetro.

El rey Carlos III ha colocado el color del campamento de la Compañía de la Reina de los Guardias de Granaderos en el ataúd, mientras el Lord Chamberlain ha roto su varita de oficio y la ha colocado sobre féretro. Poco después, el Gaitero del Soberano ha tocado una Lamentación desde la puerta entre la Capilla y el Claustro y ha caminado lentamente hasta abandonar la sala.

Por último, poniendo fin a los actos fúnebres de carácter público, el ataúd de la reina ha sido introducido en el Panteón Real. Tras escuchar el himno, 'God save the Queen', las autoridades han comenzado a abandonar la capilla.

Será la capilla Rey Jorge VI, en el mismo castillo, la que acogerá los restos mortales de la reina en un entierro que será de carácter privado. En esa misma capilla se encuentra el cuerpo de su marido, el duque de Edimburgo, y en el Castillo de Windsor también se hallan los restos mortales de los padres de la monarca británica.