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Elecciones Madrid 4M

El difícil equilibrio en campaña de Ayuso con Vox: cómo atacar a quien puedes necesitar

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Rocío Monasterio (i) e Isabel Díaz Ayuso en una imagen de archivo
Rocío Monasterio (i) e Isabel Díaz Ayuso en una imagen de archivo

"Yo no soy Vox". La presidenta de Madrid y candidata a la reelección, Isabel Díaz Ayuso, ha tenido que enfrentarse a estas preguntas decenas de veces durante la campaña, que este domingo llega a su fin: ¿Tendría problema en hacer un gobierno conjunto con Vox?, ¿considera a Vox ultraderecha?, ¿qué le parece que en otros países de Europa los partidos liberales hagan un cordón sanitario a partidos de ultraderecha?

Una y otra vez sus respuestas han sido las mismas. "Quiero gobernar sola para tener estabilidad", repite. La candidata ha llegado a decir que se ha sentido "presa" durante esta corta legislatura en la Asamblea de Madrid por tener que pactar medidas y limar asperezas constantes con el que fuera su socio de Gobierno- Ciudadanos- y el partido que apoyó dicha coalición- Vox-. Más con el primero que con el segundo.

La 'popular' tiene en mente ya el equipo de Gobierno que quiere para Madrid, tiene claro el número, pasando de los 13 consejeros actuales a 10, y sabe a quienes quiere en su Consejo, tal y como dijo esta semana en TVE.

Su anhelo es gobernar sola y contar desde un gobierno "monocolor" con fichajes de Ciudadanos y Vox, y de momento se resiste a hablar de gobierno en coalición con Rocío Monasterio. Pero una cosa son los deseos y otra la realidad electoral y, a falta de que los madrileños voten este próximo martes, todas las encuestas dicen que Ayuso ganaría con una amplia mayoría- su victoria y crecimiento de escaños es indiscutible en cada sondeo- pero que necesitaría al partido de Santiago Abascal para mantener el poder en Madrid, toda vez que Ciudadanos, también según las encuestas, desaparece del mapa en esta comunidad.

A Ayuso le gustaría ser Feijoo en Madrid- "salgo a por la mayoría absoluta", ha dicho en numerosas ocasiones- pero estas sumas ya solo están al alcance de muy pocos. En tiempos insólitos para conseguir gobernar solo, el presidente gallego gobierna con absoluta tranquilidad y se ha comido en su región a todo el espectro del centro derecha, objetivo con el que sueña la candidata para Madrid y el presidente del PP, Pablo Casado, para España. Pero Galicia no es Madrid y, aunque para Ayuso "Madrid es España", lo que pase en estas elecciones autonómicas puede no ser extrapolable a unos comicios generales.

Ayuso lanza críticas muy veladas a Vox

Así las cosas, durante la campaña, Ayuso ha tratado de pescar en ese caladero de votos de Vox con alguna crítica, siempre velada. En los mítines, Ayuso (y Casado cuando le acompaña), se vende como la candidata "centrada", "moderada", que huye de "radicalismos", en clara referencia a la formación de Abascal. Han dicho en varias ocasiones que el PP se aleja del "ruido" que generan "otros".

Pero los guiños vienen después: Ayuso reprocha a los partidos de izquierdas el 'cordón sanitario' que quieren imponer al partido de Monasterio y cree que Podemos es más "extremo" y "radical" que Vox. De este modo se niega a calificar a la formación como partido "ultra", algo que sí hace con el partido de Pablo Iglesias sin problemas, lo que le ha valido la crítica de Cs, que cree que no se puede hablar de "extremos buenos y extremos malos", y alerta de lo "peligroso" del camino iniciado por Ayuso aceptando a la formación.

La presidenta de Madrid pone distancia con Vox en algunas posiciones como la inmigración o la seguridad ciudadana, pero en otras dice sentirse "cómoda" con postulados que comparten, como en la bajada de impuestos.

Y Vox carga contra el PP, pero no contra Ayuso

Mucho más duras son las críticas de Vox hacia el PP, al que ha definido en esta campaña como "veleta azul", "derecha domesticada" y "perrito faldero de la izquierda". Abascal ha llegado a definir a Casado como "pato mareado" y ha acusado a los 'populares' de no atreverse a hacer "nada" cuando gobiernan.

Pero lo cierto es que Vox lanza duros reproches al PP como partido, pero pocos o ninguno a la figura de Ayuso. Es más, Monasterio ha tenido numerosos guiños también con la candidata 'popular' para decir que sin Ciudadanos en la ecuación, si finalmente no entra al Parlamento madrileño, se entenderán mejor los dos partidos solos. Su mano tendida a gobernar con Ayuso es clara y manifiesta, aunque haya dicho, eso sí, que no le dará un "cheque en blanco". Durante varias ocasiones Monasterio ha pedido a Ayuso que sea clara y diga si quiere o no gobernar con Vox.

Monasterio nunca ha ocultado su mala relación con el exvicepresidente en Madrid, Ignacio Aguado, a quien llegó a calificar como "infiltrado de Sánchez en el Gobierno de Ayuso" y se muestra encantada ante la dependencia que pueda tener el PP de Madrid exclusivamente de Vox para mantener la joya de la Corona. El partido de Abascal puede tocar poder por primera vez en una comunidad y entrar por la puerta grande que supondría la de Madrid.

El viaje del "no queremos ser como usted" a depender de Vox

Más allá de las cuentas que tenga que hacer Ayuso en Madrid, si finalmente PP y Vox se abren a negociar un gobierno en coalición en una comunidad que lo marca todo en política nacional, necesariamente Casado deberá replantear su relación con Abascal, con el que rompió en la moción de censura fallida a Pedro Sánchez de hace tan solo medio año.

En el momento en el que Casado le espetó en el Congreso de los Diputados ese "no queremos ser como usted", el líder del PP ni se imaginaba que meses después podría necesitar sí o sí a Abascal para amarrar Madrid. En el discurso más duro que se recuerda de Casado contra Abascal cargó contra sus "desvaríos estrambóticos" y definió a Vox como "sueño del nacionalismo". "Hasta aquí hemos llegado", dijo Casado ante un sorprendido Abascal, que le reprochó su actitud. Esa intervención marcó un antes y un después en su relación, y ahora tendrán que ver hasta dónde llegan en Madrid si finalmente Ayuso no puede gobernar sola. La 'popular' no tendría otra opción, si Cs queda fuera. Es Vox o Vox.

¿Y un cordón sanitario para evitar a Vox en el Gobierno?

En los últimos días de campaña el candidato del PSOE, Ángel Gabilondo, ha contestado con un claro "ni con Vox ni con el PP" cuando le han preguntado por la posibilidad de ejecutar ese cordón sanitario contra Vox nada menos que con una abstención en una investidura de Ayuso, permitiendo a la 'popular' seguir gobernando, pero cerrando el paso en seco a Vox.

Ese órdago se lo ha llegado a lanzar la propia Ayuso esta semana a Gabilondo: "Tanto dice el PSOE que viene la ultraderecha. Si tanto quiere la izquierda y el PSOE que no salga Vox, que me voten a mí", dijo, aunque luego matizó que con quien no quiere acordar "nada" es con el "partido del desastre", en referencia al PSOE.

Tanto para Gabilondo como para el resto de candidatos de la izquierda, Mónica García (Más Madrid) y Pablo Iglesias (Unidas Podemos) PP y Vox son "lo mismo". Y en su opinión, el único objetivo de Ayuso al convocar unas "innesarias", dicen, elecciones fue cambiar de socio y pasar de ir de la mano de Cs a la de Vox.

El bloque de la izquierda tiene la esperanza de que haya un vuelco y los tres partidos puedan sumar y gobernar en la Comunidad de Madrid, pero si no es así lo tienen claro: Ayuso bailará con Vox.