Enlaces accesibilidad
Coronavirus

Ahorrar hoy para vivir mañana: el confinamiento y la incertidumbre elevan el ahorro a máximos históricos

Por
Una buena parte de los hogares españoles que conservaban su trabajo durante el confinamiento ingresó más de lo que gastó.
Una buena parte de los hogares españoles que conservaban su trabajo durante el confinamiento ingresó más de lo que gastó.

Los españoles hemos hecho más de hormiga que de cigarra desde que el coronavirus irrumpió en nuestras vidas. La imposibilidad de consumir muchos bienes y servicios debido a las medidas de confinamiento y la incertidumbre provocada por la evolución de la pandemia, ante la posibilidad de perder el empleo, han repercutido de forma positiva en el bolsillo de los hogares, que han alcanzado una cifra récord de ahorro en el segundo trimestre del año.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de ahorro se ha situado en el 22,5 % de la renta disponible entre los meses de abril a junio, alcanzando los 60.204 millones de euros, frente a los 36.856 millones de euros del segundo trimestre de 2019. La cifra supera en más de diez puntos a la máxima registrada, que fue de 12,1 % y se logró durante el segundo trimestre de 2009, a raíz de la anterior crisis económica.

Así, mientras que la destrucción de empleo alcanzaba cifras máximas y los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) desbordaban las oficinas laborales, una buena parte de los hogares que conservaban su trabajo ingresó más de lo que gastó.

Durante este periodo, que coincide con el estado de alarma en vigor, los ingresos se recortaron un 8,8 %, hasta los 193.460 millones de euros, después de que la remuneración a cobrar por los asalariados se redujera un 14 %. Sin embargo, los gastos cayeron incluso más: hasta los 133.222 millones de euros, un 23,9 % menos.

El confinamiento eleva el ahorro de las familias a máximos históricos

En esta tesitura de encuentra Ana Martín, de 29 años. Esta consultora financiera asegura sentirse “muy afortunada” por poder trabajar en los tiempos que corren. “Y más en lo que me gusta”, nos cuenta. A principios de año recibió una mejora salarial y, tras la puesta en marcha del estado de alarma, trasladó su despacho en una conocida multinacional del centro de Madrid al salón de su casa. “Ya no pagó transporte, apenas me compro ropa, ni me maquillo. Además, he reducido muchísimo mis encuentros sociales por el miedo al contagio y de viajar ya ni hablamos… hace prácticamente un año que no me subo a un avión”, nos explica.

Todo eso me ha permitido ahorrar más que nunca

Martín tenía planeado un viaje a Cuba en Semana Santa con su pareja, que tuvo que cancelar, y este verano las vacaciones las ha pasado en casa de sus padres, en Alicante, lo que también ha supuesto un buen respiro para sus finanzas personales. “Todo eso me ha permitido ahorrar más que nunca”, afirma.

El ahorro “forzoso” y el ahorro “del miedo”

Lo cierto es que el de nuestra entrevistada no es un caso aislado en estos tiempos. Según el Banco de España, los depósitos de los hogares españoles aumentaron en 2.700 millones de euros en octubre, un nivel sin precedentes que triplica la cifra registrada en el mes anterior. En cifras absolutas, el volumen de estos productos financieros cerró octubre en 896.700 millones de euros, un 0,30 % más que al finalizar septiembre, cuando creció un 0,08 %, equivalente a 800 millones de euros.

Se trata de un nuevo tipo de ahorro, desconocido hasta ahora, que podríamos llamar ‘ahorro forzoso’”, asegura la economista sénior de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), María Jesús Fernández, “ya que es el resultado, no de una decisión deliberada de los ciudadanos de contener su gasto, sino de la imposibilidad material de consumir debido al confinamiento y al cierre de numerosos servicios”.

A su juicio, la tasa de ahorro descenderá en los próximos trimestres, puesto que, aunque sea con restricciones, los negocios han reabierto y los ciudadanos han recuperado la movilidad, lo que les permite volver a gastar. No obstante, advierte, “se mantendrá en niveles más elevados que antes de la pandemia, porque ahora, con lo que nos vamos a encontrar de nuevo -como ya pasó en la anterior crisis económica-, es con el ahorro ‘del miedo’, ante la prolongación de la crisis y los daños permanentes al empleo que esta ya está causando”.

La paradoja de la pandemia

En esta situación se encuentra Rubén Gracia, de 22 años. Este estudiante de Periodismo se vio obligado a dejar sus prácticas universitarias a mediados de marzo por culpa de la pandemia. Tras más de cinco meses buscando empleo, en septiembre comenzó a trabajar como repartidor en una cadena de comida rápida. “No me ha quedado otra alternativa”, nos cuenta.

Si vuelven a endurecer las restricciones, soy el primero que se va a la calle

Al vivir en casa de sus padres, y haber reducido a la mínima sus relaciones sociales, consigue ahorrar prácticamente todo su sueldo, algo que le tranquiliza porque, asegura, no sabe “qué pasará mañana”: “Si vuelven a endurecer las medidas para frenar los contagios, soy el primero que se va a la calle”, lamenta.

Es una de las paradojas de la pandemia. Por un lado, se encuentran aquellos que han perdido poder adquisitivo y no podrán gastar más allá de sus necesidades porque, sencillamente, no pueden. Por otro, casos como los de Beatriz, que habiendo aumentado sus ingresos estos meses, las restricciones impuestas le impiden gastar todo lo que le gustaría. Y, por último, el de Rubén, que a pesar de tener un sueldo y poder afrontar gastos, prefiere ahorrarlo ante la incertidumbre del mercado laboral.

Según el Doctor en Economía y docente de la Facultad de Empresa de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Fernando Maristany, todo ello desemboca en una profunda desigualdad. Así, mientras que una parte de la sociedad continuará engordando sus finanzas personales durante los próximos meses, otra continuará apretándose el cinturón hasta que la situación revierta. “Las pandemias generan miedos sostenidos, que dejan una profunda herida en la sociedad, alterando la relación entre inversión y ahorro”, destaca el profesor.

Y es que una de las características de esta crisis, tal como constata el estudio de Funcas ‘Impacto social de la pandemia en España’, es la asimetría de su impacto. La pérdida de ingresos se concentra en los estratos de menor renta, más asociados a las actividades que no se han podido realizar durante el confinamiento y a los sectores, como el turístico, con mayores dificultades para reanudar su actividad.

El aumento en la desigualdad se ha mitigado por los ERTE y otras medidas implementadas para compensar la caída de la actividad, de forma que, de momento, el impacto es menos significativo de lo que se podía temer en comparación con crisis anteriores y teniendo en cuenta la magnitud sin precedentes del shock, detalla el informe. Sin embargo, la cobertura de las medidas de prevención y contención de la crisis está sujeta a condiciones que limitan su universalidad y no han podido evitar que aumente la pobreza efectiva en algunos colectivos.

¿Hay solución?

Los expertos consultados coinciden en que todo dependerá de su duración. “Si la crisis fuese de corta duración, ese ahorro ‘forzoso’ podría tener incluso algún efecto benéfico sobre la economía, ya que ayudaría a los hogares a reducir su endeudamiento y mejoraría su solvencia”, asegura Fernández, quien cree que, si se prolonga, va a suponer una caída estructural de la actividad económica y del empleo.

“En cuanto al ahorro ‘del miedo’ en el cual nos instalaremos a partir de ahora, su impacto económico será inevitablemente negativo, ya que como sucede en toda crisis económica –especialmente en el caso de España–, a corto plazo este ahorro contribuye a reforzar la dinámica de la crisis”, destaca.

No obstante, señala que no hay que confundir el impacto negativo a corto plazo de ese ahorro coyuntural ‘del miedo’, con el efecto económico a largo plazo de mantener una tasa de ahorro elevada de forma permanente o estructural. En este sentido, explica, ”es perfectamente sostenible una economía con un ahorro elevado. Es más: no solo es sostenible, sino que es más sano”.

Fabricantes y distribuidores preven una Navidad con menos gasto en regalos, comida y juguentes

Según las previsiones de otoño de la Comisión Europea, la caída del consumo este año irá seguida por un repunte relativamente fuerte el próximo año, “ya que los hogares liberarán gradualmente los ahorros acumulados y ajustarán sus patrones de gasto a la realidad de la pandemia”. Sin embargo, recalca, se prevé que el crecimiento del consumo privado se moderará en 2022, "en gran parte debido a la persistente incertidumbre sobre las perspectivas de empleo e ingresos, que mantendrán elevados los ahorros preventivos”.

Si la vacuna no funciona, la crisis se va a eternizar

Para el profesor Maristany, hay razones para un “cierto optimismo” gracias a la llegada de las vacunas por parte de la Unión Europea, de los que España recibirá 72.000 millones de euros en ayudas directas. No obstante, advierte, “si la vacuna no funciona, la crisis se va a eternizar”. Asimismo, y en su opinión, “si el Gobierno no gestiona bien los fondos, si la gente desconfía en cómo los va a gestionar y si no hay una máxima transparencia, la gente dejará de consumir”.

Lo que hay que hacer es cruzar los dedos para que la vacuna funcione y que el Gobierno sea muy transparente. Así se creará la suficiente confianza para minimizar el problema”, concluye.