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Muere Jorge Martínez a los 70 años, líder de Ilegales y figura clave del punk-rock español

  • Durante más de cuatro décadas, el compositor fue pródigo en canciones descarnadas llenas de finura
  • El grupo asturiano había cancelado su gira en septiembre por el anuncio de su cáncer
Muere Jorge Martínez a los 70 años: el líder de Ilegales y figura clave en el punk español
El cantante y guitarrista de Ilegales, Jorge Martínez, durante un concierto en Madrid en 2023
JAVIER VILLUENDAS

El líder de Ilegales, Jorge Martínez (también conocido como Jorge Ilegal; Avilés, 1955), ha muerto este nueve de diciembre a los 70 años debido al cáncer de páncreas que padecía que fue anunciado en septiembre, y por el que paralizaron la gira de presentación de su último y decimotercer disco Joven y arrogante. Ha fallecido en el Hospital Central de Asturias, donde estaba ingresado desde hace días.

El mundo del rock y del punk está de luto en España por uno de los personajes más afilados y entrañables del panorama musical, Jorge Ilegal, de físico imponente y con ese cráneo impoluto, y autor de una discografía imprescindible que comenzó a principios de los 80 paralela al agujero negro conocido como Movida madrileña, y cuyos grupos en casi todos los casos palidecían ante la energía y la evocación (o provocación) de las brillantes letras de Jorge Ilegal.

“Con gran pesar debemos anunciar que todos los conciertos previstos de Ilegales quedan cancelados por un tiempo indefinido debido a problemas de salud que afectan a Jorge Martínez, vocalista, guitarrista y líder de la banda. En los últimos días, la situación se ha complicado más, lo que obliga a detener por completo la actividad en directo para que Jorge pueda someterse a un tratamiento contra un cáncer. La decisión, tan difícil como inevitable, responde únicamente a la necesidad de que Jorge dedique todas sus energías a recuperarse”, comunicaba la banda asturiana entonces.

Portada de Ilegales

Portada del disco de Ilegales "Yo soy quién espía los juegos de los niños". Ouka Lele

Durante más de cuatro décadas de exitosa carrera y de rotundos conciertos en todas sus épocas, no hay tantos grupos en España que puedan firmar este triunfo profesional, Jorge Ilegal fue un pródigo hacedor de canciones descarnadas que se convirtieron en inolvidables clásicos del punk-rock español, como “Tiempos nuevos, tiempos Salvajes” o “Yo soy quien espía los juegos de los niños”, de su fulgurante álbum debut en 1982, con aquella portada tan icónica de Ouka Leele con un señor encorbatado apuntándose con una pistola la sien.

Cuatro décadas de éxito y "punk bien tocado"

Y siguió dejando un rastro ingente de perlas singulares como “Chicos pálidos para la Máquina”, “Ángel exterminador”, “El norte está lleno de frío”... y así podríamos seguir largo rato porque la primera década de Ilegales es de una excelencia sin par en su suerte de punk-rock vibrante y austero de elementos en contraposición a lo barroco, algunas veces distorsionado y siempre con pegada rítmica, y a veces también con sugerentes arpegios glaciales a través de pedales flanger o delay. Sin, por supuesto, dejar de mentar la eminencia técnica de Martínez a la guitarra, con solos que cortaban los tímpanos. Se llegó a definir a la banda como “punk bien tocado”.

La crudeza lírica era y es la gran marca de la casa Ilegal, solo hace falta mirar los títulos de sus discos para averiguar también su evidente finura: Agotados de esperar el fin, Todos están muertos, Chicos pálidos para la máquina, Regreso al sexo químicamente puro… Aunque también se hizo famoso por hacer el cafre con gracia, con, por ejemplo, su hit "Soy un macarra" (“Soy un macarra. Soy un hortera. Voy a toda hostia por la carretera”), la de "Caramelos podridos" sobre ir beodísimo o aquel "Heil Hitler!", hoy impublicable, una provocación para forzar todos los límites (“Hippies, no me gustan los hippies. Hay una cosa que se llama jabón mata los piojos y te quita el olor… ¡Heil Hitler!... Nazis, simpáticos los nazis. Conozco muchos nazis. En la noche alemana, los judíos rezan… ¡Heil Hitler!”) que tanto escándalo causó, incluso en Alemania. "Es una canción que se ha tomado demasiado en serio. Era un listado de cosas que les podían molestar a los hippies, porque compartíamos local con ellos. Los nazis, ponlos. El jamón, ponlo. Hitler les cae muy mal, ponlo. Los rockers... Y la tocamos creando la reacción esperada porque eran gente muy estúpida y entraron inmediatamente al trapo", explicaba Martínez en un vídeo ya en 2011.

Macarra, juerguista y tertuliano televisivo

En sus inicios, Jorge Ilegal cultivó una imagen pública, que le encantaba trasmitir con gracejo, de alguien violento, problemático, puesto hasta arriba de alcohol y que iba por las calles de Gijón con un stick de hockey para amedrentar o defenderse de algunos enemigos, como un proxeneta-camello, que se la tenían jurada. Un hombre entonces al que, primero en Asturias y después en Madrid, como se recordaba en Imprescindibles, se le conocía por su carácter "macarra, matón, pendenciero, juerguista, follador-vividor" y por este atrevimiento que le hace imperecedero, acompañado claro de su talento. En este sentido, el Zurdo, que no regala los oídos a nadie, y experto en aquella época al escribir incluso una crónica en primera persona llamada "Música moderna", dictaminó: "Me parece que por letras, música y arreglos, lo más cercano al genio es Jorge Martínez. Lo más grande que ha dado la Movida y la Para-Movida han sido Ilegales".

Atención Obras - Entrevista a Jorge Martínez, el cantante de Ilegales

Este temperamento arrojado al extremo, que le llevó incluso a pegarle un puñetazo a Jaime Urrutia de Gabinete Caligari, marcó su aparición televisiva más conocida, que aún hoy es historia de la Televisión Española. Era 1987 y el programa ¡Qué noche la de aquel año!, dirigido y presentado por Miguel Ríos, "lo veían a lo mejor 15 millones de personas", explicaba el artista en Imprescindibles. Y sigue, sabiendo lo que quería el público: "Si una gente se hace llamar Ilegales se van a cagar en tu puta madre, eso es lo que están esperando. Epatar, pegarte un golpe en la barriga". Y ahí, en directo, mientras cantaba "Problema Sexual" y fijaba sus ojos superlativamente abiertos en la cámara, pronunció: “Señora, si no le gusta mi careto, cambie de canal”. Repercusión máxima instantánea, claro.

Aparte de su valiosa singladura musical, hay que recordar su faceta como entrevistado memorable, de los que dejan huella. Tenía sentido del espectáculo, vaya. Como en aquella entrevista en Lo + Plus en donde se puso cuernos de demonio y sacó a relucir su talento para la narración de anécdotas, un artista que dado su proverbial ingenio de ‘pico de oro’ y capacidad para ‘hacer subir el pan’ al hablar llegó también a participar de manera constante en tertulias televisivas en los 90 como en Moros y cristianos, y que algún crítico musical llegó a considerar que le perjudicó: “Puede ser, pero me divertía. Pero tienen razón. Me daban una pasta, pero me cansé. Un día me sentí muy triste, estaba en Canal Sur y estaba Paquita Rico y Lauren Postigo. Y podía decirles cosas que se merecen que se las pongan en la cara, realmente hirientes. Pero, de repente, sentí como una compasión repulsiva y dije 'no vuelvo más a estas mierdas'”, explicó en ABC.

Juvenal y Virgilio, sus referentes

En el documental que le dedicaron, “Mi vida entre las hormigas” (2017), de Chema Veiga y Juan Moya, sin embargo, Martínez no aparece como el aterrador monstruito que gustaba mostrar sino como un hombre lúcido, profundo, de verbo lacerante y hasta solitario que también era, recluyéndose habitualmente él solo en su casa de Bolgues, una enorme residencia destartalada en este pueblo. Sobre esta soledad confesó: “No estoy solo en absoluto. Pero la soledad es un bien muy preciado, y para estar acompañado y para sentir la compañía, es necesaria la distancia. Igual que cuando ves un cuadro en un museo, sobre todo los impresionistas. O el mismo Velázquez. Si no lo ves a una cierta distancia no aprecias la obra en su conjunto, no entiendes las cosas. Y luego hay que ser valiente y sincero con uno mismo. Cuando lo eres, y es lo más difícil ser sincero con uno mismo, lo eres con los demás con mucha facilidad”.

Jorge Martínez, con Ilegales, durante la actuación en Madrid en 1988 EFE / San Alberto

Cuando se produjo la cancelación de la gira por el cáncer, no fueron pocos los músicos que le animaron públicamente expresando que si con alguien nada tenía que hacer esta enfermedad era con él. Un tipo duro. Y nunca podrá con un cancionero ya eterno y depurado hasta el hueso de su poética y punzante inventiva. Así cantaba: “Saber vivir es ir hacia la muerte, alegre y despreocupado, como si fueras a la muerte de otro". O como reflexionó en aquel Imprescindibles: "Sé que se acerca la última aventura y está ya la eterna noche solitaria. Pero quién tiene miedo a la muerte después de haber vivido". Y sin envejecer mal, como los clásicos de la antigua Roma que tanto amaba y bebía, Juvenal o Virgilio, de quienes decía que eran lo más punk. Como él.