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Test ELISA, AZT y asintomáticos: bulos que vinculan el SIDA con la COVID-19

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Mensaje que compara el SIDA con la COVID 19 mediante falsedades.
Mensaje que compara el SIDA con la COVID 19 mediante falsedades.

Un texto compartido en redes de mensajería compara presuntos errores sanitarios cometidos en los años 80 contra el SIDA con los que estarían dando ante la COVID-19. Contiene bulos ya conocidos del movimiento negacionista, sobre todo relacionados con los “test Elisa”, el tratamiento con AZT y los asintomáticos.

El mensaje, que ha llegado al Whatsapp de consulta de RTVE y se mueve desde hace tiempo en canales de Telegram, afirma ser un “bombazo” y advierte: “Algo muy grave está a punto de suceder si no lo evitamos”. Narra que en los 80 apareció el SIDA como una nueva enfermedad, que millones de personas realizaron un test milagroso “por si acaso”, que algunas perfectamente sanas dieron positivo en ese “test de ELISA” y que recibieron un tratamiento con AZT. Según el texto, murieron “todas sin excepción”: “A los dos o tres años se supo que lo que las mató, fue el AZT y no una "nueva enfermedad llamada SIDA"”.

El texto muestra que hay una línea de continuidad en el movimiento negacionista, que tiene décadas de existencia. Ya se manifestó con la aparición del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), el que provoca la enfermedad o síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). Entonces se decía también que el virus no existía, que algunos medicamentos utilizados contra él eran los que mataban a las personas y que los test para detectar la enfermedad eran fallidos. Los negacionistas del VIH también insistían en que el virus no se había podido mostrar o fotografiar. Pero hay numerosas capturas de él y de los daños que provoca. Algunas pueden verse en esta publicación del blog La ciencia y sus demonios.

Imágenes del VIH en el blog

Imágenes del VIH en el blog "La ciencia y sus demonios". Verifica RTVE

Hemos hablado con dos especialistas que insisten en lo artificial de comparar SIDA y COVID-19, muy diferentes entre sí, y en la necesidad de observar a la ciencia con perspectiva histórica, entendiendo que algunos medicamentos y tratamientos se sustituyen porque aparecen otros mejores conforme avanza el saber. Ambos expertos creen que los grupos que echan a rodar bulos sobre el VIH y el SARS-CoV-2 utilizan esta técnica: parten de una verdad parcial (un medicamento que no era todavía tan avanzado como se hubiera querido, por ejemplo) para convencer de una mentira (nos engañan y las soluciones que nos ofrecen ahora tampoco sirven).

“Este tipo de comparaciones no pueden hacerse, están fuera de lugar”, dice Luis Menéndez-Arias, experto en los mecanismos de del VIH e investigador del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa del CSIC. “No tiene nada que ver una enfermedad con la otra”, explica Ramón Espacio, presidente de la Coordinadora Estatal de VIH y SIDA (CESIDA), que engloba a 74 organizaciones vinculadas a esta enfermedad en España.

Test ELISA

Los test ELISA (acrónimo del inglés Enzyme-linked Immunosorbent Assayson, ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas) utilizan un análisis de sangre para detectar posibles anticuerpos producidos por contacto con un virus (es decir, revelan si ya se ha desencadenado una reacción inmunológica porque ese virus se ha tenido). Son básicamente el mismo tipo de prueba que los actuales test serológicos (empleados para detectar el virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19), aunque puede haber diferencias técnicas. Tanto estas pruebas como las llamadas PCR son objeto frecuente de bulos por parte de personas que niegan la existencia de la pandemia actual.

Espacio respalda la eficiencia de los test ELISA, en los años 80 y ahora: “En general es la misma técnica, que se especifica para cada tipo de anticuerpos. Se lleva utilizando muchos años, está masivamente probada en todo tipo de patologías. La afirmación que da a entender que el ELISA no servía para nada no sé de dónde la han sacado”.

Menéndez-Arias explica: “Son el mismo tipo de test, aunque puede haber diferencias técnicas en función de aspectos como la sensibilidad o la proteína que se busca detectar. Con los años los ensayos se han ido realizando cada vez mejor, es una cuestión de optimización. Pero siempre han cumplido unos estándares de calidad, tanto cuando empezaron como ahora”.

AZT

En cuanto al AZT, es el primer fármaco utilizado contra el VIH. Este fragmento de 1987 recoge cómo trató RTVE su implantación en España . Con el tiempo dio paso a mejores tratamientos, sobre todo después de que un estudio científico, el Concorde, confirmase que su eficacia era solo temporal, y que no evitaba la progresión última al SIDA. Usuarios que niegan la existencia del VIH difunden hace años bulos sobre esta cuestión, como que dicho informe demostró que el propio AZT provocaba el SIDA o que este tratamiento mataba a las personas.

“Hay que tener en cuenta -recuerda Menéndez-Arias-que el SIDA apareció en 1981, sólo en el 83 se supo que lo provocaba un retrovirus [virus constituidos por genoma ARN en lugar de ADN] y sólo en el 87 se llegó a una primera terapia, que fue la AZT. Era lo único que había para dar a los pacientes. Funcionaba durante un tiempo pero luego el virus se hacía resistente y lo dejaba sin efecto. Hasta el año 87 la gente moría “sin” medicamentos. Entre los años 87 y 95 la gente moría “a pesar” de los medicamentos. Afortunadamente a los cuatro o cinco años se pudo llegar a combinaciones de más fármacos, que fue la clave para reducir la mortalidad. Pero el AZT nunca ha llegado a descatalogarse por nocivo”.

Espacio reconoce que el informe Concorde fue un mazazo, porque había muchas esperanzas puestas en el AZT, pero subraya el valor de este: “Primero se aplicó en monoterapia. Luego aparecieron medicamentos mejores, con menos efectos secundarios, con menor toxicidad, y ahora sabemos que la terapia del VIH es una terapia combinada. Se tienen que dar varios fármacos en todo el ciclo para atacar distintas dianas. Pero eso no quiere decir que el AZT no sirviera para nada. Se siguió utilizando muchos años de modo combinado. Es mentira que todos los que lo tomaron murieran sin excepción”.

Seropositivos y asintomáticos

El mensaje que ha llegado al Whatsapp de VerificaRTVE asegura que en 1987 “llamaban SEROPOSITIVOS a aquellos que daban POSITIVO en el TEST de ELISA, pero no presentaban síntomas de tener ninguna enfermedad. En 2020 a estos, comienzan a llamarlos ASINTOMÁTICOS”. El texto prosigue: “Más tarde les INCITARÁN (seguramente OBLIGARÁN a todos) a inyectarse la VACUNA cuando esté lista”, y se sugiere que es el mismo “lavado de cerebro” y que se intenta “otro genocidio”.

De acuerdo a los negacionistas, los asintomáticos del coronavirus no contagian o incluso no existen y son sólo una excusa para justificar fallos en el diagnóstico de las pruebas PCR. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los asintomáticos sí existen. Como te hemos explicado aquí, pueden ser personas que están en los primeros días de contagio del SARS-CoV-2 y aún no han desarrollado los síntomas o personas que nunca llegan a mostrarlos, pero que sí están infectados y pueden contagiar.

“Cuando se critican las PCR actuales -dice Menéndez-Arias- puede ser porque se dan situaciones como que por las distintas cargas víricas de la COVID-19 que hay en cada persona en algún caso el positivo no quede claro, por lo que hay que volverlas a repetir. Pero de nuevo esto no quiere decir que el sistema no sea válido”.

En palabras de Menéndez-Arias, ser seropositivo es una cosa muy diferente: “En el caso de la COVID-19, el contagio y la enfermedad derivada son muy rápidos. Sin embargo, ser seropositivo quiere decir que uno ha estado en contacto con el virus y se ha infectado. Lo normal es que si no recibes tratamiento antirretroviral desarrolles el SIDA, pero tardas años”. Espacio lo corrobora: “Cerca de un 98% acabará desarrollando el síndrome, pero no es inmediato. El virus va debilitando el sistema inmunológico en un periodo que puede ir de los dos años (las personas llamadas “progresores rápidos”) a los ocho o diez. Hoy en día casi nadie llega a ya a una fase extrema de SIDA porque el tema se diagnostica y se trata adecuadamente, evitando que enfermedades como la tuberculosis aprovechen la debilidad extrema del sistema inmune y provoquen un desenlace fatal”.

El texto compartido en redes alaba a un médico que ha sobrevivido por no tomar AZT. Para Espacio, “quizá este señor es un no progresor. Pero he visto a muchas personas queridas morirse de SIDA y mientras tanto hay iluminados que acaban vendiéndote un tratamiento sobre una enfermedad que se supone que no existe”. El autor del texto es un conocido negacionista del VIH y de la COVID-19. “Los únicos brotes que hay en pleno agosto son brotes psicóticos. Está todo en vuestra cabeza”, defiende. Y pide que se le siga en su canal. El texto que ha difundido a través de las redes sociales y que ha llegado a VerificaRTVE no se sostiene científicamente.